“Todos los animales son iguales, pero
algunos son más iguales que otros”, esta famosa frase de George Orwell en su libro
“Rebelión en la granja”, describe perfectamente lo que ocurre en los
campamentos de Tinduf con los privilegiados dirigentes del Frente Polisario.
Las principales causas de que
el conflicto artificial en el Sáhara marroquí se prolongue en el tiempo son los
intereses geopolíticos de hegemonía en el Magreb de Argelia y la negativa de
los aprovechados dirigentes del Frente Polisario a renunciar a sus privilegios
y lucrativos negocios ilegales con la ayuda humanitaria.
Pero de todos los ambiciosos
dirigentes polisarios que se aprovechan de la miseria de sus hermanos recluidos
a la fuerza por décadas en los miserables campamentos de la lahmada argelina
los peores son aquellos que se pavonean por los foros internacionales y las
cancillerías de sus aliados simulando el falso rol de “diplomáticos” de
la inexistente República Democrática Árabe Saharaui.
En especial, aquellos que
habitualmente circulan por los pasillos de la 4ta. Comisión de Naciones Unidas
en Nueva York, el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra o la Unión Africana en
Addis Abeba. Un conjunto de privilegiados que asistían a las deliberaciones con
documentación apócrifa, ocultos entre los miembros de las delegaciones de
Argelia, Venezuela o Cuba.
Sidi Mohamed Omar es un
saharaui muy particular porque su tribu es originaria de Mali y no del Sáhara
marroquí como el pretende. Ha vivido muy poco en los campamentos de Tinduf
porque ha pasado largos períodos en el extranjeros, realizando estudios en
Siria y España. Precisamente, su familia vive desde hace tiempo en España donde
tiene una buena calidad de vida y educación de excelencia para sus hijos y no
en los miserables campamentos de Tinduf donde no hay agua ni cloacas y el suelo
se encuentra contaminado con todo tipo de desechos. Rara vez Sidi Mohamed
visita esa inhóspita tierra abandonada de Dios.
Sidi Mohamed prefiere vestir costoso
trajes y corbatas que exhibe en los mejores restaurantes y hoteles de Manhattan
o en las fotografías que suele tomarse con dirigentes afines al grupo
separatista. Ese rumboso estilo de vida se financia con los aportes de
organizaciones humanitarias que creen estar luchando contra el hambre y la
miseria de una población retenida en Argelia para justificar la existencia del
Frente Polisario y asegurar el flujo de ayuda humanitaria desde Europa.
En los escasos períodos en que
no ha ocupado cargos en el Frente Polisario, Sidi Mohammed se ha procurado
algún cargo docente en la UNESCO o como “profesor invitado” en alguna
universidad catalana. Todo ello para no tener que radicarse en los campamentos
argelinos. Es evidente que no resiste la vida en esos campamentos y con sus
hermanos saharauis.
Es decir que la “sufrida
vida” de este “dirigentes de saharauis refugiados” transcurre entre
Nueva York, Ginebra y España, siempre alojado en lujosos hoteles, comiendo en
restaurantes de categoría y vistiendo la mejor ropa de marca. Todos ellos
cuentan con propiedades en Europa y envían a sus hijos a los mejores colegios y
universidades extranjeras.
Resulta evidente que ni Sidi
Mohamed ni otros dirigentes polisario tan afortunados como él nunca trabajarán
para encontrar una solución justa, realista y posible en el conflicto
artificial del Sáhara, como los es la Propuesta para la Negociación de un
Estatuto de Autonomía para la región del Sáhara presentada en 2007 por el Reino
de Marruecos.
Si el diferendo del Sáhara se
solucionase esa clase de funcionarios parasitarios se quedarían rápidamente sin
sus privilegios y empleo y deberían ganarse la vida como cualquier persona,
algo que no parecen dispuestos a aceptar.
Retomando la ingeniosa frase
de George Orwell podríamos decir que “todos los separatistas saharauis son
iguales, pero algunos saharauis son más iguales que otros”. Y Sidi Mohamed
Omar es uno de las más iguales entre los iguales.
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