Los políticos peronistas han aprendido que
en política la mentira “garpa”[i] y
saben cómo aprovecharla.
En una
oportunidad, allá por los gloriosos noventa de “pizza con champán” del
menemismo, en uno de los mentideros de la política, me contaron un historia
para explicarme la importancia de la mentira en la política.
Si la
memoria me ayuda podré compartirla con el amigo lector.
En un
pueblo perdido de las “pampas chatas”, de cuyo nombre no quiero
acordarme, falleció el anciano intendente. Un caudillo local honrado y muy
querido por los vecinos, que había sabido controlar la política pueblerina, con
favores y buena administración, durante décadas.
Los
vecinos, acostumbrados a arreglar entre las “familias conocidas” los
problemas del pueblo, deciden realizar una asamblea en la plaza local para
elegir al nuevo intendente.
En el
centro de la plaza se armó el tradicional palco, que tantas veces albergó a las
autoridades en los festejos de las efemérides patrias o presidir el desfile de
gauchos y sufridos niños de la escuela local en los aniversarios de la creación
del pueblo.
Pronto
surgieron dos candidaturas, cada una apoyada por una media docena de amigos
incondicionales de los postulantes. Uno de los candidatos era “el abogado
del pueblo”, en adelante “el Abogado”. Un profesional serio e idóneo
que se había formado en La Capital. Hablaba poco y su trabajo consistía en
resolver las sucesiones de los propietarios fallecidos, intervenir en juicios
por accidentes viales o “sacar” de la cárcel a algún vecino que había alborotado
de más después influenciado por el alcohol o se había olvidado de devolver
algunos animales perdidos que habían aparecido por su campo.
Su
rival, era “el vago del pueblo”, en adelante simplemente “el vago”.
Se trataba de la “oveja descarriada” (no diremos “negra” para
evitar las críticas por discriminación o racismo) de una buena familia con
ilustre apellido. Una suerte de Isidoro Cañones pampeano, bueno para nada, que
nunca había trabajado. Pechador[ii] y tramoyero, solía pasar
sus días jugando al truco y refrescando ginebras en el “boliche”[iii] del pueblo. Los domingos
se sumaba a la muchachada en los picaditos de futbol que se armaban en la
canchita local.
Pintón
de buena presencia y mejor hablar, era el piropeador y picaflor del pueblo.
Todas las jóvenes coqueteaban con él pero ninguna lo tomaba en serio. Como en
el fondo era un chanta y no una mala persona todos los apreciaban y festejaban
sus ocurrencias.
Ambos
postulantes se conocían muy bien porque habían compartido los estudios
primarios en la escuelita del pueblo aunque no eran particularmente amigos.
El día
de la elección, se acordó que cada candidato expondría su “propuesta de
gobierno” y los conjuntos de colaboradores que habían elegido para
acompañarlos en la gestión. El Vago muy educadamente cede al abogado el primer turno
para exponer.
El Abogado
sube al palco y con ayuda de un cartel explica una elaborada propuesta de
desarrollo para el pueblo con ideas innovadoras, lógicas y posibles que detallaba
con claridad y que todos los presentes comprendían.
Luego
menciona a sus posibles colaboradores de los cuales ha conseguido la
aprobación. Son las personas más caracterizadas, capacitadas y prestigiosas del
pueblo para las funciones en que están propuestas: el contador del pueblo para
hacerse cargo de las finanzas y la administración, para obras públicas el
ingeniero y constructor de casas, para sanidad y la “salita de primeros
auxilios” al médico, para educación a la directora de la escuela, etc.
Cuando
termina su exposición el Abogado todos en la plaza lo aplauden con fervor,
incluso el Vago que había estado asistiendo cada una de las propuestas de su
contrincante.
Sube
entonces al palco el Vago y para sorpresa del auditorio comenzó alabando a su
rival.
_ Que bárbaro
el Doctor -dice el Vago- como preparó todo. Pensó muy bien todas las cosas, eso
es lo que hay que hacer. Si ustedes me elijen intendente yo les garantizó que
voy a hacer todo lo que él propuso. Es más, lo voy a llevar a cabo con las
mismas personas que él eligió porque son las mejores y más capacitadas del
pueblo en esos asuntos.
El
sorprendido auditorio no sabía que pensar y permanecía mudo. Fue entonces que
un viejito que estaba en primera fila en la plaza, con esa sinceridad que solo
tienen los niños y los ancianos, le dijo muy suelto de cuerpo:
_ Che
Vago!! Decime, si vos vas a hacer lo mismo el Abogado y con la misma gente que
el escogió. ¿Por qué te vamos a elegir intendente a vos?
Sin
inmutar y con rapidez el Vago replicó al anciano:
_
Porqué yo no tengo una hermana prostituta. Terminó la frase y con la misma se bajó
del escenario dejando al auditorio dubitativo y enmudecido.
Cuando
descendió del escenario, uno de sus amigotes se aproximó a el Vago, lo tomó de
un brazo y apartándolo de los presentes le dijo al oído:
_ ¡Bruto,
que hiciste, si el abogado no tiene hermana!
El
Vago con una sonrisa lo miró y le dijo:
_
Bueno, que vuelva a subir al palco y que lo desmienta…
La
psicología social ha demostrado que es más difícil cambiar en la gente una idea
errónea que instalar una nueva idea, correcta o falsa, entre quienes no tienen
opinión previa sobre ese tema.
Esta
es la razón por la cual el Frente de Todos después de haber perdido por ocho
puntos la elección del 14 de noviembre insólitamente salió a festejar un
triunfo.
Porque
es más fácil “militar” una mentira (los kirchneristas lo hacen todo el
tiempo) que “militar” una derrota.
Al
hacer un acto multitudinario en la Plaza de Mayo para celebrar una mentira
obliga a la oposición a salir a desmentir ese triunfo.
Juntos
por el Cambio, por el contrario decidió ser medido y austero en la celebración
de su victoria permitiéndole al gobierno instalar en el ideario de la gente una
percepción errónea. Horacio Rodríguez Larreta ha demostrado ser un buen
administrador, pero para jugar al póker con los tahúres del peronismo, que
siempre juegan con cinco ases, pareciera que le falta mucho “farol y
esquina”, como solía decir mi padre.
Es
cierto, que la gente bien informada y aquellos a quienes preocupa la política y
la economía del país, no van a caer en el engaño populista de una falsa
victoria del kirchnerismo.
Pero,
el ciudadano de a pie, esas personas más interesadas en sus propios problemas y
urgencias, los golpeados por la inflación y la inseguridad. Le será difícil o
quizá no le importe demasiado saber que pasó realmente en las urnas el domingo
14 y se deje llevar por el sofisma oficial.
Mientras
tanto, el gobierno de Alberto Fernández ha logrado con un malabarismo
comunicacional disimular su derrota electoral, su debilidad legislativa y por
sobre todo los serios conflictos en su liderazgo que arrastra desde el mismo 10
de diciembre de 2019.
El
kirchnerismo se niega a aplicar las políticas de ajuste fiscal que la economía
demanda para no pagar los costos electorales y políticos de las mismas e
insiste en imponer controles de precios y emitir moneda sin respaldo sabiendo
que estas medidas no funcionan a mediano plazo. Mientras tanto, distrae a la
población sacando cada día un nuevo conejo de la galera.
Ahora
agita el acuerdo con el FMI, como si fuera el único acuciante problema del
país.
Por el
momento, el presidente gobierna por decretos de necesidad y urgencia -DNU-; se
sube su sueldo y el de sus ministros, la influencia proyectada para el 2022 es
del 63% y a la gente la siguen matando en las calles para robarles un celular.
Incluso la inefable Victoria Tolosa Paz, ahora como diputada, seguirá diciendo
que ganó perdiendo y que Rogelio Frigerio fue ministro de la Producción de
Macri cuando en realidad fue ministro del Interior.
En
otras palabras, Alberto Fernández, el hombre que no se da por vencido, disputa
con el expresidente Héctor J. Cámpora por el título de peor presidente
peronista de la historia. Los 49 infaustos días del gobierno de Cámpora son
difíciles de superar pero Alberto Fernández no se da por vencido y no deja de
cometer errores. Hasta, el momento ha superado al dentista de San Andrés de
Giles en la cantidad de asesinos y criminales que ha liberado de las cárceles.
Los
muchachos de La Cámpora, mientras tanto, anotan en su manual del militante: “en
política la mentira garpa y garpa bien”.
[i]
GARPA: Voz lunfarda argentina: paga
[ii]
PECHADOR: Voz lunfarda que se aplica a la persona que siempre pide dinero en
préstamo a amigos y conocidos, dinero que nunca devuelve.
[iii]
BOLICHE: argentinismo, bar de baja categoría donde se reúne la gente a beber y
pasar el rato. En las zonas rurales suelen ser antiguas “pulperías” o
“almacenes de ramos generales”.
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