En la madrugada del pasado domingo 21 de
noviembre, el Ejército argelino asesinó a dos mineros saharauis, de los
campamentos de Tinduf, en otra de sus recurrentes acciones represivas contra
una población retenida contra su voluntad en Argelia.
VÍCTIMAS
SIN ESPERANZAS
Los
inhóspitos campamentos de Tinduf implantados en la implacable lahmada argelina
se han transformado gradualmente en una trampa mortal donde en los últimos
cinco años han perdido la vida a manos del Ejército Nacional Popular de Argelia
al menos veinte personas.
En los
campamentos de Tinduf vive una población marroquí de origen étnico saharaui que
desde hace más de cuatro décadas está forzada a permanecer allí en condiciones
infrahumanas por sus captores del Frente Polisario y su amos argelinos.
Se
trata de una población vulnerable, mantenida indocumentada y sostenida solo por
la escasa ayuda humanitaria suministradas por la ACNUR y algunas ONG humanitarias
europeas.
Para
colmo de males, buena parte de los alimentos y bienes de la ayuda humanitaria
son desviados ilegalmente por los dirigentes polisarios a los mercados
informales del Sahel.
Es así
como la población con reales necesidades sanitarias, alimenticias y educativas
insatisfechas, forzada a vivir en humildes jaimas o contenedores de chapa al
sol, porque el gobierno argelino no permite construcciones estables en los
campamentos, enfrenta un futuro sin destino.
Privados
de toda alternativa laboral o comercial, en su desesperación por sobrevivir y
aliviar las penurias de sus familias muchos jóvenes terminan involucrándose en riesgosas
actividades ilegales.
Las
más frecuentes de estas actividades ilegales son el contrabando (especialmente
el tráfico de combustible) y la minería ilegal.
Los
mineros ilegales saharauis del oro, por lo general extraen unas pocas pepitas,
a riesgo de morir sepultados por un derrumbe, de pequeños yacimientos en la
región de Ghar Ajbilat en el suroeste de Argelia.
Pero,
el gobierno argelino prohíbe las actividades de minería y para ello restringe y
reprime duramente los desplazamientos de los pobladores saharauis entre los
campamentos.
Los
militares argelinos no dudan en disparar contra los pobladores indefensos o
recurrir a procedimientos aún más salvajes.
VIOLACIONES
SISTEMÁTICAS A LOS DERECHOS HUMANOS
El lunes 19 de octubre de
2020, por ejemplo, mientras desarrollaban su actividad excavando un pozo entre
las rocas en busca de algunas pequeñas cantidades de oro u otro mineral valioso,
Maha Ould Hamdi Ould Suelem y Ali Idrissi, dos jóvenes veinteañeros que se
dedicaban a la minería ilegal en proximidades del campamento “Dakhla”,
fueron sorprendidos por una patrulla del Ejército argelino.
Los jóvenes mineros sabían
muy bien el destino que les esperaba. Una paliza antes de ser recluidos en una
oscura mazmorra argelina donde pasarían varios años en medio de torturas y
hambre. Tratando de escapar a esa terrible suerte decidieron sin mucho pensarlo
ocultarse en el interior del pozo esperando que los soldados argelinos se cansaran
de intentar sacarlos y siguieran con su patrullaje.
No obstante, los soldados
argelinos estaban dispuestos a hacer un escarmiento con los infortunados
mineros ilegales. Primero dispararon dentro del pozo para forzarlos a salir y
cuando esta táctica fracaso, los quemaron vivos introduciendo mantas
humedecidas en combustible con la intención de que el humo los asfixiara y los
forzara a salir.
Pero, el humo los asfixió
totalmente antes de que pudieran salir y perecieron dentro del pozo quemados y
ahogados por el humo. Una muerte terrible y absolutamente injustificada.
Esta práctica criminal se reiteró
el martes 4 de mayo de 2021. En esa oportunidad se llevo a cabo el asesinato de
mineros saharauis ilegales también en el denominado “Campamento Dakhla”,
situado al sur de la localidad argelina de Aouinat Belkraa.
En ese atentado fuerzas del
Ejército Nacional Popular ultimaron con disparos al joven Saïd Ahmad Salem
Rguibi, de la tribu Rguibat, Ahl Qassem, asesinaron a otro joven saharaui no
identificado, hirieron a un tercero, detuvieron a dos más.
EL NUEVO CRIMEN
Nuevos hechos demuestran que
el uso indiscriminado de la fuerza contra pobladores saharauis pacíficos y desarmados
es una práctica común de las fuerzas armadas y seguridad de Argelia en la
región de Tinduf.
Recientemente se acaba de
repetir una vez más la feroz represión militar argelina con víctimas fatales
saharauis.
Durante la noche del 20 al
21 de noviembre de 2021, a cinco kilómetros de los campamentos de Tinduf,
elementos del Ejército Nacional Popular abrieron fuego contra Lakbir Ould Mohamed
Ould sid Ahmed Ould El Markhi y Ould Mohamed Fadel Ould Laman Ould Chghibine de
la tribu Sellam – Rguibat.
Los dos saharauis eran miembros del Frente Polisario pero
eso no impedía que fueran conocidos como contrabandistas de combustible. Esa
noche fueron sorprendidos por una patrulla argelina cuando viajaban en un todoterreno
4X4. Los jóvenes saharauis no acataron la vos de alto y se dieron a la fuga,
entonces los efectivos militares abrieron fuego matando a Lakbir Ould Mohamed e
hiriendo gravemente a Ould Mohamed Fadel.
El cuerpo del infortunado Lakbir Ould Mohamed y su
compañero herido fueron llevados al “hospital” del campamento de Tinduf.
Desde entonces, el cadáver y el herido permanecen en custodia del Ejército
argelino.
Los saharauis no portaban ningún tipo de armas ni
opusieron resistencia alguna. No se ha determinado con precisión si contrabandeaban
combustible o se dirigían a algún tipo de yacimiento, lo cierto es que fueron
asesinados por estar en una zona prohibida y no detenerse cuando se los intimó
a hacerlo.
Este nuevo hecho demuestra claramente que la represión
sobre la población marroquí de origen saharaui es un práctica sistemática y
constante. La cual llevan a cabo los miembros del Ejército argelino sin el
menor cuestionamiento de las autoridades del Frente Polisario.
Esta situación hace imperiosa la necesidad de que esa población
regrese a su hogar en el Sáhara marroquí, del cual nunca debería haber salido.
También deben cerrarse para siempre los infames
campamentos de Tinduf, poniendo fin a la farsa de la inexistente República
Árabe Saharaui Democrática y a un conflicto artificial que data de los tiempos
de la Guerra Fría. Los miembros del Frente Polisario deben ser desmovilizados y
desarmados para dar estabilidad y seguridad a toda la región.
Solo los intereses geopolíticos de Argelia y la terquedad
de sus dirigentes impiden la pacificación del Magreb y atropellan los derechos
humanos de los marroquíes retenidos en Tinduf.
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