viernes, 13 de abril de 2018

LAS FARC LLEVAN SU ACCIONAR A ECUADOR




Disidencias de las FARC secuestran y asesinan a tres periodistas del diario El Comercio en el norte del territorio ecuatoriano.

La sociedad ecuatoriana se encuentra fuertemente conmovida por el asesinato de tres periodistas del diario El Comercio, secuestrados el pasado 26 de marzo en la zona de Mataje, en la provincia ecuatoriana de Esmeralda, frontera con Colombia, mientras realizaban una cobertura periodística sobre recientes hechos de violencia en la región.

Desde el pasado 7 de enero efectivos militares y policiales han sufrido diversos ataques -atentados explosivos, tiroteos con armas automáticas e incluso disparos de morteros- que provocaron al menos cuatro muertos y un centenar de heridos de diversa consideración, en las localidades de San Lorenzo, Mataje y Viche en la provincia de Esmeralda.

Los ataques son responsabilidad del Frente Oliver Sinisterra una de las llamadas “disidencias” de las FARC.

Los integrantes de este grupo narcoterrorista anteriormente formaban parte de la columna Daniel Aldana del Frente 29 de las FARC.

Las disidencias de las FARC -que el gobierno colombiano denomina “Grupos Armados Organizados Residuales” (GAOR)- son frentes o grupos de guerrilleros que no aceptaron desmovilizarse -es decir, ir a las zonas veredales, entregar sus armas y hacer el tránsito hacia la vida en la legalidad y la paz- como lo estipula el acuerdo de paz firmado por el gobierno de Colombia y la organización narcoterrorista, en 2016.

Oscar Armando Sinisterra Sevillano, cuyo alias en la organización era “Oliver”, era un líder de las FARC de la localidad de Nariño que cayó en combate en febrero de 2015.

Sus hombres tomaron el nombre de “Oliver Sinisterra” para denominarse al separarse de las FARC. Su líder Walter Arizala Vernaza, alias “Guacho”, organizó sembradíos de coca y organizo el cobro de “impuestos revolucionarios” en toda la región de Nariño y proximidades de la frontera con Ecuador.

Pronto el Frente Oliver Snisterra comenzó a expandir sus operaciones criminales a territorio ecuatoriano.

El 26 de marzo, los narcoguerrilleros se toparon con el equipo de periodistas del diario El Comercio. El equipo periodístico estaba integrado por el cronista Javier Ortega (32), el fotógrafo Paul Rivas (46) y su chofer y asistente Efraín Segarra (60).

Las últimas noticias de los periodistas con vida se obtuvieron el pasado 3 de abril. Los guerrilleros enviaron como prueba de vida de un vídeo donde los periodistas aparecían de pie y sujetos por cadenas. Pero la filmación carecía de fecha que permitiera establecer cuando había sido grabado.

El viernes 13, el presidente Lenin regresó de Lima donde participaba de la Cumbre de las Américas, para confirmar en Quito la muerte de los periodistas.

“Con profundo pesar -dijo el presidente ecuatoriano- lamento informar que se han cumplido las doce horas de plazo establecido, no hemos recibido pruebas de vida y lamentablemente tenemos información que confirma el asesinato de nuestros compatriotas”.

El primer mandatario ecuatoriano anunció, además, que se reanudaron las operaciones antiguerrilleras en la frontera con Colombia y ofreció una recompensa por información que permitiera la captura del “narcoterrorista, alias Guacho” a quien se incluyó entre los “más buscados de Ecuador”.

Aún no se recuperaron los cuerpos de los infortunados periodistas, pero la sociedad ecuatoriana no logra superar su estupor y dolor.

La tragedia ecuatoriana demuestra los límites del acuerdo de paz que debían terminar con las actividades criminales de las FARC.

En realidad, la organización madre se fragmentó en decenas de pequeños grupos más dinámicos y radicalizados. Por lo tanto, más peligrosos.

El proceso de paz en Colombia, que tantos apoyos internacionales recibió y que proporcionó el premio Nobel al presidente Juan Manuel Santos, en la práctica ha brindado pocos beneficios reales al pueblo colombiano. Ahora sus perjuicios desestabilizadores se proyectan a los países de la región, comenzando por Ecuador.


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