La
violencia criminal insume l 3,55 del PBI regional, según el Banco
Interamericano de Desarrollo, frenando el crecimiento económico de América
Latina y militarizando la seguridad.
América Latina, con 21,5
homicidios por cada cien mil habitantes es la región más violenta del mundo,
aunque presenta un leve descenso desde el 23,9 registrado en 2012.
No obstante, con tan sólo el
8% de la población mundial consigna el 33% del total de asesinatos que se
comenten anualmente en el mundo.
Según el Banco Interamericano
de Desarrollo -BID- la violencia criminal consume el 3,55% del PBI regional, un
porcentaje similar de recursos al que América Latina invierte en
infraestructura.
La violencia criminal tiene un
costo social adicional en pérdida de vidas, tratamiento de heridos y daños
materiales. Así como el costo que demandan las actividades de prevención y las
investigaciones que realizan los cuerpos de aplicación de la ley, además del
mantenimiento de las prisiones.
Según el BID, tan sólo entre 2010
y 2014, la región de América Latina y el Caribe invirtió 6.500 millones de
dólares anuales en construir y mantener institutos carcelarios. Esto no impidió
que las prisiones se convirtieran en auténticas “tumbas” donde los internos intentan
sobrevivir en condiciones inhumanas de hacinamiento y violencia.
Las cárceles latinoamericanas lejos
de ser institutos para la resocialización de los internos son verdaderas “escuelas
del delito”, donde frecuentemente un detenido sólo sobrevive si puede demostrar
ser tan “duro” y violento como el resto.
Los países con mayor tasa de
homicidios de la región son: El Salvador con 60 muertos por cada 100.000
habitantes, Venezuela con 53,7; Honduras con 42,8, Brasil con 27,8, Guatemala
con 26, Colombia con 22 y México con 20,4. Tan sólo en cuatro países se
producen el 25% de todos los asesinatos del mundo: El Salvador, Venezuela,
Honduras y Brasil.
Cabe mencionar que la Organización
Mundial para la Salud -OMS_ considera que con más de 30 asesinatos cada 100.000
habitantes un país, es una “zona en conflicto”. En consecuencia, cabe
considerar que El Salvador, Honduras y Venezuela son zonas en conflicto.
Cabe destacar que hay países
en la región que presentan tasas homicidios bastante bajas en relación con el
resto. Bolivia, por ejemplo, tiene 6,4 homicidios cada 100.000 habitantes,
Argentina 6, Ecuador 5,7, Cuba 5,4 y Chile inclusive esta por debajo de países
del primer mundo con apenas 2,7 homicidios cada 100.000 personas.
La violencia criminal en
América Latina afecta especialmente a los adolescentes varones de entre 15 y 29
años que constituyen el 50% de las víctimas fatales.
Por otra parte, el 75% de los
hechos de violencia se cometen con armas de fuego. Revólveres y pistolas
asesinan al 40% de los latinoamericanos.
Los altos índices de violencia
criminal potencian, en contrapartida, la aparición de violencia parapolicial.
Grupos de vigilantes armados y los denominados “escuadrones de la muerte” y las
ejecuciones extrajudiciales son también comunes en muchos países de la región.
Mientras la población demanda
medidas urgentes contra la violencia y los políticos oportunistas -como el ex
militar y actual candidato presidencial Jair Bolsonaro en Brasil- proponen la
aplicación de políticas de “mano dura y tolerancia cero” con el delito, los
gobiernos de la región suelen involucrar a las fuerzas armadas en la lucha
contra el delito y la violencia generalizada.
Países como Brasil, México y
Colombia, por ejemplo, han apelado reiteradamente al empleo de sus militares en
la lucha contra las organizaciones del narcotráfico. En general, esta solución
no ha dado buenos resultados.
El hecho más preocupante es
que los expertos consideran que los altos índices de violencia en América Latina
se mantendrán al menos hasta 2030.
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