Con el sonido inaugural del silbato
ferroviario en la estación de Rabat - Agdal, Marruecos ha vuelto a marcar un
hito en su modernización no solo del Reino sino también que impulsa el progreso
de todo el continente africano.
Contenido:
El
Rey Mohammed VI, acompañado por responsables del Gobierno y directivos del
sector ferroviario, dio luz verde, el pasado jueves, a las obras de la nueva
Línea de Alta Velocidad (LAV) Kenitra-Marrakech. Se trata de una
infraestructura que no sólo simboliza el progreso técnico del país, sino que
refleja una ambición continental: convertir al Reino en un referente africano
en movilidad sostenible y conectividad regional.
La
futura línea, de 430 kilómetros y con una velocidad prevista de 350 km/h,
permitirá unir Tánger con Marrakech en apenas 2 horas y 40 minutos, una hazaña
impensable hace una década. El ahorro de tiempo, que llega a superar las dos
horas en algunos trayectos, supone una transformación radical de la movilidad y
del acceso entre los principales polos económicos y turísticos del país.
La
visión de un monarca modernizador
Desde
que en 2018 se inaugurara el primer tren de alta velocidad africano —el
Al-Boraq, que une Tánger con Casablanca— Marruecos se posicionó como pionero
del sector ferroviario en el continente. Detrás de este impulso se encuentra la
figura del monarca alauí. El Rey Mohammed VI ha convertido el desarrollo
ferroviario en un eje central de su proyecto de país: moderno, integrado y
competitivo. Su implicación directa en los lanzamientos, como el de esta nueva
LAV, no es casual. Representa una visión estratégica que combina innovación,
cohesión territorial y sostenibilidad.
Bajo
su liderazgo, Marruecos ha trazado un ambicioso plan de inversiones: 96.000
millones de dirhams (unos 9.600 millones de dólares) destinados no solo a la
construcción de nuevas líneas, sino también a la renovación integral de la
flota ferroviaria y a la creación de un ecosistema industrial propio. De esta
inversión, 53.000 millones serán asignados exclusivamente a la línea
Kenitra-Marrakech.
Francia,
país que se ha convertido en socio estratégico del proyecto ferroviario
marroquí fue el primer Estado en felicitar a Su Majestad el Rey Mohammed VI por
el exitoso lanzamiento de este innovador proyecto ferroviario.
“¡Viva
la amistad entre Marruecos y Francia!”, se felicitó
Macron en sus cuentas oficiales de Instagram y X, aplaudiendo el hecho de que “¡la
cooperación franco-marroquí avanza a gran velocidad!”.
“Su
Majestad el Rey Mohammed VI inauguró la nueva línea de alta velocidad entre
Kenitra y Marrakech. Es el resultado concreto de las asociaciones establecidas
entre nuestras empresas (en referencia a la Oficina Nacional
de Ferrocarriles -ONCF- de Marruecos y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles
Franceses -SNCF-) durante mi visita de Estado a Marruecos el pasado
octubre”, subrayó el jefe de Estado francés.
Un
país sobre raíles
La
Oficina Nacional de Ferrocarriles (ONCF), verdadero brazo ejecutor del plan
ferroviario, ha lanzado un programa sin precedentes para adquirir 168 nuevos
trenes, entre los que se incluyen 18 unidades de alta velocidad, 60 lanzaderas
rápidas y 50 trenes para redes metropolitanas en Casablanca, Rabat y Marrakech.
Estas ciudades, que concentran más del 65 % del PIB nacional, se verán así
conectadas de manera más eficaz con los aeropuertos, puertos y zonas
industriales del país.
Más allá
del impacto sobre los tiempos de desplazamiento, esta nueva red permitirá
liberar capacidad en las líneas convencionales, que se reorientarán hacia
servicios de cercanías y trenes regionales. La meta es clara: que el tren no
sea sólo una opción para los grandes desplazamientos, sino una alternativa
cotidiana al automóvil en los entornos urbanos.
Sostenibilidad
como principio rector
El
componente ecológico es otro de los pilares del proyecto. Gracias a que el 90 %
de los trenes operarán con electricidad y bajo criterios de eficiencia
energética, se estima que se evitará la emisión de un millón de toneladas de CO₂ al año. El tren se consolida así como la punta de
lanza de la descarbonización del transporte en Marruecos, país que aspira a
cumplir con los objetivos climáticos globales y a liderar la transición verde
en el norte de África.
El
Plan Raíl Marruecos 2040, diseñado por la ONCF, pretende extender las líneas de
alta velocidad hasta los 1.500 kilómetros y conectar 43 ciudades con más de
100.000 habitantes, 15 aeropuertos internacionales y 12 puertos comerciales. La
LAV Kenitra-Marrakech es sólo la primera gran pieza de ese rompecabezas.
Un
motor económico nacional
A
este esfuerzo estructural se suma la creación de un ecosistema ferroviario
industrial local. Más del 40 % del programa será producido con integración
marroquí, lo que supondrá la creación de miles de empleos y el surgimiento de
nuevas pymes proveedoras del sector. La colaboración con empresas extranjeras
—como Alstom (Francia), Hyundai Rotem (Corea del Sur) y CAF (España)— no sólo
ha permitido dotar al país de trenes de última generación, sino también formar
a centenares de técnicos e ingenieros locales.
La
ONCF ha calculado que sólo el plan Cap 2030 generará más de 10.000 empleos
directos y multiplicará por cuatro la oferta diaria de trenes, alcanzando los
1.000 servicios diarios. En 2024, el sistema ferroviario marroquí transportó a
53 millones de pasajeros, una cifra que se espera duplicar con la entrada en
funcionamiento de las nuevas líneas, en especial ante el desafío logístico que
supondrá la organización del Mundial de Fútbol de 2030, compartido con España y
Portugal.
Para
dimensionar con mayor exactitud la importancia del proyecto ferroviario que
está implementando Marruecos basta con señalar que en América Latina y el
Caribe no existe ninguna línea ferroviaria de alta velocidad.
Marruecos
como hub continental
El
impulso de Mohammed VI no se limita al ámbito nacional. Marruecos, gracias a su
privilegiada posición geográfica, se perfila como puerta de entrada al África
occidental y centro logístico estratégico entre Europa y el continente
africano. Las conexiones ferroviarias de alta velocidad refuerzan esa vocación,
proyectando la red nacional hacia el futuro corredor magrebí y abriendo el
camino a futuras cooperaciones regionales.
El
Rey no ha dudado en calificar la alta velocidad como una “palanca económica
estratégica”. Una afirmación que ya empieza a tomar forma sobre los raíles y
que promete redefinir el mapa del Marruecos del siglo XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario