miércoles, 9 de abril de 2025

Estados Unidos reafirma su apoyo irrestricto a la soberanía marroquí sobre su Sáhara


Washington consolida el giro estratégico iniciado por Donald Trump y envía un mensaje firme y claro a Argelia y al Frente Polisario: no hay alternativa a la autonomía bajo soberanía marroquí

Contenido

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha sellado este martes en Washington la continuidad del reconocimiento de la soberanía marroquí sobre su Sáhara, confirmando que la posición adoptada por el expresidente Donald Trump, en diciembre de 2020, sigue siendo la hoja de ruta diplomática de la Casa Blanca en relación con el largo y espinoso conflicto del Sáhara. “Una autonomía auténtica bajo soberanía marroquí es la única solución factible”, sentenció Rubio en una declaración que cierra la puerta a cualquier otra vía política, incluyendo la tradicional exigencia de un referéndum de autodeterminación impulsado por el Frente Polisario y apoyada por Argelia.

La reunión con el ministro marroquí de Exteriores, Nasser Bourita, se desarrolló en un clima de firme sintonía bilateral y tuvo lugar en un momento en el que Rabat, siguiendo expresas directivas del Rey Mohammed VI, busca afianzar su estatus como potencia regional clave en el Magreb.

La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, por su parte, fue categórica al afirmar que la Propuesta para la Negociación de un Plan de Autonomía para la Región del Sáhara, presentada ante Naciones Unidas por el Reino de Marruecos, en 2007, era “seria, creíble y realista” y que constituye la única base viable para una solución política justa y duradera a este diferendo.

Un conflicto enquistado y una apuesta clara

El respaldo estadounidense no es menor. Estados Unidos no solo reitera un apoyo diplomático, sino que también abre la posibilidad de suspender su contribución financiera a la misión de Naciones Unidas (MINURSO), una medida que apunta a presionar a las partes para que se sienten en la mesa de negociación sin condiciones previas.

La disputa sobre el Sáhara, antigua colonia española que Marruecos ha recuperado para su soberanía, lleva cinco décadas sin una solución definitiva. Tras la retirada de España en 1975, el conflicto derivó en un enfrentamiento armado entre Marruecos y el Frente Polisario, que declaró la inexistente y autodenominada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que carece de reconocimiento internacional. Desde entonces, la tensión ha sido una constante, alimentada por la pugna geopolítica entre Rabat y Argel, que se remonta a la derrota argelina en la Guerra de las Arenas, en 1963.

El gesto de Washington no ha dejado indiferente a la región. En Rabat, se interpreta como una consolidación del liderazgo marroquí construido por el Rey Mohammed VI. En Argel, en cambio, la incomodidad es evidente. Las altas esferas del régimen argelino observan con creciente preocupación cómo el apoyo internacional a la opción de autonomía gana fuerza, mientras la exigencia de un referéndum pierde vigor en las principales capitales occidentales.

Ecos internacionales y consecuencias diplomáticas

La posición estadounidense ha tenido un amplio eco mediático y político. Medios como Reuters, NBC y CBS han destacado el carácter inequívoco del mensaje emitido por Rubio. Asimismo, agencias como EFE y Anadolu han puesto el foco en la implicación geopolítica del respaldo estadounidense, que refuerza la alianza con Marruecos en un contexto de tensiones crecientes en el norte de África y Oriente Medio.

Francia y España, dos actores históricos en la región, ya habían respaldado la propuesta marroquí en años anteriores, incluso la semana pasada El Eliseo ha ratificado públicamente su respaldo a la soberanía marroquí sobre su Sáhara. La posición de Washington, en cambio, ha sido más contundente: no hay plan B, solo la autonomía bajo soberanía marroquí.

Estabilidad regional y alianzas estratégicas

Más allá del Sáhara, la reunión entre Bourita y Rubio abordó otros asuntos sensibles: la evolución de los Acuerdos de Abraham, el conflicto en Gaza, y la situación de los rehenes en manos de Hamás. Estados Unidos elogió el papel de Marruecos como mediador regional y socio fiable. No es una cuestión menor. Desde 2005, Rabat y Washington mantienen un tratado de libre comercio, Marruecos es aliado extra OTAN de los Estados Unidos y celebran anualmente las maniobras militares African Lion, consideradas las más importantes del continente africano.

Este nuevo espaldarazo al plan marroquí se enmarca en una lógica más amplia de consolidación de alianzas estratégicas. En un mundo marcado por la multipolaridad y el auge de tensiones regionales, Marruecos se perfila como un pilar de estabilidad en el Magreb, una condición que Washington valora como esencial para su política en el norte de África.

El desafío de Argelia

Para Argelia, el mensaje de la Casa Blanca representa un nuevo revés diplomático difícil de disimular. La tradicional defensa del “derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación” choca de frente con la realidad impuesta por las grandes potencias. Argel ha reiterado su rechazo a participar en cualquier negociación que no contemple la independencia como opción. Sin embargo, su margen de maniobra parece reducirse conforme se consolida un consenso internacional favorable a la vía marroquí, mientras que Argel enfrenta tensiones con sus vecinos del sur, la Alianza de Países del Sahel y un creciente aislamiento internacional que incluso afecta su alianza tradicional con Moscú.

La incomodidad argelina se traduce en un repliegue discursivo y en el reforzamiento de su alianza con actores internacionales muy cuestionados como Irán, pero cada vez resulta más difícil justificar el mantenimiento de un conflicto que la comunidad internacional comienza a ver como un obstáculo para la estabilidad regional.

¿Punto de inflexión?

La reafirmación estadounidense podría marcar un punto de inflexión. Las conversaciones auspiciadas por Naciones Unidas continúan estancadas, y la mediación del enviado especial no ha logrado desbloquear la situación. Pero si algo ha dejado claro la diplomacia estadounidense es que el tiempo del inmovilismo ha terminado. Con Washington alineado firmemente con Rabat, la presión sobre el Polisario y Argelia aumenta considerablemente.

El futuro del Sáhara está claramente determinado como una parte indivisible del territorio marroquí. La propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí gana enteros como única solución pragmática y posible. La pelota está ahora en manos de Argel.

 

No hay comentarios: