Tras el
devastador terremoto del 8 de septiembre que causó más de tres mil muertos el
Rey de Marruecos se ha convertido en el motor que impulsa la reconstrucción del
Reino.
En medio del dolor, el llanto y el luto por los más de
tres mil muertos y cinco mil heridos provocados por el violento terremoto que
en a las 11.30 horas de la noche del viernes 8 de septiembre asoló sin piedad
el norte de Marruecos los marroquíes bajo la conducción de su Rey Mohammed VI
han iniciado la dolorosa tares de buscar sobrevivientes entre los escombros e
iniciar las tareas de reconstrucción.
El seísmo de siete puntos en la escala Richter, tuvo
epicentro a 18,5 kilómetros de profundidad en la localidad de Ighlil, en la
provincia de Al Haouz, situada entre Marrakech y Agadir. Este movimiento
telúrico es el de mayor gravedad ocurrido en el Norte de África.
Desde un primer momento, el Rey Mohammed VI impartió
distintas directivas y comandó el esfuerzo estatal socorrer a las víctimas,
asistir a la población afectada, restaurar los servicios públicos y mitigar los
daños y efectos negativos provocados por el terremoto.
Inmediatamente, el Rey ordenó la participación de las
Fuerzas Armadas Reales que desplegaron importantes recursos humanos y logísticos,
aéreos y terrestres, así como módulos de intervención especializados, en tareas
de búsqueda y salvamento, entre ellos un Hospital Médico Quirúrgico de campaña.
Inmediatamente el personal de las FAR y la Gendarmería
se abocaron al rescate de los heridos y los cuerpos de los fallecidos que
permanecían atrapados entre las ruinas, a la evacuación de heridos y la
distribución de agua potable, alimentos y mantas entre los sobrevivientes que
perdieron todo en el seísmo.
Cabe destacar que, en algunas áreas montañosas de la
cordillera de Atlas, cercanas al epicentro del sismo, los efectivos de las FAR debieron
acceder a las poblaciones afectadas a pie debido a que los caminos se
encontraban obstruidos.
Los servicios de emergencia se han movilizado en masa
en las ciudades de la región como Marrakech, una de las más afectadas. En
Marrakech se ha registrado gran destrucción en las viviendas. La famosa Muralla
Roja que rodea el casco histórico presenta diversas rajaduras y destrucciones.
En la medina, donde la mayoría de las viviendas son muy antiguas y construidas
con adobe se registro una importante destrucción que también afectó a lugares
históricos como la mezquita Kutubia.
En un primer momento, Marruecos rechazó la ayuda
ofrecida por diversos países y organizaciones internacionales hasta poder
coordinar esa ayuda para hacerla más efectiva.
Finalmente, Marruecos aceptó con posterioridad la colaboración de
equipos de rescate especializados de España, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar
y el Reino Unido.
Los destacamentos de los países presentes sobre el
terreno para apoyar los esfuerzos de rescate han operado bajo expresas
directivas de las autoridades marroquíes y ya tenían su zona de trabajo
asignada previamente a su arribo a Marruecos.
En el corazón de las decisiones con respecto a la
forma y que funciones debían desarrollar cada organismo en las operaciones de
rescate, asistencia a las víctimas y distribución de alimentos y abrigos desde
un primer momento y a toda hora estuvo el Rey Mohammed VI acompañado del Mulay
Hassan.
Después de coordinar las operaciones desde Rabat, el
martes 12, Su Majestad Mohammed VI visitó el Centro Hospitalario Universitario
Mohammed VI de Marrakech donde donó sangre para los heridos y visitó a las
víctimas del terremoto que se encontraban convaleciente de sus heridos en ese
nosocomio.
El soberano alauí se informó del estado de salud de
las víctimas del terrible seísmo que eran allí atendidas y les ofreció su
afecto y contención moral a ellos y a sus familiares, evidenciando que la
monarquía marroquí sigue trabajando incasablemente y con todos los medios a su
alcance para asistir a los afectados y reconstruir las zonas más afectadas por
el desastre sísmico.
Marruecos enfrenta una tarea titánica, afrontar el
duelo por las víctimas fatales, socorrer a los heridos y a aquellos que lo han
perdido todo en esta tragedia.
Luego vendrá la ardua labor de reparar los daños,
reconstruir las infraestructuras y edificaciones dañadas y retomar la senda del
crecimiento económico de las últimas dos décadas. Para ello cuenta con el alto
espíritu de resiliencia de su pueblo y la sabia y valiente conducción de su Rey
Mohammed VI. Por lo tanto, la misión será dura y difícil de cumplir, pero no
imposible. Seguramente, Marruecos saldrá de la adversidad fortalecido y más
pujante que antes.
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