A tan sólo
dos semanas del vencimiento del plazo para oficializar las listas de candidatos
que competirán en las elecciones generales de octubre en Argentina, Juntos por
el Cambio, la principal fuerza política opositora muestra la existencia de dos
propuestas de gobierno distintas y enfrentadas.
Los últimos días los argentinos asistieron a un
intercambio de acusaciones cruzadas entre los dos candidatos presidenciales de
Juntos por el Cambio (JxC) con más posibilidades de triunfar en las elecciones
Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO), del 13 de agosto, Horacio
Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
Durante los últimos tres años, el jefe de Gobierno de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, parecía liderar
cómodamente la intención de voto y era “un número puesto” para obtener
la candidatura presidencial del espacio opositor que encabezaba todas las
encuestas con una intención de voto que superaban cómodamente el 40%.
Eso es hoy cosa del pasado, actualmente, JxC, aunque
sigue liderando la intención de voto por espacios políticos, ha perdido más de
10 puntos en las encuestas a manos del economista liberal Javier Milei. Rodríguez
Larreta por su parte, figura en las encuestas de voto por candidato tercero,
muy lejos de Milei que encabeza las preferencias seguido cómodamente por Patricia
Bullrich.
Las causas de la caída en las encuestas de Rodríguez
Larreta son varias. La principal es que mientras que las ideas de un cambio de
políticas orientado hacia propuestas liberales, de reducción del Estado,
recortes en los impuestos y apertura de la economía al mundo cada día seducen a
más argentinos y son precisamente el núcleo duro de las propuestas tanto de
Milei cono de Patricia Bullrich, el jefe de Gobierno porteño insiste en
proponer las mismas recetas de dirigismo económico, proteccionismo para la
industria ensambladora, aranceles a los productos importados, precios máximos y
acuerdos de salarios por debajo de la inflación, impuestos exorbitantes que
rondan la confiscación y mucho, mucho estatismo y elevado gasto fiscal que
aplicó el kirchnerismo durante sus cuatro gobiernos, con resultados
catastróficos.
Por otra parte, Rodríguez Larreta insiste en proponer
un acuerdo con los gobernadores e intendentes peronistas que llevan décadas al
frente de sus gobiernos atrincherados en estructuras clientelísticas,
nepotistas y de caudillaje que nada tienen de democráticas. Acuerdo que se
extiende al sindicalismo corrupto, las organizaciones piqueteras que viven
extorsionando a los gobiernos y a los exfuncionarios kirchneristas procesados y/o
condenados por la justicia, comenzando por la jefa de la asociación ilícita:
Cristina Fernández de Kirchner.
Al electorado las propuestas de Rodríguez Larreta le
suenan a más de lo mismo, cuando no a un pacto para garantizar impunidad a
quienes han llevado al país al borde del abismo y ahora proponen dar un decidido
paso adelante.
En consecuencia, Rodríguez Larreta ha bajado en las
encuestas arrastrando en gran medida a su partido con un programa de gobierno
alejado de las necesidades y deseos de la gente.
El jefe de Gobierno porteño, que lleva meses comprando
voluntades de dirigentes políticos y periodistas, está viendo que su ansiada
candidatura presidencial se le escurre entre las manos y apela a cuanta
maniobra maquiavélica puede tramar para tratar de revertir la situación.
La última semana recurrió a la táctica de ampliar la
coalición de JxC incorporando nuevos candidatos presidenciales en un intento de
restarle votos a la candidatura de Patricia Bullrich su principal rival. Los precandidatos
elegidos fueron el dirigente liberal José Luis Espert y un peronista no
kirchnerista, el saliente gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
La maniobra tensionó tanto la puja interna en JxC que
por un momento pareció que la coalición se rompería dando lugar a un nuevo
realineamiento de las alianzas políticas y de la oferta opositora para las
próximas elecciones. Todo esto a una semana del vencimiento del plazo para inscribir
alianzas electorales y dos semanas para el cierre de listas de candidatos.
Finalmente, la sangre no llegó al río. La puja se
resolvió con un empate pírrico. Ingresó a JxC Espert, un economista de ideas muy
similares a las de Milei y Patricia Bullrich y de muy escaso aporte electoral
(quizá cuente con un 7% de intención de voto en la provincia de Buenos Aires) y
se descartó la incorporación de Schiaretti, para no atentar contra las
posibilidades de los candidatos cordobeses de JxC (Luis Juez y Rodrigo de
Louredo) de imponerse en los comicios provinciales cordobeses, del 25 de junio,
sobre el delfín del gobernador saliente, el intendente peronista de la ciudad
de Córdoba Capital, Martín Llaryora.
Pero la cuestión dejó profundas cicatrices,
especialmente porque se cambiaron graves acusaciones cruzadas entre otros
referentes de JxC: Lilita Carrió, dirigente de la Coalición Cívica, Gerardo
Morales de la U.C.R. y Mauricio Macri sólido sostén de Patricia Bullrich.
Aunque retornó la calma y la moderación, no todo está dicho ni las diferencias
saldadas.
El incidente golpeó aún más la posición de JxC en las
encuestas. Hoy su intención de voto esta lejos el 30% y se ve seguida muy de
cerca por La Libertad Avanza (LLA), el partido del economista Javier Milei.
Para el electorado más informado y pensante quedó
claro que JxC alberga dos propuestas de gobierno claramente diferentes y
antagónicas que difícilmente puedan coexistir sin conflictos en un futuro
gobierno de esta coalición.
Horacio Rodríguez Larreta, Lilita Carrió y la
Coalición Cívica; Gerardo Morales, Martín Lousteau, Emiliano Giacobitti y el
eterno operador radical en las sombras Enrique “Coty” Nosiglia de la UCR
y la ex radical Margarita Stolbizer, del partido GEN (otro espacio político de
dudoso caudal electoral. Tal vez no llegue en forma independiente al 3% de los
votos emitidos para superar el límite impuesto por las PASO) alientan una
propuesta que como hemos visto no es más que un kirchnerismo descafeinado y
prolijo.
Mientras que Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Néstor
Grindetti, Ricardo López Murphy, Carolina Losada, Luis Juez, Cristian Ritondo y
Adrián Lombardi, entre otros proponen un cambio de reglas de juego orientado hacia
las ideas liberales, promercado y antiestatistas.
Resulta evidente para cualquiera que ambas propuestas
no podrán convivir ni en un mismo gobierno, ni mucho tiempo más dentro de una
misma coalición política. Esto es precisamente lo que perciben los electores, que
han experimentado en varias ocasiones las frustrantes consecuencias de votar
una coalición política heterogénea pensada tan solo para desplazar a un partido
o apartar a un dirigente del poder y que al día siguiente de llegar al gobierno
se ve involucrada en agrias luchas intestinas que terminan en una catástrofe
para el sistema democrático y para el futuro del país.
En general,
las coaliciones que se crean para ganar elecciones no sirven para gobernar.
Así, que, como dice el refrán: “el que se quemó con
leche, ve a una vaca y llora” y, por lo tanto, el apoyo electoral de JxC
disminuye en la medida en que los votantes lo perciben como un espacio político
contradictorio e inestable.
El principal beneficiario de esta situación es Javier
Milei (por el FdT también atraviesa por problemas internos de programas y de
hombres que hasta el momento le han impedido definir a sus precandidatos para
competir en las PASO) que no comanda una coalición sino un partido (LLA) que
responde monolíticamente a una sola propuesta, la liberal, y a un solo
dirigente: él.
Milei presenta una propuesta de gobierno (la única por
el momento) claramente definida, concreta y basada en la teoría económica
liberal que expresa una firme voluntad de cambiar las reglas de juego para
sacar al país de las crisis periódicas. Por eso crece en las encuestas pese a
ser un outsider en la política sin una estructura partidaria consolidada.
Finalmente, el próximo 24 de junio se revelarán todas
las incógnitas y dudas. Ese día el país conocerá claramente quienes competirán
en las PASO de agosto por una candidatura en las elecciones generales de
octubre. Quedan por lo tanto dos semanas cargadas de tensiones, pujas y
sorpresas.
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