El
kirchnerismo aguarda obediente a que Cristina Kirchner, la dirigente suprema y
autocrática, a siete días del plazo para oficializar listas, decida la fórmula
presidencial y el resto de las candidaturas nacionales del espacio.
Me gusta mucho el cine y las películas de ciencia
ficción futurista y del espacio son mis favoritas.
El recuerdo de una de estas películas ha llegado a mi
mente en los últimos días generándome una curiosa reflexión que quiero
compartir con ustedes, amigos lectores.
El film en cuestión es “Starship Troopers”, una
película de ciencia ficción militar, que, en 1997, dirigió Paul Verhoeven.
El argumento de la película relata como las tropas
espaciales de la Tierra combaten con insectos invasores proveniente del planeta
Klendathu que han atacado a nuestro planeta destruyendo a la ciudad de
Buenos Aires (si precisamente nuestra muy querida “Reina del Plata”)
provocando millones de muertos.
Los insectos invasores son seres sin cerebro, millones
de soldados descerebrados, dirigido por un único “insecto superior con
cerebro” a través de ondas telepáticas.
Recordando este film no pude menos que asociar al
ejército de insectos con el ejército de fieles kirchneristas.
En este espacio político, tanto los votantes, como los
militantes y dirigentes de todas las jerarquías y geografías, se comportan al
igual que los insectos de Starship Troopers. Como entes sin cerebro,
provenientes del planeta de Narnia, que esperan recibir las ordenes de Cristina
Kirchner para moverse, como el único “insecto superior con cerebro” y poder de
decisión que conduce a los descerebrados.
De que otra forma podemos interpretar si no las palabras
con que, el 18 de mayo de 2019, Cristina Kirchner anunció la candidatura de
Alberto Fernández. “Le he pedido a Alberto Fernández -dijo Cristina en un
vídeo difundido por WhatsApp- que encabece la fórmula a presidente que
integraremos juntos, él como candidato a presidente y yo como candidata a vice
en las PASO”.
Si, porqué fue Cristina Kirchner quien convirtió a Alberto
Fernández en presidente y creó el Frente de Todos para unir a los diversos
fragmentos, hasta entonces dispersos del peronismo con otros grupos de la
izquierda piquetera, dirigentes feministas y otros provenientes de las
organizaciones de los derechos humanos.
Así se constituyó el actual gobierno argentino, sin
duda el peor de la renacida democracia argentina que comenzó el 10 de diciembre
de 1983.
Muchos de los errores cometidos por el presidente
Alberto Fernández deben atribuirse a imposiciones de Cristina Fernández de
Kirchner como los 130.000 muertos por Covid, las vacunas Sputnick, el apoyo al
dictador venezolano Nicolás Maduro y la extemporánea salida del ministro de
economía Martín Guzmán, entre muchos otros errores.) y la sórdida puja interna
que fue vaciando de poder al presidente.
Cuando se aproxima el momento en que el kirchnerismo
deberá rendir cuentas ante el electorado, el único “insecto con cerebro”
astutamente opera de forma tal de disimular el fracaso del gobierno que ella
misma creó. Comenzando por negarse a ser candidata “nada”, tal como
suele decir, argumentado falazmente que se la ha proscripto.
Que hace entonces, el ejército de descerebrados
militantes kirchneristas, integrado por gobernadores, intendentes, senadores
nacionales, diputados y hasta concejales, aguarda en expectante y disciplinado silencio
que la “jefa” decida con un dedazo quién será el afortunado ungido como
candidato presidencial y también quiénes ocuparán el resto de las candidaturas
nacionales.
Es así como, a menos de siete días del vencimiento del
plazo para presentar las fórmulas presidenciales y las listas de candidatos a
cargos nacionales (24 de junio) el peronismo no conoce quienes serán sus
candidatos.
Cambiar de nombre para que nada cambie
El “único insecto con cerebro” incluso a
decidido que el Frente de Todos cambie su nombre por el de Unidos por la
Patria, en un intento de despegarse del actúa gobierno kirchnerista
fracasado.
El nombre muy peculiar ha desatado diversas ironías:
se los llama Unidos por la Plata o Unidos por el Curro, etc.
También ese nombre, curiosamente, es muy similar al empleado
por el último grupo terrorista que atacó una instalación militar en Argentina
provocando 45 muertos.
El “Movimiento todos por la Patria” atacó, el
23 de enero de 1989, durante el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, el
Regimiento de Infantería Mecanizada 3, en su cuartel de La Tablada, provincia
de Buenos Aires.
Este grupo terrorista estaba integrado por
exguerrilleros del Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército
Revolucionario del Pueblo y dirigido por el terrorista Enrique Haroldo
Gorriarán Merlo, quién también dirigió el comando que asesinó al exdictador
nicaragüense Anastasio Somoza Debayle, el 17 de septiembre de 1980, en la
ciudad de Asunción, capital de Paraguay.
Por lo cuál algunos, aún dentro del peronismo,
consideran muy poco afortunada la elección de este nombre.
Los aspirantes a candidatos
Cristina Kirchner deberá hacer mucho más que buscar un
nombre ingenioso para su espacio político si pretende convencer al electorado de
que no tiene ninguna responsabilidad en los desaguisados que provoca
diariamente el gobierno que ella integra junto a sus eventuales candidatos a
presidente: el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, el
ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro o el cambiante ministro de
Economía, Sergio Massa.
La pregunta, al menos por el momento, consiste en saber
cuantos de los “insectos sin cerebro” seguirán las órdenes de Cristina Kirchner.
Especialmente, porque Cristina ha demostrado no ser muy afortunada cuando elige
candidatos. Su último vicepresidente, Amado Boudou terminó cumpliendo una
condena de cárcel por corrupción y Alberto Fernández es sin duda el peor
presidente de la historia argentina.
Como puede verse, la Argentina kirchnerista es una
suerte de Reino de Narnia poblado por insectos sin cerebro dirigidos por una
única líder con cerebro que no solo han destruido la ciudad de Buenos Aires
sino al país entero.
Como puede verse la realidad siempre supera a la
ficción.
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