La visita del
canciller marroquí, Nasser Bourita, a su homólogo Antony Blinken en Washington
refuerza los vínculos bilaterales entre Marruecos y los Estados Unidos.
El Reino de Marruecos no solo es un aliado extra-OTAN
de los Estados Unidos sino también un socio estratégico seguro y confiable de
Washington y no duda en reafirmarlo en todas las oportunidades.
Altos funcionarios estadounidenses visitan con
frecuencia a Rabat con el objeto de conocer la opinión del reino magrebí en
termas claves sino también para coordinar el accionar conjunto.
También los funcionarios marroquíes de primer nivel
visitan a sus colegas en Washington con propósitos similares. Estos encuentros
son oportunidades propicias para que ambas partes ratifiquen sus coincidencias
y acuerdos fundamentales.
Así, ha ocurrido esta semana durante la visita que el
ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en
el Extranjero, Nasser Bourita a su homólogo el secretario de Estado, Antony Blinken.
En ocasión de esta visita, el funcionario
estadounidense expresó que el Reino de Marruecos cumple un importante papel
como garantía de estabilidad y de defensa de la seguridad en el Norte de África
y en zonas conflictivas del continente africano golpeadas por la inestabilidad
y el terrorismo como el Sahel. El secretario de Estado estadounidense destacó
también “la larga, histórica y sólida asociación entre los Estados Unidos y
Marruecos subrayando que el Reino “es una fuerza importante para la estabilidad,
la paz, el progreso y la moderación.”
Ambos funcionarios trataron en la ocasión, entre otros
aspectos, la próxima organización por parte de Marruecos del ejercicio militar
conjunto “African Lion” que los ejércitos de ambos países realizan
anualmente, con el propósito de preparar a sus fuerzas armadas para enfrentar
con la mayor eficacia al terrorismo yihadista que afecta al Norte de África y
el Sahel.
El ministro de Asuntos Exteriores marroquí y el
secretario de Estado estadounidense afirmaron también su pleno apoyo al enviado
personal del secretario general de la Organización de Naciones Unidas para el
Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, en la “promoción de una política
duradera y digna” para el conflicto en el Sáhara. Blinken señaló que
Estados Unidos sigue considerando el Plan para la Negociación de un Estatuto de
Autonomía en el Sáhara presentado por Marruecos, en 2007, como “serio,
creíble y realista, y como un enfoque potencial para satisfacer las
aspiraciones de la población del Sáhara”, como indicó el comunicado
oficial.
Los estrechos vínculos establecidos por ambos Estados
son una clara evidencia de que para Washington su alianza con Marruecos es una
política de Estado sostenida en el tiempo cualquiera sea el signo político del
ocupante de la Casa Blanca.
El reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el
Sáhara y el apoyo al Proyecto de Autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí
fue una decisión adoptada por la Administración Trump, en 2020, por un
presidente republicano.
Ahora, gobierna en los Estados Unidos un presidente
demócrata, Joe Biden, pero la política estadounidense con respecto a la
soberanía marroquí sobre su Sáhara y sobre la forma de resolver ese Conflicto
no ha variado en lo más mínimo. Incluso puede apreciarse que los vínculos
bilaterales se han hecho más estrechos y fluidos y que la cooperación se ha
intensificado evidenciando, bueno es reiterarlo, que para los Estados Unidos su
alianza con Marruecos constituye una política de Estado.
El éxito de esta alianza estratégica es una muestra
más de la acertada visión y conocimiento de las reglas de la política
internacional con que conduce la política exterior del Reino Su Majestad el Rey
Mohammed VI.
Lamentablemente, también es la causa de que los
rivales regionales de Marruecos y antiguas potencias coloniales, en su
desesperación, recurran a toda suerte de arteras maniobras para tratar de
impedir la consolidación del liderazgo marroquí en África.
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