Aunque algunos políticos repitan la
letanía de que “falta mucho para las elecciones” y hay tiempo para lanzar
candidaturas, lo cierto es que el país comienza a entrar en un clima electoral.
EL
COMIENZO DE LA CAMPAÑA
Alguien
puede objetar que falta más de un año para las PASO de 2023, señalando que no
se ha establecido la fecha de estas, y que es muy pronto para lanzar una
campaña presidencial.
Sin
embargo, lo real es que una candidatura a presidente demanda más de dos años
para formar los equipos de campaña, crear la estructura de apoyo a nivel
nacional, recaudar fondos y, lo que es más importante hacer que el candidato y
sus propuestas sean conocidos por la totalidad del electorado para contar con
posibilidades ciertas de llegar a la Casa Rosada.
Dos y
más años tardaron en instalarse como candidatos figuras como Carlos S. Menem,
Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. Aún Raúl Alfonsín preparó su candidatura presidencial
(incluso viajó a los EE. UU. para observar las elecciones presidenciales) y la
anunció en círculos radicales y progresistas mucho antes de que los militares
del Proceso decidieran dejar el poder y convocar a elecciones generales en
1983.
Néstor
Kirchner incluso adquirió el departamento de la calle Paraguay, en CABA, donde
hoy vive su viuda, en 1985, “para cuando seamos Presidente”, según le
dijo a algunos colaboradores y amigos íntimos.
Es
decir, que Kirchner se tomó casi dieciocho años para preparar su candidatura
presidencial y comenzó a trabajar en ella antes de ser Intendente de Río
Gallegos (1987).
Evaluando
estos antecedentes no podemos considerar como apresurados a los candidatos
presidenciales que lancen sus candidaturas.
CANDIDATURAS
En
este sentido el economista liberal Javier Milei y quienes lo asesoran están
aprovechando la oportunidad que le brinda el hecho de que las fuerzas
mayoritarias del Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC) carezcan de
candidatos presidenciales definidos y de que dependan del resultado de las PASO,
en agosto de 2023, para definir esa cuestión.
En
este sentido, Javier Milei corre con ventaja. Es candidato indiscutido y líder
de su propio partido y no debe aguardar al resultado de las PASO. Tampoco, al
menos por el momento, está condicionado por acuerdos políticos con partidos
aliados. En este contexto no debe preocuparse por sufrir escisiones o desprendimientos
de dirigentes de sus filas.
También
la reciente negativa de la Mesa Nacional de JxC a establecer una alianza con el
economista es probable que termine por favorecer a Milei haciendo parecer que
no tuvo más alternativa, para llevar adelante sus ideas, que competir en
solitario por la presidencia.
Al mismo
tiempo, Milei podrá seguir castigando a los políticos actuales denominándolos “la
Casta”, es decir un grupo cerrado de dirigentes privilegiados que gozan de impunidad.
Milei
no gobierna ni tiene responsabilidades legislativas vinculadas a la
gobernabilidad del país, por lo cual puede radicalizar su discurso sin temor a
ser considerado desestabilizador o golpista. Tampoco arrastra fracasos o
responsabilidades sobre el actual estado del país porque nunca gobernó.
Como en
las elecciones legislativas de 2021 obtuvo solo el 17% de los votos en CABA, si
logra presentarse como partido nacional y mejora su caudal electoral en la
votación de 2023, conseguirá un considerable logro hacia la construcción de una
sólida estructura partidaria con presencia nacional.
Por
otra parte, esa mejora permitiría al economista conformar un bloque legislativo
más decisivo en la aprobación de leyes claves durante el próximo gobierno.
Mientras
que el FdT y JxC deben esforzarse por mantener a los distintos sectores y
dirigentes que los componen dentro de cada coalición
Ante
el crecimiento de La Libertad Avanza de Milei una fractura importante (como una
candidatura presidencial de Sergio Massa por fuera del FdT o una división de
JxC en candidaturas paralelas de Rodríguez Larreta y Mauricio Macri) podría dejar
a alguna de estas coaliciones fuera de una eventual (pero muy probable) segunda
vuelta electoral.
Por
último, Milei cuenta con una ventaja adicional, dispone de un plan económico
que puede explicar y defender con solvencia como no podrá hacer ningún otro candidato
presidencial aún cuando cuenten con esa propuesta, lo cual por el momento se
presenta como algo dudoso.
Porque
en la actual situación económica el electorado, desesperanzado y en depresión
colectiva, espera que el hombre que dirija sus destinos durante los próximos
cuatro años explicite el plan económico que piensa implementar y que les
ofrezca una clara posibilidad de mejorar sus vidas en el mediano plazo.
Por el
momento, parece probable que Javier Milei dispondrá casi de un año en solitario
para difundir por todo el país su propuesta esperanzadora de menos Estado,
menos impuestos y mayor libertad cambiaria.
Quizá
por todo esto el gurú electoral ecuatoriano Jaime Durán Barba considera a
Javier Milei como el candidato con mayores probabilidades de triunfar en las
elecciones de 2023. Solo el tiempo dirá si el pronóstico es acertado.
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