viernes, 4 de marzo de 2022

UNA GUERRA LIMITADA A PUNTO DE PERDER SUS LÍMITES


 

El conflicto bélico entre Ucrania y Rusia se prolonga aumentando los riesgos de una escalada militar y del incremento de los daños colaterales

CONTENIDO

El conflicto entre Rusia y Ucrania puede ser vista de muchas maneras. En principio señalando que no ha habido una declaración formal de guerra y que las partes en conflicto han entablado negociaciones diplomáticas bilaterales tendientes a lograr un alto al fuego desde el tercer día posterior al inicio de las operaciones militares.

Guerra declarada o no, estamos en presencia del primer conflicto militar entre Estados europeos desde 1945.

Por el momento, se trata de un enfrentamiento bélico que los especialistas en estrategia e historia militar califican como “guerra limitada”.

Es decir, que los beligerantes voluntariamente acuerdan tácitamente circunscribir el conflicto para evitar una escalada de la violencia, reducir los daños colaterales y evitar involucrar a otros actores.

En otras palabras, este conflicto, al menos por el momento, se desarrolla dentro del territorio ucraniano, empleando medios militares convencionales y tratando de que las acciones se resuelvan rápidamente evitando que derive en una guerra de desgaste, prolongada en el tiempo.

Sin embargo, después de más de una semana de intensos combates, el conflicto corre el riesgo de expandirse incrementando sus efectos negativos.

De prolongarse más tiempo el conflicto Europa enfrentará los efectos de tres tipos riesgos: nucleares, humanitarios y económicos.

El riesgo nuclear surge de la capacidad y disposición de Rusia a emplear armentos de este tipo, sean ellos de carácter táctico o estratégico, en caso de sufrir un ataque por parte de las fuerzas de la OTAN, aunque sea con medios convencionales.

Además, dentro de Ucrania existen diversas instalaciones nucleares que constituyen un riesgo adicional. Debido a la posibilidad de un accidente involuntario, un acto de sabotaje o el no menos peligroso robo de material fisionable. De allí la preocupación de las fuerzas rusas de tomar el control de las instalaciones nucleares de Chernóbil y Zaporizhzhia, esta última la centra de este tipo más grande de Europa.

El riesgo humanitario, por otra parte, surge no solo de las víctimas civiles del conflicto sino especialmente por la población desplazada.

Asta el momento se estima que un millón de ucranianos (la mitad de ellos niños) han abandonado su país para escapar de los peligros originados por los combates, bombardeos, toques de queda y racionamiento de alimentos.

La creación de “corredores humanitarios” acordados por las partes en la segunda ronda de negociaciones es un avance en la protección de la población ucraniana afectada por el conflicto, pero, sin duda, contribuirá al éxodo de refugiados.

La población ucraniana que abandone su país y se instale transitoriamente en territorio de otros Estados de la Unión Europea difícilmente se sienta tentada de retornar a sus hogares al concluir el conflicto si las ciudades ucranianas son desbastadas y la economía local entre en recesión.

Esto lo saben los líderes europeos que ven con preocupación el flujo constante de refugiados a los cuales no pueden negar el ingreso y deben asistirlos con alojamiento, alimento, etc.

Un millón de refugiados ucranianos sea todo un desafío para la sobrecargada economía de la Europa comunitaria.

Precisamente, con respecto a la economía europea, las sanciones impuestas a Rusia por los países de la OTAN pueden terminar siendo a su bumerang.

Occidente respondió a la agresión rusa sobre Ucrania expulsando a los principales bancos rusos del sistema de pagos internacional SWIFT, limitando sus exportaciones de alta tecnología y restringiendo drásticamente su disponibilidad de divisas.

Pero, para la Europa comunitaria que recibe casi el 40% del gas natural y 32% del petróleo que consume de Rusia, las sanciones significan un incremento de precios en la energía del 32% que disparará la inflación europea hasta un “inaceptable” 6,1% y la del Reino Unido hasta el 10%.

En el caso específico de Alemania, por ejemplo, la paralización de gasoducto Nord Stream II pone en peligro una inversión de 9.500 millones de dólares; el 50% de los cuales fueron aportados por bancos y empresas alemanas.

La prolongación de las sanciones terminará llevando a la Europa comunitaria a la recesión.

Además, muchas de estas sanciones implican ruptura unilateral de contratos que pueden ser recurridas ante los tribunales locales e internacionales por la parte rusa. En cada caso concreto será la justicia quien determine la legalidad o no de dichas sanciones y el derecho de las empresas y ciudadanos rusos de recibir una compensación pecuniaria por los daños y perjuicios recibidos.

RESUMIENDO

La prolongación del conflicto ruso – ucraniano afecta no solo a los Estados involucrados en las operaciones bélicas sino también generan riesgos nucleares, humanitarios y económicos al resto de los países europeos.

Solo los Estados Unidos, por su histórico aislamiento geopolítico, escapan en gran medida a estas consecuencias adversas. De allí la diferente percepción (e intereses) que parecen tener los países de la OTAN.

Mientras Estados Unidos aspira a prolongar el conflicto en el tiempo para desgastar a Rusia, sus aliados europeos parecen más interesados en lograr un alto al fuego y la pronta estabilización de Europa Oriental para alejar cualquier riesgo de escalada.

Estas diferencias pueden acentuarse conforme evoluciones el conflicto.

 

No hay comentarios: