En un confuso
incidente es asesinado Homiel Denis Kireev miembro de la delegación ucraniana
en las conversaciones de paz destinadas a lograr un alto al fuego en el
conflicto con Rusia.
En medio de la invasión rusa a Ucrania y mientras se
agudiza el drama humanitario del millón y medios de refugiados que han
abandonado el país y se incrementan las sanciones económicas y políticas de la
OTAN sobre Rusia, un confuso episodio con indicios de lucha por el poder
termina con la vida de tres supuestos “agentes” a manos del SBU el servicio de
seguridad ucraniano.
El sábado 5 de marzo pasado se dio a conocer la muerte de
Homiel Denis Kireev, integrante de la delegación ucraniana que concurrió a las
dos rondas de negociaciones de paz con su homóloga rusa.
Poco es lo que se sabe de la vida y actividades de Krieev,
solo es conocida su participación en el directorio de supervisión de Ukreximbank,
uno de los tres bancos más importantes de Ucrania y el 10º de Europa, una
entidad dedica a los negocios de importación y exportaciones, entre 2006 y
2012, simultáneamente, entre 2010 y 2014, se desempeñó como vicepresidente de Oschadbank,
el Banco Estatal de Ahorros de Ucrania.
Ignoramos que ha hecho después, como así también en que
carácter representaba al estado ucraniano en las trascendentales conversaciones
de paz.
La escueta información consigna que Krieev junto con
otras dos personas no identificadas resultaron muertas por disparos cuando resistieron
su arresto bajo la acusación de traición y espionaje por parte del personal del
SBU.
El Sluzhba Bezpeky Ukrayiny (SBU) fue creado al
independizarse Ucrania de la antigua Unión Soviética, en 1991, sobre la base
del personal ruso que integraba la delegación de la KGB en Ucrania.
Por tal motivo, siempre se ha considerado a SBU como una
organización infiltrada por la inteligencia rusa y los servicios de
inteligencia de los países de la OTAN recelan de colaborar con él.
En el caso de Krieev, el SBU afirma disponer de
información y hasta de grabaciones de conversaciones telefónicas, como pruebas
de la traición del banquero a su país al trasmitir ciertos datos a los rusos.
No obstante, estas acusaciones nunca fueron presentadas
ante un tribunal y no justifican la ejecución de un sospechoso sin un debido
proceso judicial.
Por lo tanto, la muerte de Krieev despierta la sospecha
de que se este librando en Ucrania una sórdida lucha por el poder en medio de
una brutal guerra.
Recordemos siempre que, las clases dirigentes en todo el
espacio soviético (incluida Ucrania) surgieron de una alianza entre los
administradores de empresas estatales, oficiales del KGB y criminales del
floreciente mercado negro de la era soviética.
A fines de los años ochenta, solo ellos contaban con el “know
how” (llamémoslo conocimiento de como se hacen las cosas), capitales y
contactos locales e internacionales para construir una economía capitalista y
demostraron muy bien contar con el talento y la voluntad necesarios para
aprovechar el derrumbe del sistema soviético y el surgimiento de nuevo orden.
Rápidamente se enriquecieron sideralmente y se convirtieron en magnates a
escala mundial.
Ese proceso no fue sencillo ni incruento se forjó empleando
venenos, minas lapa en los automóviles y sicarios provenientes de las tropas Spetsnaz.
Muertes misteriosas como la de Krieev muchas veces son un
resabio de épocas pasadas y se inscriben en la lógica de “molestar a quién no
se debe” más que en un hecho de espionaje.
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