HIJOS DE LAS NUBES, UN CASO DE CINE
DE PROPAGANDA
Por el Dr. Adalberto C. Agozino
El cineasta Álvaro
Longoria ha filmado para el Frente Polisario un documental titulado: “Hijos de las nubes, la última colonia” que
constituye una expresión más del “cine de propaganda”. Al ver este documental
apologético de la llamada “causa
saharaui”, nos vuelve a la memoria la película “El triunfo de la voluntad” que Leni Reifenstahl filmó, en 1934,
para promocionar a Adolfo Hitler y al partido nazi.
Curiosamente, ambos filmes
de propaganda fueron en su momento considerados expresiones artísticas y
merecieron premios internacionales. “El
triunfo de la voluntad” obtuvo la medalla de oro en la Exposición
Internacional de París, en 1937, en tanto que “Hijos de las nubes, la última colonia” mereció el Premio Goya al
mejor documental en 2012.
Sin embargo, pese a los
premios internacionales estos documentales son sólo instrumentos de propaganda
política. Su peligrosidad consiste en que, al difundirse por medio de la
televisión como un documental objetivo destinado a informar al público en
general, invaden por sorpresa la mente de muchos espectadores que lo desconocen
todo sobre el conflicto del Sáhara Occidental y manipulan sus sensibilidad en
favor de quienes se presentan como una minoría desprotegida y perseguida.
El espectador desprevenido
cree estar recibiendo información objetiva de una fuente independiente cuando
en realidad está siendo sutilmente “desinformado”
y manipulado por el aparato de propaganda de un grupo separatista y sus
eventuales compañeros de ruta.
En “Hijos de las nubes, la última colonia.”, todo es engañoso,
comenzando por el título mismo del documental. El antiguo Sáhara Español no es
en modo alguno un colonia sino una parte más del territorio de Marruecos, que
como otras regiones de este antiguo Reino, en algún momento de la historia, fue
víctima del colonialismo europeo.
En cuanto a la técnica
cinematográfica empleada en el documental, resulta evidente que el tándem
formado por el director Álvaro Longoria y el productor y actor Javier Barden se
esfuerza infructuosamente por imitar el estilo cinematográfico del documentalista
Michael Moore en películas como Bowling
for Columbine o Fahrenheit 9/11.
Al igual que Moore,
Longoria elige contar su historia empleando dibujos animados acompañados de
materiales de archivo sobre la “Marcha
Verde”. En especial filmaciones provenientes de antiguos noticiarios y
viejas entrevistas realizadas a ciertos protagonistas de esos hechos
históricos, como los reyes Juan Carlos de España y Hassan II de Marruecos o el
Secretario de Estado de los EE. UU., Henry Kissinger.
El material original está
formado sólo por abundantes testimonios brindados por dirigentes del Frente
Polisario y algunas personalidades internacionales vinculadas a los sectores de
izquierda. Comenzando por el ex Jefe de Gobierno español, Felipe González, del
PSOE, asesores del fallecido senador demócrata Ted Kennedy y otros políticos y
diplomáticos estadounidenses, franceses y austríacos con claras simpatías hacia
los marroquíes exiliados en el territorio argelino. Incluso, en algunos casos,
se consigna como entrevistas nuevas, realizadas para el documental, a
fragmentos de material existente desde hace largo tiempo en internet.
Finalmente, al mejor
estilo de Michael Moore, Javier Barden, con rostro adusto y tono indignado,
muestra su frustración contra quienes se resisten a tomar parte de esa burda
manipulación. Así, dedica gran tiempo de la filmación para mostrar que se
niegan a conversar con él sobre la situación de los exilados los gobiernos de España,
Marruecos y Argelia e incluso organismos internacionales como las Naciones
Unidas.
Es decir, que de todos los
actores principales del conflicto los únicos interesados en aparecer en este
documental “imparcial” parecen haber
sido los dirigentes del Frente Polisario y sus simpatizantes.
El resto del film se cae
por sí solo. Especialmente cuando se muestra el contraste entre la prosperidad
de la ciudad de El Aaiúm, gracias a las millonarias inversiones realizadas por
Marruecos, frente a la pobreza en que languidecen los campos de exiliados de
Tinduf en la hamada argelina.
El documental evita
cuidadosamente toda referencia a la seudo República
Árabe Saharauí Democrática. Es que a los autores del documental les resulta
difícil vender como un “estado democrático” a lo que en realidad es un conjunto
de precarios campamentos instalados en Argelia. Donde en realidad impera un sistema
totalitario de partido único y policía política que oprime a doscientas mil
personas a quienes se les impide salir de ese lugar.
Es por ello que, en el
documental, se menciona al Frente Polisario y se abandona la fachada de la
RASD. Aunque cuando registran el testimonio del
Secretario General del Frente Polisario, el estalinista Mohammed Abdelaziz, no pueden ocultar
que ocupa su cargo en forma continuada desde 1976…
Curiosamente, el
documental comienza y termina con imágenes de los milicianos del llamado Ejército de Liberación Popular Saharaui marchando.
Entonces el espectador no puede menos que preguntarse como hace esta minoría
oprimida que depende de la ayuda internacional para contar con los modernos carros
de combate de fabricación soviética que exhibe en el film la denominada “División
Armada Saharauí”.
En síntesis, estimado
lector cuando su canal de cable le anuncie la proyección de Hijos de las nubes, tenga en
consideración que lo que usted verá no es una película comercial más sino un
documental de propaganda del Frente Polisario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario