Bajo el certero liderazgo del rey
Mohammed VI, Marruecos ha convertido la diplomacia comercial en el eje
vertebrador de su política exterior y en una herramienta de desarrollo
económico nacional.
Contenido:
A
lo largo de los últimos años, Rabat ha multiplicado sus acuerdos de libre
comercio y asociaciones estratégicas, consolidando su posición como “puerta
de África” y como actor económico de peso en el espacio euroatlántico y
africano.
El
reciente acuerdo agrícola rubricado con la Unión Europea en octubre de 2025 y
la consolidación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos ejemplifican
esta nueva etapa de expansión. Ambos hitos reflejan una diplomacia económica
activa y planificada, impulsada directamente por las directrices reales que
orientan la acción exterior hacia la apertura, la atracción de inversiones y la
integración del Reino en las principales corrientes del comercio mundial.
Una
diplomacia económica al servicio del desarrollo
El
propio monarca ha subrayado en diversas ocasiones que la diplomacia marroquí
debe situarse “al servicio del desarrollo nacional”. Con este propósito,
Rabat ha reestructurado su aparato diplomático con la creación de la Dirección
General de la Diplomacia Económica dentro del Ministerio de Asuntos
Exteriores y el nombramiento de agregados económicos en la mayoría de sus
embajadas.
Esta
política permite capitalizar una amplia red diplomática —más de 110 embajadas y
60 consulados— y articular una agenda exterior orientada a la captación de
inversiones, la promoción del producto marroquí y la apertura de nuevos
mercados.
Desde
el año 2000, Marruecos ha suscrito más de 1.000 acuerdos con países africanos y
alrededor de 7.500 convenios internacionales, dos tercios de ellos durante el
reinado de Mohammed VI. El resultado es un entramado de vínculos comerciales
que abarca el mundo árabe, el Mediterráneo, Europa y América del Norte.
El
acuerdo agrícola con la Unión Europea: una alianza renovada
El
acuerdo agrícola firmado el 4 de octubre de 2025 en Bruselas marca un
punto de inflexión en la asociación Marruecos–Unión Europea. El texto, suscrito
por el embajador Ahmed Réda Chami ante la Unión Europea, amplía los beneficios
comerciales de las provincias del sur del Reino, cuyos productos agrícolas
disfrutarán de las mismas condiciones preferenciales que los del resto del país.
Además,
introduce mejoras técnicas que facilitan la exportación y promueven la
transparencia mediante un nuevo etiquetado que indica las regiones de origen
—Laayún-Sakia el Hamra y Dajla-Ued Eddahab—. Esta medida no sólo refuerza la
integración económica nacional, sino que consolida la legitimidad de Marruecos
sobre sus territorios del sur a través de mecanismos comerciales.
El
acuerdo es también la confirmación de una asociación multidimensional
con la Unión Europea, que se remonta al Acuerdo de Asociación de 1996 y al
Estatuto Avanzado de 2008. Bruselas y Rabat comparten intereses en materia de
energía renovable, migración, seguridad y agricultura. En palabras de
diplomáticos europeos, “Marruecos se ha convertido en el socio más estable y
fiable de la UE en África y el mundo árabe”.
La
asociación con Estados Unidos: un modelo africano
Al
otro lado del Atlántico, Marruecos es el único país africano con un tratado
de libre comercio con Estados Unidos, firmado en 2005 y plenamente vigente.
Dos décadas después, el comercio bilateral se ha multiplicado por ocho, y el
Reino se ha posicionado como el principal socio norteamericano en el norte de
África
Un
reciente informe del Departamento de Estado de EE. UU. publicado en octubre de
2025 reitera esta visión: Marruecos es “la puerta de entrada a África”,
un país con estabilidad política, seguridad jurídica y una infraestructura
logística avanzada, centrada en nodos como Casablanca Finance City y el puerto
de Tánger Med.
Washington
destaca también la convergencia de su cooperación con los objetivos del Nuevo
Modelo de Desarrollo y la Estrategia Digital 2030 impulsados por el rey
Mohammed VI. Estos programas buscan diversificar la economía, aumentar el peso
de las energías renovables hasta el 40 % en 2035 y generar 240.000 empleos
tecnológicos.
Diversificación
global: África, el Golfo y América del Norte
El
nuevo activismo exterior no se limita a Europa y América. Marruecos ha tejido
alianzas estratégicas con Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y hermanos países
africanos francófonos. El lanzamiento de líneas marítimas directas entre Tánger
Med y el puerto saudí de Yeda o los proyectos conjuntos en energía y turismo
con Riad ilustran la voluntad de equilibrar la balanza comercial y potenciar
los flujos de inversión.
En
África, el Reino mantiene una presencia empresarial sólida en sectores de
infraestructura, finanzas, telecomunicaciones y agricultura. Marruecos se ha
convertido en el segundo inversor africano en el continente, solo detrás
de Sudáfrica, con una estrategia que combina intereses económicos con
diplomacia cultural y religiosa.
El
Centro Regional de Inversiones de Tánger-Tetuán-Alhucemas refleja esta
vitalidad: solo en el primer semestre de 2024 gestionó inversiones por valor de
40.800 millones de dírhams (más de 4.000 millones de dólares), un 72 % más que
el año anterior
Una
visión real de largo alcance
Los
avances de Marruecos en materia de comercio internacional no son casuales.
Responden a una visión estratégica delineada por el rey Mohammed VI desde su
ascensión al trono en 1999: convertir al Reino en un polo de estabilidad,
modernidad y apertura en el norte de África.
En
su discurso del Día Nacional de la Diplomacia Marroquí, el soberano definió a
los embajadores como “soldados al servicio de los objetivos económicos del
país”. Esta directriz se ha traducido en una diplomacia pragmática y
orientada a resultados, que combina el prestigio político con la búsqueda de
inversiones y la creación de empleo.
El
éxito de esta política se mide tanto en la creciente integración de Marruecos
en la economía global como en su capacidad para influir en las agendas
regionales. Con acuerdos que abarcan desde la Unión Europea y Estados Unidos,
hasta Turquía, Canadá o la Comunidad Económica y Monetaria del África Central,
Rabat se posiciona como un actor bisagra entre África, Europa y América.
Hacia
una nueva arquitectura comercial internacional
La
diplomacia comercial marroquí se inscribe en un contexto mundial marcado por la
transición energética, la digitalización y la competencia por los mercados
africanos. Marruecos ha sabido leer esta coyuntura y proyectarse como un socio
estable, previsible y abierto, capaz de ofrecer garantías a las empresas
extranjeras y oportunidades a las locales.
Los
acuerdos con Bruselas y Washington son las dos caras de una misma moneda: la
consolidación de un modelo diplomático que combina apertura y soberanía,
modernización y estabilidad. Un modelo que, según las palabras del presidente
de la Comisión de la Unión Africana, “ha hecho de Marruecos un hub africano
y un referente en la diplomacia económica continental”.
Con
la mirada puesta en la organización del Mundial de Fútbol de 2030 junto a
España y Portugal, y en la transición hacia una economía verde y digital, el
Reino de Marruecos reafirma su papel como puente entre continentes y
ejemplo de cómo una diplomacia inteligente puede transformar un país en un
actor global.
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