La pequeña
nación sudamericana de Ecuador enfrenta el ataque de grupos criminales que han
forzado al joven presidente Daniel Noboa a declarar el estado de excepción y a
declarar a veintidós de estos grupos como “organizaciones terroristas y actores
no estatales beligerantes”.
En la última semana, en Ecuador se han registrado
motines carcelarios con tomas de rehenes (127 miembros del personal
penitenciario han sido retenidos por los reclusos en distintos penales),
incendio de automóviles en las calles, secuestros de policías, atentados
explosivos y hasta el ingreso de encapuchados armados en un canal de
televisión, hecho que se transmitió en vivo, dejando un saldo provisorio de
diez muertos por los enfrentamientos y treinta ataques violentos registrados.
Los delincuentes difundieron vídeos amenazantes contra el presidente donde los mafiosos advierten que convertirán "Las cárceles en campos de batalla. A toda la población civil de Ecuador se le recomienda no salir de sus casas en la noche porque policía y militar que encontremos será asesinado", afirmó amenzante un criminal enmascarado
El débil presidente Daniel Noboa, un empresario de 37
años sin experiencia de gestión gubernamental, con mandato hasta mayo de 2025,
además su partido Acción Democrática Nacional solo cuenta con 14 escaños de los
137 que componen la Asamblea Nacional de Ecuador, se vio obligado a declarar,
el 8 de enero, la existencia de un “conflicto armado interno”,
establecer el “Estado de Excepción” por sesenta días, implantando
estableciendo un toque de queda de seis horas durante la noche, suspendiendo
por seguridad las clases presenciales en escuelas y colegios y ordenando a las
fuerzas armadas a ejecutar acciones militares contra los criminales “bajo el
derecho internacional humanitario y respetando los derechos humanos.”
Estas medidas pusieron al Ecuador en un virtual Estado
de Guerra.
La actual ola de violencia criminal se originó en el
intento del Gobierno de aislar a los líderes de las principales organizaciones
criminales en cárceles de máxima seguridad, como La Roca, en la ciudad de
Guayaquil, o en barcazas carcelarias hasta la construcción de penales
supervigilados similares a los empleados por el presidente Nayib Bukele, en El
Salvador, contra las maras.
Las autoridades intentaban mediante este confinamiento
de máxima seguridad evitar que los jefes narco siguieran comandando sus
organizaciones desde la cárcel.
Alertados los narcos criminales organizaron motines y
atentados en las ciudades como pantallas de su fuga de los penales en donde se
encontraban alojados. En esta forma, Fabricio Colón Pico, alias "Capitan Pico", líder de la banda “Los
Lobos”, se fugó de la cárcel de Riobamba con otros 39 delincuentes
internados en ese penal. Algo similar
ocurrió con José Adolfo Macías Salazar, alias “Fito”, líder de la banda
conocida como “Los Choneros”, que huyó de la cárcel Regional de Guayaquil, donde cumplia una condena de 34 años por crimen organizado, narcotráfico y asesinato, junto a cuatro de sus hombres pertencientes a su equipo de seguridad.
Ecuador está bajo el ataque de poderosas bandas
criminales que han tomado al país desde hace años, al extremo de haberlo
convertido en el mayor exportador de cocaína del mundo.
En el año 2022, Ecuador, con 25,32 muertes cada
100.000 habitantes, fue el décimo país más violento de Latinoamérica y el
Caribe, después de un impresionante aumento del 82% en los homicidios frente al
año anterior.
En 2023, Ecuador fue el año más violento con 7.500
asesinatos y una tasa de 40 asesinatos cada 100.000 habitantes, lo que sitúa a
Ecuador entre los tres primeros, aventajando a países Honduras, Venezuela y
Colombia, en medio de las guerras entre bandas por el control de los flujos de
drogas en el país.
En 2024, ha comenzado de forma tan violenta, que hace
pensar que las cifras de este año superarán holgadamente las establecidas en
los dos años precedentes.
A finales de noviembre de 2023, Guayaquil, principal ciudad portuaria del país y centro de tránsito del narcotráfico, registraba un aumento de hasta 80% en los homicidios.
En Guayaquil, la ciudad más poblada, con un puerto donde diariamente transitan 300.000 containers, la droga transita oculta en embarques de frutas, cacao y artesanías, se trata de entre 700 y 800 toneladas de cocaína al año.
En la provincia de Los Ríos, en el
interior del país, pero ubicada en medio de la ruta de tráfico de drogas entre
la frontera de Colombia y la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, los homicidios se
han incrementado en 153%. Mientras que, la ciudad de Esmeraldas, al noroeste
del país se ha transformado en uno de los centros urbanos más violentos de
América Latina, superando a Colima en México y por la Región Capital de
Venezuela.
Las macabras exhibiciones de cadáveres colgados de los
puentes, algo frecuente en México, pero nunca visto en Ecuador, se convirtieron
en el último año en algo frecuente en medio de la lucha entre bandas narco.
A pesar de los cientos de presos que murieron en
masacres orquestadas y de las repetidas promesas de mejorar la seguridad en las
cárceles, los motines siguieron sucediendo en 2023.
Desde febrero de 2021, han muerto en motines 460
reclusos. Incluso los presos de mayor interés nacional, como los criminales
colombianos sospechosos del asesinato del candidato presidencial Fernando
Villavicencio, adjudicado a la banda de Los Choneros, fueron asesinados en su
celda pocas semanas después de su captura.
En los centros penitenciarios de Ecuador hay 31.321
reclusos, de acuerdo con el censo penitenciario de 2022. De los cuáles, unos
1.500 son extranjeros provenientes de Colombia, Perú y Venezuela.
Las bandas criminales sin dejar sus actividades de
narcotráfico han trasladado sus “negocios” a otros rubros adaptándose al
surgimiento de nuevas oportunidades: la extorsión a profesionales y
comerciantes, los prestamos usurarios, los secuestros, la trata de personas y
la minería ilegal de oro.
Tanto Los Choneros, como Los lobos, mantiene negocios
con los grupos mexicanos del narcotráfico, en especial, El Cartel de Sinaloa y
el Cartel Jalisco Nueva Generación.
La policía ha sido infiltrada por el crimen
organizado, han vendido sus armas a las pandillas y han servido de
guardaespaldas para los líderes narcos.
El pasado 8 de diciembre de 2023, el embajador de los
Estados Unidos en Ecuador, Michael Fitzpatrick declaró en una conferencia de
prensa que “Ecuador está bajo ataque sostenido de las organizaciones
criminales” y estas lavan su dinero “en cuentas bancarias, en empresas
ficticias de exportación, sus testaferros ahora están metidos en la pasión nacional,
el fútbol, usando algunos equipos para lavar su cara indicó el diplomático sin
identificarlos o aportar mayores datos.
Algunos de los medios de comunicación que “fingían
ser observadores responsables”, agregó Fitzpatrick, también ahora actúan
como extorsionadores”, agregó Fitzpatrick, y están “pagados por nefastos
(intereses) para desviar investigaciones criminales, confundir al público
nacional y continuar viviendo bien con la plata (de los criminales)”.
Tampoco en ese caso dio nombres.
En el año 2021, el embajador Fitzpatrick denunció la
existencia de “narco generales” en la Policía Nacional de Ecuador al
servicio de los narcotraficantes, aunque en esa ocasión tampoco los identificó,
lo que derivó en sendas investigaciones internas en las fuerzas armadas y la
policía, donde se indicó después de que se encontraron pruebas que corroborarán
las afirmaciones del diplomático estadounidense, si bien las sospechas
perduraron.
Si se toma en consideración, tanto las estadísticas
criminales como las advertencias de los expertos, la actual ola de violencia
criminal que ha sumergido a Ecuador en una situación de conflicto armado
interno, no puede sorprender a nadie.
Los países de la región deberían sacar conclusiones de
como ha evolucionado el problema de la seguridad en Ecuador para tomar medidas
antes de sufrir situaciones parecidas.
Hoy, en América Latina, por muchas razones, la
principal amenaza a la seguridad no proviene de la actividad en la región de los
grupos terroristas de Medio Oriente, sino las organizaciones del crimen
organizado que están asolando el subcontinente y convirtiendo a los
sudamericanos en víctimas de la violencia narco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario