El economista
liberal Javier Milei se impuso por doce puntos de diferencia al candidato
oficialista Sergio Massa, clausurando esta etapa de populismo kirchnerista y
será el próximo presidente de Argentina.
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El libertario Javier Milei, a quién sus partidarios
suelen denominar afectuosamente como: “El León” o “Peluca” debido
a su enmarañada melena, en tanto que sus adversarios se refieren a él como “El
Loco” y no dudan en caratularlo de “facho” y hasta de “nazi”; derrotó en la
segunda ronda electoral de los comicios argentino efectuado el domingo, al
candidato oficial del kirchnerismo, el ministro de Economía Sergio Massa por el
55,70% de los votos contra 49,30% de los votos válidos emitidos.
El candidato libertario se impuso en 21 de las 24
provincias del país. Massa solo logró triunfar en Formosa, Santiago del Estero
y la provincia de Buenos Aires. Distritos que albergan los mayores índices de
pobreza.
Pese a todos los pronósticos previos a la votación el
voto en blanco fue muy bajo y la asistencia a los comicios fue normal pese a
que la votación se realizó el domingo de un fin de semana largo.
El triunfador
Javier Milei es un outsider de la política que
en tan sólo dos años armó de la nada un partido político convocando a personas
independientes, captando especialmente el apoyo de los jóvenes menores a
treinta años, grupo etario donde se sitúa el 30% de los votantes del padrón, con
un discurso esperanzador basado en ideas liberales, prometiendo sacar al país
de la pobreza y el estancamiento económico, ahora se ha convertido en el nuevo
presidente de los argentinos.
El mensaje de Milei en favor del cambio era sencillo: “sé
que hay que hacer, se como hacerlo y tengo la fuerza y la decisión de hacerlo.”
El candidato derrotado
Frente a él, el candidato oficial, el ministro de
Economía, el abogado Sergio Massa, hizo todo tipo de maniobras y chapucerías
para ocultar los desaguisados de los cuatro años de gobierno bicéfalo entre
Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Quienes, como en una canción del dúo Pimpinela, no
hicieron más que pelearse y cometer todo tipo de errores y abusos: impusieron
la cuarentena más extensa del mundo durante la pandemia del covid 19 y aún así
no pudieron evitar que murieran 130.000
argentinos, elevaron la pobreza al 43%, la inflación al 140% anual, llevaron el
dólar de 70 a 1.000 pesos en cuatro años, consumieron 23.000 millones dólares (12.000
millones de dólares recibieron de Mauricio Macri y acumularon -11.000 millones
de dólares en reservas negativas) de las reservas en divisas del país generando
desabastecimientos de insumos importados claves, etc.
Al mismo tiempo acumularon toda clase de escándalos y
actos de corrupción: la “fiesta de Olivos” mientras todos los argentinos
permanecían encerrados, el “vacunatorio vip”, las 49 tarjetas de débito
de julio “Chocolate” Rigau, el viaje de lujo, por Marbella, del jefe de
Gabinete de Kicillof, el intendente Martín Insaurralde, las 620 camionetas para
Aysa, pagadas con sobreprecio por Malena Galmarini, esposa del candidato Sergio
Massa.
La deserción del peronismo
Sin embargo, la derrota del candidato oficialista es
producto de otros factores además de la tétrica herencia que deja, entre ellos
la deserción del peronismo en la segunda vuelta electoral.
Como adelantáramos en esta columna, ni a la jefa del
kirchnerismo, Cristina Kirchner y a su hijo y delfín Máximo Kirchner les
convenía un triunfo de Massa que podía disputarles la conducción del peronismo
e incluso imponer su jubilación política.
Un eventual triunfo de Massa tampoco beneficiaba al
gobernador reelecto de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof que se
prepara para competir por la presidencia, en 2027, y desconfía del apoyo que
podría recibir de este si es presidente. Además, Kirchner sabe que Massa iría
por la reelección en 2027 y no desea competir con él.
Por último, los intendentes bonaerenses ya reelectos,
en especial los llamados “barones del conurbano”, hicieron su propio juego,
recibieron fondos de campaña “en negro” para financiar a los punteros,
militantes y fiscales, pero no los distribuyeron entre ellos. Por lo cual, el
aparato electoral hizo que la diferencia entre Unión por la Patria y La
Libertad Avanza, que el 22 de octubre fue de veinte puntos (UP: 44,88% a 24,59
de LLA) se redujera en noviembre a 1,5 puntos (UP: 50,74% a 49,21% de LLA).
Podría decirse que Sergio Massa habría perdido los
comicios igual por la decepción del electorado con el kirchnerismo, pero la
deserción (para no hablar de traición) del peronismo acentuó la dimensión de la
derrota.
Una difícil transición
Si bien el periodo de transición hasta la asunción del
nuevo gobierno, el próximo 10 de diciembre, es breve: tan solo 21 días, el
mismo debido a la fragilidad de la economía argentina está rodeado de
incertidumbre.
Especialmente, porque Sergio Massa en su mensaje de
reconocimiento de la derrota deslizó que ya a partir de mañana lunes: “la
responsabilidad de dar certezas es de Milei” e inmediatamente anunció que se
retiraba de la política y pidió licencia, junto con su equipo, hasta la entrega
del gobierno dejando el manejo del ministerio de Economía en manos de
funcionarios de carrera de esa cartera. En una aptitud que los analistas y
economistas calificaron como “tirarle a Milei el gobierno por la cabeza”.
Hoy lunes, es feriado en Argentina, pero muchos
argentinos se preguntan que ocurrirá con el valor del dólar y la evolución de
la inflación a partir de la apertura de los mercados el martes próximo.
Algo que seguramente dependerá en gran medida de los
anuncios de hombres y propuestas concretas que realice el presidente electo en
las próximas horas. Habrá que esperar entonces para ver hacia donde va “El
León”.
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