La Policía
Federal de Brasil, con ayuda del Mossad, ha desarticulado una célula terrorista
de la organización libanesa chií Hezbollah que se disponía a realizar atentados
contra objetivos de la comunidad judía y del Estado de Israel en ese país.
Contenido
Tal como era previsible, la violencia entre los terroristas
de Hamas y las Fuerzas de Defensa de Israel extiende sus consecuencias a otros
escenarios. Los terroristas de Hamas y sus aliados los chiíes libaneses de
Hezbollah e Irán intentan abrir nuevos frentes de combate realizando atentados en
las comunidades judías de todo el mundo para dispersar y agotar el esfuerzo de
inteligencia y seguridad israelíes y, al mismo tiempo, castigar a los gobiernos
que apoyan a Israel en esta guerra desatada por Hamas, el pasado 7 de octubre,
cuando invadió territorio israelí masacrando a la población judía que encontró
a su paso.
Para operar en América Latina, Hamas cuenta con el
apoyo de los libaneses de Hezbollah una organización terrorista que desde hace
treinta años se ha instalado en las regiones de la Triple Frontera, entre
Argentina, Brasil y Paraguay y del Chuí en cercanía de la frontera entre
Uruguay y Brasil.
Hezbollah o Partido de Dios es una organización chií
creada en 1982, en el valle de Bekaa, en El Líbano. Este grupo reivindicó el
ataque a la Embajada de Israel en Buenos Aires -el 17 de marzo de 1992- que
provocó 29 muertos y 242 heridos como una venganza por el asesinato del jeque
Shaaykh Abbas al-Musawi, llevado a cabo por helicópteros israelíes cuarenta
días antes en febrero de 1992.
El gobierno argentino considera a Hezbollah también
responsable del atentado explosivo contra la sede de la Asociación Mutual
Israelí Argentina -AMIA-, en Buenos Aires, el 18 de julio de 1994, que produjo
85 víctimas fatales y más de trescientos heridos.
Hezbollah ha
sido reconocida como organización terrorista internacional por los Estados
Unidos, la Unión Europea y Argentina.
La Triple
Frontera en la mira
Las
denuncias sobre actividades terroristas islamistas en la Triple Frontera
comenzaron aproximadamente en 1992, después del atentado explosivo que destruyó
la embajada de Israel en la ciudad de Buenos Aires. Probablemente debido a que
el terrorista que adquirió el vehículo que se empleó como “coche bomba”
se identificó por medio de una cédula de identidad brasileña. Automáticamente
las sospechas se dirigieron a las comunidades islámicas en la zona. Los
servicios de inteligencia de varios países comenzaron a revisar la zona de la
Triple Frontera, la región del Chuí en la frontera entre Uruguay y Brasil y una
mezquita en la ciudad de Buenos Aires.
Se dijo inmediatamente que como la mayoría de los miembros de dichas
comunidades árabes eran de origen libanés y tenían familiares en el valle de la
Bekaa, precisamente el centro de operaciones de la organización Hezbollah, que eran
potenciales simpatizantes, o incluso elementos vinculados con dicha
organización. Nunca se probaron debidamente esas acusaciones.
Las autoridades han logrado detener a algunas personas con antecedentes
terroristas que apoyan esas presunciones.
En noviembre de 1996, la Policía Federal de Brasil descubrió en Foz de
Iguazú a Marwan Al Saffi, a quien las autoridades estadounidenses
vinculaban con el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, realizado en
1993. El terrorista logró escapar a la ciudad de Asunción donde las autoridades
paraguayas lograron detenerlo y extraditarlo inmediatamente a los Estados
Unidos.
A principios de 1999, las autoridades uruguayas detuvieron al egipcio El
Said Asan Ali Mohamed Mokhles. Un terrorista perteneciente a la
organización egipcia Gamma’a al’Islamiyya[i]
que había participado en el ataque al templo de Luxor, que produjo 58 muertos
entre los turistas extranjeros que visitaban el lugar.
Mokles era un notorio terrorista
islamista que había vivido en Arabia Saudita y recibido entrenamiento en
Afganistán. Él fue detenido al intentar ingresar a la localidad uruguaya de
Chuí con un pasaporte falso adquirido en Ciudad del Este. Las autoridades
egipcias solicitaron inmediatamente su extradición.
En febrero de 2000 las autoridades paraguayas detuvieron en Ciudad del
Este al libanés Alí Khalil Merhi, considerado uno de los principales
recolectores de fondos de Hezbollah.
El 29 de noviembre de 2000 las autoridades paraguayas detuvieron, en la
ciudad de Encarnación, al ciudadano libanés Salah Abdul Yasine, un
terrorista perteneciente a la Gamaa Islamiyya. Yasine tenía en su poder
gran cantidad de documentos falsos, entre ellos un pasaporte colombiano con el
cual había ingresado a Paraguay un mes antes a través del aeropuerto Silvio
Pettirossi de Ciudad del Este. Las autoridades vincularon al terrorista libanés
con la preparación de atentados contra las embajadas de los Estados Unidos e
Israel en la ciudad de Asunción. Los mismos se habrían llevado a cabo con la
participación de miembros de la comunidad islámica de la zona.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 despertaron una verdadera
paranoia con respecto a la Triple Frontera. Inmediatamente la región
pasó a considerarse en un verdadero nido de terroristas dispuestos a atacar
territorio estadounidense.
Todo se originó, según la edición del boletín Jane’s Terrorism and
Security Monitor, de octubre de 2001, en la declaración de un marroquí
detenido por delitos comunes. Gueddan Abdel Fatah, un estudiante
marroquí de 27 años, fue arrestado en Brasil a comienzos de ese año bajo cargos
de asaltar un taxi en San Pablo. Había entrado al territorio brasileño con un
pasaporte emitido en Venezuela. Se lo condenó a 64 meses de prisión y se
encontraba cumpliendo la condena.
Fatah contactó a su abogada, el 5 de septiembre de 2001, pidiéndole que
entregara “con urgencia” una carta a las autoridades de Brasil, Estados
Unidos e Israel. Le dijo que quería alertarlos sobre un ataque con “dos
explosiones” que tendría lugar en los Estados Unidos.
El 10 de septiembre, cuando se enteró que su carta no había sido
entregada, Fatah se puso muy violento, diciendo que ya era muy tarde
para evitar una tragedia. Tras el ataque terrorista del día siguiente en Nueva
York, el aviso del marroquí adquirió nueva importancia. Fatah dijo a las
autoridades brasileñas que se había enterado de la preparación del atentado en
una mezquita de Foz de Iguazú.[ii]
La zona de la Triple Frontera tomó tal importancia en materia de
terrorismo internacional que, según la revista Newsweek, el 18 de
septiembre de 2001, siete días más tarde del atentado a las Trade Word Center y
al edificio del Pentágono, Douglas J. Feith presentó al presidente
George W Bush un plan de respuesta militar que incluía el bombardeo y posterior
invasión de la zona.
Douglas J. Feith era el tercer funcionario en jerarquía del Departamento
de Defensa estadounidense, por detrás de subsecretario Paul Wolfowitz y del
secretario Donald Rumsfeld, y se desempeñaba como jefe de la Oficina de Planes
Especiales.
Newsweek señalaba como fuente el apéndice
75 de los capítulos 10 y 11 del informe de la comisión bicameral del Congreso
de los Estados Unidos abocada a la investigación de los ataques terroristas del
11 de septiembre de 2001. Según este informe, Feith presentó un plan
alternativo cuyo objetivo consistía en atacar simultáneamente tres blancos
sorpresivos a modo de respuesta contundente destinada a dar un mensaje al mundo
de que los Estados Unidos respondía militarmente al terrorismo. Esos tres
blancos estaban constituidos por la Triple Frontera, el sur de Asia e Irak.
Desde entonces las agencias de inteligencia estadounidenses y diversos
expertos en terrorismo de esa nacionalidad sostienen que las células
terroristas islámicas de Ciudad del Este, son la principal amenaza a la
seguridad para los Estados Unidos en el continente americano.[iii]
Esta apreciación debe ser analizada con cautela. Sin embargo, es
evidente que en la zona de la Triple Frontera se ha detectado la presencia de
miembros de organizaciones del terrorismo yihadista: Hezbollah, Hamas, Gama’a
al’Islamiyya e incluso de Al Qaeda, que viven o
mantienen negocios en Brasil.
Farouk Abdul
Hay Omairi, sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos e
incluido en junio pasado por las autoridades argentinas en la lista enviada a
Interpol de la red que posibilitó los atentados a la AMIA, aún vive en Brasil.
Tras ser detenido por narcotráfico, Omairi está libre y vive en la ciudad
brasileña de Foz de Iguazú.
En Brasil
siguen activas las empresas de otro miembro de Hezbollah que figura en la lista
de las autoridades argentinas sobre la AMIA, Salman Raouf Salman. Incluido en
la misma lista está Hussein Mounir Mouzannar, que desde el estado brasileño de
Santa Catarina se ha trasladado ahora cerca de la Triple Frontera, a Mingua
Guazú en Paraguay.
La Policía Federal
brasileña también tiene constatada desde hace tiempo la relación entre
Hezbollah y el crimen organizado brasileño, que puede potenciar el accionar del
grupo terrorista en el continente americano.
También es posible que parte de la limosna –zaqat- que los ricos
comerciantes árabes de la región destinan a financiar movimientos e
instituciones de caridad islámicos, pueda terminar en manos de estas
organizaciones yihadistas.
Pero no hay que sobredimensionar la participación de la Triple
Frontera en las actividades del terrorismo internacional. La comunidad
árabe de la zona está tan vinculada al terrorismo como puede estarlo cualquier
otra comunidad islámica del mundo. En toda congregación árabe habrá personas
más o menos en contacto con grupos terroristas, o que concuerdan más o menos
con las acciones violentas llevadas a cabo por los terroristas yihadistas
contra blancos estadounidenses o israelíes: Todas contribuyen –voluntaria o
involuntariamente- en alguna proporción, a financiar a las organizaciones
terroristas y sirven de refugio a elementos terroristas que escapan a la
persecución de las autoridades, se reponen de sus heridas o preparan sus
futuros ataques.
La célula de Hezbolla desarticulada
El pasado 7 de noviembre, la Policía Federal de Brasil anunció que
gracias a la cooperación con el Mossad (servicio de inteligencia exterior de
Israel) había desmantelado una célula terrorista de Hezbollah, compuesta, hasta
donde se sabe, por trece personas, en la llamada “Operación Trapiche”.
Las autoridades brasileñas detuvieron en el Aeropuerto Internacional
Guarulhos de la ciudad de São Paulo a un dos hombres de nacionalidad brasileña
que arribaron en vuelo proveniente de Beirut con el propósito de realizar
atentados contra edificios de la comunidad judía. Brasil posee la segunda
comunidad judía más numerosa de América Latina después de Argentina.
La Policía Federal emitió órdenes de detención para otras once personas
en la ciudad de São Paulo, Minas Geráis y Brasilia, sin que trascendiera la
identidad de los detenidos.
Al conocerse
esas detenciones, a Confederación Israelí de Brasil dijo que ve con “mucho
temor” la hipótesis de que sospechosos asociados a Hezbollah “vengan
para realizar atentados” y felicitó a las autoridades del país por “actuar
de forma preventiva”. “Toda la comunidad judía quiere que Brasil siga
siendo un lugar de convivencia armónica” y “que esos criminales
sean castigados con todo el rigor de la ley", indicó el vicepresidente
de la asociación hebrea, Daniel Bialski.
Coincidentemente
con estos hechos, el 10 de noviembre, el ministro de Asuntos Exteriores de
Irán, Hosein Amirabdolahian, durante una conversación telefónica con su
homólogo qatari, Mohamed bin Abdulrahman al Thani declaró que: Dada la
intensidad de la guerra contra civiles de Gaza es inevitable que el conflicto
se expanda más allá de la zona”, según un mensaje difundido a través de su
cuenta en la red social X, antes conocida como Twitter.
Esta
advertencia de Irán, confirma que patrocinará atentados en todos los países
occidentales contra intereses israelíes. Lógicamente estos ataques también
producirán víctimas y daños entre la población local no judía de esos países.
Para cumplir
con su amenaza, Irán apelará a las organizaciones que, como Hezbollah o el
Frente Polisario, ha estado apoyando, financiando, armando y entrenando para
llevar a cabo ataques terroristas.
Los iraníes
contarán, para implementar estos ataques, también con las facilidades y el
apoyo que pueden proporcionarle sus gobiernos aliados de América Latina:
Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia.
Los servicios
de inteligencia y seguridad de Occidente deberán extremar sus esfuerzos de
vigilancia sobre las actividades de estos grupos.
Resulta
evidente que Irán está aprovechando el conflicto entre Hamas e Israel para
impulsar sus propios intereses de desestabilizar a Occidente e intentar
incrementar su influencia internacional.
[i] GAMA’A AL’ISLAMIYYA: su nombre significa “Asamblea Islámica”,
es también conocida como “Grupo Islámico”. Surgió en la década de 1970.
En 1992 se lanzó a la lucha armada para derrocar al gobierno de Hosni Mubarak y
reemplazarlo por una república islámica. A partir de 1999, dispuso un alto en
su accionar terrorista. Para más información ver: PALACIOS, Jorge Alberto:
“El terrorismo en la aldea global”. Ed. Policial. Vol. 349. Bs. As. 2003.
[ii] OPPENHEIMER, Andrés: “El terrorismo islámico y la conexión
latinoamericana”. Artículo publicado en
http://mensula.prensa.com/mensual/contenido/2001/11/21/hoy/mundo340413.html.
[iii] IAR-NOTICIAS: “Después del 11-S Bush y los halcones evaluaron
bombardear la Triple Frontera”, artículo publicado en http://iarnoticias.com/secciones/latinoamerica/0052
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