La debacle
del gobierno kirchnerista en las elecciones PASO, del domingo 13 de julio,
tuvo, tal como se esperaba, un efecto revulsivo en la economía argentina
generando devaluación del peso frente al dólar, aceleración inflacionaria e
interrupción de la actividad económica, abriendo así la posibilidad de que el
presidente Alberto Fernández deba adelantar la entrega del gobierno, que
debería realizarse el 10 de diciembre de 2023.
La polémica finalmente la abrió el candidato
triunfador en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO)
del domingo pasado, el economista liberal Javier Milei, cuando, en una
entrevista con el periodista Yoni Viale, por el canal La Nación+, dijo: “Nosotros estamos preparados para distintos tipos de escenarios.
Por lo que eso no es necesariamente un problema, nosotros estamos
preparados para gobernar hoy si es necesario”.
Sin decirlo abiertamente, Milei expresó el temor presente en
muchos analistas de la realidad argentina. Después de haber hecho la peor
elección del peronismo en la historia, quedando tercero con tan solo el 27% de
los votos y haber realizado una fuerte devaluación del dólar oficial que llevó
al dólar paralelo o blue a superar los $730 pesos, subiendo en las dos jornadas
bursátiles posteriores a los comicios $125 pesos.
Por el momento, el dólar parece no tener precio y el gobierno no
sabe que hacer para estabilizarlo en un valor que se sostenga al menos hasta
las elecciones generales de octubre. Mientras que las principales consultoras
económicas auguran una inflación de dos dígitos para los próximos meses.
Paralelamente, en las góndolas de los supermercados, panaderías
y verdulerías se registraron fuertes aumentos de precios y faltantes de
productos. Algunos comerciantes, en especial, los vendedores de productos
electrónicos y electrodomésticos, no abrieron sus locales a la espera de los
proveedores informen de las nuevas listas de precios. Algo similar hicieron los
depósitos (“corralones”) donde se venden los materiales para la construcción
de inmuebles.
También los combustibles registraron un fuerte incremento, las
distribuidoras Shell, Action y Puma aumentaron la nafta un 12,5%, pronto el
resto de las empresas acompañarán estas subas. No hace falta mencionar el
efecto inflacionario que tiene el incremento en el precio del combustible sobre
el resto de la economía.
Estos valores rigen en la Ciudad de Buenos Aires y en el
Conurbano bonaerense, en las provincias del interior del país tanto el dólar, como
los combustibles y los electrodomésticos cotizan a precios aún más elevados.
Todo esto ha generado múltiples versiones sobre la renuncia de
Sergio Massa al ministerio e incluso a su candidatura presidencial.
Frente a este caótico panorama y la incertidumbre que tienen los
argentinos sobre su futuro inmediato, ni el presidente Alberto Fernández ni su
vicepresidente y líder del espacio político oficialista, Cristina Kirchner, se
han pronunciado.
Desde el gobierno nacional hay un gran silencio tanto sobre el
resultado de las PASO, como con respecto a la marcha de la economía en lo que
resta del mandato presidencial de Alberto Fernández.
En este contexto tan volátil, una decisión burocrática del FMI
incrementó las especulaciones más diversas. El organismo financiero
internacional tomó contacto con quienes dirigen la campaña electoral de Javier
Milei para concertar un encuentro con el candidato a los efectos de discutir
cual sería la relación con el FMI en un eventual gobierno del economista.
La actitud de los directivos del FMI ha generado la impresión de
que, tras los resultados del domingo, el poder real se ha desplazado del
ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio
Massa al candidato presidencial más votado: Javier Milei
En consecuencia, es lógico percibir que la fecha de traspaso del
gobierno el 10 de diciembre establece un horizonte muy lejano y de difícil
cumplimiento. Por lo cual, adelantar las elecciones y la fecha de transmisión
del mando.
Las declaraciones de Milei, afirmando que está listo para
gobernar hacen recordar a un anuncio similar efectuado por Carlos Menem,
después de imponerse en las elecciones presidenciales del 14 de mayo de 1989,
seis meses y medio antes de la fecha prevista para el traspaso de mando y que
terminaron precipitando la renuncia de Alfonsín seis meses antes del fin de su
mandato.
La diferencia entre 1989 y 2023 es que Milei se ha impuesto en las
PASO, unas primarias que no definieron un triunfador en la competencia por la
presidencia sino candidatos a competir en las elecciones generales de octubre.
Sin embargo, muy bien podría adelantarse esas elecciones
generales para, por ejemplo, el 24 de septiembre y, de ser necesario, realizar una
segunda vuelta el 8 de octubre y la entrega del mando para el 29 de ese mes.
Así, el país se ahorraría unos 40 días de parálisis e incertidumbre.
La modificación del calendario electoral y el adelantamiento de
la entrega del mandato presidencial implicaría que tanto el presidente Alberto
Fernández y su vice Cristina Kirchner deberían renunciar (o “resignar”
como prefirió decir en su momento Raúl Alfonsín) a sus cargos para posibilitar
la transición.
En esta forma Alberto Fernández ingresaría al selecto club de
los presidentes que no terminan su mandato desde la restauración de la
democracia el 10 de diciembre de 1983. Un club que integran los radicales Raúl
Alfonsín y Fernando de la Rúa y el peronista Eduardo Duhalde.
Seguramente, un trago muy amargo para el presidente Alberto
Fernández, una más de las humillaciones que ha sufrido desde que asumió el
cargo, pero mucho menos sufrimientos de los que han padecido los argentinos
durante su presidencia.
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