En las últimas semanas han crecido las
versiones del malestar de Sergio Massa y de los hombres de su Frente Renovador
con el gobierno. ¿Podrá el presidente de la Cámara de Diputados romper el
Frente de Todos a dieciocho largos meses de las elecciones presidenciales?
Sergio
Massa ha estado acumulando motivos de queja con sus aliados albertistas y
kirchneristas del Frente de Todos (FdT).
El
diputado propuso crear una mesa de conducción del FdT para debatir internamente
las diferencias políticas y evitar las renuncias intempestivas (como la de Máximo
Kirchner a la jefatura del Bloque partidario en la Cámara de Diputados) o el
debate a través de cartas públicas, discursos condenatorios u off de récords,
pero fue olímpicamente ignorado.
Luego
le presentó una iniciativa al presidente Alberto Fernández. Una
reestructuración del gabinete nacional dónde él se convertiría en una suerte de
“superministro” a cargo de los ministerios de Economía y Trabajo con plenas
facultades y autonomía para reencausar el rumbo económico y controlar la
inflación.
Hace
mucho tiempo que Massa ha organizado un equipo económico comandado por Martín
Redrado (el ex “joven de oro”, hoy economista de consulta de Cristina Kirchner)
y el acaudalado banquero Ignacio “Vasco” de Mendiguren, actualmente presidente
del BICE, hombre de UIA y es ministro de Producción durante la presidencia de Eduardo
Duhalde. En los años noventa, de Mendiguren fue el principal enemigo de la
convertibilidad impuesta por Domingo Cavallo.
Alberto
Fernández no sólo descartó está iniciativa sino que también ignoró la propuesta
de situar al “Vasco” de Mendiguren en el ministerio de Desarrollo Productivo en
reemplazo del renunciado Matías Kulfas. Alberto prefirió rescatar de su
ostracismo brasileño al motonauta Daniel Scioli, archienemigo de Massa.
Scioli
es el mayor rival de Massa en la competición por la candidatura presidencial
del FdT en 2023.
Hace
tiempo que Massa acaricia la idea de una candidatura presidencial, por dentro o
por fuera del FdT, para ello cuenta con su propio encuestador y gurú de
campaña, el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, un consultor vinculado al
partido izquierdista Podemos en España.
Sin
embargo, todas las mediciones indican que el presidente de la Cámara de
Diputados tiene una alta imagen nativa solo superada por Alberto Fernández,
Cristina Kirchner y Máximo Kirchner.
Massa
no ha logrado desprenderse del estigma de “panqueque” que le ha asignado la gente
por sus continuos zigzagueos políticos.
Por
otra parte, dentro del Frente Renovador no solo Massa está molesto con los
aliados del FdT. Figuras como Jorge D’Onofrio, actual ministro de Transporte
bonaerense Nicolás Russo, Rubén Eslaiman, vicepresidente de la Cámara de
Diputados provincial y senador bonaerense José Luis Pallares creen que su
partido debe replantearse sus alianzas para el 2023 e impulsar una agenda política
destinada a captar el apoyo del electorado de clase media.
Los renovadores
temen terminar arrastrados por la inoperancia del gobierno y los conflictos dentro
del kirchnerismo.
Muchos
parecen pensar que una alianza con gobernadores y figuras del peronismo independiente
(como el cordobés Schiaritti o el salteño Urtubey) podría ofrecer mayores ventajas
al momento de obtener candidaturas y ocupar cargos que el proyecto de Cristina Kirchner
consistente en considerar por perdidas las elecciones presidenciales y replegarse
a una provincia de Buenos Aires, blindada como bastión cristinista y a algunas
provincias con gobernadores fieles, como el chaqueño Capitanich o el formoseño
Gildo Insfrán.
Los renovadores
aspiran a preservar o incrementar su representación legislativa nacional,
provincial y municipal. Incluso sueñan con conquistar algunos municipios bonaerenses.
El Frente
Renovador se prepara para debatir sobre su futuro en un congreso que se llevará
a cabo en la ciudad de Mar del Plata, el próximo 15 de julio.
Mientras
tanto, el presidente Alberto Fernández intenta contener al diputado Massa
subiéndolo a sus viajes internacionales (Cumbre de las Américas y la reunión del
G7) y nombrando a uno de sus hombres, Guillermo Michel, al frente de la Aduana.
Aunque
todo aspirante a presidente valora altamente cualquier oportunidad de obtener
alguna presencia internacional, está suerte de “premio consuelo” parece poco
para contener a Massa.
Por
otra parte, dar el paso de romper el Frente de Todos no es algo sencillo para
el líder del Frente Renovador.
En su
momento, el abandono de la jefatura del bloque de diputados del FdT por parte
de Máximo Kirchner conmovió profundamente al debilitado gobierno de Alberto Fernández.
En este
contexto, el alejamiento de Massa, una de las pocas figuras moderadas, negociadoras
y que muestra capacidad de gestión podría situar al gobierno de Alberto Fernández
en una fase terminal.
Sergio
Massa de ninguna manera puede aparecer ante la opinión pública como el “Chacho”
Álvarez de Alberto Fernández.
El posible
alejamiento de Massa abre la cuestión de quién podría reemplazar al diputado tigrense
en la jefatura de la Cámara. Una candidata lógica podría ser Graciela Caamaño,
otro Máximo Kirchner.
La
primera opción es posible aun que poco probable, la segunda causa terror y rompería
todo diálogo y negociación con la oposición.
También
habría que contemplar cómo quedaría la composición de los bloques en la Cámara
baja y la distribución de las comisiones, un tema por demás álgido.
Por
último, si el Frente Renovador rompe con el FdT, cuál será la situación de los
funcionarios que responden a esta fuerza dentro del gobierno. ¿Renunciarán como
su jefe o intentarán atornillarse a sus sillones reteniendo sus cargos hasta el
momento en que se les solicite la renuncia.
Recordemos
que entre estos funcionarios se encuentra Malena Galmarini, la esposa de Sergio
Massa, quién ocupa la estratégica presidencia de AySA.
Estos
hechos y especulaciones nos llevan a preguntarnos si Sergio Massa realmente
contempla romper con el FdT o sólo está presionando para evitar que se repitan decisiones
como el nombramiento de Daniel Scioli pese a su expresa opinión en contrario.
¿Querrá
realmente Massa ser candidato presidencial de un frente que hoy tiene una
intención de voto inferior al 20% y en vías de decrecer en los próximos meses
si se prolonga la debacle económica?
¿Massa
quiere romper o solo está negociando?
Posiblemente,
la respuesta comience a conocerse en el congreso renovador del próximo 15 de
julio.
Finalmente,
recordemos también que cuando el barco comienza a hundirse los primeros en
abandonarlo son…
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