sábado, 18 de junio de 2022

PREOCUPACIÓN INTERNACIONAL POR LOS NIÑOS SOLDADOS DE TINDUF


 

La presencia de niños soldados en el denominado Ejército Popular Saharaui que responde al Frente Polisario causa preocupación por la suerte de los niños retenidos en los infames campamentos de Tinduf y por la reiterada violación de diversos instrumentos del Derecho Internacional Público.

Los niños soldados son el grado más extremo de explotación infantil. Actualmente hay 300.000 niños soldados participando de conflictos armados en más de treinta Estados.

Según los Principios de Ciudad del Cabo, auspiciados por Unicef en 2017, un “niño soldado es cualquier persona menor de 18 años que forma parte de cualquier tipo de fuerza armada regular o irregular en cualquier capacidad inclusive, pero no solo, como cocinero, porteador, mensajero y cualquiera que acompañe a estos grupos, excepto los familiares. La definición incluye niñas reclutadas para realizar actividades sexuales y contraer matrimonios por la fuerza”.

La utilización de niños por ejércitos, milicias irregulares y grupos del crimen organizado transnacional es un preocupante fenómeno en expansión según muestran las estadísticas elaboradas por diversas ONG.

Es por lo que, el tema adquirió gran importancia en el 50° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en cuyo marco se celebró, en el Hotel Montrbrillant-Cornavin de Ginebra, el pasado 14 de junio de 2022.

La reunión fue organizada en conjunto por el Encuentro Africano para la Defensa de los Derechos Humanos y la ONG guineana Centro de Comercio Internacional para el Desarrollo (CECIDE) y abordó las causas profundas del reclutamiento forzoso de niños en conflictos en África y en Asia; principalmente en la región del Sahel, en los campamentos de Tinduf, en el este de la República Democrática del Congo, República Centroafricana, Mali, Somalia, en Afganistán (Beluchistán), en Siria, en Irak, en Temen y en Ucrania.

La señora Mina Lghazal, presidente del Instituto Sur de Estudios Estratégicos y la señora Salwa Sahloul, miembro de la Red de la Unión Africana para la Seguridad de la Mujeres, proporcionaron estadísticas condenatorias sobre el número de niños soldados utilizados en los diversos conflictos, así como el creciente número de niñas, que son utilizadas como esclavas sexuales por los grupos yihadistas en Siria.

Durante la conferencia se condenó especialmente el reclutamiento de los niños retenidos en los campamentos de Tinduf por parte del Frente Polisario con el apoyo y tolerancia del gobierno de Argelia.

Al respecto, cabe mencionar la escandalosa fotografía tomada en enero de este años, durante la visita a los campamentos de Tinduf del Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas, señor Steffan de Mistura.

En esa fotografía el funcionario de Naciones Unidas aparece junto a un niño soldado con el uniforme del Ejército Popular Saharaui. En otra fotografía se ve a Steffan de Mistura presenciando un desfile de niños soldados del Polisario.

No hay constancia de declaraciones condenatorias o de medidas adoptadas por el señor Steffan de Mistura o de las fuerzas de la MINURSO para hacer cumplir las normativas del Derecho Internacional Público que condenan la utilización de niños soldados entre los que cabe mencionar: la Declaración de Ginebra de 1924, la IV Convención de Ginebra de 1949 y los Protocolos Adicionales de 1977, el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, los Principios de Ciudad del Cabo, la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar de la Infancia y la Convención N° 182 de la Organización Internacional del Trabajo.

Difícilmente pueda encontrarse una solución a los abusos que sufren los niños en Tinduf cuando son los propios funcionarios de Naciones Unidas toleran en silencio las violaciones a las normativas internacionales.

Incluso la Corte Penal Internacional debería intervenir deteniendo y sometiendo a proceso al secretario general del Frente Polisario, el criminal Ibrahim Ghali, por su responsabilidad en el reclutamiento forzado de niños soldados en Tinduf, tal como hizo con el rebelde congolés Thomas Lubanga Dylo condenado, el 14 de marzo de 2012, a 14 años de prisión por crímenes de guerra y el reclutamiento de niños soldados.

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