El miércoles 11 de mayo se celebró en Marrakech
la Reunión Ministerial de la Coalición Internacional contra el Daesh dónde se
produjeron significativos avances en la coordinación de la lucha contra el
terrorismo yihadista y el separatismo violento.
LA
COALICIÓN INTERNACIONAL
La
Coalición Internacional contra Daesh se creó en la Cumbre de la OTAN, en Gales,
en 2014, para luchar contra este grupo terrorista. Sus actuaciones se realizan
en el marco de Naciones Unidas y está integrada actualmente por 85 Estados (el
último en integrarse fue Benín en esta Reunión) y organismos internacionales.
La
coalición tiene por propósito primordial derrotar y desarticular
definitivamente al grupo terrorista conocido como Estado Islámico o Daesh.
EL
DAESH
El Daesh es conocido ampliamente por
sus truculentos vídeos de decapitaciones y otras ejecuciones aberrantes, tanto
de contratistas (mercenarios) estadounidenses como de soldados iraquíes y
sirios, corresponsales de guerra, cooperantes de organizaciones humanitarias.
También por el genocidio de minorías raciales o religiosas como la Yazidi.
Este grupo es responsable además de la
destrucción de patrimonio histórico y cultural de la humanidad en Siria e Irak.
Fue creado por el muyahidín jordano Abu Musab
al Zarqaui (nombre real Ahmed Fadel al-Jalaylah) con la denominación
inicial de “Ŷama at al-tawhïd wal-ŷihad” (Organización para el
monoteísmo y la yihad) con el objeto de oponerse a la invasión estadounidense
de Irak, en 2003. En un comienzo era una rama de la red Al Qaeda conducida por
Osama Bin Laden.
Abu Musab al Zarqaui murió en un
bombardeo estadounidense en 2006 y el liderazgo del grupo paso a Abu Omar
al Qurashi al-Bagdadí (cuyo nombre real era Hamid Dawud Mohamed Khalil al Zawi)
quien también pereció en un ataque aéreo estadounidense el 18 de abril de 2010.
El liderazgo del grupo pasó a su supuesto hijo Abu Bakr al-Bagdadí (nombre
real Ibrahim Awwad Ibrahim Alí al-Badri al-Samarrai).
El nuevo emir expandió territorialmente
al grupo que comenzó a operar por las gobernaciones iraquíes de Ambar, Nínive,
Kirkuk y en gran medida por Saladino.
Abu Bakr al-Bagdadí supo aprovechar el
caos provocado por la Guerra Civil en Siria para ocupar gran parte del
territorio de ese país enfrentándose para ello con el Ejército Sirio de Bashar
al-Ásad, los rebeldes del Ejército Libre de Siria y del Frente Revolucionario,
los separatistas kurdos y otros grupos yihadistas como el Frente Islámico o el
Frente Al-Nusra.
El 29 de junio de 2014, después de
romper con Al Qaeda y capturar la ciudad de Raqqa, el Daesh proclamó el Estado
Islámico y Abu Bakr al-Bagdadí fue declarado como “imán y califa de
todos los musulmanes”.
La proclamación del califato y la gran
actividad del grupo en las redes sociales atrajo a conversos y musulmanes
residentes en Europa a sus filas. En su momento de mayor expansión el Daesh
llegó a contar con entre 50.000 y 420.000 combatientes y con un botín de mil
millones de dólares en fondos provenientes de contrabando de petróleo, rescate
de rehenes y otras actividades.
Contando con esos recursos, el Daesh
intentó conquistar Siria e Irak para convertir sus territorios en la base de un
nuevo Estado yihadista en el centro de Medio Oriente y luego expandir su
influencia por el resto del mundo musulmán.
En respuesta a esta proclamación Occidente decidió crear la “Coalición
Internacional contra el Estado Islámico de Irak y el Levante”.
Siria decidió intervenir en la guerra con apoyo aéreo, y varios medios
afirmaron que la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, al mando del general
Qasem Soleimani, participaba en el conflicto desde hacía tiempo, cosa que el
gobierno iraní siempre negó.
Pese a que la ofensiva de la Coalición Internacional contra Estado
Islámico se basaba en operaciones de apoyo aéreo, sus tropas terrestres
sufrieron ataques y atentados mientras entrenaban a fuerzas iraquíes en sus
respectivas bases. Estas respondieron de manera defensiva, aunque se llevaron a
cabo algunas misiones ofensivas para rescatar rehenes.
En enero de 2015, el Daesh penetró y se instaló en Afganistán para
rivalizar con los talibanes, pero las fuerzas estadounidenses detuvieron su
avance. Paralelamente el Estado Islámico estaba ya interviniendo activamente en
la guerra civil de Libia. Anteriormente el Daesh había desembarcado en África
instalado franquicias en el Sahel (Estado Islámico en el Gran Sáhara liderado
por Lehbib Ould Ali Ould Said Ould Joumani, conocido
como Adnan Abu Walid Al Saharaui), en Egipto y en una alianza con Boko
Haram en Nigeria.
En julio de 2015, la Coalición Internacional confirmaba que había
causado serios daños al Daesh que incluían muerte y captura de combatientes,
destrucción de vehículos y demás unidades tácticas.
En diciembre de 2015, Rusia entró oficialmente en la Guerra
Civil de Siria y en contra Estado Islámico, aunque unos meses más tarde el
Kremlin retiró sus tropas manteniéndose tan solo en el puerto sirio de
Tartús y en la Base Aérea de Hmeymim. No obstante, continuó la acción bélica
directa, especialmente empleando mercenarios de la Organización Wagner, en
conjunto con operaciones ofensivas de las Fuerzas Armadas Sirias que le
permitieron recuperar el control de los territorios perdidos a manos de Estado
Islámico.
El 6 de diciembre de 2017, Rusia anunció la derrota total de los
terroristas de Daesh en Siria, mientras que Irak hizo otro tanto en su
territorio tres días después. Al mismo tiempo, Irán también declaró
la derrota de la organización terrorista en Irak y Siria.
A principios de febrero de 2019, las fuerzas kurdas sirias respaldadas
por la aviación de la Coalición Internacional lanzaron un asalto final contra
el último reducto del Estado Islámico en Baghuz, en el este de Siria.
Finalmente, el 22 de marzo del mismo año, las fuerzas kurdas lograron tomar el
reducto y con ello Casa Blanca declaró Siria libre de la presencia del
Daesh y su victoria sobre la organización terrorista en ese país
Las actividades de la operación extranjera contra el Daesh se
paralizaron temporalmente en enero de 2020 debido a la amenaza de Irán en
la región y al brote del coronavirus.
El 9 de diciembre de 2021, el consejero de seguridad nacional iraquí,
Qasim al Araji, anuncio el fin de la misión de combate de Estados Unidos y sus
aliados de la Coalición Internacional contra Daesh.
No obstante, el Daesh sigue sus operaciones en Libia, Afganistán, en los
países africanos de la franja del Sahel y en muchos otros conflictos donde hay
población musulmana involucrada.
Mediante una grabación de audio de doce minutos en las redes sociales,
el jueves 10 de marzo, el portavoz de Daesh, Abu Umar al-Muhajir, informó que
el Consejo de la Sura de esa organización había designado como nuevo emir a Abu
al-Hassan al Hasmimi al-Qurashi.
El nuevo emir, es el tercero desde la proclamación del Califato en 2014.
Sus predecesores Abu Bakr al-Bagdadí (27/10/2019) y Abu Ibrahim al-Hashimi
al-Qurashi (nombre real Bashar Khattab Ghazal al-Sumaidai) (3/3/2022) se
inmolaron con explosivos para evitar ser capturados por tropas estadounidenses.
Abu al-Hassan al Hasmimi al-Qurashi es en realidad Juma Awad al-Badri
al-Samarrai, es iraquí y supuestamente hermano mayor del fallecido Abu Bakr
al-Bagdadí. Hasta su designación como emir era el presidente del Consejo de la
Sura, un grupo de cinco eruditos que dirige al grupo yihadista.
LA REUNIÓN MINISTERIAL
La Coalición Internacional contra Daesh ha celebrado hasta ahora ocho
reuniones ministeriales: París (2015), Roma (2016), Nueva York (2017), Bruselas
(2018), Washington (2019), virtualmente en junio de 2020 y marzo de 2021,
además de Roma (junio de 2021).
De la reunión en Marrakech participaron representantes de 79 países,
entre ellos 19 de África, 8 de Asia y 9 delegaciones del mundo árabe.
Asistiendo 47 ministros, entre ellos 38 de Asuntos Exteriores, haciendo un
total de 400 participantes.
Cabe destacar que en la declaración final “Los participantes expresaron
su preocupación por la proliferación de los movimientos separatistas en África,
que generan desestabilización y mayor vulnerabilidad a los Estados africanos, y
que en última instancia favorecen a Daesh y a otras organizaciones extremistas
violentas”.
Los participantes hicieron hincapié en la necesidad de hacer frente a la
evolución de la amenaza de Daesh, especialmente en África, reforzando las capacidades
antiterroristas d los miembros africanos y teniendo en consideración los retos
y amenazas que plantea la proliferación de actores no estatales, especialmente
los grupos separatistas, como factor de desestabilización y vulnerabilidad en
la región.
En esta categoría entra el grupo terrorista separatista Frente
Polisario, que bajo los auspicios de Argelia, intenta atacar territorio
marroquí y alberga en sus campamentos de Tinduf a gran cantidad de personas con
entrenamiento militar y la suficiente frustración por sus condiciones de vida
como para dejarse tentar por la prédica fundamentalista de grupo yihadistas
como el Daesh.
ESTRATEGIA ANTITERRORISTA DE MARRUECOS
Desde el año 2002, las fuerzas de aplicación de la ley marroquíes han desmantelado
más de dos mil células terroristas. En este sentido la estrategia
antiterrorista del Reino de Marruecos se basa en la aplicación de un enfoque
basado en tareas de inteligencia para accionar con prontitud, proactividad y
vigilancia y la represión en el marco de la ley aplicando procedimientos
judiciales.
En materia de prevención, Marruecos implementa políticas nacionales a
nivel religioso y social a los efectos de reducir el riesgo de la aparición de
grupos fundamentalistas, como son la Iniciativa para el Desarrollo Humano, la
reforma en materia religiosa o el programa de reconciliación.
Otro aspecto importantísimo en materia de lucha contra el yihadismo lo
constituye la cooperación internacional. Marruecos coopera con los países
occidentales (a través de organizaciones como Interpol o Europol) en la
vigilancia de los grupos yihadistas. En esta forma ha podido alertar a los
países amigos sobre las actividades de grupos o individuos potencialmente
peligrosos para su seguridad. En muchos casos ha participado del
desmantelamiento de células terroristas fuera se sus fronteras.
Sobre esta base, la firma del establecimiento de la sede de la Oficina
contra el Terrorismo en Rabat, en octubre de 2020, puso de manifiesto el
reconocimiento de los esfuerzos de Marruecos en la lucha contra el terrorismo
internacional.
Como en otros campos, la solida presencia de Marruecos y la eficacia de
sus fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia juegan un rol destacado en
la estabilidad y el desarrollo de África.
Marruecos es un socio confiable para el mundo en materia de mantenimiento de la paz y estabilidad en el
Norte de África.
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