Fuerte invocación al derecho irrenunciable
a su independencia, integridad territorial y a su destino de grandeza en el discurso
del rey Mohammed VI
Marruecos
conmemoró el 20 de agosto el 68° Aniversario de la “Revolución del Rey y del
Pueblo”, el alzamiento popular que puso fin al Protectorado Francés y
restableció en la persona del rey Mohammed V el ancestral Reino de Marruecos.
La
conmemoración creó la ocasión propicia para que su nieto, el rey Mohammed VI
pronunciara un transcendental discurso reafirmando la voluntad nacional de no
realizar concesiones ni actuar con tibieza en aquellos asuntos en que se ponga
en juego su independencia, integridad territorial o su natural derecho a
impulsar el proceso de integración de los pueblos del Magreb libre de las
injerencias coloniales del pasado.
Advirtiendo
claramente que: “Las conspiraciones de los enemigos de nuestra integridad
territorial no hacen sino incrementar la fe y la tenacidad de los marroquíes
para continuar en la defensa de su país y de sus intereses supremos” […] “vamos
a proseguir con nuestra marcha, guste o no guste y a pesar de incomodar a los
enemigos y de la envidia de los rencorosos” afirmó Su Majestad Mohammed VI.
El rey
Mohammed VI no dudó en señalar a “unos pocos países, sobre todo de Europa”.
En una clara referencia a los países que en 1884 realizaron la infame
Conferencia de Berlín que llevó a cabo el reparto colonial de África que tanta
sangre y sufrimientos costo a los pueblos del continente, en especial a
Alemania y España. Que según el monarca alauí apelan por “todos los
medios posibles, tanto legales como ilegales, distribuyendo roles y utilizando
importantes medios de influencia, con el fin de involucrar a Marruecos en
problemas y diferencias con algunos países”.
El Rey
denunció también que esa campaña hostil se inició a partir del momento en que
Marruecos “cambio su orientación política y estratégica, así como su manera de
abordar algunas cuestiones diplomáticas”.
Es
decir, desde diciembre de 2020, cuando el gobierno de los Estados Unidos
reconoció la soberanía marroquí sobre su Sahara, barriendo con este gesto más
de cuarenta años de un conflicto artificial creado con el exclusivo propósito
de frenar el desarrollo de Marruecos y mantener desunidos y enfrentados a los
pueblos hermanos de Magreb con el objeto de imponer su influencia neocolonial.
Conflicto
artificial que se estructuró sobre la base de alentar y sostener financiera y
políticamente las delirantes reclamaciones de un grupo separatista que
pretendía imponer sus reclamos apelando a la violencia terrorista, el secuestro
de ciudadanos marroquíes y hasta la militarización de niños indefensos.
Mohammed
VI no dudó el calificar el incidente generado por la internación del criminal
de lesa humanidad Brahim Ghali en España -sin mencionarlo- de “una crisis
inédita” que sacudió “fuertemente la confianza mutua y ha planteado
numerosos interrogantes sobre su destino”.
Dejando
de lado cualquier rencor por el hecho, el rey Mohammed VI tendió su mano
generosamente a España y a su actual gobierno, igual que hizo con Argelia en el
discurso de la Fiesta del Trono, para “inaugurar una nueva etapa inédita en
las relaciones entre los dos países, sobre la base de la confianza, la
transparencia, el respeto mutuo y la honra de los compromisos.”
Con
este discurso, el rey Mohammed VI aprovecho la ocasión para retomar el ideario
de independencia y defensa de la integridad territorial que ha caracterizado
siempre a la dinastía alauí desde los tiempos de la lucha contra la presencia
colonial franco-española.
Además,
el Rey Mohammed VI reivindicó el derecho de Marruecos a implementar una
política internacional independiente eligiendo a sus aliados y socios
comerciales con total libertad, así como su derecho a defender sus históricos
intereses geopolíticos en el Magreb y en el África Occidental como al potencia
regional que es.
El
monarca marroquí con su discurso ha marcado a los gobierno europeos con
aspiraciones hegemónicas en África que deben asumir de una vez por todas que
algo ha cambiado en el continente y que tanto el Rey de Marruecos como su
pueblo no aceptaran ningún intento de retornar a un pasado de abusos y
discriminaciones.
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