martes, 17 de noviembre de 2020

EL REY MOHAMMED VI APUESTA A LA PAZ EN EL MAGREB


 

El Rey de Marruecos exhibe gran prudencia y firmeza frente a las provocaciones belicosas provenientes del Frente Polisario tras el incidente de Guerguerat

El Rey de Marruecos, Mohammed VI, ha dado una nueva muestra de su prudencia y templanza de ánimo en la defensa de la soberanía marroquí en el Sáhara.

Los efectivos de las Fuerzas Armadas Reales se empeñaron en forma limitada pero suficiente para restaurar el orden y la libertad de tránsito y comercio en el paso fronterizo de Guerguerat que enlaza al Reino con sus vecinos de la República Islámica de Mauritania y el África Occidental.

Cumplida la misión encomendada por el Rey y en total control de la situación sobre el terreno los efectivos militares marroquíes evitaron responder a las provocaciones de los separatistas del Frente Polisario.

Marruecos llevó a cabo una operación policial, aunque empleó en ella medios militares para evitar víctimas, y en modo alguno violó el alto al fuego establecido hace 29 años.

Así se lo hizo saber su majestad el Rey Mohammed VI en una comunicación telefónica que mantuvo el lunes 16 con el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, señor Antonio Guterres.

En esa ocasión, el monarca alauí precisó a Guterres que el Reino de Marruecos se apega al alto el fuego pero que no tolerará más las acciones inaceptables llevadas a cabo reiteradamente por las milicias del Polisario.

Advirtiendo que, sin embargo, el Reino sigue firmemente decidido a reaccionar, con la mayor severidad, y en el marco de la legítima defensa, contra cualquier amenaza a su seguridad y a la tranquilidad de sus ciudadanos.

No obstante, el rey Mohammed VI aseguró al Secretario General de la ONU que seguirá apoyando sus esfuerzos en el marco del proceso político destinado a encontrar una solución realista y posible al conflicto artificial en el Sáhara.

La última provocación del Frente Polisario, interrumpiendo con piquetes el tránsito fronterizo en Guerguerat, se detonó el mes pasado ante la impotencia de la dirigencia separatista frente a la creciente decisión de los países amigos de Marruecos de abrir representaciones diplomáticas en Dakhla y El Aaiún en las provincias del Sur.

Lo que más frustró a los separatistas fue la apertura del consulado de los Emiratos Árabes Unidos por que implicaba el pleno reconocimiento de un país árabe a la soberanía marroquí sobre el Sáhara.

Fue la impotencia y frustración frente a una realidad que inexorablemente los conduce gradualmente a la decadencia y el olvido el hecho que precipitó está última provocación.

Derrotado en el campo de la política internacional y las campañas de propaganda, el Frente Polisario y sus sostenedores argelinos no encontraron mejor recurso que desempolvar sus fracasadas tácticas terroristas y de agitación violenta.

Intentando infructuosamente provocar desde Argelia a las Fuerzas Armadas reales que custodian, en sus posiciones defensivas a lo largo de los casi tres mil kilómetros, la  frontera sahariana con Argelia.

Al mismo tiempo, apelaron a sus los grupúsculos minoritarios de la izquierda radicalizada que son sus aliados en diversos países, para obtener militantes rentados dispuestos a montar actos de hostigamiento a las embajadas y demás legaciones del Reino de Marruecos, tal como ocurrió el domingo último con el Consulado marroquí en Valencia, España.

Pese a estas maniobras, Marruecos controla firmemente la situación, sin caer en provocaciones que les permitan a los separatistas continuar con su relato fantasioso de la minoría perseguida.

Se trata de una pulseada política que solo puede tener un vencedor: el Reino de Marruecos de la mano de su prudente Rey, Mohammed VI.

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