Los
partidos de centro derecha en España: Partido Popular, Ciudadanos y VOX
convocan a poner fin al gobierno minoritario
del PSOE y preservar la unidad del Reino.
Muchos analistas políticos
insisten en afirmar que el siglo XX fue el tiempo de las ideologías y que estas
han muerto en el siglo XXI donde impera el pragmatismo político. Esto puede ser
cierto en muchos países pero no en España.
En pocos meses más se
cumplirán 80 años del fin de la Guerra Civil que ensangrentó a la Península
pero las pasiones ideológicas que desataron la tragedia no parecen haber
desaparecido totalmente.
El PSOE gobierna en España
desde el 12 de junio de 2018 gracias a una discutida moción de censura que
desplazó a Mariano Rajoy, del Partido Popular. Sánchez gobierno con el apoyo de
lo que constituye una verdadera coalición de izquierda formada, además del
PSOE, por Unidos Podemos, Ezquerra Republicana de Cataluña, Partido
Nacionalista Vasco, Partido Demócrata Europeo Catalán, Compromís, Bildu y Nueva
Canaria. Es decir, una extraña asociación de formaciones políticas populistas
de izquierda, anticapitalistas, separatistas y antimonárquicos.
Una coalición en que cada
integrante tiene una agenda distinta y que solo se mantiene unida por la
ambición de Pedro Sánchez y un sector de la dirigencia del PSOE de mantenerse a
toda costa en La Moncloa.
Con sólo 84 escaños sobre 350
en la Cámara de Diputados, Sánchez debe hacer continuamente concesiones a sus
aliados para sobrevivir hasta el final de la presente legislatura en 2020.
Para ello será preciso que
logre que el Parlamento le apruebe la Ley de Presupuestos Generales del Estado
y atravesar con relativo éxito las elecciones municipales y autonómicas del
super domingo 26 de mayo.
Los separatistas catalanes
tienen una agenda basada en la liberación de los presos del procés y implementación
de negociaciones que conduzcan a la realización de un referéndum sobre la
independencia y separación de Cataluña del resto de España.
En otras palabras el
nacionalismo catalán sigue sin aceptar que un empate es lo máximo a lo que
puede aspirar y plantea demandas inalcanzables.
El 20 de diciembre pasado
Pedro Sánchez se reunió con el presidente catalán Quim Torra, en Pedralbes, en
esa ocasión los separatistas presentaron un documento con veintiún peticiones
al gobierno español.
Por un momento, el gobierno
socialista mantuvo en secreto el contenido del documento, pero los separatistas
catalanes presionaron con no aprobar la Ley de Presupuestos y dieron a conocer
el documento conteniendo las peticiones.
Sánchez cedió a comienzos de
la semana accediendo a tratar la cuestión catalana en una “mesa de negociación” del Estado español con todos los partidos
políticos catalanes -incluso aquellos que carecen de representación parlamentaria-
y con un “mediador internacional” que
se elegirá de una lista elaborada por los catalanes.
Esta negociación, al margen
del Parlamento español, y la presencia de un “mediador internacional” despertaron inmediatamente el rechazo de
quienes temen por la integridad territorial del Reino de España, incluso dentro
del propio Partido Socialista Obrero Español.
La protesta fue encabezada por
separado pero en forma coordinada por los líderes del Partido Popular, Pablo
Casado, del partido Ciudadanos, Alberto Rivera y del partido VOX, Santiago
Abascal, que convocaron a una manifestación de protesta para el domingo 10 a
las 11.00 horas, en la emblemática Plaza Colón de Madrid Bajo la consigna de “sumar fuerzas en las calles para echar a
Sánchez”.
Es decir, para forzar a la
coalición gobernante a adelantar las elecciones generales.
Los líderes de las formaciones
de centro derecha han sido categóricos en condena a la decisión del presidente
de Gobierno, Pedro Sánchez.
Pablo Casado, por ejemplo, ha
dicho: “No se puede vender a España a
cambio de un plato de lentejas por seguir en La Moncloa.”
Para VOX una “mediación internacional” supone “un reconocimiento de facto de la
independencia de Cataluña”. “Y por lo
tanto una traición de Pedro Sánchez a España y a la Constitución. A los golpistas
separatistas solo hay que aplicarles el Código Penal. A Pedro Sánchez parece
que también.”
Mientras que Albert Rivera,
presidente de Ciudadanos, ha convocado a los españoles a manifestarse para “defender la Constitución más allá de las
ideologías o siglas” y a crear un “frente
cívico” que diga “basta ya” a
Sánchez. “Hay que frenar a Sánchez en las calles”, enfatizó.
Pero el rechazo a la decisión
de Sánchez se ha extendido también a las propias filas del socialismo.
La diputada socialista por
Valladolid Soraya Rodríguez pidió que en “el
diálogo entre el Estado” y Cataluña se respete la Constitución, el Estatuto
de Autonomía y a las propias instituciones”. “Ni mediadores ni relatores”, ha señalado.
Soraya Rodríguez no es la
única socialista que se ha mostrado escéptica ante el movimiento del Ejecutivo.
El presidente de Aragón y Secretario General del PSOE en la región, Javier
Lambán, ha recordado que “aprobar un
presupuesto no justifica cesiones que pongan en cuestión la Constitución, la
unidad de España, el estado de derecho y la decencia.”
También el expresidente de
Gobierno, Felipe González, cuestionó la decisión del líder socialista. “No necesitamos relatores” dijo tajante.
“Esa es una figura de Naciones Unidas”,
recuerda González para dejar claro que en un asunto interno de un país no cabe
incrustar ese elemento. Pero sus discrepancias de fondo y forma son más
profundas, ya que no está de acuerdo con la propia existencia de esa mesa de
partidos, toda vez que esa función de diálogo, con el que está de acuerdo,
corresponde al propio Parlamento catalán, “donde
hay muchos asesores y muchas personas que pueden hacer de notarios”, agregó.
En síntesis, dos coaliciones,
una de centro derecha y la otra de centro izquierda se están disputando el
poder en España con el conflicto en Cataluña y la unidad del Reino como telón
de fondo. Habrá que esperar para ver cual es el poder de convocatoria de los
opositores a Pedro Sánchez y la capacidad de maniobra del presidente de
Gobierno para lograr que sus aliados aprueben la Ley de Presupuestos para saber
si España votará en mayo un nuevo gobierno.
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