La
ex canciller de Argentina, Susana Malcorra acaba de publicar en Editorial
Paidós un aburrido libro de memorias.
LA
CANCILLER
Susana Malcorra fue la primera
mujer en alcanzar el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y Culto en
Argentina. Designada por el presidente Mauricio Macri, en diciembre de 2015, se
mantuvo en el cargo por 18 meses, hasta junio de 2017 cuando fue reemplazada en
el cargo por el embajador Jorge Faurie.
No será recordada por su buen
desempeño como ministro de Relaciones Exteriores sino por algunos notorios
desaciertos, como el aconsejar a su presidente que adelantará su apoyo a la
candidata Hilary Clinton al final de la campaña presidencial de 2016. Como es
sabido, terminó por ganar Donald Trump y tanto Macri como Malcorra quedaron
descolocados.
Probablemente, si por algo
será recordada esta ingeniera electrónica de 64 años será por su temperamento “territorial”, por su capacidad para
hacer enemigos y por su ingratitud con colaboradores y superiores.
Se empecinó en ser la primera
mujer en ocupar el cargo de Secretario General de la ONU. Fracaso
estrepitosamente en ese intento y su rivalidad con el candidato vencedor, el portugués
Antonio Guterres, hizo su permanencia en la Cancillería demasiado incómoda.
EL
LIBRO
El texto, como muy bien aclara
la autora, no es ni una autobiografía ni unas memorias anticipadas, ni,
lamentablemente, ninguna otra cosa. Son 181 páginas de un relato insulso de su
vida laboral, casi sin referencias personales. Omite desde la fecha de su
nacimiento, hasta el apellido de su esposo, nombre de su hijo, de sus padres y
cualquier otra referencia a su familia.
Podría calificar al libro como
una suerte de currículo vitae ampliado.
La ingeniera Susana Malcorra
ha tenido una dilatada trayectoria laboral . Pasó catorce años como empleada y ejecutiva en IBM, nueve
años en Telecom Argentina, donde alcanzó el cargo de gerente general, once años
en Naciones Unidas y, finalmente un año y medio en el ministerio de Relaciones
Exteriores.
Pero, en el libro dice muy
poco de su actuación en esas empresas y organismos, de quien la ayudó en su
carrera designándola en puestos de responsabilidad o con quien compartió su
trabajo.
Por ejemplo, omite toda
referencia a como se gestó su designación como ministro de Relaciones
Exteriores y cuales fueron las directrices que recibió del presidente Macri
para diseñar la política internacional de Argentina o como fue su relación y
modalidad de trabajo con el Presidente. Silencio total sobre el tema.
Es imposible encontrar el
texto cualquier anécdota graciosa o referencia afectuosa a sus jefes, colegas o
colaboradores.
Malcorra parece creer que
todos sus logros son méritos personales y que no debe nada a nadie. No hay
agradecimientos a quienes posibilitaron su logros reconociendo sus méritos y
designándola en puestos de responsabilidad. Tampoco se menciona a quienes
formaron su “equipos de trabajo” y
contribuyeron con su trabajo a sus éxitos laborales.
Por último, Malcorra omite
también toda referencia a otras mujeres exitosas con quienes estuvo en contacto
o compartió el escenario internacional. No hay referencias a Hillary Clinton, expresidente
Michelle Bachelet hoy Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Dilma
Rousseff o incluso Cristina Fernández de Kirchner.
El libro se pierde en
superficiales descripciones de su carrera laboral donde se destacan las omisiones.
Como al conflicto laboral que mantuvo, en 2001, como CEO de Telecom al efectuar
una brusca reducción de salarios y que terminó con cuatrocientos empleados
despedidos.
Tampoco menciona que, en
febrero de 2017, fue imputada por “peculado de servicios y malversación de
caudales públicos”, debido al supuesto uso irregular que hizo de los recursos
del Estado argentino para desarrollar su frustrada campaña a la Secretaría
General de la ONU.
RECOMENDACIÓN
FINAL
Si no ha comprado este libro,
guarde su dinero para mejores inversiones. Si “Pasión por el resultado” ha
llegado a sus manos por préstamo o regalo (cámbielo por otro libro más
interesante) no invierta su tiempo en una lectura tan intrascendente.
No encontrará en este libro
ninguna información relevante o dato de interés. El texto es como el paso de su
autora por el Palacio San Martín: algo olvidable.
¿Por qué Susana Malcorra ha
escrito un libro tan pobre e insulso? Es difícil saberlo. Pero uno puede
imaginar que ha sido por una oportunidad financiera o porque está proyectando
una quimérica carrera política o un difícil retorno a la burocracia de la ONU.
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