Podemos,
el partido antisistema y anticapitalista más importante de España atraviesa por
una crisis de confianza debido a las enconadas luchas intestinas y el
aburguesamiento de sus cuadros dirigentes.
Unidos Podemos es un
partido político español enrolado en la izquierda anticapitalista. Irrumpió en
la política peninsular en enero de 2014, rompiendo, junto con el partido
neoliberal Ciudadanos, el
bipartidismo de que gozaba hasta entonces España. Sus promotores eran dos
plataformas. Por un lado, la Fundación
Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) dedicada a proporcionar
servicios de consultoría política, jurídica y económica a partidos políticos y
gobiernos populistas de América Latina. Entre sus clientes se contaban los
gobiernos de la Comunidad Valenciana, Venezuela, Ecuador, El Salvador y
Bolivia.
Los
gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, por ejemplo, habrían pagado unos
cuatro millones de euros a la Fundación CEPS en concepto de consultorías.
Por
otro lado, los fondos provenientes del entramado audiovisual montado por el
politólogo Pablo Iglesias para difundir propaganda iraní, especialmente a
través del programa “Fort Apache”
emitido por la televisión pública de Irán, Hispan
TV y financiado por la productora 360 Global Media S. L., propiedad del iraní Azimi Mahmoud Alizadeh.
Irán habría aportado 9,5 millones de euros a
los dirigentes de Podemos. Pablo Iglesias, Secretario General del partido, ha
reconocido el financiamiento iraní en un discurso a las bases de su movimiento.
Iglesias
comenzó mencionando el tren precintado que los alemanes proporcionaron a
Vladimir Lenin para retornar a Rusia desde su exilio en Suiza, en 1917, durante
la Primera Guerra Mundial. “A los
alemanes -recordó Iglesias- les
interesaba poner un tren a Lenin para que desestabilizara a Rusia. A los
iraníes les interesa que se difunda en América Latina y en España un discurso
de izquierdas porque afecta a sus adversarios. ¿Lo aprovechamos o no lo
aprovechamos?”. En esta forma, sin ningún pudor, Iglesias, el líder de un
movimiento que se reputa de progresista reconoció su asociación con un régimen
teocrático y oscurantista que no duda en lapidar a mujeres y homosexuales.
Es por
ello qué, Unidos Podemos adoptó el programa y la retórica de los regímenes
populistas latinoamericanos que tenían los peores registros en materia de
prácticas democráticas y respeto por los derechos humanos. Entre los que
destacaban la Cuba de los Castro, la Venezuela de Chávez y Maduro, Ecuador bajo
el gobierno de Rafael Correa, Argentina bajo el gobierno de Cristina Fernández
de Kirchner, etc. Incluso recientemente, Pablo Iglesias encabezó junto al ex
jefe de Gobierno socialista, José Luis Zapatero, la ilegal tercera candidatura
consecutiva de Evo Morales a la presidencia de Bolivia.
LA AUSTERIDAD REVOLUCIONARIA
Los
fundadores de Unidos Podemos fueron un grupo de politólogos, en su mayoría
docentes universitarios, entre los que se contaban Pablo Iglesias, Luis Alegre,
Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Carolina Bescansa, José Manuel López e
Irene Montero.
El nuevo
partido pretendía representar a los indignados que expresaban su descontento
por la crisis económica y el desempleo que empobrecía a la clase media
española.
El
discurso inicial de Unidos Podemos ponía énfasis en presentar una alternativa
frente a la clase política, económica y cultural, a la que despectivamente
denominaba “la casta”. En especial
censuraban los privilegios y la corrupción de los gobernantes españoles.
Podemos pretendía proponer nuevos dirigentes más parecidos a sus representados.
Los
dirigentes surgidos de Unidos Podemos afirmaban renunciar a los privilegios de
gozaban los miembros de la casta.
Comenzando por los generosos salarios que se asignan a los políticos electos.
Los miembros de Podemos acordaron voluntariamente limitar sus honorarios a tres
salarios mínimos, donando el excedente de sus dietas al Partido o a la
organización humanitaria de su preferencia.
También
renunciaban a todo tipo de formalidad u ostentación en la vestimenta. Para los
jóvenes dirigentes de Podemos, la Revolución parecía consistir en desterrar el
saco y la tradicional corbata de su atuendo. Pablo Iglesias, por ejemplo, se
caracteriza por el peinado con coleta y por vestir un uniforme compuesto de
pantalón de jeen y camisa arremangada.
El
discurso de Podemos se complementaba con una abundante verborragia
anticapitalista, proponiendo la distribución de la riqueza, demonizando a los
ricos y banqueros a quienes responsabilizaban por la crisis.
Pablo
Iglesias, en especial, construyó su imagen pública como un talibán del
igualitarismo extremo censurando todo signo de exhibición de riqueza por parte
de los políticos. En 2012, escribió un mensaje en que se refería a la compra de
un inmueble por parte del ministro Luis de Guindos. “¿Entregarías -sentenció Iglesias- la política económica del país a
quien gasta 600.000 euros en un ático de lujo?”. Agregando: “Que la política económica la dirija un
millonario es como entregar a un pirómano el ministerio de Medio Ambiente.”
En
otra ocasión, Iglesias, al ser entrevistado por la periodista Ana Rosa
Quintana, defendió la convivencia de que un político viviera en vecindario de
clase obrera y no en un chalé de la periferia. En esa ocasión, el Secretario
General de Podemos reflexionó: “Es
peligroso aislar a alguien porque entonces no saben lo que pasa afuera. Este
rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalés, que no
saben, lo que es coger el transporte público…”
Pronto
toda esta parafernalia moralista comenzó a ser puesta a prueba.
AUTORITARISMO, NEPOTISMO Y ABURGUESAMIENTO
En primer término, se hizo evidente que Pablo
Iglesias comenzaba a acumular poder interno aplicando la conocida técnica soviética
de la “purga permanente” para
eliminar toda disidencia y desplazar a los posibles rivales dentro de Podemos.
En febrero de 2017, Iglesias aprovechó su
ventaja en la “Asamblea Ciudadana de
Vistalegre II”, para suprimir a la facción que respondía la número dos del
Partido, Iñigo Errejón, quien perdió la Secretaría Política del Partido y el
cargo de portavoz en el Congreso de Diputados, posición que pasó a ocupar Irene
Montero, una dirigente que también era la pareja de Iglesias. Errejón quedo
recluido como dirigente de Podemos tan sólo en la comunidad de Madrid.
Otros partidarios de Errejón resultaron también
“purgados” de sus posiciones de poder
dentro del Partido como ser: José Manuel López, quien perdió su posición de
portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid o Sergio Pascual hasta entonces
Secretario de Organización de Podemos.
Luego le llegó el turno a la dirigente gallega
Carolina Bescansa, una de las fundadoras de Podemos. Bescansa, una experta en
derecho constitucional ocupaba como vocal la representación de Podemos en la
Comisión Constitucional de la Cámara de Diputados. Ese cargo también pasó a ser
ocupado por la diputada Irene Montero.
En una reunión del Grupo Parlamentario de
Unidos Podemos, la diputada Bescansa había expresado su preocupación por que la
estrategia de su partido en Cataluña pudiera restarle apoyos en el resto de
España.
Bescansa cuestionaba que Pablo Iglesias llevaba
a Podemos a secundar la línea “comprensiva”
con el separatismo catalán, lideraba por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
“Declarar
mañana la independencia de Cataluña es ilegitimo y una gran irresponsabilidad,
no justificable ni con la ominosa actitud de Rajoy”, sentenció Bescansa hace unos días, por medio
de las redes sociales.
La réplica de Iglesias no se hizo esperar,
siguiendo las directivas del grupo parlamentario Unidos Podemos-En Comú
Podemos. En Marea, desplazó a la dirigente disidente de su principal posición
parlamentaria.
Bescansa parece haber asimilado el castigo y se
muestra pronta a dar la batalla interna contra la dirección autocrática
ejercida por Iglesias. Replicó declarando: “A
mí me gustaría un Podemos que le hablase más a España y a los españoles y no
sólo a los independentistas”.
Pero no dejó el tema allí, también se lamentó
del hecho que Podemos carezca de “un
proyecto político para España.”
El comportamiento de Iglesias era un claro
abuso de autoridad, al recurrir al nepotismo para tratar de controlar los
principales puestos de poder dentro de su partido promocionando para ello a su
esposa. Una práctica a la que en su momento apelaron Daniel Ortega en Nicaragua,
Juan D. Perón y Néstor Kirchner en Argentina entre otros.
Pero, allí no terminó la cosa. Todavía no se
habían acallado totalmente los ecos de la confrontación interna en Cambiemos
cuando Iglesias conmocionó a propios y ajenos anunciando la compra de un lujoso
inmueble para vivienda familiar.
Pablo Iglesias, quien espera mellizos con su
pareja la diputada Irene Montero, anunció la adquisición de un chalé en la
localidad madrileña de Galapagar por 660.000 euros. El inmueble, que tiene una
superficie de 268 metros cuadrados y esta construido sobre una parcela de 2.352
metros cuadrados, también cuenta con piscina y una zona parquizada.
La parte edificada de la vivienda consta de una
planta principal que gira alrededor de un amplio hall que divide en dos alas la
vivienda. Dispone de tres dormitorios, donde destaca una suite principal con
amplio vestidor y baño completo en mármol travertino. Amplio salón comedor con
cocina abierta con barra americana perfectamente integrada en el conjunto y
estilo rústico de la vivienda, cuarto de lavado, baño completo, despensa y
garaje para dos coches con dos accesos a la vivienda.
El inmueble excede las posibilidades de una
familia de clase media acomodada y se aproxima al tipo de vivienda que ocupa el
1% más rico de España.
Para colmo, Iglesias y Montero para adquirirlo
han contraído una hipoteca de 540.000 euros, cuando la hipoteca media en la
Comunidad de Madrid es de 161.400 euros. Para colmo de males la hipoteca fue contraída
con una entidad bancaria catalana, la Caja de Ingenieros, conocida por efectuar
donativos y propaganda en favor del movimiento separatista.
El tema no hubiera tenido mayor importancia de
no ser por las reiteradas críticas que el dirigente de Podemos había formulado
a los políticos ricos y a “la casta”.
Ahora, era él que presumía de revolucionario y austero quien daba señales de
marcado aburguesamiento.
Así lo entendieron no solo en la oposición sino
especialmente dentro de su propio partido. Ha sido, entre otros, el alcalde de
Cádiz, José María González Kichi, quien ha encabezado estas críticas diciendo: “El código ético de Podemos no es una
formalidad” sino que constituye “el
compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las
instituciones y supone renunciar a privilegios como el exceso de sueldo.” “Ni lo he pensado ni quiero dejar de vivir y
criar a mis hijos en un piso currante en el piso gaditano de La Viña”,
añade el líder de la corriente anticapitalista de Podemos en un escrito.
“Ya es
bastante privilegio vivir en La Viña, en Cádiz y con Teresa (Rodríguez, la líder
de Podemos en Andalucía), por eso no recibo otros ingresos y por eso no genero
más ahorro que el que dono cada mes” explica el dirigente.
La pregunta del millón es hasta cuándo podrá
Iglesias manejar autocráticamente desplazando dirigentes, combinando el
nepotismo con claros signos de aburguesamiento sin que su electorado comience a
pasarle facturas en los comicios o los dirigentes purgados organicen un eficaz
movimiento interno de resistencia.
Pero, por ahora, parece que el Secretario
General Pablo Iglesias puede seguir abusando de su poder y de la dialéctica sin
sufrir mayores consecuencias, pero el tiempo corre.
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