La histórica
decisión de Marruecos de retornar al seno de la Unión Africana, después de
treinta dos años de ausencia, marca el principio del fin para las aspiraciones
de los separatistas del Frente Polisario sobre el Sáhara.
UNA DECISIÓN
MUY MEDITADA
El 12 de noviembre de 1984,
durante la XX Cumbre de la Organización de Unidad Africana, el rey Hassan II,
tomó la dolorosa decisión de que Marruecos dejara de formar parte de esta
organización internacional debido a que ciertas resoluciones adoptadas por la
misma atentaban contra su soberanía en la región del Sáhara. No obstante, el
entonces monarca marroquí aclaró:
“Marruecos es africano y africano seguirá siendo, y todos los marroquíes
continuaremos al servicio de África… estaremos en la vanguardia para preservar
la dignidad del ciudadano africano y el respeto de nuestro continente…”
Recientemente, revisando esa
decisión, el rey Mohammed VI ha enviado un mensaje a la 27-ª cumbre de la Unión
Africana, que se celebra en Kigali, Ruanda, donde expresa la decisión de
Marruecos de retornar a dicha organización.
En su misiva el monarca
precisa: “Hace ya mucho tiempo que
nuestros amigos nos piden regresar para estar con ellos, y para que Marruecos
recupere el lugar natural que le corresponde en el seno de su familia
institucional. Así pues, este momento ha llegado.”
“Tras pensarlo, nos ha parecido evidente que cuando un cuerpo está enfermo se cura mejor desde dentro que desde fuera.”
“Tras pensarlo, nos ha parecido evidente que cuando un cuerpo está enfermo se cura mejor desde dentro que desde fuera.”
“El tiempo
de las ideologías ha quedado atrás,” agregó
Mohamed VI. “Nuestros pueblos necesitan
hechos concretos y acciones tangibles. La geografía no se puede cambiar.
Tampoco podemos substraernos al peso de la historia.”
“He aquí
cuantos hechos abogan por que Marruecos deje de permanecer fuera de su familia
institucional y pueda, de este modo, recuperar su lugar natural y legítimo en
el seno de la Unión Africana. Actuando desde el interior, contribuirá a hacer
de la misma una organización más fuerte, orgullosa de su credibilidad y
aliviada de los oropeles de un período superado.”
“Con este
regreso, Marruecos quiere continuar su compromiso al servicio de África,
reforzando su implicación en todas las cuestiones que le preocupan.”
“De este
modo, se compromete a contribuir de manera constructiva a la agenda y
actividades de la UA.”
El mensaje de Mohamed VI fue
saludado con beneplácito por diversas personalidades internacionales Así, por
ejemplo, el presidente de Costa de Marfil, Alassane
Ouattara, subrayando que Marruecos aporta mucho a ''la seguridad y la prosperidad'' del continente, dijo: "Estoy muy contento con el mensaje de
SM el Rey Mohammed VI en el que ha tomado esa decisión de volver al seno de la
Unión Africana''.
Por su parte, el presidente de
Chad y presidente en ejercicio de la 27ª Cumbre de la Unión Africana, Driss Déby
Itno, manifestó luego de escuchar el discurso del monarca marroquí: "Si Marruecos quiere volver, nadie
puede rechazar su regreso".
La decisión de Marruecos ha
despertado el beneplácito de la mayoría de las naciones africanas. Tras el
mensaje de Mohammed VI, 28 países miembros han pedido suspender la membresía
del seudo estado de la "República
Árabe Saharaui Democrática" dentro de la organización panafricana.
La inteligente decisión del
monarca marroquí contribuye a acelerar considerablemente la decadencia y el
aislamiento internacional que sufre el Frente Polisario.
UN MARCADO
AISLAMIENTO INTERNACIONAL
Recordemos a título
ilustrativo que el supuesto Estado de la RASD nunca ha sido aceptado como tal
por la Organización de las Naciones Unidas, ni por la Organización de la
Cooperación Islámica o la Liga de los Estados Árabes. Tampoco pertenece a ninguna
otra institución subregional, regional o internacional.
Para la RASD, el único ámbito
internacional donde gozaba de cierto reconocimiento era la Unión Africana.
Ahora también perdió ese apoyo.
Actualmente, al menos 34
países, de los 54 estados que integran el Continente Africano no reconocen a
esta entidad.
Incluso de los 26 países que
apoyaron el ingreso de la RASD a la OUA, en 1984, hoy sólo una escasa decena de
estados siguen manteniendo ese apoyo.
Es que nadie puede creer
realmente que un conjunto de jaimas perdidas
en la hamada argelina, cuyo único
sostén es la ayuda humanitaria que le proporcionan la ONU y la Europa
comunitaria, y que carecen de lo más elemental (hasta de agua potable) puede
constituir un estado soberano es una fantasía o una burla cruel.
Es por ello, que en un acto de marcado realismo político, muchos estados
están cortando sus vínculos con el Frente Polisario. Está pérdida de apoyos
internacionales no se reduce tan sólo a
África, es una clara tendencia mundial. Desde el año 2000, 36 países retiraron
su reconocimiento al Estado fantasma.
Otro factor que contribuirá al mayor deterioro de la
posición internacional del Frente Polisario es la nueva jefatura de la
organización separatista. La muerte del líder histórico, Mohamed Abdelaziz, y
su reemplazo por un dirigente como Brahim Ghali, sobre quien pesan acusaciones
de todo tipo (desde terrorismo y transgresiones a los derechos humanos, hasta
por la violación de una joven) harán más difíciles sus actividades
diplomáticas.
En un mundo cada vez menos gobernado por las
ideologías, resulta evidente que la única voz del pueblo marroquí es su Rey.
Por lo tanto, un grupo separatista, manipulado desde Argel, carece totalmente
de representatividad real. El Frente Polisario sólo puede ejercer su autoridad
sobre la población que retiene contra su voluntad en los campamentos argelinos
de Tinduf. Aunque incluso allí está siendo seriamente cuestionado.
UN SERIO REVÉS PARA ARGELIA
El retorno de Marruecos a la Unión Africana no es sólo
un fracaso estratégico para el Frente Polisario. Es por sobre todas las cosas
una grave derrota diplomática de Argelia que señala su pérdida de liderazgo en
África.
Con una jefatura envejecida y achacosa, cuestionada en
los últimos años por los problemas económicos derivados del brusco descenso en
los precios del petróleo y el gas, Argelia no fue capaz de bloquear el ingreso
a esa organización de su tradicional rival regional.
A partir del retorno de Marruecos a la organización
panafricana, la influencia argelina sobre la Unión Africana se verá drásticamente
reducida. No sólo perderá un voto incondicional –el de su seudo estado
satélite, la RASD-, sino que dejará de ser la principal voz del Magreb dentro
de la Unión Africana.
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