UNA
APUESTA A LA ENERGÍA LIMPIA
Marruecos avanza en su
objetivo de buscar un desarrollo sostenible que contemple el reemplazo gradual
de los combustibles fósiles por energías renovables y limpias.
En Marruecos existe un
fortísimo déficit energético: el 94,6% de la energía primaria y el 18,1% de la
energía eléctrica deben importarse. Pero al mismo tiempo, el país debido a su
posición de grandes áreas con un potencial solar considerable, que suman más de
3.500 horas de sol al año, especialmente en sus provincias saharianas.
Es por ello que Marruecos está
apostando fuerte a la energía limpia. El reino magrebí tiene un ambicioso
programa de generación de energías renovables con el que aspira a proveerse en
un 52% de sus necesidades energéticas en fuentes de energía limpia hacia el año
2030.
Para alcanzar este objetivo,
deberá desarrollar entre 2016 y 2030 una capacidad adicional de 10.100
megavatios generados a partir de energías renovables distribuidos entre 4.500
megavatios generados con energía solar, 4.200 megavatios provenientes de
energía eólica y 1.300 megavatios producidos por plantas hidroeléctricas.
NOOR
I
En cumplimiento de estos
ambiciosos proyectos el rey Mohamed VI acaba de inaugurar la primera fase de la
que en breve será la mayor planta de energía solar del mundo.
La central termo solar de
Uarzazate se encuentra enclavada en un paraje desértico entre las cadenas del
Gran Atlas y el Anti Atlas. En un paraje que tiene una media de 3.000 horas de
sol al año.
La primera fase de
construcción del complejo, que se denomina Noor I (luz en árabe) acaba de ser
inaugurada por el monarca alauí. La nueva planta abarca una superficie de 480
hectáreas y se conforma con 500.000 espejos curvados alineados en 800 filas.
Noor I tiene una potencia inicial de 160 megavatios, una capacidad de
almacenaje de tres horas y producirá energía limpia para abastecer las
necesidades 700.000 hogares marroquíes evitando la emisión de 2,9 millones de
CO² en los próximos diez años.
La primera fase del complejo
Uarzazate que se acaba de inaugurar, comenzó a construirse en 2013. El comienzo
de las obras provocó una verdadera revolución en la región al radicar en el
lugar aproximadamente a 2.000 trabajadores y técnicos, de los cuales el 85% de
los cuales eran marroquíes y los extranjeros mayoritariamente españoles.
La construcción de esta
primera planta ha contado con una tasa de integración industrial (clave para
los países en vías de desarrollo) del 30% para las compañías marroquíes,
especialmente en los sectores de obra pública, cableado y metalurgia, mientras
que funciones más especializadas han sido aportadas por ingenieros extranjeros.
Noor I fue adjudicada, en el
2013, en licitación internacional a un consorcio liderado por la empresa saudí
Acwa Power, con la española Acciona como principal constructor a un costo de
900 millones de euros.
Noor II, tendrá una potencia de 200 megavatios
y un almacenamiento de energía de siete horas, ocupará una superficie de 680
hectáreas. Su construcción fue adjudicada, en 2015, a un consorcio formado por
la saudí Acwa Power y la española Sener que ya han comenzado los trabajos. El
costo de esta planta fue estimado en 1.800 millones de euros.
La tercera fase será la planta
Noor III, que tendrá una capacidad de 150 megavatios y un potencial de
almacenamiento de ocho horas. El costo de la planta ha sido estimado en 650
millones de euros.
Existe un proyecto para una
cuarta fase, Noor IV, con capacidad para 70 megavatios.
Estas inversiones fueron
posibles gracias a la relación especial que Marruecos ha establecido con la
Unión Europea que, a través de su Plan Solar Mediterráneo, ha financiado este
proyecto a través del Banco Europeo de Inversiones, la Agencia Francesa de
Desarrollo, el Banco Público Alemán y el Banco Mundial.
A estos desarrollos en la
región de Uarzazate se suman otros proyectos de plantas de energía solar cuyas
construcciones están previstas llevar a cabo en la ciudad marroquí de Midelt
(situada en el centro del país) y en las provincias del Sur, específicamente en
El Aiún y Bujador.
El presupuesto previsto paras
estos desarrollos en energía solar alcanzará un total de 8.100 millones de
euros y situará a Marruecos a la cabeza del pelotón de países más comprometidos
en la lucha contra el cambio climático.
Recientemente la organización
ecologista alemana Germanwatch ha elaborado un índice que clasifica a los
países según su contribución a la protección del clima, el único país en
desarrollo que se sitúa entre los primeros diez que más protegen el clima es
precisamente Marruecos.
Es precisamente por ello que,
el próximo mes de noviembre Marruecos será el país anfitrión de la cumbre
climática mundial COP22.
Estos desarrollos marroquíes
han sido posibles por el firme compromiso de Mohamed VI en promover el
desarrollo sostenido del Reino y, especialmente, por hacer de Marruecos un país
estable, con altos niveles de gobernabilidad y muy previsible a largo plazo.
Todo ello en un contexto africano por demás convulsionado.
Observando el alto número de
inversiones extranjeras que eligen a Marruecos como destino final, la forma en
que este país consigue grandes volúmenes de financiamiento internacional y su
decidida vocación por mejorar su infraestructura se comprende el creciente
nivel de liderazgo regional que ostenta el país magrebí.
Sin lugar a dudas Marruecos
debe ser considerado como un nuevo BRIC.
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