DENUNCIA
DESATENDIDA
En reiteradas ocasiones desde
esta columna en Total News hemos señalado sobre las amenazas a la seguridad del
conjunto saharo -saheliano que se gestan por la presencia de una fuerza
paramilitar ilegal en el territorio argelino aledaño a la frontera entre
Marruecos y Argelia en el desierto del Sáhara.
Hemos advertido
insistentemente que las bases de entrenamiento y los campos de concentración
que administran los separatistas del Frente Polisario mantienen retenidos a un
número indeterminado de ciudadanos marroquíes, constituyen el caldo de cultivo
y la fuente de hombre y armamentos que abastecen al terrorismo yihadista y a los
grupos del crimen organizado transnacional que operan en el Norte de África en
una relación simbiótica con los elementos terroristas.
En muchos casos, tanto los
separatistas polisarios, sus “organizaciones
de frente” y sus habituales “compañeros
de ruta” de las ongs humanitarias y de los grupos progresistas europeos han
criticado con dureza nuestras conclusiones.
Sin embargo, la reiteración de
hechos terroristas y el descubrimiento de redes mafiosas que involucran a
elementos de dirección del Frente Polisario corroboran la certeza de nuestras
afirmaciones. Veamos los últimos acontecimientos que respaldan estas
conclusiones.
CÉLULA
TERRORISTA DESARTICULADA
A comienzos de la presente
semana el Buró Central de Inteligencia Judicial dependiente de la Dirección
General de Vigilancia del Territorio de Marruecos desarticuló una célula del
llamado Emirato Islámico (EI, ISIS o Daesh) que operaba en las ciudades
marroquíes de Marrakech, Laayún y Bujador, deteniendo a siete de sus
integrantes.
Los terroristas de Daesh
reclutaban combatientes entre los elementos radicalizados de España, Argelia y
Marruecos. Las últimas cifras facilitadas por el Ministerio del Interior del
Reino magrebí indican que, desde 2013 hasta finales del mes de julio de 2015,
un total de 1.350 marroquíes han viajado a Siria e Irak, en su mayoría
siguiendo rutas saharianas, para hacer la yihad. Las autoridades marroquís
también han constado la muerte de 286 marroquíes radicalizados en acciones de
combate.
Es por ello que los organismos
de seguridad de Marruecos desarrollan, desde 2013, una estrategia preventiva
contra el terrorismo y para evitar la incorporación de sus ciudadanos en las
filas del Emirato Islámico mediante el endurecimiento de su arsenal jurídico y
desmantelando continuamente las células terroristas, en muchos casos
colaborando con sus similares de Europa.
A mediados del mes de enero
pasado, este grupo terrorista difundió cuatro vídeos en las redes sociales. En
estos vídeos Daesh critica la actuación de AQMI, la franquicia de Al Qaeda en
la región saharo – saheliana, por no realizar atentados contra los gobiernos de
Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.
En uno de los vídeos los
terroristas de Daesh plantean el objetivo de reconquistar Al Andalus. En una de
las imágenes se observa como una ola de sangre tiñe de rojo la Península y
señalan a La Alhambra de Granada como el máximo exponente de esa tierra que
pretenden recuperar. Además, una flecha que sale de Madrid a París indica el
camino que deben recorrer los yihadistas.
LAS
RUTAS DEL POLISARIO
Los funcionarios del Buró
Central de Investigaciones Judiciales al desarticular está célula terrorista
encontraron evidencias de que los yihadistas contaban con la asistencia de
elementos del Polisario -que dominan las rutas de contrabando en el Sur del
Sáhara argelino- para trasladar a sus nuevos reclutas rumbo a Libia, Siria o
Irak a través de las fronteras entre Marruecos y Mauritania.
Lo que realmente ocurre es que
el Frente Polisario ha pasado de llevar a cabo ataques terroristas y de
piratería contra pesqueros españoles en los años setenta y ochenta, ha robar y
traficar con la ayuda humanitaria europea destinada a los secuestrados de
Tinduf, a cobrar rescate por los cooperantes secuestrados en los campamentos
que ellos mismos controlan, a actuar, desde el estallido de la Primavera Árabe
en 2011, como mercenarios al servicio de Muammar Gaddafi o radicalizarse en las
filas de alguna franquicia de Al Qaeda o Daesh.
En tanto que otros elementos
del Polisario se enriquecen participando de tráficos ilegales de todo tipo,
desde la ayuda humanitaria hasta la cocaína sudamericana, pasando por las armas
y los infortunados inmigrantes subsaharianos que aspiran a llegar a las costas
comunitarias, gracias a su control de las rutas que atraviesan las fronteras de
Mauritania y Mali con Argelia.
TERMINAR
CON LOS CAMPOS DE LA VERGÜENZA
Es que los campos de
concentración de Tinduf son un reservorio de “mano de obra” militarizada, frustrada y radicalizada dispuesta a
brindar sus servicios a cualquier causa o conflicto que tenga lugar en el Norte
de África o tomar parte en cualquier actividad ilícita que constituya un medio
de vida. Así, los miembros del Polisario participan de cualquier actividad
ilícita con las organizaciones del crimen transnacional que opera en la región
saharo-saheliana.
La Organización de Naciones
Unidas y su Secretario General deben tomar conciencia de esta situación y
cuanto antes exhortar a Argelia para que desmantele esos campamentos de Tinduf
y permita a la población secuestrada retornar a su hogar nacional en Marruecos.
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