martes, 16 de febrero de 2016

LA GOBERNABILIDAD EN ARGENTINA DE ALFONSÍN A KIRCHNER

LA ARGENTINA PRERREVOLUCIONARIA


La Argentina fue uno de los países latinoamericanos que más ha sufrido problemas de gobernabilidad y hechos de protesta social en la primera década del siglo XXI.

En mayo de 1989, el presidente radical Raúl R. Alfonsín (1927 – 2009) debió renunciar seis meses antes de cumplir su mandato constitucional de seis años. La renuncia de Alfonsín fue la única forma de detener los saqueos a supermercados y comercios en los barrios más pobres del Gran Buenos Aires, Rosario y otros centros urbanos. Estos eran protagonizados por pobladores afectados por el aumento desmedido en los precios de los alimentos y productos de primera necesidad. El índice inflacionario había registrado un incremento del 200% ese mes. Los incidentes dejaron 14 muertos y decenas de heridos.[i]

El gobierno de la Unión Cívica Radical había sucedido a un largo gobierno dictatorial signado por sus violaciones a los derechos humanos y por la guerra de Malvinas. Alfonsín debió soportar alzamientos militares en 1987 y en dos oportunidades durante 1988. El verano de 1988 / 89, se inició, en Argentina, con una veda parcial en el suministro energético a la población. Para colmo de males, el 17 de enero de 1989, un grupo terrorista atacó un cuartel del Ejército situado en el gran Buenos Aires.

En el mes de febrero la crisis económica se agudizó. Una fuerte depreciación del austral[ii] con relación al dólar despertó un fuerte malestar en bancos y empresas contra el gobierno. En el mes de mayo, tras el triunfo del candidato peronista Carlos Menem (1930) en las elecciones presidenciales, el gobierno radical fue incapaz de controlar el país. Estallaron entonces múltiples saqueos e incidentes entre manifestantes y propietarios, guardias privados de seguridad y fuerzas de policiales.

La población argentina, tras nueve años de dictadura militar, debió ver con dolor como el primer presidente democrático no era capaz de cumplir su mandato constitucional.

Carlos Saúl Menem, era hijo de inmigrantes sirios que se habían radicado a principios del siglo XX en la provincia andina de La Rioja donde prosperaron en el comercio y la actividad vitivinícola. Aunque se graduó de abogado en la prestigiosa universidad argentina de Córdoba, Menem se dedicó casi con exclusividad a la actividad política en las filas del Partido Justicialista.

Elegido gobernador de su provincia natal en 1973, durante el tercer gobierno del general Juan D. Perón, tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976 debió enfrentar largos años de cárcel y destierro interior. En las elecciones de 1983, aunque el Partido Justicialista perdió la elección nacional, Carlos Menem fue nuevamente elegido gobernador de La Rioja. En 1987, fue reelecto en el cargo.

Pese a su evidente popularidad en la pequeña, despoblada y pobre provincia de La Rioja, Carlos Menem carecía de inserción en la política argentina. La población en general lo veía como una figura un tanto exótica aún para los parámetros latinoamericanos. Usaba el cabello largo y grandes patillas al estilo de los caudillos provinciales del siglo XIX. Menem era más conocido por sus escándalos conyugales, sus amoríos con conocidas artistas del espectáculo y por su pasión por el automovilismo que por su capacidad como dirigente político.

Para sorpresa de la mayoría de los observadores y analistas políticos, derrotó al gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, el veterano caudillo justicialista Antonio Cafiero, en la elección interna de su partido. Después se impuso ampliamente en la elección presidencial al candidato de la Unión Cívica Radical, el gobernador de la provincia de Córdoba, Eduardo Angeloz, su antiguo condiscípulo en la universidad.

Aunque Menem tenía el típico perfil del político populista latinoamericano una vez en el gobierno sorprendió nuevamente tanto a sus propios partidarios como a sus opositores. Inmediatamente abandonó sus promesas electorales  de implementar el “salariazo” y la “revolución productiva”. También renunció a los principios estatistas y dirigistas que durante décadas había sido la base ideológica del peronismo. Menem demostró ser realista y pragmático al adherir a los principios del “Consenso de Washington” que por entonces eran la filosofía política dominante en el mundo.

Menem fue uno de los primeros presidentes latinoamericanos en percibir los futuros efectos del fin de la guerra fría, la globalización y el predominio de los Estados Unidos.

Abrió la economía argentina, privatizó las deficitarias empresas estatales, refinanció la deuda externa y dio al país un período de estabilidad y crecimiento del que no había gozado en décadas.

En 1994, la prosperidad económica le permitió reformar la constitución argentina para poder ser reelecto en 1995. Así alcanzó varios records en la historia argentina. Fue el presidente argentino que gobernó más tiempo seguido al país. También fue el único presidente civil que completó dos periodos presidenciales consecutivos. Por último, fue el único presidente argentino que completó su mandato presidencial desde que Juan D. Perón completó el suyo en 1952.

Pero, el modelo menemista tenía otra cara menos feliz. Muchas de las privatizaciones fueron realizadas con “desproligidades” y corrupción. Se vendió a precio vil el patrimonio de los argentinos y se entregó al control extranjero sectores claves de la economía argentina. La industria nacional fue prácticamente arrasada por la competencia de productos extranjeros subsidiados.

La política exterior se convirtió en “relaciones carnales” con los Estados Unidos. Argentina participó de la Guerra del Golfo –1991-, restableció relaciones con el Reino Unido y reforzó sus vínculos económicos con Brasil en el marco del MERCOSUR.
Mientras una parte de la población vivía la “fiesta menemista”, creyendo que ingresaba al “primer mundo”, aprovechaba el “dólar barato” para viajar por el mundo practicando el “deme dos”, crecieron los excluidos del sistema económico. Argentina acentuó su perfil de país exportador de materias primas con escaso valor agregado y la desocupación se incrementó aceleradamente.

No obstante, sentir los crujidos del sistema que había creado Carlos Menem fue capaz de terminar su mandato en medio de escándalos de corrupción por la venta de armas a Croacia y Ecuador. Años después muchos funcionarios de su gobierno y el mismo deberían transitar los juzgados y aún enfrentar la cárcel para responder a las acusaciones de corrupción, malversación de fondos públicos y enriquecimiento ilícito.

Una alianza de centro izquierda, entre la Unión Cívica Radical, el Frepaso y el socialismo, logró una amplia victoria sobre el justicialismo y llevó a la presidencia al veterano dirigente radical Fernando de la Rúa.

Fernando De la Rúa (1937) era ciertamente un hombre de paradojas. Había nacido en la mediterránea provincia de Córdoba, pero su base electoral estaba en la ciudad de Buenos Aires. Era un abogado y profesor universitario con sólido prestigio intelectual y profesional pero su vocación era la política. Había cursado estudios secundarios en el Liceo Militar llegando a ser el abanderado de su promoción. Tenía vinculaciones familiares y sociales con el ámbito castrense –su esposa pertencía a la familia Pretiné integrada por prestigiosos militares- pero militaba en el partido político más antiguo de la Argentina: la Unión Cívica Radical. Por último, integraba el ala más conservadora de su partido, pero llegó al poder integrando una coalición de centroizquierda.

De la Rúa comenzó su carrera política en 1973, cuando contra todo pronóstico derrotó al candidato justicialista en una disputada segunda vuelta electoral por el cargo de senador nacional por la ciudad de Buenos Aires.

Su mandato quedó interrumpido en 1976 por el golpe de Estado. Pero, el no fue molestado por los militares –en ese entonces tenía un cñado almirante- y pudo desarrollar su actividad como abogado sin ningún inconveniente e incluso cobrar su “jubilación” como senador.

Cuando en 1982, los militares, tras la derrota en Malvinas, permitieron nuevamente la actividad política intentó alcanzar la nominación presidencial de su partido. Fracasó al ser derrotado por el líder del ala izquierda, Raúl Alfonsín. No obstante, volvió a ser elegido senador por la ciudad de Buenos Aires su bastión electoral.

En 1997, fue elegido “Jefe de Gobierno” de la ciudad de Buenos Aires; y todas las encuestas indicaban que era el único candidato capaz de derrotar al postulante justicilista, el poderoso gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde.

Los líderes de la Alianza UCR – Frepaso debieron aceptar su candidatura para tener la posibilidad de llegar al gobierno. Pero, las diferencias ideológicas no tardarían en manifestarse. El primer incidente se produjo en torno a la votación en la OEA con respecto a las violaciones de derechos humanos en Cuba. Pronto fue evidente que dentro del gobierno se libraba una sórdida puja por el poder.

Diez meses más tarde, el vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez renunció a su cargo después de una controversia que involucraba a miembros de su propio gobierno en el pago de sobornos a senadores para que aprobaron una polémica ley sindical.

Tras el alejamiento de Álvarez el gobierno quedó herido de muerte, la economía, que se encontraba en recesión, se tornó incontrolable. De la Rúa se proponía reducir el gasto público tal como le solicitaban los organismos financieros internacionales. Para ello aumentó la presión impositiva sobre los sectores medios y populares. Al tiempo que reducía en un 13% los sueldos de los empleados públicos y los haberes de jubilados y pensionados. El resultado fue un acelerado incremento de la recesión que aumento el desempleo y empobreció a extensas capas de la sociedad argentina. De nada sirvió que el presidente abandonando sus reparos ideológicos y convocase al economista liberal Domingo Cavallo otorgándole poderes especiales. El padre de la convertibilidad, en tiempos de Carlos Menem, no pudo sacar al país de la crisis económica. Sólo fue capaz de incrementar astronómicamente el endeudamiento externo. Cuando De la Rúa asumió la presencia, la deuda externa era de 115.000 millones de dólares, al momento de su renuncia era de 225.000 millones.[iii]

Debido a la crisis económica y a la falta de respuestas por parte del gobierno, el radicalismo sufrió un duro revés en las elecciones legislativas de octubre del 2001, que ganó el peronismo, pero que registraron un nivel inédito de votos en blanco e impugnados –recordemos que el voto es obligatorio en Argentina-[iv].

A comienzos del mes de diciembre, el gobierno dispuso la inmovilización parcial y temporal de los saldos bancarios como medida desesperada para evitar la fuga masiva de depósitos. El “corralito” bancario, como se lo denominó, bloqueó unos 40.000 millones de dólares pertenecientes a miles de ahorristas de clase media. Estos depósitos fueron devueltos gradualmente en pesos argentinos a una paridad de 1,3 por dólar y bonos públicos con vencimiento en el año 2008.

El repudio de la población pronto se hizo sentir, con “cacerolazos” y marchas de protesta, el 19 de diciembre de 2001. La renuncia del ministro de Economía, Domingo Cavallo no fue suficiente para calmar los ánimos. El presidente Fernando De la Rúa decretó el estado de sitio que desembocó, el 20 de diciembre, en saqueos, cacerolazos y enfrentamiento entre manifestantes y policías que arrojaron un saldo de 27 muertos, cientos de heridos y detenidos.

Sin embargo, no se trató de violencia política espontánea y descontrolada. El descontento de la población fue incrementado y encauzado en una maniobra de desestabilización perfectamente orquestada. Así lo demuestra entre otras pruebas, la investigación realizada por un equipo periodístico especial del diario Clarín integrado por Alberto Amato y Lucas Guagnini[v]. Seguidamente reproducimos algunas de las conclusiones a que arribaron los periodistas:

Ø  Los saqueos tuvieron una llamativa coordinación. En algunos barrios se avisó desde el día antes cuáles supermercados serían atacados y a qué hora. Tal como denunció ante el Departamento Judicial de San Isidro, el empresario de supermercados Alfredo Coto. El empresario informó que en la villa de La Cava se habrían repartido volantes convocando a concurrir ante el local del supermercado Coto de Las Lomas, luego afectado por los saqueos.

Ø  Además, se anunciaron falsos repartos de comida en determinados supermercados. Una vez reunida la gente, actuaban los agitadores y grupos operativos encargados de forzar el acceso a los negocios. El falso reparto se transformaba en saqueo.

Ø  Esa “avanzada saqueadora” estaba integrada por individuos marginales –lumpen social y político-  a quienes habitualmente se contrata para hacern el “trabajo sucio” de la política por dinero.

Ø  Los miembros de esos grupos cobraron por su tarea. Según la misión y el riesgo que pudiera tener, las tarifas variaron entre 30 y 100 pesos por persona y por día. Los saqueadores profesionales se movilizaron en camionetas y micros puestos a su disposición para que su accionar comprendiera un radio más amplio.

Ø  Cada “grupo operativo” respetó los límites geográficos de su distrito. Este hecho revela la existencia de una organización y planificación compleja que vinculaba a los grupos de saqueadores.

Ø  Pese a la característica de auténtico estallido social que tuvieron los saqueos, hubo zonas del gran Buenos Aires donde, pese a la existencia de   graves “bolsones de pobreza”, se produjeron pocos o ninguno de estos hechos.

Ø  Vecinos de Merlo, San Martín, Tigre y La Matanza manifestaron a los periodistas que habían visto a “punteros”[vi] del peronismo que instaban a los saqueos.

Ø  Se avisó al menos a dos canales de televisión cuáles comercios serían saqueados. En muchos casos, las cámaras llegaron junto a los saqueadores, en otros incluso antes.

Ø  Se vio a particulares con equipos de comunicaciones coordinando el accionar de los saqueadores y señalando objetivos a ser asaltados.

Ø  En la mañana del 19 de diciembre, algunos funcionarios del gobierno de la provincia de Buenos Aires, que encabezaba el doctor Carlos Ruckauf, reconocieron que los saqueos “parecen organizados”.

Ø  En algunas zonas del conurbano la actitud pasiva del personal policial frente a los hechos de violencia y robo favoreció la multiplicación y descontrol de los saqueos.

Ø  El concejal del partido de La Matanza y dirigente piquetero Luis D´Elía declaro ante el juez federal Norberto Oyarbide, que investigaba el presunto complot para derrocar al presidente Fernando De la Rúa, lo siguiente: “Uno podía ver la inacción de la policía o por ejemplo, cómo mientras había inacción respecto de los comercios minoristas, los supermercados eran fuertemente protegidos. O los coches particulares llevando informaciones falsas, creando situaciones de enfrentamiento de pobres contra pobres”.

“(...) yo creo que efectivamente existió el accionar de muchos punteros que operaron en esta línea, es decir sembrar el pánico”.

“Creo que a alguno de los punteros lo podríamos identificar. Uno de ellos es el puntero del Partido Justicialista cuyo apodo es Tucho, me paró cuando yo entraba a mi barrio y me cruzó con su coche, que creo que era un Taunus viejo, y me dijo que del barrio Don Juan nos venían a saquear. Él siguió a paso de hombre, pero era mentira. Él formaba parte de esta cadena que creó el estado de pánico”.

“Había helicópteros que eran de la provincia de Buenos Aires, la policía dejó hacer frente a los comercios minoristas pero no frente a los supermercados”.[vii]

Ø  Cuando los saqueos parecían estar fuera de control, la Policía de la Provincia de Buenos Aires, muchas veces con personal de uniforme y en patrulleros, desarrolló una operación de acción psicológica. En la mayoría de los partidos del conurbano se hizo circular el rumor de que los barrios iban a ser tomados por asalto por vecinos de otros barrios. Era falso, pero lograron que los vecinos permanecieran en sus hogares para defender sus pertenencias.

Ø  La mayoría de los testimonios señalan a dirigentes barriales del peronismo en el Gran Buenos Aires. Pero, la inminencia de los estallidos sociales seguidos de saqueos era un fuerte rumor en todo el ambiente político. Tanto que los intendentes de la Alianza UCR – Frepaso tomaron previsiones para evitar incidentes en sus distritos.

Ø  Al contrario de lo que ocurrió en los saqueos de 1989, en esta ocasión pudo observarse que muchos saqueadores portaban armas de fuego.

Ø  El presidente de una cámara de comercio del conurbano proporcionó a los periodistas el siguiente relato, que ilustra sobre el mecanismo empleado para efectuar los saqueos: [a los saqueadores] “Los llevaban en camiones, en camionetas y hasta en micros. Tenían una tarifa fija: pagaron cien pesos a primera línea. Eran los que rompían las persianas con tenazas y barretas. Esa gente entraba y corría directo a las cajas registradoras y a las computadoras. Pagaban setenta pesos a la segunda línea, los que entraban a saquear las góndolas. El pago incluía todo lo que se pudieran llevar. Incluso le pagaron menos, unos cincuenta pesos, a quienes reclamaban comida frente a los negocios. Por esta zona operó una Trafic blanca, les daban ropa para que se cambiaran: pantalón, remera y gorrita con visera. Los iban a buscar, los dejaban cerca del negocio a saquear y los volvían a levantar para sacarlos de la zona. También hubo mucha gente con handys en las esquinas, que hacían  un trabajo de inteligencia: avisaban donde no había policía, o cuando la policía se había  retirado a custodiar otro negocio. Vos veías a los tipos del handy y, quince minutos después, llegaban a la zona los saqueadores. No digo que en todas partes haya sido así. Pero por aquí, sí”.[viii]   
   
Estos datos prueban que los saqueos son un instrumento idóneo para crear un clima de descontrol y violencia política suficiente para provocar la caída de un gobierno. También prueban que los saqueos no constituyen estallido inorgánicos de violencia social sino que son acciones perfectamente planificadas y coordinadas por estructuras políticas –en especial partidos políticos legales y reconocidos- destinados a desestabilizar un gobierno y tomar el poder.

Lamentablemente, el alejamiento de De la Rúa no trajo estabilidad al país. Su sucesor, el gobernador peronista de la provincia de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá (1947), se mantuvo en el cargo tan sólo una semana. Cuando el presidente provisional dejó entender que no se descalificaba como candidato electoral en comicios a realizarse a la brevedad y además dio muestras de afrontar la calamitosa situación económica apelado al populismo y con escaso sentido de la realidad, perdió el apoyo de los principales caudillos peronistas. Víctima de una intriga palaciega, por el momento poco clara, renunció a la presidencia el 26 de diciembre, pero no antes de declarar el default de la deuda externa. Inmediatamente fue reemplazado por ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. Este había sido el candidato presidencial peronista derrotado por Fernando De la Rúa tan sólo dos años antes.

Sin embargo, el desplazamiento de Fernando De la Rúa no trajo calma al país. El presidente Duhalde decretó una fuerte devaluación. El peso argentino redujo su valor considerablemente. De una relación uno a uno con el dólar, después de unos meses se estabilizó en una paridad de tres a uno. Las protestas sociales siguieron produciéndose a diario y el descontento de la población era tan intenso que muchos observadores estimaban que el menor incidente podía derivar en un estallido revolucionario de consecuencias imprevisibles.

Es así como seis meses más tarde, le llegó el turno de acortar su mandato a un primer mandatario peronista. El 27 de julio de 2002, Eduardo Duhalde (1941) designado por el Congreso para completar el mandato de Fernando De la Rúa –que concluía el 10 de diciembre de 2003- resolvió llamar a elecciones y renunciar en enero de 2003 –finalmente el traspaso de mando se efectuó el 25 de mayo de 2003-. La decisión del presidente provisional fue tomada después de una protesta piquetera efectuada en el puente Pueyrredón –uno de los accesos a la ciudad de Buenos Aires-. La protesta, llevada a cabo el día anterior, derivó en un duro enfrentamiento entre policías y manifestantes que dejó el saldo de dos piqueteros muertos por las balas policiales.

El presidente ofreció elecciones anticipadas y sancionó a los policías involucrados en los hechos para detener las protestas piqueteras. Sin embargo, las agrupaciones vinculadas con la protesta social prosiguieron sus actividades –sin mayores incidentes con las autoridades- durante toda la gestión de Duhalde e incluso radicalizaron su accionar durante el primer año de gestión de su sucesor el peronista Néstor Kirchner (1950 – 2010).

El nuevo presidente, hasta el momento de su elección era gobernador de una rica pero escasamente poblada provincia –Santa Cruz- patagónica situada en el extremo sur del país.

En realidad, el triunfador en los comicios fue el ex presidente Carlos S. Menem quien se impuso en la primera ronda de votación por casi el 25% de los votos emitidos. Pensando que en la segunda ronda electoral los restantes candidatos se unirían en su contra el anciano ex mandatario desistió de intentar una tercer reelección.

Néstor Kirchner, había nacido el 25 de febrero de 1950, en la ciudad de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, en el seno de una familia de inmigrantes europeos. En marzo de 1975 Kirchner era un militante de la “Juventud Peronista”, la rama más radicalizada del peronismo y estudiante de la Universidad Nacional de La Plata, en la provincia de Buenos Aires, cuando contrajo matrimonio con una compañera de estudios: Cristina Fernández (1953).

En 1976, cuando se produjo el golpe de Estado militar, completó sus estudios de derecho. Con el título de abogado en una mano y su esposa en la otra regresó a su ciudad natal para ejercer su profesión. El éxito económico acompañó su actividad su actividad como abogado.

En 1986 fue electo intendente de la ciudad de Río Gallegos en las filas del Partido Justicialista, con apenas un centenar de votos de ventaja sobre su contrincante radical.

En septiembre de 1991, alcanzó la gobernación de Santa Cruz en tanto que su esposa era elegida diputada en la Cámara de Diputados provincial. Desde allí, Kirchner se labró un perfil un tanto particular de peronista de centroizquierda. Comenzó a criticar el modelo neoliberal de Menem y a la dirigencia sindical vinculada con el justicialismo. Al mismo tiempo otorgaba gran importancia al control del déficit fiscal y a la implementación de un modelo de crecimiento económico basado en incentivar la producción y no la especulación. En diciembre de 1990 manifestó su repudio a la decisión de Menem de indultar a los antiguos miembros de la Junta Militar que llevó a cabo el golpe de Estado de 1976.

Desde luego, la gestión de Kirchner se vio facilitada por las escasas dimensiones del aparato económico y el mercado laboral de Santa Cruz, y además no estuvo exenta de críticas. Para sus detractores, Kirchner no era muy diferente de otros gobernadores peronistas que a la hora de tomar decisiones se mostraban personalistas y autoritarios. Sobre todo en su trato con los medios de comunicación provinciales y en los nombramientos de hombres de su confianza como jueces provinciales. Por otra parte el control gubernamental de los empleos públicos y la existencia de una economía provincial fuertemente subsidiada posibilitaban el mantenimiento de una electoralmente provechosa red de clientelismo político, típica de los feudos provinciales.[ix]

Así lo entiende también la periodista argentina Sylvina Walger, conocida en los años noventa por sus lapidarios juicios sobre Carlos Menem. Refiriéndose a Néstor Kirchner, escribió Walger: “Él, un mandatario cuyas mejores intenciones suelen verse enturbiadas por decisiones autoritarias similares a las de sus colegas de las provincias, patrones de estancia acostumbrados a moverse entre clientes, que no es lo mismo que ciudadanos. Todo ello en un país donde la práctica republicana no pasa aún de ser una entelequia”.[x]

Esto le permitió modificar la constitución provincial y ser reelecto gobernador en los comicios del 14 de mayo de 1995, con un contundente 66,5% de los sufragios.

Poco más tarde manifestó su distanciamiento del presidente Carlos Menem al crear una línea interna dentro del Partido Justicialista denominada “La Corriente Peronista”. El nucleamiento aspiraba a ser un espacio de reflexión y debate suprapartidista que pretendía buscar soluciones políticas y no economicistas para afrontar los problemas del país. El 23 de mayo de 1999 ganó su tercera gobernación consecutiva con el 54,7% de lo votos.

A comienzos del 2002, los principales caudillos peronistas –en su mayoría gobernadores de provincia- Kirchner, Menem, Rodríguez Saá, De la Sota y Juan Carlos Romero, anunciaron su intención de presentarse a un proceso de elecciones primarias del Partido Justicialista que primero se anunció para noviembre de 2002 y que luego se postergó a febrero de 2003.

Duhalde estaba resuelto a frustrar las posibilidades de Menem y Rodríguez Saá, máximos favoritos en las primarias justicialistas. A tal fin, primero confió en la presentación del gobernador de la provincia de Santa Fe. Carlos Reuteman, pero el ex piloto de F1 declinó competir en estas condiciones de atomización de las postulaciones justicialistas.

Entonces Duhalde trasladó sus preferencias al gobernador de Córdoba, Juan Manuel De la Sota, pero el 15 de enero de 2003 anunció que su apuesta para la sucesión presidencial era Kirchner. El apoyo de Duhalde implicaba para el santacruceño contar, no sólo el núcleo oficialista del partido y la institución presidencial, sino todo el aparato peronista de la provincia de Buenos Aires, con mucha diferencia, el distrito político y económico más importante del país.

En esta forma Néstor Kirchner que, gracias al tardío apoyo del presidente y principal caudillo electoral de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, obtuvo el segundo puesto en la elección con algo menos del 22% de los votos emitidos se vio inesperadamente proyectado a la presidencia.

Kirchner llegó a la presidencia en una situación de debilidad extrema. Si bien el Partido Justicialista contaba con mayorías propias en ambas cámaras del Congreso –Diputados y Senadores- el presidente no disponía de bloques propios que le aseguraran el control de la legislatura. Dependía de la permanente negociación con los restantes caudillos peronistas –Eduardo Duhalde, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saa-, con los gobernadores de las provincias más importantes –Juan Manuel De la Sota, en Córdoba, Jorge Obeid en Santa Fe, entre otros- y hasta con el principal partido de la oposición la Unión Cívica Radical.

Consciente de su debilidad el presidente Kirchner eligió una estrategia confrontativa que consistió en primero golpear para luego negociar. Según algunos analistas, Kirchner se esforzó en demostrar, con gestos simbólicos, tres cosas: gestión, antes que trabajo en equipo; valentía, para diferenciarse de De la Rúa, y austeridad en contraposición con Menem.[xi]

Otros analistas son aún más terminantes. El escritor y filósofo argentino Santiago Kovadoff opina que el estilo del presidente argentino es sólo una pose actoral. Dice al respecto Kovadoff: “La espontaneidad puede ser; paradójicamente, buscada. Kirchner es un profesional de la indignación; en él hay una impostación airada del discurso. Administra su enojo y eso lo aproxima a un actor. Tiene convicciones es cierto, pero ante todo es un político”.[xii]

Así, comenzó su mandato encarando profundas renovaciones en las cúpulas de las fuerzas armadas y la Policía Federal Argentina. Luego impulsó la renovación parcial de la desprestigiada Corte Suprema de Justicia de la Nación, el máximo tribunal del país. Si bien se apeló al mecanismo constitucional del juicio político a través del Congreso de la Nación, los argumentos para el enjuiciamiento de los magistrados fue cuando menos una pobre justificación para su desplazamiento.

En ambos casos el objetivo no declarado de la nueva administración era “depurar” esas áreas del Estado de funcionarios que habían alcanzado posiciones de poder durante las dos presidencias de Carlos S. Menem.

También hubo un fuerte hostigamiento verbal contra los sectores del empresariado que se beneficiaron con el proceso de privatizaciones de empresas del Estado y la apertura de la economía realizada en la década del noventa.

Incluso el presidente llegó a cuestionar a la siempre poderosa Iglesia Católica Argentina, cuando el episcopado realizó un cierto activismo político intentando infructuosamente oponerse a la designación en la Corte Suprema de un jurista que se definió a priori como “atea militante” y partidaria de la despenalización del aborto. Sus enfrentamientos con la jerarquía eclesiástica serían constantes durante su gobierno.

Sin embargo, la Administración Kirchner tuvo mucho cuidado en no ofender dos factores de poder. Tal como señala el politólogo Sergio Berenztein: “Es evidente que aquí hay mucha estrategia política y discursiva. Kirchner elige cuándo pelearse y con quién, con el objetivo de posicionarse en el centro de la escena. Con Estados Unidos, jamás cometió un exabrupto. Y para los que lo ven como un Presidente adolescente, digamos que en este caso maduró de golpe”.[xiii]

En primer término, otorgó máxima prioridad al fortalecimiento de sus vínculos con el gobierno de los Estados Unidos. Plenamente consciente de necesitar el apoyo de Washington para negociar con los organismos financieros internacionales de crédito una salida gradual del “default”, en que se encontraba la Argentina desde enero del 2002, el presidente Kirchner atendió hasta la menor sugerencia de la Administración Bush.

Suspendió sin fecha una visita a Cuba, cuando la Secretaría de Estado de los Estados Unidos manifestó su desagrado con esta visita. Aunque la Argentina se abstuvo en dos oportunidades de condenar las violaciones a los derechos humanos en ese país. Los vínculos entre Buenos Aires y La Habana entraron en un proceso de enfriamiento. Pese a que Fidel Castro fue el invitado central durante la ceremonia de asunción de la presidencia por parte de Néstor Kirchner. Incluso se le brindaron toda clase de facilidades –como la transmisión por el canal oficial de televisión- para que el presidente cubano pronunciara en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires uno se sus habituales y prolongados discursos...

Kirchner también intentó mantenerse en sintonía con Washington enviando “tropas de paz” argentinas a colaborar en la pacificación y normalización institucional de Haití, pese a la oposición de ciertos grupos de izquierda radicalizada.

Pero al factor de poder que más atendió, desde su asunción de la presidencia, Néstor Kirchner fue la protesta social que recorría las calles y rutas argentinas. Luego de los sucesos de diciembre de 2001, la protesta social quedó en manos de un heterogéneo, pero poco numeroso, conglomerado conformado por agrupaciones de trabajadores desocupados, partidos radicalizados de izquierda y organizaciones de defensa de los derechos humanos.

Temeroso de seguir la misma suerte que en su momento sufrieron Raúl Alfonsín, Fernando De la Rúa e incluso Eduardo Duhalde, el presidente Kirchner maniobró cuidadosamente para reducir las actividades de protesta por diversos medios. 
UN MENSAJE PARA LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA 
Comenzó por asumir un discurso de tono populista radicalizado,  reivindicando a los sectores revolucionarios de la década de 1970 y condenando –sin mayores distinciones- a los miembros de las fuerzas armadas como cómplices de la represión ilegal al terrorismo.

La revisión del pasado inmediato alcanzó su máxima expresión en marzo de 2004 cuando dispuso entregar un predio de diecisiete hectáreas –en una de las zonas edilicias más cotizadas de la ciudad de Buenos Aires- al as organizaciones de derechos humanos. El predio había pertenecido a la Escuela de Mecánica de la Armada. Allí funcionó uno de los mayores centros de detención ilegal de los años setenta. En ese entonces albergaba a diversos institutos educativos navales. Las organizaciones de derechos humanos han manifestado su intención de construir allí un “Museo de la Memoria” que recuerde a las futuras generaciones argentinas las luchas revolucionarias y las violaciones a los derechos humanos ocurridas en esa época. El costo de la obra sería de aproximadamente ocho millones de dólares que deberían ser aportados por el Estado.

En el acto conmemorativo del golpe de Estado del 24 de marzo de 2004, realizado en la antigua Escuela de Mecánica de la Armada, el presidente apareció, con la sola compañía de su esposa, la senadora Cristina Fernández, rodeado de los exponentes más duros de la izquierda y rodeado de una custodia personal formada por “piqueteros”. En esa ocasión Kirchener pidió “perdón de parte del Estado por la vergüenza de haber callado durante veinte años de democracia las atrocidades cometidas por los represores ilegales de la última dictadura militar”.[xiv]

Al mismo tiempo el presidente se negaba a autorizar a las fuerzas de seguridad a controlar los cada vez más violentos cortes de calles, ocupaciones de fábricas, dependencias oficiales y locales e instalaciones de empresas internacionales, aduciendo que no estaba dispuesto a “criminalizar la protesta social”.

Paralelamente, el gobierno trató atraerse a sus filas al mayor número de “dirigentes sociales” que le fuera posible. Convirtió al diputado Miguel Bonasso en un interlocutor privilegiado. Este legislador, periodista y escritor, en los años setenta fue dirigente del grupo terrorista “Montoneros”. Lo mismo hizo con la presidenta de las “Abuelas de Plaza de Mayo”, Estela de Carlotto y con la muy combativa Hebe de Bonafini, la presidenta de las “Madres de Plaza de Mayo”, célebre por sus expresiones públicas en apoyo de grupos terroristas como los vascos separatistas de la ETA –Euzkadi Ta Astazuma: Patria Vasca y Libertad-

Estos tres dirigentes tuvieron un importante protagonismo durante las trágicas protestas que Argentina vivió entre el 19 y 20 de diciembre de 2001. A ellos habría que agregar a otro ex terrorista, el periodista Horacio Verbistsky, quien conduce el Centro de Estudios Legales y Sociales –CELS- entidad que junto con la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional –CORREPI-  monitorean todas las designaciones que el gobierno realiza en el área de seguridad y defensa, mantiene legajos actualizados de la actuación de todo el personal policial y militar. Verbistsky es, además, un columnista destacado del diario “Página 12”, vocero tradicional del pensamiento de izquierda, que apoya la gestión de Néstor Kirchner.

Finalmente, el presidente, para terminar con las “asignaturas pendientes” envió al Congreso un proyecto de ley que proponía una indemnización y reparación para los hijos de desaparecidos nacidos en cautiverio o que sufrieron la supresión de su identidad por el cual quienes hayan sido víctimas de sustitución de identidad cobrarán por única vez cerca de 71.000 pesos –27.000 dólares- y 220.000 –74.000 dólares- los que hayan sufrido supresión de identidad.[xv] Cabe recordar que quienes habían perdido a sus seres queridos por la represión ilegal habían sido indemnizados por el Estado con anterioridad durante el gobierno de Carlos S. Menem.

LA VIOLENCIA QUE NO CESA
Paralelamente, el gobierno apeló a la manipulación de los fondos destinados a la ayuda social. En su edición del 26 de junio de 2004, la prestigiosa revista argentina “Noticias” publicó una nota titulada “Los CEOs del piquete”, donde citaba que “Un ministro de Duhalde, que pidió que no se revele su identidad, dice saber de dónde sacan la plata los piqueteros: ‘Cuando yo estaba en el Gobierno, además de darles miles de planes sociales, a los jefes piqueteros les pagábamos 50 mil pesos – unos 17.000 dólares- a cada uno, cash. Primero empezaron cobrando 30 mil pero después le subimos la plata. Ojo, esos ‘sobres’ los cobraban todos los jefes piqueteros, hasta los que ahora están con Kirchner”.[xvi] En el mismo artículo los líderes piqueteros Luis D’Elia y Raúl Castells desmienten haber recibido dinero alguno del Gobierno. Pero desde el Gobierno, tanto por parte de allegados al ex presidente Eduardo Duhalde como a Néstor Kirchner no se mencionó el tema ni para confirmarlo o desmentirlo...

Para asegurarse el control político de la “ayuda social” el presidente situó a su hermana, Alicia Kirchner al frente del estratégico ministerio de Desarrollo Social. Este organismo dispone de un presupuesto anual cercano a los 6.000 millones de pesos –algo más de 2.000 millones de dólares- desde el que se solventan los “Planes Jefas y Jefes de Hogar” que entregan 150 pesos –unos treinta dólares- mensuales a los trabajadores desocupados.

Los “Planes Jefas y Jefes de Hogar Desocupados”, cuentan con 1.838.109 beneficiarios –divididos en 1.211.330 mujeres y 626.779- hombres en todo el país[xvii]. El diez por ciento de estos planes era administrado por organizaciones piqueteras.

Además, del “Plan Jefas y Jefes de Hogar” este ministerio maneja otros 55 programas de asistencia social. El “Plan Nacional de Seguridad Alimentaria”,  por ejemplo, comprende el “Programa El Hambre Más Urgente” que atiende a 10.370.588 personas, con una inversión de 293.788.762 pesos. Se trata de asistencia alimentaria, que no se instrumenta en forma fija sino en la modalidad que cada comunidad considera más conveniente –mediante vales, cajas con alimentos, asistencia a comedores comunitarios, etc.-[xviii]

El “Plan de Desarrollo Local: Manos a la Obra” otorga microcréditos –entre 500 y 20.000 pesos (180 y 7.000 dólares aproximadamente)- para proyectos productivos y capacitación. Entre las iniciativas más frecuentes están la creación de carpinterías, fábrica de pañales, plantas de jugos, fábricas artesanales de ladrillos y bloques de cemento para la industria de la construcción, emprendimientos turísticos, huertas comunitarias. Hasta el primero de noviembre de 2003 se habían financiado 561 proyectos que beneficiaron a 49.000 personas.

El “Plan para el Adulto Mayor”, por su parte, otorga al beneficiario una pensión y los servicio de la obra social PROFE –un sistema de medicina social gratuita- dependiente de la Comisión Nacional de Pensiones.

Mientras que a través del ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, que conduce otro cercano colaborador del presidente Kirchner, el ministro Julio De Vido, se instrumenta el “Programa Federal de Solidaridad Habitacional” que emplea a beneficiarios del “Plan Jefas y Jefes de Hogar” en la construcción de viviendas e infraestructura –cloacas, agua potable- en las provincias con mayor población con necesidades básicas insatisfechas –Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta, Tucumán- con montos máximos financiables de 20.000 pesos –7.000 dólares-.

El ministerio de Salud otorga a través del “Programa Remediar” medicamentos gratuitos a la población de bajos recursos y el “Programa Materno Infantil –PROMIN-“ distribuye millones de litros de leche fortificada con hierro por un monto anual cercano a los treinta millones de dólares.

En muchos casos esta “asistencia social”, si bien a servicio para atender las necesidades más urgentes de la población carenciada también ha sido empleada para fortalecer o crear lazos de “clientelismo político”[xix]. Algunos de los líderes de las organizaciones piqueteras más próximas al gobierno han recibido los aportes más sustanciales de esa ayuda.

La Federación Tierra y Vivienda, que lideraba un frecuenta interlocutor del presidente, el diputado bonaerense Luis D’Elia, distribuía 80.000 Planes Jefas y Jefes de Hogar, administra, con aportes del Estado, 300 comedores sociales y había firmado convenios para la construcción de 1.200 viviendas y 200 micro emprendimientos. Otro piquetero aliado a Kirchner, Juan Carlos Alderete, quien conducía la Coordinadora Nacional de Desocupados, administra 45.000 planes asistenciales y firmó un acuerdo para la edificación de 400 viviendas.

Aunque los alineamientos y la creación de nuevas agrupaciones eran muy dinámicos dentro del conglomerado de agrupaciones que desarrollaban la protesta política en las calles argentinas. La actividad del gobierno había logrado dividir a al movimiento de protesta en dos grandes sectores. Uno de ellos se declaraba más próximo al gobierno, el otro, por el contrario, trata de diferenciarse del kirchnerismo y desarrollaba un mayor activismo callejero.

El sector progubernamental estaba constituido por los dirigentes que el 19 de junio de 2004, en el predio de convenciones “Parque Norte”, en la ciudad de Buenos Aires, realizaron un congreso del “Frente de Organizaciones Populares”, del cual tomaron parte la Federación de Tierra y Vivienda, liderada por el legislador bonaerense Luis D’Elia, el Movimiento de Trabajadores Desocupados Evita, conducido por Emilio Pérsico, la Agrupación Barrios de Pie, liderado por Jorge Cevallos y la Corriente Clasista y Combativa que conduce Juan Carlos Alderete.

El aval gubernamental al citado evento se hizo evidente en la presencia de tres altos funcionarios del presidente Kirchner, la ministro de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, el ministro de Trabajo Carlos Tomada, Julio De Vido y del secretario de Derechos Humanos, el ex juez Eduardo Duhalde.

En este encuentro se constituyó el “Frente Transversal Nacional y Popular”, destinado a apoyar la gestión del presidente Néstor Kirchner y eventualmente conformar listas de candidatos a legisladores kishneristas en común para los comicios de 2005.

También se elaboró un documento titulado “Honrar la vida. A favor de la democracia, con justicia y paz social”. El citado documento señala que las agrupaciones firmantes se disponen a “abandonar ciertas metodologías para no contestar a la violencia con más violencia” y proponen al Gobierno que “no se actúe con violencia para no darles la coartada a los sectores que piden represión”[xx].

Como puede observarse, los documentos de los piqueteros gubernamentales prometían cesar con el activismo callejero. Sin embargo, esta promesa fue de muy corta duración. Una semana más tarde, el oscuro asesinato de un miembro de la Federación Tierra y Vivienda, Martín “el oso” Cisneros a manos de un delincuente, Juan Carlos Duarte, a quien los piqueteros acusan de narcotraficante, sirvió de justificativo para que el piquetero oficial, Luis D’Elia capturara con miembros de su agrupación la Comisaría 24ª de la Capital Federal. Los piqueteros que retuvieron las instalaciones policiales durante ocho horas, realizando serios destrozos en las mismas, pretendieron justificar su delito diciendo que el asesino contaba con “protección policial”.

Nunca se demostró la complicidad policial ni que el hecho fuera otra cosa que un ajuste de cuenta entre vecinos con actividades complejas en un barrio difícil. Sin embargo, el gobierno impidió que el personal policial recuperara las instalaciones, tampoco estimuló a la justicia para que investigara los hechos y encarcelara a los responsables.[xxi]

La única víctima concreta del hecho fue el comisario Cayetano Greco, jefe de la dependencia policial asaltada por los piqueteros, que fue desplazado de su cargo.

Los piqueteros oficiales en realidad mantienen, pese a sus declaraciones en contrario, un permanente activismo en las calles. El Movimiento Barrios de Pie, por ejemplo realizó “embargos populares” en empresas de origen norteamericano: el Citibank, McDonald’s, Shell y el hotel Sheraton.[xxii]

Los piqueteros oficialistas, en especial Luis D’Elia suelen intervenir en la interna peronista a favor del Néstor Kirchner lanzando las acusaciones más disparatadas e incluso realizando marchas de hostigamiento a diputados duhaldistas.[xxiii] Incluso en febrero de 2005, cuando el gobierno endureció su posición con la empresa Shell por incremento del precio de los combustibles, los piqueteros oficiales montaron una campaña de hostigamiento contra esta empresa con el visto bueno oficial.

Los piqueteros más enfrentados con el gobierno son el Bloque Piquetero Nacional, conducidos por Néstor Pitrola, líder del Polo Obrero. El Polo Obrero es la expresión piquetera del Partido Obrero, un partido político de ideología marxista-leninista de orientación trotskista que conduce a nivel nacional el ex diputado de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Altamira. Néstor Pitrola, es un combativo dirigente gráfico de la provincia de Buenos Aires, que sin embargo estuvo designado en la Legislatura porteña como asesor de Altamira durante su gestión.

Otras organizaciones integrantes del Bloque Piquetero Nacional son actualmente el Movimiento Territorial de Liberación, que conduce Alberto Ibarra y que responde a las directivas del Partido Comunista Argentino integrante del nucleamiento Izquierda Unida. La Coordinadora de Unidad Barrial –CUBA- que conduce Oscar Kupperman vinculado con el Partido de la Liberación.

A las protestas del Bloque Piquetero Nacional contra el gobierno se suma el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados –MIJD- que responde a las directivas del mediático dirigente Raúl Castells y el Movimiento Sin Trabajo – Teresa Vive, que conduce Gustavo Jiménez y que también integra la Izquierda Unida, Movimiento Teresa Rodríguez, dirigido por Roberto Martino y una veintena de agrupaciones menores.

Raúl Castells suele enfrentarse verbalmente con los piqueteros oficialistas. Parece tener un encono especial con Luis D’Elia y Juan Carlos Alderete. En una entrevista concedida a la periodista Verónica Suppo del diario La Nación, el 24 de noviembre de 2003, no dudó en afirmar: “Lo que le cuesta entender a este gobierno es que hay gente que tiene principios, que tiene dignidad. No pueden creer que todos son comparables, que todos son prostitutas, como D’Elia y Alderete. ¿Qué piensan: que nos van a pasar un sobre por debajo de la mesa y nos vendemos? Yo soy socialista de toda la vida y ellos tienen que respetarnos...”[xxiv] 

El piquetero Raúl Castells también se ha referido, en términos igualmente duros, del presidente Kirchner: “Cada día que pasa es más parecido a De la Rúa y se acerca más la posibilidad que no termine su mandato”.  Una amenaza que no debería tomarse a la ligera, especialmente si recordamos que en febrero del año 2001, en un corte de ruta, declaró: “A este Gobierno lo vamos a voltear para que haya un gobierno de los trabajadores”. Como hemos relatado pormenorizadamente, diez meses más tarde el gobierno de Fernando De la Rúa terminó en medio de protestas y saqueos donde las agrupaciones piqueteras tuvieron una importante participación.[xxv]

Por su parte, Raúl Castells ha sido calificado de terrorista por el ministro de Salud de la Nación, después de tomar las instalaciones del Hospital de Haedo. “Es un terrorista –dijo el ministro Ginés González García- que está todos los días atentando contra las instituciones, y ahora se mete nada menos que con los hospitales, y para hacer un desmán que no tiene nada que ver”.[xxvi]

También el ex presidente Eduardo Duhalde se ha sumado a la descalificación de los piqueteros, en este caso los oficialistas, cuando señaló que “la actitud del Gobierno, por un lado, genera que crezcan algunos grupos que yo llamó las PyMES piqueteras, pero, por otro lado, va generando en la población una actitud más negativa respecto de los piqueteros, porque ve que el Gobierno actúa con mano de seda para que no haya excesos o represión”.[xxvii]

Además de los dos grandes bloques citados existen otras agrupaciones piqueteras menores, pero muy activas y violentas, que realizan acciones de protesta puntuales.

Algunas de estas agrupaciones responden al peronismo revolucionario y son conducidas por antiguos cuadros montoneros. Ellas son el Movimiento Peronista Auténtico, Organizaciones Libres del Pueblo, Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, Movimiento de Trabajadores Desocupados Evita, Movimiento 26 de Julio, Movimiento de Trabajadores Desocupados 17 de Octubre, Movimiento de Trabajadores Desocupados – La Matanza, Frente de Desocupados Eva Perón, por mencionar algunos con actividades de base en el conurbano bonaerense.[xxviii]

Otras a diversas corrientes de la izquierda combativa como el “Movimiento de Unidad Popular – 20 de Diciembre”, o los más radicalizados del grupo “Quebracho” que el 24 de junio del 2004, atacó el Edificio Libertador, sede del Ministerio de Defensa y del Estado Mayor del Ejército, tirando abajo las rejas perimetrales y quemando cubiertas de automóviles en protesta por el envío de tropas de paz a Haití.

La existencia de gran número de agrupaciones piqueteras a las que se suman partido políticos de izquierda radicalizada y otras entidades defensoras de los derechos humanos como “Hijos por la Identidad la Justicia y contra el Olvido y el Silencio –HIJOS-“, Madres de Plaza de Mayo, etc., hacen que la Argentina viva en un clima social de permanente agitación donde la convivencia política es permanentemente amenazada por brotes de violencia que el Gobierno no obstina en no reprimir bajo el argumento que cualquier intento de controlar “la protesta social” puede derivar en la muerte de algún activista y de esta forma encender el clima prerrevolucionario con consecuencias imprevisibles.  

Así los hechos de violencia se multiplican con cualquier justificativo, desde los entendibles reclamos de trabajo o ayuda social hasta planteos eminentemente políticos como la presencia de funcionarios del Fondo Monetario Internacional, la guerra en Irak o la simple modificación del “Código de Convivencia” de la ciudad de Buenos Aires, son motivo suficiente para que una turba de manifestantes ataque, el viernes 16 de julio de 2004, la sede de la Legislatura porteña, intenten incendiarla y le pongan sitio durante ocho horas sin mayor respuesta por parte del gobierno nacional.

De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Estudios Nueva Mayoría, bajo la dirección del licenciado Eduardo Ovalles, se observa la siguiente frecuencia en los cortes de rutas que desde el año 1997 se han transformado en la forma de protesta social predominante, habiendo tenido lugar 6.728 cortes de rutas y vías públicas desde entonces.[xxix]

AÑO
NÚMERO DE CORTES POR MES
1997
4
1998
11
1999
21
2000
43
2001
115
2002
194
2003
106
2004
(Datos del primer semestre)
129
Fuente: Centro de Estudios Nueva Mayoría

Estos acontecimientos han llevado a muchos observadores a considerar que la Argentina vive una situación prerrevolucionaria. Así se han expedido desde el titular del Banco Mundial, Jamés Wolfensohn, diciendo que “en la Argentina han estado cerca de una revolución”[xxx] hasta antiguos terroristas como Luis Mattini[xxxi]




[i] AMBITO FINANCIERO: “La democracia tolera la caída de los gobiernos”. Artículo publicado en su edición del 27/10/03. El artículo periodístico resume un trabajo realizado por el Centro de Estudios Nueva Mayoría.
[ii] AUSTRAL: Durante el gobierno de Raúl Alfonsín se implementó un plan económico denominado “Plan Austral”, que cambió la denominación de la moneda argentina, el “peso”, por la de “austral”. Años más tarde durante la presidencia del Carlos Menem, el ministro de Economía Domingo Caballo aplicó otro plan económico que restauró la denominación de “peso” para la moneda argentina y estableció su paridad con el dólar estadounidense.
[iii] ROSALES, Lucía: “Crisis y nuevas formas de sociabilidad en Argentina”. Artículo publicado en http://www.inisoc.org/lucia.htm. Inciativa Socialista, verano de 2004. Pág. 1 a 8. Pág.4.
[iv] VOTOS EN BLANCO E IMPUGNADOS: La legislación electoral argentin considera “voto en blanco2 cuando dentro del  sobre de votación falta la boleta con la nómina de los candidatos. En tanto, que “voto impugnado” es aquel en que hay más de una boleta electoral, la boleta electoral registra inscripciones, tachaduras o está intencionalmente rota. En esa elección se registraron todas esas anomalias. En algunos casos, los votantes incluso colocaban dentro del sobre papeles con inscripciones obscenas o caricaturas recortadas de la prensa.
[v] AMATO, Alberto y Lucas GUAGNINI: “La trama política de los saqueos de diciembre”. Artículo publicado en el diario Clarín del 19 de mayo de 2002. Pág. 16 y 17.
[vi] PUNTEROS: Denominación que en Argentina se asigna coloquialmente a los dirigentes políticos barriales de menor nivel.
[vii] AMATO, Alberto y Lucas GUAGNINI: “La trama política de los saqueos de diciembre”. Artículo publicado en el diario Clarín del 19 de mayo de 2002. Pág. 16 y 17.
[viii] AMATO, Alberto y Lucas GUAGNINI: “La trama política de los saqueos de diciembre”. Artículo publicado en el diario Clarín del 19 de mayo de 2002. Pág. 16 y 17.
[ix] CIDOB: “Biografías de líderes políticos CIDOB: Néstor Kirchner”. Nota publicada en http://www.cidb.or.
[x] WALGER, Sylvina: “Kirchner y la estética del poder”. Artículo publicado en suplemento Enfoques del diario La Nación. Bs. As. 24/04/05. p.4.
[xi] DI MARCO, Laura: “Como se contruye una imagen”. Artículo de tapa del suplemento “Enfoques”, del diario La Nación. Bs. As. 24/04/05. p. 1.
[xii] KOVADOFF, Santiago: citado en DI MARCO, Laura: ob. cit. p. 1.
[xiii] BERENSZTEIN, Sergio: citado en DI MARCO, Laura: op. cit. p. 1.
[xiv] LA NACIÓN: “Alfonsín: Estoy dolido porque Kirchner fue injusto”. Artículo publicado en http://wwwlanacion.com.ar del 25 de marzo de 2004. El discurso presidencial causó un gran malestar en todos los sectores políticos que habían condenado las violaciones a los derechos humanos en Argentina y a los cuales Kirchner hacía aparecer como encubridores de la represión ilegal. Este malestar fue manifestado expresamente por la UCR, partido al cual pertenece el ex presidente Raúl Alfonsín y que llevó adelante los juicios a las cúpulas militares en 1984, este partido dio a conocer un duro comunicado diciendo: “El Comité Nacional de la UCR condena la utilización sectaria de una causa que compromete a la inmensa mayoría de los argentinos, como es la de los derechos humanos y la defensa de las instituciones de la democracia, y que no puede ser bastardeada con minúsculas especulaciones motivadas en la aspiración de réditos políticos personales”.
[xv] LA NACIÓN: “Indemnizarán a hijos de desaparecidos”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar Bs. As. 13/3/2004
[xvi] WIÑAZKI, Nicolás: “Los CEOs del piquete”. Artículo publicado en la revista “Noticias” del 26/06/2004. ps. 24 a 27, p. 25.
[xvii] CAPRIATA, Laura: “Existen más planes sociales que nunca”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar Bs. As. 01/12/2003. p. 1.
[xviii] CAPRIATA, Laura: op. cit. p.2
[xix] CLIENTLISMO POLÍTICO: se entiende por tal a una tradicional práctica de relaciones personales  que en la trama de los sistemas políticos latinoamericanos que se manifiesta fundamentalmente por el apoyo electoral, por parte del ciudadano común, a un líder o caudillo que como contrapartida le brinda apoyo de las más diversas maneras. Con mucha frecuencia mediante la distribución arbitraria de los recursos del Estado.
[xx] URGENTE 24: “Estrategia oficial: Ahora piqueteros blandos abandonan los cortes de calles”. Artículo publicado en http://www.urgente24.info. Bs. As. 08/7/2004
[xxi] ALCONADA MON, Hugo: “Comisaría 24ª.: el ex jefe compromete a un funcionario”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar. Bs. As. 15/7/2004
[xxii] LA NACIÓN: “Los piqueteros duros desafían a Kirchner”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar. Bs. As. 13/2/2004.
[xxiii] GALLO, Daniel: “Marcha de piqueteros contra el duhaldismo”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar. En Bs. As. el 02/123/2004.
[xxiv] SUPPO, Verónica: “Castells: “No todos somos prostitutas como D’Elia”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar Bs. As. 24/11/2003.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             
[xxv] BLANCK, Julio: “Castells habla de revolución pero lo acusan de extorsión”. Artículo publicado en el suplemento “Zona” del 25/7/2004. p. 35
[xxvi] LA NACIÓN: “Castells es un terrorista”. Artículo publicado en http://www.lanacion.com.ar Bs. As. 22/7/2004.
[xxvii] INFOBAE: “Dura réplica del Gobierno a las críticas de Duhalde por piqueteros”. Artículo publicado en http://www.infobae.com. Bs. As. 30/11/2003.
[xxviii] GALLO, Daniel: “Marcha de piqueteros contra el duhaldismo”. Artículo publicado en http://lanacion.com.ar Bs. As. 02/12/2003.
[xxix] OVALLES, Eduardo: “Incremento de los cortes de ruta durante 2004”, artículo publicado en http://www.nuevamayoria.com. Bs. As. 02/7/2004.  p. 1 a 3. p. 3.
[xxx] INFOBAE: “Para el BM, la Argentina estuvo cerca de vivir ‘una revolución’”, Artículo publicado en http://www.infobae.com. Bs. As. 24/1/2004.
[xxxi] MATTINI, Luis; “La hora de las comunas”, en ¿Qué son las asambleas populares?, Peña Lillo, Buenos Aires, 2002. Mattini, cuyo verdadero nombre es Arnol Kremer, fue secretario general y comandante del PRT-ERP –una de las principales organizaciones terroristas de Argentina en los años setenta- después de la muerte de Roberto M. Santucho. Actualmente es ensayista y escritor, dirige la Cátedra Libre Che Guevara, de la ciudad de Santa Rosa, en la Universidad Nacional de La Pampa, y colabora con los grupos de jóvenes que investigan nuevas prácticas de radicalidad. En el trabajo de referencia define a la “situación prerrevolucionaria” diciendo que “cuando los de abajo no quieren ser gobernados como hasta ese momento y los de arriba no pueden gobernar como antes (rebelión  popular)” (p. 46).

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