martes, 4 de febrero de 2014

¿NOS CAÍMOS DEL MAPA?


¿NOS CAÍMOS DEL MAPA?

Por el Dr. Adalberto C. Agozino
En el concierto de las naciones, el peso específico de un Estado se mide a diario. No sólo contabilizando las iniciativas que impulsa y logra que se aprueben en los foros internacionales sino, especialmente, en los pequeños gestos de respeto y aprecio que realizan los gobiernos de otros pueblos para demostrar cuanto valoran las buenas relaciones y el apoyo del país en cuestión.

En este sentido, podríamos mencionar una larga lista de acontecimientos e incidentes que ilustrarían acerca del inédito grado de aislamiento y desprestigio que enfrenta la Argentina después de la “Década Ganada” del kirchnerismo. Pero para hacer más ilustrativo el análisis me parece interesante emplear un indicador poco usual para evaluar el prestigio internacional de nuestro país en la actualidad.

El inusual indicador que emplearé es la comparación de dos viajes de la Fragata Libertad separados por un gran período de tiempo. El 1º de febrero pasado la Fragata ha iniciado su 44ª viaje de instrucción, el primero tras el frustrado viaje de 2012 que concluyó con el buque retenido durante 77 días en el puerto africano de Ghana a solicitud del fondo de inversiones NML Capital que reclamaba el pago de unos U$S 370 millones. En esa ocasión, el gobierno argentino fue incapaz de recuperar la nave y reparar ese atropello a su soberanía por medios diplomáticos o de presión directa. Debió resignarse a peticionar ante el Tribunal Internacional de Derecho del Mar que se apiadó del país y le devolvió a la Armada Argentina su buque escuela.

El temor a otro papelón internacional con nuestra Fragata, nuevamente retenida en algún ignoto país, ha llevado al gobierno de Cristina Kirchner a ser prudente. La Armada Argentina deberá conformarse con pasear pabellón únicamente entre los países de la UNASUR y la CELAC, con una visita especial a Cuba. Podría decirse que el viaje de instrucción se ha reducido a una “vueltita por el vecindario” para dejar conformes a los muchachos de la Armada. Nada que contribuya a mejorar sustancialmente la imagen argentina en el mundo.

No es mi intención desmerecer a las naciones hermanas de América Latina, que seguramente recibirán a nuestro buque y a sus guardiamarinas con fraternal afecto, pero no puedo menos que sentir nostalgia por aquellos tiempos en que la Argentina despertaba la consideración del mundo como una potencia en ascenso que demandaba admiración y respeto.

Para que el lector pueda tener una clara idea de cómo ha descendido el prestigio del país en estos años voy a citar algunos datos consignados por Fabián Bosoer en su interesante libro: “Detrás de Perón. Historia y leyenda del Almirante Teisaire”.

En ese libro el autor detalla el recorrido seguido por la Fragata Sarmiento, en ese entonces nuestro buque escuela, en su 33ª viaje de Instrucción. Ese viaje se realizó en 1935, en tiempos de la tan vituperada “Década Infame”. En esa ocasión el comandante de la nave era el Capitán de Fragata Alberto Teisaire, el mismo que veinte años más tarde sería vicepresidente de la Nación durante el segundo gobierno de Juan D. Perón.

No voy a enumerar todos los puertos visitados y los eventos protocolares en que participó la Fragata y su tripulación en ese viaje, ese relato haría demasiado extenso este artículo. Me limitaré a mencionar a las personalidades de relevancia internacional que detuvieron sus actividades habituales para recibir en audiencia al comandante del buque, Capitán Teisaire, destacando que se trataba de un simple marino argentino de baja graduación. No era ni el comandante de la Armada Argentina ni mucho menos un jefe de Estado.

Comenzaré señalando que la Fragata Sarmiento zarpó despedida por el presidente de la Nación general Agustín P. Justo quien almorzó en el buque con todo su gabinete y la oficialidad de la nave. Según consigna la bitácora del viaje el Capitán Teisaire fue recibido por el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, el Príncipe de Gales en Inglaterra, el Príncipe Carlos, Duque de Ostergotland en Suecia, el presidente de Finlandia, el entonces canciller de Alemania Adolfo Hitler; el ex rey de España Alfonso XIII; el Residente General  del Protectorado francés en Marruecos y el Sultán de Marruecos, Mohammed V.

Además, el comandante del buque fue condecorado como Oficial de la Rosa Blanca por el gobierno de Finlandia y como Comendador de la Orden de la Espada (Soardsorden) de Suecia.

Como puede apreciarse la consideración que entonces se tenía del país en el mundo era muy distinta. Resulta evidente que no puede responsabilizarse al kirchnerismo por la pérdida de prestigio internacional ocurrido en los últimos ochenta años. Sin embargo, gran parte de ese desprestigio corresponde a la última década. En especial después del papelón de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, el embargo al avión estadounidense que invitamos a dar un curso de entrenamiento a nuestra policía, el pacto con Irán y la asociación privilegiada que establecimos con la Venezuela chavista y la Cuba de los Castro. Para mencionar tan sólo algunos hechos significativos.

Hoy ni la propia presidente Cristina Fernández de Kirchner consigue ser recibida en visita oficial por el presidente de los Estados Unidos ni ningún jefe de Estado de los países del primer mundo visita el país.

¿Es qué la Argentina se ha caído del mapa y el mundo mira con indiferencia como nos sumergimos en una nueva crisis económica e institucional de consecuencias imprevisibles?

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