AL FRENTE POLISARIO LE LLEGÓ LA
PRIMAVERA ÁRABE
Por el Dr. Adalberto C. Agozino
Los recientes incidentes ocurridos, en los campos llamados erróneamente de
refugiados puesto que albergan a una población marroquí secuestrada en Tinduf
en el sur de Argelia, son el indicio de que los vientos de renovación y
democratización de la Primavera Árabe también ha llegado para la dirigencia del
Frente Polisario.
Los llamados “Campos de Tinduf”
son precarios asentamientos conformados por
toscas viviendas de material o tan sólo jaimas –tiendas-, sin agua
corriente, cloacas o algún otro tipo de servicios sanitarios.
Fueron construidos en la década de 1970, para albergar a los exiliados
marroquíes reclutados, con falsas promesas de independencia y prosperidad,
entre las tribus que habitaban el Sáhara marroquí hasta ese entonces convertido
en colonia africana por España.
Con la asistencia de Argelia se instalaron en la Gran Hamada situada al
suroeste del territorio argelino, precisamente en la provincia de Tinduf. En
una franja del desierto que, debido a que la frontera entre Marruecos y Argelia
no está precisamente demarcada por ningún tratado, se encuentra en disputa de
soberanía entre ambos países.
A los efectos de confundir más aún la realidad a los ojos de la opinión
pública, los campamentos se distribuyeron en cuatro asentamientos que se
denominan “wilayas” –intendencias-
que se estructuran con núcleos menores de población llamadas “dairas”, bautizadas con el mismo nombre
de ciudades del Sáhara marroquí: El
Aaiun, Smara, Auserd y Dajla.
Por razones militares, los asentamientos se encuentran separados entre sí
por decenas de kilómetros para evitar ataques aéreos. La distancia entre unos y
otros entorpece las comunicaciones, distribución de agua y alimentos pero
favorece el control por parte del Polisario de las relaciones sociales y
actividades de sus habitantes.
El Frente Polisario tiene sus bases en esos campamentos aunque los
dirigentes separatistas prefieren vivir más confortablemente con sus familias
en Argel. Su sede administrativa se encuentra en la población de Rabouni donde
también tienen sus dependencias el Alto Comisionado de las Naciones Unidas
(ACNUR) y algunas de las ONG que asisten con ayuda monetaria y humanitaria a la
población de exiliados.
Las condiciones de vida son tan duras que la población ha estado
decreciendo con los años. El ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos estiman
que dos tercios de las mujeres sufren de anemia y un tercio de los niños
padecen desnutrición crónica. La célebre escritora española Reyes Monforte, quien ha estudiado
profundamente la vida en los campos controlados por el Frente Polisario para su
libro “Besos de Arena” describe
crudamente “que cuando un saharaui bebe
un vaso de agua está bebiendo una muestra de hasta dos mil partículas de
fecales distintas, presentes en los acuíferos perforados” y que la
población de los campos padece habitualmente diarreas, deshidratación, fiebre
alta, bocio, enfermedades estomacales, dentales, ceguera, asma e hipertensión.
Este crítico cuadro sanitario hace que la esperanza de vida en esos campos
sea de tan sólo 53 años. No obstante, las autoridades del Polisario impiden a
la población local no sólo el emigrar –a Marruecos o a cualquier otro país-
sino que incluso controla y restringe al máximo los desplazamientos de uno a
otro asentamiento.
Todas las promesas formuladas por el Frente Polisario a la población se han
derrumbado ante esta dura realidad y la falta de una perspectiva de mejora a
mediano plazo. La población de los campos ha comenzado a comprender que la intransigencia
de la dirigencia del Polisario en discutir el Plan de Autonomía para la región
del Sáhara propuesto por el gobierno marroquí en 2007 cierra cualquier
posibilidad de aliviar las duras condiciones de vida que enfrentan.
Es así como, alentados por los cambios producidos por las protestas
sociales ocurridas en el Norte de África al tenor de lo que se ha denominado
como “Primavera Árabe” la población de los campos ha comenzado a hacer conocer
su descontento a pesar de dura represión descargada no solo por las milicias
del Frente Polisario sino también por el DRS, el temible servicio de
inteligencia argelino. Argel teme que el descontento imperante en Tinduf se
traslade a otras regiones de Argelia en un año de elecciones presidenciales.
Las protestas comenzaron en marzo de 2011 cuando una organización
denominada “Juventud de la Revolución
Saharauí” salió a la calle para denunciar la “corrupción, el nepotismo y el amiguismo” de los dirigentes
polisarios. La represión fue durísima y pronto el movimiento fue desarticulado
y sus dirigentes detenidos. Pero el descontento de la población continúo
existiendo y nuevos líderes asumieron la conducción de las protestas.
La oportunidad para mostrar el rechazo de la población al Frente Polisario
llegó con la visita a la región del Enviado Personal del Secretario de la ONU
para el Sáhara, Christopher Ross. Unas cuatrocientas personas, en su mayoría
miembros de la tribu de los Rguibates, a la cual pertenece el secretario
general del Polisario, Mohamed Abdelaziz, organizaron, los días 23 y 24 de
enero pasados, una protesta que desembocó en la ocupación de la sede de la
seguridad del campo “Smara”.
Aunque la represión fue brutal no pudo ahogar la protesta y los incidentes
se sucedieron aumentando la violencia gradualmente. Hasta que el 5 de febrero pasado
efectivos de la gendarmería argelina ultimaron a dos jóvenes rguibates: Khatri
Ould Hammadha Ould Khandoud y Mohamed Ould Aliyenne en un oscuro incidente.
En respuesta, un grupo de manifestantes pretendió acampar frente a la sede
de la ACNUR, en Rabouni, para llevar a cabo una huelga de hambre. Pero fueron
duramente reprimidos por las fuerzas del Polisario auxiliadas por elementos de
seguridad argelino. Pese a la evidente violación de los derechos humanos
llevada a cabo frente a su sede las autoridades de la ACNUR permanecieron en
silencio y se negaron a recibir a los dirigentes de la protesta.
Pese a los controles y la represión el clima de tensión se mantiene en la
región, desnudando la realidad de la seudo República
Árabe Sarahuí Democrática que pretende implementar el Frente Polisario es
tan sólo una ficción carente de apoyo internacional. El Polisario podrá
organizar “festivales de cine” y
atraer cooperantes deseosos de practicar el turismo aventura en un escenario
romántico, pero los Campos de Tinduf, seguirán siendo un territorio donde se
violan los derechos humanos, donde incluso perduran ancestrales prácticas de
esclavitud sobre la población de raza negra y donde incluso se debe secuestrar
a la población para evitar que huya de allí.
Los dirigentes del Polisario permiten todo esto y mucho más. La verdad es
que ellos necesitan de población, para justificar su estado fantasma, para
seguir recibiendo la ayuda internacional que llena sus bolsillos y mantiene sus
privilegios y para seguir contando con el apoyo de Argelia, siempre interesada
en poner piedras en el zapato de Marruecos.
Es por ello que los campos de exiliados perdurarán y seguirán existiendo
aunque el Frente Polisario deba implementar, para mantener secuestrada a la
población marroquí, una versión sahariana del Muro de Berlín.
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