lunes, 29 de septiembre de 2025

Adiós a Said El Jadidi, un querido amigo marroquí y una voz que enlazaba culturas


 

 Hay noticias sobre las que a todo periodista le resulta duro escribir, las que hablan de la muerte de un querido amigo. La muerte de mi querido amigo, el periodista marroquí Said El Jadidi me ha provocado un dolor que me hace difícil el escribir y solo encuentro fuerzas para hacerlo porque sé que el habría esperado que así lo hiciera.

No solo ha partido un periodista de raza y un pionero del periodismo en español en Marruecos; se ha marchado un amigo, un hermano mayor que con su voz serena y su sonrisa cálida me enseñó como forjar lazos de amistad entre Marruecos y el mundo hispano y latinoamericano.

El hombre detrás del periodista

Said había nacido en Tetuán, y siempre llevaba esa tierra en la mirada. Se formó en Inglaterra y España, pero jamás perdió el pulso de Marruecos. Volvió porque sentía que aquí estaba su misión: tender puentes. Lo hizo desde la Radio Televisión Marroquí, donde se convirtió en el primer presentador de informativos en español. Quienes lo vimos en esa pantalla recordamos no solo la impecable dicción, sino también la tranquilidad que transmitía, como si dijera: “Confía, esta noticia está contada con respeto”.

Un puente entre orillas

Su verdadero legado está en haber demostrado que Marruecos y el mundo hispano no son extraños, sino vecinos que pueden entenderse. Said hablaba en español con acento marroquí, y lo hacía con orgullo. En cada artículo, en cada informativo, en su portal Info Marruecos o en su blog Con Acento Marroquí, con el que tuve el honor de colaborar, él nos recordaba que las palabras no tienen fronteras.

A veces bromeaba diciendo: “Soy más español que muchos españoles y más marroquí que muchos marroquíes”. En realidad, era ambas cosas a la vez: un ciudadano del diálogo.

El maestro discreto

Nunca le gustó presumir de sus logros, aunque eran muchos. Colaboró con El País, con TVE, con medios latinoamericanos, y en los noventa fue condecorado por España con la Orden al Mérito Civil. Pero si uno le preguntaba, cambiaba de tema. Él prefería hablar de literatura, de música o de fútbol. Y, sobre todo, le gustaba hablar de la vida, con esa calma contagiosa que lo hacía un conversador único.

Muchos periodistas marroquíes, españoles y argentinos lo considerábamos un maestro, aunque él nunca aceptó ese título. Para Said, enseñar consistía en abrir puertas, no en dar lecciones. A mi particularmente, me abrió las puertas de sus publicaciones con una generosidad poco común en estos tiempos.

El amigo que se nos va

La última vez que lo vi, fue también nuestro primer encuentro personal ocurrió durante mi última visita a Rabat en 2018. Said tuvo la deferencia de viajar desde Tetuán a Rabat, tan solo para compartir un breve encuentro de una hora en el hotel donde me alojaba. Yo integraba una delegación de la Asociación de Amigos del Reino de Marruecos en Argentina y tenía una agenda muy estricta.

En esa oportunidad, intercambiamos algunos presente y mucho afecto. Luego hablamos de los vínculos entre Argentina y Marruecos. En ese momento no imaginaba que sería nuestra despedida. Hoy, al recordar esa mañana, siento un nudo en la garganta.

Su ausencia duele, pero también deja una herencia enorme: la certeza de que el periodismo puede ser diálogo, respeto y puente entre los países hermanos.

Hasta siempre, amigo Said

Decir adiós a Said El Jadidi no es sencillo. Su voz se ha apagado, pero quienes lo conocimos sabemos que seguirá resonando en cada crónica en español sobre la realidad marroquí.

Descansa en paz, querido amigo. Gracias por la luz, por la calma, por la sonrisa. Donde quiera que Dios te haya recibido hasta allí llegara como siempre mi fraternal abrazo.

 

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