Un nuevo triunfo diplomático del rey
Mohammed VI refuerza el reconocimiento internacional de la soberanía marroquí
sobre su territorio del sur, con una alianza estratégica con el Reino Unido,
mientras Argelia expresa su malestar e impotencia.
Buenos
Aires, 2 de junio de 2025
En
un giro diplomático de alto calibre, el Reino Unido anunció oficialmente su
respaldo al propuesta de un Plan de Autonomía para la región del Sáhara,
presentado por el Reino de Marruecos ante Naciones Unidas, en 2007, como “la
base más creíble, viable y pragmática” para resolver el prolongado conflicto
del Sáhara. La decisión, formalizada mediante una declaración conjunta en
Rabat, marca un hito en las relaciones bilaterales y refuerza la posición de
Marruecos en el escenario internacional. Se trata, sin duda, de una victoria
diplomática significativa atribuida al liderazgo estratégico del rey Mohammed
VI.
El
ministro británico de Exteriores, David Lammy, y su homólogo marroquí, Nasser
Bourita, firmaron el documento en el marco de la quinta sesión del Diálogo
Estratégico Marruecos - Reino Unido. Londres, que durante décadas mantuvo una
postura neutral, se une así a Estados Unidos, Francia y España en el
reconocimiento de la propuesta marroquí como una solución realista, posible y
justa. Se convierte, además, en el tercer miembro permanente del Consejo de
Seguridad de la ONU que respalda públicamente la propuesta de Rabat.
La
declaración subraya la intención del Reino Unido de actuar a nivel bilateral y
multilateral en consonancia con esta posición. Lammy anunció que la agencia
británica UK Export Finance considera destinar hasta 5.000 millones de libras
esterlinas a inversiones en todo Marruecos, incluidas las provincias del sur,
lo que abre la puerta a una nueva etapa de cooperación económica.
“Esta
nueva postura refuerza la credibilidad del plan marroquí y representa un avance
tangible hacia la resolución de un contencioso que ha frenado el desarrollo
regional durante décadas”, destacó Bourita. Lammy, por su parte, elogió el
papel de Marruecos como socio estratégico y reconoció la importancia del
liderazgo del rey Mohammed VI en la promoción de la estabilidad y el desarrollo
socioeconómico en África.
El
Reino Unido y el Reino de Marruecos acordaron además profundizar su alianza
estratégica en áreas clave como seguridad, defensa, comercio, innovación,
cambio climático y derechos humanos. Ambos países destacaron la necesidad
urgente de encontrar una solución definitiva al conflicto a través de la
propuesta para Un Plan de Autonomía para la región del Sáhara.
El
comunicado oficial no pasó desapercibido en Argelia. El Ministerio de Asuntos
Exteriores argelino lamentó la decisión británica y calificó el plan de
autonomía marroquí como “vacío de contenido”. El rechazo de Argel responde
a su tradicional apoyo a los separatistas del Frente Polisario, que insisten en
reclamar un impracticable referéndum de autodeterminación para el territorio,
opción que ha ido perdiendo gradualmente respaldo en la escena internacional
frente a la más realista propuesta marroquí de autonomía.
La
reacción argelina pone de manifiesto el creciente aislamiento diplomático del
eje Argel-Tinduf en un contexto donde más de un centenar de países ya reconocen
la propuesta marroquí como la vía más viable para cerrar un conflicto que dura
medio siglo.
La
apuesta de Mohammed VI por una diplomacia activa, basada en la claridad y la
ambición, ha permitido a Marruecos consolidar alianzas clave y transformar el
Sáhara en un polo de atracción para la inversión extranjera.
Con
la nueva postura de Londres, Marruecos suma un respaldo decisivo en su hoja de
ruta hacia la consolidación de su soberanía sobre el Sáhara y fortalece su rol
como actor geopolítico en África del Norte. La alianza sellada con el Reino
Unido inaugura una etapa de cooperación estratégica que podría tener
implicaciones profundas no solo para la región, sino también para la
arquitectura diplomática global.
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