lunes, 22 de julio de 2019

LA GEOPOLITICA BRASILEÑA BUSCA SU DESTINO MANIFIESTO EN EL MAR



  1. LA GEOPOLÍTICA EN BRASIL

           Brasil es uno de los países recientemente industrializados[i] con mayor potencial del momento. Las razones de este éxito económico son evidentes. Su territorio de ocho millones quinientos once mil novecientos sesenta y cinco kilómetros cuadrados lo sitúa en cuarto lugar entre los países más extensos de planeta. Un territorio que contiene grandes y variados recursos naturales, entre ellos la mayor reserva de biodiversidad del mundo. La pujante industria brasileña, asociada a un sector agrícola en expansión, genera un producto bruto interno –PBI- que, en 2018 alcanzó a 1.584.315 millones de euros, que convierte al gigante sudamericano en la novena economía del mundo. Este PBI al distribuirse en poco más de 201 millones de brasileños genera un PBI per cápita de 7.563 euros.

           Sin embargo, no todo son rosas para Brasil. Uno de cada cuatro brasileños – cuarenta y nueve millones ochocientos mil de personas- es pobre y debe recibir ayuda del gobierno para ahuyentar el hambre. La mayor pobreza se sitúa en áreas suburbanas y en la región nordeste donde el cuarenta por ciento de las familias brasileñas es pobre.

           El Brasil tiene también una importante posición geográfica tanto en el subcontinente sudamericano como en el Atlántico Sur. Su frontera marítima, apuntando vivamente hacia el África, se extiende por 8.700 kilómetros de costa, desde más arriba de la desembocadura del Amazonas en el Norte, hasta el límite con el Uruguay en el Sur. El litoral brasileño alberga a 68 puertos de los cuales parten el 95% de las exportaciones del país. Brasil cuenta con catorce estados costeros  en donde vive más de la mitad de la población del país y genera también más del 50% del PBI.

En el interior, las nueve mil setecientas millas de frontera terrestre de Brasil hacen contacto con todos los países de América del Sur, menos Chile y Ecuador, y comprenden un vasto y poco desarrollado territorio interior al Oeste y al Norte.

           Si bien el Brasil es el quinto Estado de mayor superficie en el mundo y el sexto en población, el país carece de un desarrollo social y geográfico consistente, estando su riqueza concentrada en manos de los nuevos estamentos empresariales y tecnocráticos que viven en el Centro Sur, en los grandes conglomerados de San Pablo y de Río de Janeiro. El Noreste permanece alienado y pobre, y el Oeste amazónico, despoblado e inexplorado. A través de la historia brasileña, consecuentemente, la faja marítima ha dependido de las comunicaciones oceánicas, en tanto que la despoblada región amazónica permanece subdesarrollada y aislada de la costa, ofreciendo oportunidades a las invasiones o insurrecciones internas.

  1. LA AMAZONIA BRASILEÑA FACTOR DE INCITACIÓN Y LÍMITE

           Catalogado todavía como un país nuevo, el Brasil cuenta con extensos territorios subpoblados y su porción de la Amazonia es uno de los últimos "espacios vírgenes" del planeta. La importancia geopolítica de la Amazonia brasileña es tal que nos obliga a realizar algunas reflexiones sobre ella. Esta región abarca una superficie aproximada de cinco millones de kilómetros cuadrados, correspondientes al sesenta por ciento del territorio brasileño. En tanto que su población (de ocho millones de habitantes)  constituye tan sólo el dos y medio por ciento del total nacional con una densidad promedio de dos habitantes con treinta y cuatro por kilómetro cuadrado. Además, esta población no se encuentra homogéneamente distribuida, sino que se concentra en las zonas urbanas y semiurbanas por lo cual las áreas rurales permanecen prácticamente deshabitadas.

           La Amazonia Brasileña limitando con siete países sudamericanos: Bolivia, Colombia, Guayana, Guayana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela.

           Es prácticamente la mayor provincia mineral del planeta. Más aún, cerca del noventa por ciento de su territorio está poblado por sistemas ecológicos vírgenes. Representa el mayor banco genético del planeta, el mayor campo de estudio sobre los seres vivos y el mayor laboratorio viviente disponible para la investigación y desarrollo científico.[ii]

           Por último, tanto sus riquezas minerales como su diversidad biológica despiertan la codicia de los países más industrializados y la convierten en blanco de las organizaciones no gubernamentales defensoras del medio ambiente que no dudan en realizar activas campañas destinadas a lograr la “internacionalización de la Amazonia” o su transformación como “Patrimonio de la Humanidad”. Estas amenazas al pleno ejercicio de la soberanía en gran parte de su territorio nacional han movido a los geopolíticos brasileños a debatir la problemática regional y medio ambiental con mayor insistencia.

3.     GEOPOLÍTICA EN ACCIÓN

La geopolítica brasileña siempre ha buscado su “destino manifiesto” en dos rumbos contrapuestos. Por un lado se presentaba la incitación de su vasta frontera interior, allí la colonización de la Amazonia representaba un reto similar al que enfrentaron los Estados Unidos durante la etapa de la “Conquista del Oeste” o Rusia en su ocupación de los desiertos helados de Siberia. Al mismo tiempo un importante litoral marítimo que comprende la décima mayor plataforma continental del mundo y permite  una zona económica exclusiva de 3,5 millones de kilómetros cuadrados, incita hacia una mayor vinculación con el desarrollado mundo occidental.

Así, la geopolítica brasileña al decir de Martine Droulers nació tironeada entre el sertao y el mar, pero siempre con la ambición de convertir al Brasil en la gran potencia de la América del Sur.[iii]
          
En el Brasil, la aplicación de la geografía a la política proviene de una larga y secular línea de notables geopolíticos, incluyendo al Barón de Río Branco, Everardo Backheuser, Mario Travassos, Golbery do Couto e Silva, Carlos de Meira Mattos y la geógrafa Teresinha de Castro con su libro “Rumbo a la Antártida”, donde fundamenta la “vocación antártica brasileña” con la tesis de la “defrontacao” como respuesta para dividir el continente blanco en base a los meridianos extremos, Este y Oeste, de cada país. Sería brasileño, según esta tesis, el sector antártico comprendido entre el meridiano 50· -Chui- y el meridiano 30· -Isla Martín Vaz, en el Atlántico-.

           El primer texto importante del pensamiento geopolítico brasileño fue “La formación política del Brasil” del profesor Everardo Backneuser (1926). Algunos años más tarde, los estudios geopolíticos cobraron importancia en los institutos militares con profesores como el general Mario Travassos. En “La proyección continental del Brasil”, una obra escrita siendo tan solo capitán en 1933, y que inspiró ampliamente los programas del presidente Getulio Vargas, Travassos subrayó que era necesario para Brasil ejecutar una compleja infraestructura ferroviaria (Este - Oeste), y el plan de transporte fluvial, con la interconexión de sus distintas cuencas dirigida a desarrollar una extensa red de navegación interna para neutralizar la atracción hacia el sur, cambiando el “determinismo geopolítico” natural e histórico que se orienta en dirección de los valles y de los ríos (Paraná, Paraguay, Bermejo y Uruguay).[iv]

Vargas, un típico caudillo populista latinoamericano, gobernador del estado de Rio Grande do Sul, llegó a la presidencia por primera vez en 1930 luego de un golpe militar. Vargas procedió a centralizar el poder en la presidencia y, en 1937, proclamó el establecimiento del “Estado Novo”. Un Estado en el que Vargas tenía poder absoluto, imitando los regímenes del momento en Italia y Portugal.

Vargas aprovechó la particular coyuntura que ofrecía la Segunda Guerra Mundial para encarar un plan de desarrollo nacional con el apoyo de los Estados Unidos. Este plan, además de la “marcha hacia el Oeste”, comprendía el fomento de la siderurgia y la batalla del caucho. El Estado Novo fue derrocado por los militares en 1945 y comenzó entonces el período de la “Segunda República”. Vargas fue reelegido en 1950 pero se suicidó en 1954 a causa de una grave crisis política.

           La tarea fue continuada por su sucesor el presidente Juscelino Kubitscheck (1956 - 1961) quien protagonizó un boom de crecimiento bajo la consigna de “cincuenta años en cinco años”, este proceso de crecimiento involucró incluso la construcción de una capital federal constituida por la ciudad de Brasilia, que generó el desplazamiento del centro político mil kilómetros hacia el interior del país, lo que conllevó a la construcción de rutas que respondían a un real proyecto de integración nacional.[v]

           Su sucesor, Janio da Silva Quadros, renunció en 1961 tras sólo siete meses en el poder y la presidencia pasó a manos del vicepresidente populista Joao Goulart. La movilización de campesinos y trabajadores apoyada por el gobierno de Goulart condujo a su derrocamiento en 1964 por los militares, quienes conservarían el poder hasta 1985.

           Al mismo tiempo, la Escuela Superior de Guerra, creada en 1949, se convirtió en el centro de difusión de estos conceptos doctrinarios y estudios relacionados con la seguridad y el desarrollo nacional. Esta Escuela se propuso formar una élite dirigente en condiciones de idear políticas nacionales.

           En la década de los años sesenta, la geopolítica brasileña cobró un especial impulso por obra de un grupo de oficiales de las fuerzas armadas y de civiles que habían cursado estudios en la Escuela Superior de Guerra, a la que se dio en denominar como la “Sorbona”. Un “think-thank” del pensamiento nacional que fue descripta como “la escuela que transformó al país”. En veinte años egresaron de sus claustros mil trescientos civiles y mil seiscientos militares y, más de cuarenta mil cursantes realizaron allí pasantías y recibieron sus certificaciones.

           La mayoría de estos militares habían tomado parte en la Fuerza Expedicionaria Brasileña que durante la Segunda Guerra Mundial combatió en Italia y fue atraída por el modelo de democracia y empresa privada de los Estados Unidos, eran oficiales de Estado Mayor, pertenecían en forma mayoritaria al arma de artillería y se desempeñaron en importantes cargos del Estado Mayor del Ejército.

           Como eran atípicos dentro de las Fuerzas Armadas brasileñas, los oficiales de la “Sorbona” constituyeron en 1964 el núcleo del primer gobierno revolucionario, bajo el comando del general Humberto Castello Branco, porque sólo el grupo poseía una política coherente para dirigir el país, y un líder que exhibía capacidad para implementar los planes de desarrollo nacional elaborados en la Escuela Superior de Guerra.

           El general Golbery do Couto e Silva enseñaba geopolítica en esta escuela y por el peso de pensamiento geopolítico y estratégico, fue designado en cargos de decisiva gravitación en la conducción del Estado, convirtiéndose, como Jefe de la Casa Militar y Civil de la Presidencia de la Nación, en el mentor de los planes de gobierno de las distintas etapas del proceso militar.

           Las décadas de los años sesenta y setenta fueron una época de crecimiento para la economía brasileña, en la cual el país logró incrementar su infraestructura industrial y diversificar sus exportaciones. En esta etapa se produjo un gran salto en la integración territorial -la “interiorización” del Brasil- con la construcción de extensas y estratégicas carreteras, decenas de aprovechamientos hidro económicos, la navegación interior, los puertos profundos como terminales de los “corredores de exportación”, y la incorporación a la economía nacional de inmensos territorios del Mato Grosso, Amazonia, Rondonia, Pará, Goia y otros apartados estados.

           La política exterior brasileña de este período vinculaba el liderazgo brasileño en la región a la proyección mundial de los Estados Unidos con la teoría del “canje leal”, los “frentes ideológicos”, las “fronteras vivas”, de “satélite privilegiado” de los Estados Unidos, la “proyección andina”, la “vocación platense”, la concepción del “pragmatismo responsable”, etcétera.[vi]

           Lo más destacable de los pensadores geopolíticos es que centraron sus observaciones en la realidad brasileña. Para todos ellos geopolítica era -y es- indivisible de lo nacional. Así lo expresa claramente Golbery do Couto e Silva, en su “Geopolítica del Brasil”, cuando dice: “La contribución  de la geopolítica sólo será valedera si, como la estrategia, se ubica en objetivos permanentes... tal es el fundamento de la verdadera geopolítica, que si bien admite, como todo arte, principios generales y se cristaliza alrededor de una doctrina válida para cualquier meridiano o paralelo, nunca dejará de ser, ante todo, una geopolítica nacional”. El cuerpo coherente de la doctrina geopolítica brasileña es el resultado de esa tradición en el análisis y la investigación de la realidad nacional, tan necesaria en el mundo actual para orientar la acción de los hombres de Estado. “para nosotros -prosigue Golbery- la geopolítica es la fundamentación geográfica de líneas de acción política, o más bien la proposición de directrices políticas formuladas a la luz de los factores geográficos, en particular de un análisis basado sobre todo en los conceptos básicos de espacio y posición, es decir: política como resultante de los análisis geográficos”.

           Uno de los principales temas de los geopolíticos brasileños, fue prescribir ciertos planes de acción para reducir tales dificultades. Por ejemplo, se puede encontrar la mejor solución para las fronteras despobladas y desprotegidas en la “Marcha hacia el Oeste” para desarrollar y poblar territorios expuestos, y en el control del “triángulo mágico” de Bolivia, el eje Santa Cruz, Sucre y Cochabamba, considerado por algunos como la llave del “heartland” de América del Sur. Pero, poblando las fronteras y controlando el triángulo boliviano era inevitable que se despertarían las rivalidades con la Argentina, Perú y Venezuela.

           Además, para alcanzar la seguridad contra las fragmentaciones internas y acoso de los vecinos hispanoamericanos, esos teóricos geopolíticos argumentan que el mantenimiento del comercio y de las comunicaciones marítimas brasileñas con el mundo es vital para la supervivencia del país. En consecuencia es de particular interés para ellos proteger distintos e importantes “puntos de choque” oceánicos: los Estrechos del Medio Atlántico -el paso Belem - Dakar en el Norte de África-; el Cabo sudafricano de Buena Esperanza, que da acceso al Brasil al petróleo del Golfo Pérsico y del Asia; y el Canal de Beagle y el Estrecho de Magallanes, el camino más seguro para el Pacífico.

           En última instancia, la Antártida adquirió importancia creciente para el Brasil, porque es adyacente a estas zonas de choque, y la necesidad de seguridad en el Atlántico Sur, como así también por su carácter de gran reservorio de recursos naturales no explotados -en especial de petróleo-. Estos motivos los llevaron a demandar una mayor presencia naval en el área.

           Todos los principales geopolíticos brasileños han considerado a los Estados Unidos como un aliado importante, ya que ambos países comparten el interés estratégico común de preservar a los países americanos de amenazas militares e ideológicas extracontinentales. De igual forma, Brasil y Estados Unidos son consideradas naciones occidentales con políticas de defensa semejantes, para el mantenimiento de un equilibrio de poder favorable entre las regiones del Norte y del Sur del Atlántico, respectivamente. No obstante que el Brasil no tiene acceso directo al Pacífico, sus geopolíticos describen su objetivo continental, y su proyección marítima, como reflejos de las posiciones mantenidas por su aliado del Norte.

           Para fines de los años setenta, el Brasil se había convertido en el principal exportador entre los países del Tercer Mundo, en la octava de las naciones occidentales por su PBI y en el tercer exportador más importante de productos agrícolas del mundo y había construido un sólida relación con las antiguas colonias portuguesas en África que habían alcanzado su independencia después de la Revolución de los Claveles, en Portugal, en 1974.

           La relación económica con Argentina pasó desde una cierta paridad en los años cincuenta a una relación de cuatro a uno a su favor a fines de los noventa.

           La decisión de poblar la Amazonia, tomada en los años sesenta, tenía por objeto reducir las presiones sociales en el Norte y en el Sur, ofreciendo la propiedad de la tierra a los campesinos más emprendedores, organizar un poblamiento más racional y controlar mejor el territorio en general y las zonas fronterizas en especial. Para ello se inició un ambicioso plan de carreteras, entre ellas la famosa Transamazónica.

           Pero, la conquista y la valorización de la Amazonia plantean cuestiones de justicia social, equilibrio ecológico y derecho internacional de muy difícil resolución.

           La concepción geopolítica de Golbery de Couto e Silva, ha sido extractada por el Doctor Nicolás Boscovich del libro “Geopolítica del Brasil”, en un interesante artículo publicado en 1986 en la revista Geopolítica, cuyos párrafos centrales transcribimos seguidamente.[vii]

           El pensamiento central de Golbery, dice Boscovich “abarca el destino manifiesto del Brasil como líder absoluto del subcontinente.” Quien mejor ha descripto las tendencias más recientes de la geopolítica brasileña ha sido Phillp Kelly  en su trabajo titulado “Temas tradicionales de la geopolítica brasileña y el futuro geopolítico en el Cono  Sur”,  publicado en  el libro “Geopolítica del Cono Sur y de la Antártida”[viii], cuyos párrafos centrales transcribiremos a continuación: “Es evidente que durante la década pasada surgió en Brasil un consenso de que  su desarrollo nacional no podía ser planificado o alcanzado separadamente del contexto latinoamericano (Selcher, 1986, 68-69). Como resultado Brasil ha resuelto las disputas con la Argentina y Paraguay (en especial la controversia Itaipú - Corpus) y ha promovido proyectos integradores para el  Amazonas, para hidroelectricidad y para comercio interregional. El mayor impulso de la diplomacia brasileña se ha volcado a componer relaciones amistosas con sus vecinos, y esto ha traído la deseada armonía (Bon, 1981). Brasil aflojó sus lazos con Estados Unidos al punto de que en América del Sur ya no se lo considera un delegado americano, transición que se suma a lazos regionales más estrechos. También parece haber mucho mayor interés por parte de la Argentina y los demás países hacia la prosecución de los beneficios de la cooperación con Brasil. Parecería que el nuevo ideal es la creencia de que la integración económica y la resolución pacífica de las disputas regionales acrecienta el bienestar de todos los países involucrados y que tal impulso de progreso debería extenderse (Quagliotti de Bellis 1986)”.

           En esos años un geopolítico continúa como hombre de consulta y referencia el  general Carlos de Meira Mattos quien fue, al menos hasta su fallecimiento en 2007, una suerte de conciencia geopolítica del Brasil.

           Sin embargo las pretensiones de Brasil  de obtener un mayor protagonismo en los asuntos globales es vista con escepticismo por muchos especialistas en política internacional, nuevamente Philip Kelly nos resume las objeciones presentadas al liderazgo brasileño señalando que “Pensar en Brasil como una probable superpotencia o como un agente de Gran Potencia es bastante irreal. Por sí mismo, carece de recursos para alcanzar trascendencia mundial entre las grandes potencias del norte. Su posición global es periférica y no de mayor importancia estratégica para los competidores de América del Norte o Eurasia; no es una nación continental, que se extienda desde el Atlántico hasta el Pacífico o el Caribe, y esta expansión probablemente no ocurra. Más bien Brasil lucha con la fragmentación interna y el cerco hispánico, en especial en su linde con la Argentina, su persistente rival. El lugar de Brasil es, en cambio, claramente en el Cono Sur, y, yo sostendría, que sus objetivos deben aspirar primero a una entente con la Argentina, luego a la integración y paz regionales, seguido por un papel de liderazgo en la autonomía y unidad del Cono Sur frente a las intrusiones del norte.”[ix]

4.     EL PROYECTO AMAZONIA AZUL

A partir del año 2000 la geopolítica brasileña ha tomado un nuevo rumbo, donde sin descuidar todo lo vinculado con el desarrollo de la “Amazonia Continental o Verde”, ha puesto mayor interés en el mar.

Con el objetivo de “alertar a los brasileños de la importancia de un área de dimensiones superiores a la Amazonia Continental o Verde”, los geopolíticos de la Marina de Brasil crearon la expresión “Amazonia Azul”, a la que definió como “un concepto político – estratégico que respalda un robusto desenvolvimiento económico, apoyado en la superación de desafíos en el campo político, estratégico, económico, científico, ambiental y social”.

En 2008, durante el gobierno del presidente Inacio Lula Da Silva, Brasil formuló su “Estrategia Nacional de Defesa” donde se establecieron las bases para la formalización del concepto de “Amazonia Azul” que luego se ratificaron en otros instrumentos de gobierno como la “Política Nacional de Defesa” y “Livro Branco de Defesa Nacional”.

La Política de Defensa Nacional al hablar de los intereses nacionales de Brasil destaca “la natural vocación marítima brasileña […] respaldada por su extenso litoral, por la magnitud del comercio exterior a través de él realizado y por la incontrastable importancia estratégica del Atlántico Sur”, destacando su “vital relevancia para el país” de la Amazonia Azul, dado su “elevado potencial de recursos vivos e no vivos, entre estos, las mayores reservas de petróleo y gas de Brasil”.[x]

Brasil se sitúa entre los diez países con mayor zona económica exclusiva, en un océano que como el Atlántico mantiene oculta una incalculable riqueza biodiversa y de recursos energéticos.

Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la Zona Económica Exclusiva de cada país puede abarcar su mar territorial de 12 millas náuticas desde la línea de base, la zona contigua, que llega hasta las 24 millas y el mar patrimonial, que alcanza hasta las doscientas millas náuticas (unos 370 kilómetros lineales), pero que puede ser ampliado bajo ciertas circunstancias previstas en el derecho internacional.

En el caso de Brasil, la Zona Económica Exclusiva superaba originariamente los 3.5 millones de kilómetros cuadrados, es decir, una superficie ligeramente mayor que la extensión de la India.

El 17 de mayo de 2004, Brasil presentó ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, prevista en la Convención de Naciones Unidas para el Derecho del Mar, los antecedentes para un pedido de ampliación de esta en tres regiones geográficas, por un total de 963.000 kilómetros cuadrados:

a)    La región septentrional y del abanico submarino del Amazonas.
b)    Las cordilleras del Brasil septentrional y de Fernando de Noronlha.
c)     La cordillera Vitórica – Trinidade.

La Comisión de Límites de la Plataforma Continental al no haber ninguna controversia en cuanto a las fronteras marítimas con los Estados ribereños: Francia (en nombre de la Guayana Francesa) y el Uruguay permitió la anexión de 771.000 kilómetros cuadrados.

Brasil presentó, el 10 de 2015, los antecedentes relativos a la Región Sur de Brasil y el 8 de septiembre de 2017 los antecedentes relativos al Margen Ecuatorial de Brasil, ambos pendientes de revisión por la Comisión.

En esta forma la “Amazonia Azul” abarca una zona económica exclusiva de 4.500 millones de kilómetros cuadrados (el equivalente a la superficie de la Amazonia Verde y a más de la mitad del territorio continental de Brasil) que abarca toda la costa brasileña y las áreas marinas ubicadas frente a la parte continental de Brasil como las ubicadas alrededor de las islas y acantilados oceánicos, como el Archipiélago Fernando de Noronha y las islas Trindade y Martim Vaz, que guarda el 90% de las reservas petrolíferas probadas (en especial las cuencas de Campos, Santo y Expírito Santo, de donde Brasil extrae el 91% de su petróleo, incluido el crudo “presal” que se encuentra a unos seis kilómetros bajo el suelo marino) y el 77% de las gasíferas.

También hay yacimientos de minerales como fosforita, oro, manganeso y calcáreos, con usos diversos que van desde la construcción a la agricultura

Además, la biomasa atlántica proporciona el 45% de la pesca que consume el país. También se hallan algas calcarías que son extraídas y comercializadas dentro y fuera de Brasil.

“Las algas calcarías son depósitos de minerales orgánicos formados por restos de animales, como peces, que murieron y se hundieron en el fondo del mar”, explica el profesor Paulo César Melo, agrónomo de la Universidad Federal de Lavras, en el estado de Minas Gerais.

“Su uso mineraliza y da sustento al suelo, aumentando la productividad, la calidad y la resistencia a las plagas y enfermedades de los cultivos, reduciendo la dependencia y mejorando la eficiencia del abono químico”, añade el profesor, y recuerda que Brasil importa cerca del 80% de los fertilizantes que emplea para sus cultivos.

5.     EL ROL DE LA ARMADA BRASILEÑA EN LA “AMAZONIA AZUL”

Para cumplir con el mandato institucional (consistente en preparar y empeñar el poder naval -subcomponente del poder marítimo- como parte de la defensa nacional), la Marina Brasileña desarrolla por intermedio de sus programas estratégicos, medios de acción que le permiten mantener la vigilancia y el control de las aguas jurisdiccionales brasileñas.

Entre estos programas, está el “Sistema de Gerenciamiento de la Amazonia Azul” (SisGAAz), cuyo principal propósito es el monitoreo y control integrado del área internacional de búsqueda y salvamento (search and rescue – SAR), con responsabilidad de la Mariana Brasileña, contribuyendo a la capacidad de responder inmediatamente frente a amenazas, agresiones, ilícitos, emergencias o desastres ambientales.[xi]

El 17 de abril de 2015, el Comandante de la Armada Brasileña, Almirante Eduardo Barcellar Leal Ferreira, al referirse al rol que cumple su Institución en la defensa nacional del Brasil, declaró “El área marítima de Brasil es de extrema importancia para nosotros. Es tan necesario ejercer control y proteger nuestro patrimonio en tiempos de paz como defenderlo en caso de conflictos. Las aguas jurisdiccionales brasileñas, nuestra Amazonia Azul, poseen cerca de 4,5 millones de km². La tarea de protegerla es inmensa, compleja y exige un poder naval moderno, equilibrado y balanceado en cantidad y calidad.

“En ese contexto, la Armada Brasileña sintió la necesidad de aumentar el presupuesto destinado al desarrollo de proyectos estratégicos, entre los que se destacan el Programa de Desarrollo de Submarinos (PROSUB) y el Programa Nuclear de Armada, cuyo objetivo principal es la construcción del primer submarino brasileño con propulsión nuclear. Además de estos, también se destaca el Programa de Construcción de Corbetas Clase Tamandaré, que contempla la construcción de cuatro corbetas a partir del perfeccionamiento de la Corbeta Barroso, para sumar nuevas funcionalidades al proyecto original. […]



“El PROSUB, que se inició en diciembre de 2008, prevé la construcción de un submarino de propulsión nuclear, cuatro submarinos convencionales, una Unidad de Fabricación de Estructuras Metálicas, que se inauguró el 1° de marzo de 2013, y un complejo ubicado en la Bahía de Sepetiba, en el municipio de Itaguaí en Río de Janeiro. [xii]

En cumplimiento de este programa de construcciones navales, el 15 de diciembre de 2018, la Armada Brasileña lanzó al mar el primero de estos submarinos, el SS-40 de la clase “Riachuelo”, desde el Complejo Naval Itaguí.

Se trata de un submarino ensamblado en Brasil derivado directo de la Clase Scorpéne, originariamente un proyecto conjunto hispano – francés que admite muchos cambios y mejoras a lo largo de su diseño y fabricación. Chile fue el primer país en incorporarlos a su Armada con dos unidades el SS-22 General Carrera y el SS-23 General O’Higgins (proas fabricadas en Francia, popas en España, un buque ensamblado en cada país) que debían llevar un sonar lateral (no el remolcado) y torpedos Black Shark Mod. 3, además de misiles antibuque Exocet.

El Riachuelo posee un casco de mayor tamaño, con una eslora de 71,6 metros; contra los 66,7 del original, y un peso de 1.870 toneladas, casi 170 más que el estándar, aloja además cuatro tripulantes más llegando a una dotación de 35 hombres.

Esta versión no incluye el MESMA (Module d’Energie Sous-Marine Autonome), el sistema de propulsión independiente de la atmósfera mediante el uso de oxígeno y etanos. Este Air Independent Propulsion francés fue oficialmente sustituido por espacio para cuchetas, baterías y combustible (lo que le da una autonomía de 50 a 70 días sin emerger).

Los submarinos clase Riachuelo (S-BR) comprenden una serie de cuatro unidades que estarán operativos hacia finales de 2022. Después del S-40 toca el turno al Humaitá (S-41), a fines de 2020, en 2021 el Tonelero (S-42) y el Angostura (S-43).

El desarrollo del PROSUB demando la construcción en Itaguaí de 520.000 m² de talleres, muelles y medios industriales. La Itaguaí Construcciones Navales, creada en 2009, es la nueva Base de Submarinos de la Marina do Brasil, sustituyendo a la de Mocangué (Niteroi), que también aloja a los buzos de combate (GRUMEC).

Itaguaí, próxima al futuro Polo Tecnológico del Ejército y a la Base Aérea de Santa Cruz, alberga cuatro grandes proyectos: dos astilleros, un edificio en el que están instalados los sistemas de elevación y otros para el mantenimiento de submarinos: la base Naval y el Complejo Radiológico.

Se inauguró en diciembre de 2014 pero estará activo al cien por ciento recién en 2021. Brasil ha invertido más de cinco mil millones de dólares en la construcción del conglomerado. Antes, en febrero de 2013, se entregó la Unidad de Fabricación de Estructuras Metálicas (UFEM), parte vital en la infraestructura industrial y el mantenimiento de los submarinos, que había empezado a erigirse en 2010. Ocupa un área de 96.000 m², 57.000 de ellos construidos.

Otro componente del poder naval que Brasil esta gestando en asociación con la firma europea Atlas Elektronic para equipar a los submarinos, es el TPNer (Torpedo Pesado Nacional). La producción de este armamento forma parte de los objetivos estratégicos a largo plazo de la Marina Brasileña para garantizar la protección de la Amazonia Azul.

El torpedo, con un transductor semejante al MK-37 nacionalizado por la Fundación de Estudios del Mar (FEMAR), es definido como esencial para permitir al país armar a sus futuros sumergibles. De hecho, el grado de nacionalización del programa se incrementará en cada sumergible botado al mar.

En la construcción de la UFEM y del Astillero y Base Naval participaron más de seiscientas empresas brasileñas, que garantizaron que el 95% de los componentes y sistemas empleados eran producidos por la industria del país. En la búsqueda de proveedores de partes para los submarinos convencionales Clase Riachuelo concursaron casi doscientas firmas brasileiras, de las cuales la mitad fue precalificada. El contrato de producción en Brasil de los “Scorpéne” establece que más de noventa ítems deben ser adquiridos en el país y prevé además la integración del software y el soporte técnico para las empresas durante la fabricación de los productos.

Los ingenieros de la Fundación Ezute serán responsables del mantenimiento de los sistemas de combate de los submarinos convencionales, el Thale SUBTICS. Los motores eléctricos son fabricados por WEG Equipos, de Jaraguá do Sul (Santa Catarina), así como casi todas las baterías de la alemana Hagen, del Grupo Exide, empiezan a ser fabricados por Rondopar, de Londrina (Paraná). Adelco va a producir convertidores estáticos: de un total de dieciséis, dos serán hechos en Francia y los demás en el interior paulista. El Grupo de Tecnología Informática Stefanini proveerá en el caso del Submarino de Propulsión Nuclear, el Sistema de Gestión de Programas (IPMS), así como los comandos de la interfaz de control, proyectando las redes de dispositivos de Seguridad Cibernética.

Tramar, de Cavreúba, en el interior de São Paulo, fue calificada como proveedora de los cables a instalar, según especificaciones establecidas por Naval Group Micromazza, de Vila Flores (Río Grande do Sul) fue seleccionada y capacitada para producir las válvulas del casco, según un proyecto original de la empresa francesa. Altec, de São José dos Campos (proveedor de Helibrás, Embraer, Sonaca, el Instituto de Pesquisas Espaciales y la FAB), se encargará de los carenados hidrodinámicos, timones y ventanas acústicas, con un fábrica exclusiva para ello. A medida que se desarrolle el PROSUB más firmas brasileñas se integrarán al mismo.[xiii]

En esta forma la Armada Brasileña se equipa y prepara para proteger los recursos de la Amazonia Azul y al mismo tiempo colabora con el desarrollo nacional. Todo ello al impulso de una clara concepción geopolítica nacional  

6.     CONCLUSIONES

La decisión de Brasil de ampliar su zona económica exclusiva a 4.5 millones de kilómetros cuadrados y de crear el concepto estratégico de “Amazonia Azul” para reservar para su explotación exclusiva los importantes recursos naturales de dicha región, acompañado de la decisión de encarar un intenso programa de construcciones navales que incremente el poderío marítimo del país es consecuente con la intención manifestada en diversas ocasiones por esta Nación sudamericana de convertirse en una potencia regional con proyecciones globales.

BIBLIOGRAFÍA

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OMMATI, Marcos: La defensa de la Amazonia Azul depende de equipar adecuadamente a la Armada de Brasil. Entrevista al Almirante Eduardo Balcellar Leal Ferreira. Río de Janeiro. 28 de mayo de 2015.

TORMENTO, Carlos: La problemática de la Amazonia, en Revista de la Escuela de Guerra Naval, Nº 41, Año XXVI, diciembre de 1994, Ps. 88 a 104. P. 95.



[i] PAÍSES RECIENTEMENTE INDUSTRIALIZADOS: Más conocidos por su sigla en inglés NIC –Newly Industrialized Country- son países con economías que aún no alcanzan el estatus de economías tecnotrónicas, pero que han avanzado, en el sentido macroeconómico, más que sus contrapartes del mundo en desarrollo. Otras características de los NIC son su rápido crecimiento económico –usualmente orientado hacia la exportación de bienes) y un proceso de industrialización casi completo o en marcha. En muchos NIC, el cambio social puede ocurrir en forma de emigración desde las poblaciones rurales hacia las ciudades, donde el crecimiento y las fábricas de manufacturas atraen a miles de trabajadores. Actualmente se inscriben en esa categoría: Sudáfrica, México, Brasil, China, India, Malasia, Filipinas, Malasia, Tailandia y Turquía.
[ii] TORMENTO, Carlos: “La problemática de la Amazonia”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval, Nº 41, Año XXVI, diciembre de 1994, Ps. 88 a 104. P. 95.
[iii] DROULERS, Martine:  República Federativa del Brasil”. Artículo publicado en Revista Geopolítica Nº 64, Año XXIII/1998. Pg. 43.
[iv] BOSCOVICH, Nicolás: “Pensamiento Geopolítico Brasileño: Travassos, Golbery, Meira Mattos”, en Revista Geopolítica Nº 34, Año XII, 1986. Ps. 37 a 44. P. 38.
[v] INSTITUTO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DE ESPAÑA: Brasil: seguridad, defensa e integración nacional. ¿La Amazonia como oportunidad o límite del camino al liderazgo? Ministerio de Defensa de España. Madrid 6/2/2014. P. 4
[vi] BOSCOVICH, Nicolás: op. Cit. Pág. 39.
[vii] BOSCOVICH, Nicolás: op. Cit. Pág. 39
[viii] KELLY, Philip y Jack CHILD: “Geopolítica del Cono Sur y la Antártida”,  Ed Pleamar. Bs. As. 1990. Ps. 115 a 126. Ps. 124 a 126.
[ix] KELLY, Philip: op. Cit. Pag. 126.
[x] DE OLIVERIRA ANDRADE, Israel; RAMALHO DE ROCHA, Antonio Jorge y Luiz Gustavo AVERSA FRANCO: Sistema de gerenciamiento da Amazonia Azul: soberanía, vigilancia e defesa das aguas jurisdicionais brasileiras, IPEA, Brasilia. Marzo de 2019. P. 18
[xi] DE OLIVERIRA ANDRADE, Israel; RAMALHO DE ROCHA, Antonio Jorge y Luiz Gustavo AVERSA FRANCO: Op. Cit. P. 11.

[xii] OMMATI, Marcos: La defensa de la Amazonia Azul depende de equipar adecuadamente a la Armada de Brasil. Entrevista al Almirante Eduardo Balcellar Leal Ferreira. Río de Janeiro. 28 de mayo de 2015.
[xiii] BONILLA, Javier: Submarinos de la clase “Riachuelo”, “Scorpene” tropicales. Artículo publicado en Revista de Defensa 395-396, julio – agosto de 2019. Tomado de Defensa.com Edición América Latina. Edición España.

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