viernes, 26 de julio de 2019

EL REY DE MARRUECOS SE TRANSFORMA EN LA VOZ DE ÁFRICA




En dos décadas de reinado, quien era un joven y prometedor rey, se ha transformado en un estadista de proyección mundial y en la voz más autorizada para hablar en representación de África.

HEREDERO DE UNA GRAN TRADICIÓN
Cuando en 1999, con tan sólo 35 años, ascendió al trono el rey Mohammed VI se encontró frente al desafío de reemplazar a uno de los últimos grandes estadistas del siglo XX.

Su padre Hassan II había comenzado su experiencia internacional con tan sólo catorce años acompañando a su padre en la Conferencia de Casablanca donde los Aliados debatían sobre la marcha de la Segunda Guerra Mundial y como sería el orden mundial de la postguerra. Allí el joven príncipe comenzó a tratar con los grandes estadistas de su tiempo: Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt, Charles De Gaulle, Dwight Eisenhower, etc., en un proceso que no detendría hasta el día de su muerte.

El rey Hassan II habló de igual a igual con todos las grandes figuras de su tiempo, fueran crueles dictadores o grandes demócratas, como Francisco Franco, Gamal Abdel Nasser, Haile Selaisse,  Anuar El Sadat, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Muhammad Al Gadafi, el papa Juan Pablo II o Bill Clinton, entre muchos otros.

Al funeral de Hassan II asistieron 68 jefes de Estado y Gobierno y delegaciones de otra gran cantidad de Estados. En sus memorias Hillary Clinton recuerda: “El rey Hassan II de Marruecos murió en julio y con él, Estados Unidos perdió un valioso amigo ya aliado. Su hijo y sucesor, el rey Mohammed VI nos invitó a Bill, a Chelsea y a mí a su funeral, donde mi esposo (el entonces presidente de los Estados Unidos), en señal de respeto camino detrás del ataúd durante unos cinco kilómetros por las calles de Rabat, junto con miles de hombres que lloraban la muerte de su monarca, y casi un millón de marroquíes como testigos de la procesión.”

Pero, si alguien pensó que su hijo Mohammed VI no podría igualar e incluso superar esos logros se equivocó notablemente.

En tan sólo veinte años de reinado, Mohammed VI se ha asegurado un lugar del privilegio en la historia del siglo XXI y ser considerado sin lugar a duda como uno de los grandes estadistas de su tiempo.

Mohammed VI ha conquistado la consideración internacional implementando una activa política exterior basada, entre otras, siguientes directrices:

1.     La Defensa inclaudicable de la integridad territorial y soberanía de Marruecos.
2.     La búsqueda de un protagonismo marroquí en la política africana.
3.     Una incansable labor en defensa del hogar común de todos los hombres: el planeta Tierra.
4.     Sus grandes esfuerzos para propiciar la tolerancia, el diálogo y el entendimiento interreligioso.
5.     La protección de todos los migrantes donde quiera que estos se encuentren y sin distinción de nacionalidades.

DEFENSA DE LA INTEGRIDAD TERRITORIAL DEL REINO

Mohammed VI ha trazado una línea sobre la arena al decir que “Marruecos está en el Sáhara y el Sáhara está en Marruecos” y así será por siempre. Pero, para buscar una solución realista, justa y posible al conflicto del Sáhara ha ofrecido, en 2007, la propuesta para una Iniciativa para la Negociación de un Estatuto de Autonomía en la Región del Sáhara.

Advirtiendo a los separatistas del Frente Polisario y a sus sostenedores en Argelia que la “autonomía” es la mayor concesión que Marruecos puede ofrecerles en nombre de la paz. Quien quiera oír y entender que entienda porque esta es la posición del pueblo marroquí liderado por su rey.

MOHAMMED VI “EL AFRICANO”

Los marroquíes afectuosamente han otorgado el título de “El Africano” a su rey porque su constante preocupación por fortalecer los lazos de su pueblo con África y su preocupación por ayudar al desarrollo sostenible de todo el continente.

El hecho más relevante de esta política ha sido el retorno, en 2017, a la Unión Africana.  La misma organización que cofundara en 1963, en la Cumbre de Casablanca y de la cual se alejó en 1984 debido al ingreso de la inexistente RASD.

Así lo señaló en noviembre de 2016, el rey Mohamed VI, en su discurso de conmemoración de un nuevo aniversario de “La Marcha Verde”, que permitió a Marruecos recuperar su integridad territorial al restablecer su soberanía sobre las provincias del Sur, en 1975, largamente usurpadas por España. “Marruecos -dijo el monarca en esa ocasión- está de vuelta para recuperar su lugar natural en África”.

Luego aclaró: “El regreso de Marruecos a la Unión Africana no es una decisión táctica, ni debida a cálculos coyunturales. Es más bien una decisión lógica resultante de una profunda reflexión. Así pues, al anunciar nuestra vuelta, no pedimos el permiso de nadie para obtener nuestro legítimo derecho.”

El retorno de la Marruecos a la Unión Africana era necesario debido a las exigencias del contexto internacional, continental y regional. También era necesario estar presente para evitar que la construcción institucional de las normas y las reglas comunes en África siguiera haciéndose sin Marruecos. Por otra parte, este regreso brinda a Marruecos la ocasión de defender sus derechos sobre el Sáhara en los organismos africanos, difundiendo argumentos jurídicos alternativos al discurso separatista del Frente Polisario.

En 2018, el rey de Marruecos presidió la firma de acuerdos destinados a la concreción de un megaproyecto de gasoducto transafricano que conectará a los campos de gas natural del Sur de Nigeria con Marruecos involucrando a seis países africanos: Benín, Togo, Costa de Marfil, Ghana, Senegal y Mauritania.

Se trata del proyecto de desarrollo más ambicioso del continente que tendrá un directo impacto positivo sobre más de trescientos millones de africanos acelerando los proyectos de electrificación en toda la región de África Occidental y permitiendo el desarrollo de un importante mercado regional.

Marruecos ha implementado en varios países africanos proyectos de desarrollo en el campo de la sanidad, la agricultura, las lluvias artificiales, la gestión de recursos hídricos, la irrigación, la lucha contra las plagas de langostas, la electrificación, el desarrollo de infraestructuras básicas y la educación y formación universitaria, técnica y profesional de los tan necesarios recursos humanos.


En 2018, estaban estudiando en Marruecos 18.000 alumnos extranjeros provenientes de 42 países, de los cuales 6.500 eran becarios. La participación en la formación de imanes, el envío de ayuda humanitaria y medicamentos para los pueblos necesitados de África y muchas otras iniciativas similares.

Marruecos, con 1.700 millones de dólares en inversiones, es el segundo inversor africano en el continente, después de Sudáfrica y aspira a convertirse en el primero.

Las inversiones marroquíes en África se distinguen por su variedad y riqueza sectorial, a la imagen de los servicios que constituyen un componente esencial de la demanda africana. El cúmulo de las inversiones marroquíes se centran especialmente en el sector de la construcción y obras públicas, TIC, servicios bancarios, electrificación, industria farmacéutica, transporte aéreo, minas, seguros y telecomunicaciones

Marruecos ha suscripto una serie de convenios regionales para el libre intercambio de mercancías y para favorecer las inversiones entre el Reino y el resto del continente africano. Desde 1956 a 1999 se firmaron 515 acuerdos con los países africanos; mientras que, desde entonces, han sido 949 los acuerdos firmados hasta la fecha, es decir, más del doble. Esos convenios abarcan todo tipo en materias que van desde los intercambios meramente comerciales a la colaboración de materias concretas como la educación o la cultura.
Cabe destacar la labor de algunas fundaciones institucionales marroquíes que ayudan a financiar proyectos de cooperación con África. Por ejemplo, la fundación de riqueza soberana de Marruecos Ithmar Capital junto con la Autoridad de Inversión Soberna de Nigeria (NSIA) se han asociado para invertir en el proyecto de gasoducto de 6.500 kilómetros de extensión que conectará Nigeria con las naciones de la CEDEAO y la Europa Comunitaria, pasando por Marruecos.
Además, existen otras fundaciones de inversión marroquíes como la Fundación de Desarrollo Industrial y de Inversiones y la Fundación Hassan II que favorecen la inversión de proyectos en determinados sectores tanto a nivel local como a nivel internacional, siempre que estén dirigidos por una empresa marroquí. Por otro lado, Marruecos también forma parte de la Fundación África 50 que facilita la inversión en aquellos proyectos destinados a mejorar las infraestructuras del continente.

La solidaridad marroquí también se expresa en la entrega de ayuda humanitaria para paliar los efectos de las catástrofes naturales y los frecuentes conflictos bélicos. La ayuda se materializa en la donación de cereales, medicamentos, material médico, el envío de hospitales de campaña.

Todo ello se ha acompañado con frecuentes giras de Mohammed VI por países africanos a los efectos de intercambiar impresiones con los jefes de Estado, dirigentes políticos y las fuerzas vivas de los Estados visitados. Desde su ascenso al trono, el Rey ha realizado 60 visitas de Estado al África Subsahariana, que han constituido una oportunidad excepcional para conocer de primera mano la realidad y necesidades de estos pueblos. En estos viajes ha suscripto 949 tratados y convenios bilaterales con países africanos. .

En todos los casos, el Rey de Marruecos viajó acompañado de una numerosa comitiva integrada por funcionarios gubernamentales, políticos, académicos y representantes de las empresas marroquíes más importantes y dinámicas. Cada visita del monarca alauí a un país africano dejaba al anfitrión un saldo de donaciones y ventajosos convenios de cooperación bilateral.

Por todo esto es que Marruecos se ha convertido en el gran motor que impulsa el crecimiento económico de África, al mismo tiempo que cada día el Reino magrebí adquiere mayor importancia en la política internacional del continente. El gran responsable de esta transformación es sin lugar a duda Mohamed VI, un rey para el siglo XXI.

LA DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

Bajo el reinado de Mohamed VI, la participación de Marruecos en materia de iniciativas internacionales que involucran al medio ambiente ha sido también relevante.

Marruecos albergó, en 2001, la 7ª Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, quince años más tarde, en noviembre de 2016, la 22ª Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 22), ambos eventos se llevaron a cabo en la bella ciudad de Marrakech.

País desprovisto de petróleo y gas, Marruecos está apostando fuerte a la energía renovable y limpia. El reino magrebí tiene un ambicioso programa de generación de energías renovables con el que aspira a proveerse en un 52% de sus necesidades energéticas en fuentes de energía limpia hacia el año 2030.

Marruecos, con una economía pujante y en permanente expansión presenta un fortísimo déficit energético. El 94,6% de la energía primaria y el 18,1% de la energía eléctrica deben importarse. Pero al mismo tiempo, el país debido a su posición de grandes áreas con un potencial solar considerable, que suman más de 3.500 horas de sol al año, especialmente en sus provincias saharianas.

Para alcanzar este objetivo, deberá desarrollar hacia 2030 una capacidad adicional de 10.100 megavatios generados a partir de energías renovables distribuidos entre 4.500 megavatios generados con energía solar, 4.200 megavatios provenientes de energía eólica y 1.300 megavatios producidos por plantas hidroeléctricas.

TOLERANCIA Y ENTENDIMIENTO RELIGIOSO

En los últimos años, Marruecos ha intentado acercarse más al continente africano mediante el ejercicio de una vibrante diplomacia religiosa, utilizando sus credenciales de país musulmán moderado para establecerse en África Occidental y el Sahel, una región en la que el islam es la religión dominante. En este contexto, la moderación religiosa marroquí pretende ofrecer un contraste y limitar la propagación de la corriente ultraconservadora del islam wahabí que patrocina Arabia Saudí y que ha inspirado el nacimiento de numerosos grupos extremistas y los brotes de inestabilidad a las puertas mismas de Marruecos.

En África Occidental viven ciento noventa millones de musulmanes y, muchos de ellos, por motivos históricos, reconocen la legitimidad del liderazgo religioso que ejerce el rey de Marruecos. Mohammed VI es “Amir al Muminin”, es decir, “Comendador de los creyentes” que le otorga la Constitución marroquí para reafirmar su posición de líder religioso regional.

La legitimidad de Mohammed VI como autoridad religiosa procede de las relaciones de su país con el resto del continente durante el periodo precolonial, alrededor del siglo XI, la época en la que la mayor parte de la región adoptó el islam debido a la llegada los almorávides, una dinastía bereber de Marruecos. Por ejemplo, la Hermandad Tijaní (Tariqa Tijaniya), un grupo sufí dentro del islam suní es heredero de esa larga relación entre Marruecos y África Occidental. Hoy existen millones de musulmanes tijaníes en toda la región, en países como Senegal, Guinea, Mauritania, Gambia y Costa de Marfil. Para los seguidores de este grupo religioso, el rey de Marruecos es un líder religioso y Fez es un centro de peregrinación, por lo que Mohammed VI está legitimado como líder suní moderado.

La cooperación regional en asuntos religiosos es la expresión más clara de la política  religiosa del rey marroquí. Esa concepción del Rey de Marruecos se concretiza en el accionar de la Fundación Mohammed VI para los Ulemas y en las contribuciones que hace el Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, Murchidíes y Murchidat en la capacitación de religiosos islámicos provenientes de diversos países africanos y europeos que estudian becados, en Rabat.

En septiembre de 2013, por ejemplo, Marruecos firmó con el nuevo Gobierno de Malí un acuerdo para formar a 500 de sus imanes con el fin de promover una versión más tolerante del islam en dicho país. Después de esa iniciativa, el Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores recibió solicitudes para educar a imanes en otros países, por ejemplo de Guinea y Nigeria. Además, los marroquíes planean construir mezquitas en varios países subsaharianos, como Senegal, Níger, Benín y Guinea. En sus visitas recientes a varios países africanos vecinos, Mohammed VI ha hecho el regalo simbólico de ejemplares del Corán para que se repartan entre las mezquitas.
La diplomacia religiosa del reino de Marruecos ha servido también para impedir el terrorismo y garantizar la estabilidad de la región en general, porque facilita una mejor cooperación en seguridad entre los países de la región. Con la proliferación de armas en la zona y el establecimiento de grupos yihadistas en el Sahel tras la caída de Gadafi.  
En cuanto a la búsqueda de un mayor entendimiento interreligioso, el hecho más significativo de estos primeros veinte años del reinado de Mohammed VI ha sido posiblemente la visita del Papa Francisco I a Marruecos. Respondiendo a una invitación del rey Mohammed VI, el Papa Francisco ha llevó a cabo el 28° viaje apostólico de su pontificado visitando Marruecos el 30 y 31 de marzo de 2019.
Mohammed VI reivindicó en su discurso de la esplanada de la mezquita Hassan II su condición de Amir Al Muminin, es decir, “Emir de los Creyentes”. Dijo el Rey: “En mi calidad de Emir de los Creyentes, no puedo hablar de la Tierra del Islam, como si en la misma solo vivieran musulmanes. Velo, efectivamente, y garantizo el libre ejercicio de las religiones del libro: protejo a los judíos marroquíes y a los cristianos de otros países que viven en Marruecos” e invocó a la “hermandad de los hijos de Abrahán”, como pilar fundamental de la riqueza y diversidad de la civilización marroquí.

EL DRAMA MIGRATORIO

Una de las preocupaciones centrales del rey Mohammed VI radica en la situación de los migrantes africanos. Es por lo que generosamente dispuso dos campañas de regularización masiva de inmigrantes subsaharianos que vivían en forma ilegal en Marruecos. La primera se llevó a cabo en 2013 y la segunda en 2016. En esta segunda regularización se presentaron 25.690 solicitudes  en las  70 prefecturas y provincias, 58,32% de ellas de hombres, 32,95% de mujeres y 8,73% de menores.

Esta preocupación humanitaria le ha otorgado a Mohammed VI el reconocido en todo el mundo como un protector de los migrantes y refugiados. En 2017, el Rey de Marruecos, fue designado como “Líder de la Unión Africana sobre la cuestión de la migración”, y, en la XXX° Cumbre de la Unión Africana, realizada en la ciudad de Addis Abeba, capital de Etiopia, en el mes de febrero pasado, presentó su propuesta de una “Agenda Africana para la Migración”.

En su discurso a la XXXª Cumbre, Mohamed VI expuso las bases de una propuesta para acción frente al problema migratorio. Esta propuesta fue resultado de una concertación con otros gobiernos africanos llevada a cabo en la Reunión Regional del  2 de noviembre de 2017, y en la Conferencia Ministerial de Rabat, realizada el 9 de enero de 2018, que reunió a una veintena de ministros en representación de las cinco subregiones del continente y a representantes de la Unión Africana y de las Comunidades Económicas Regionales.

La alocución de Mohamed VI, en esa ocasión, comenzó reiterando principios sobre la cuestión de la migración irregular que el monarca había explicitado anteriormente en su mensaje a la Vª Cumbre Unión Africana – Unión Europea, en Abiyán, Costa de Marfil, en noviembre de 2017.

Por su importancia merece que dichos postulados sean recordados:

1.     “No existe una invasión migratoria, dado que los migrantes sólo representan el 3.4% de la población mundial.
2.     La migración africana es ante todo intra-africana. En el plano mundial, la migración representa menos del 14% de la población. A escala africana, de cada 5 migrantes africanos, 4 se quedan en el continente.
3.     La migración no empobrece a los países de acogida, ya que el 85% de los ingresos de los migrantes se quedan en estos países.
4.     La migración es un fenómeno natural que constituye la solución y no el problema. Debemos adoptar una perspectiva positiva sobre la cuestión de la migración, privilegiando la lógica humanista de responsabilidad compartida y de solidaridad.”

La “Agenda Africana para la Migración” elaborada por Mohamed VI contempló la creación de un “Observatorio Africanos de las Migraciones” con el objetivo de “comprender, anticipar y actuar” en todo lo atinente a los flujos migratorios africanos.

En su mensaje a la Conferencia Intergubernamental Encargada de Aprobar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular nuevamente Mohammed VI expresó sus ideas en defensa de los migrantes. “La cuestión migratoria no es, y no debería convertirse en un problema de seguridad” y “África no será el objeto del Pacto Mundial, sino más bien un actor, pero un actor central del mismo”, advirtió el monarca alauí. Luego agregó: “un migrante no es más humano o menos humano, en función de su ubicación a un lado o a otro de una frontera.”

Las acciones de Mohammed VI que hemos descripto y muchas más que han sido omitidas por razones de espacio -como su actividad como presidente del Comité al Qods de la Organización de Cooperación Islámica en defensa de la Ciudad Santa-, han convertido al Rey de Marruecos en un estadista de proyección mundial y en la voz más autorizada y escuchada cuando es necesario hablar en nombre de África.


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