LA FIESTA DEL TRONO
El 30 de julio pasado Marruecos ha conmemorado un
nuevo aniversario de la Fiesta del Trono.
El evento que conmemora el 16º aniversario de la asunción al trono de su
majestad el Rey Mohammed VI en 1999. Como ocurre habitualmente en esta ocasión
el monarca alauí aprovecho la ocasión para dirigirse a su pueblo realizando un
balance del estado de la Nación.
Este año el mensaje del Rey comenzó efectuando un
análisis de la situación regional y de las contribuciones realizadas por
Marruecos en búsqueda de soluciones a los distintos conflictos, con una
especial referencia a las conversaciones de paz en Sjirat entre las distintas
facciones en puja en Libia.
El mensaje del Rey contenía reflexiones y
consideraciones para guiar la acción de la sociedad y del gobierno marroquí
tanto en el plano interno como en el marco de la diplomacia y la política
internacional.
CONSIDERACIONES DE CARÁCTER
NACIONAL
En el marco interno Mohammed VI destacó que el
objetivo principal de las reformas sociopolíticas e iniciativas de desarrollo
llevadas a cabo durante su reinado tiene por propósito “preservar la dignidad del ciudadano”. Reconoció las difíciles
condiciones de vida de los habitantes de “las
zonas alejadas y aisladas particularmente en las cumbres del Atlas y el Rif,
zonas saharianas, áridas y oasis, y algunos pueblos de las llanuras y costas;”
comprometiéndose a “mejorar las
condiciones de los habitantes de las mencionadas zonas y aliviar sus
sufrimientos.”
También dedicó extensas referencias a los ciudadanos
marroquíes residentes en el exterior en los que valoró el “apego a su identidad” y a los que aseguró es necesario brindar un
más eficiente servicio consular y apoyo diplomático “acercándoles los servicios, simplificando y modernizando los trámites
–consulares-, respetando su dignidad y
preservando sus derechos”.
Para concluir las consideraciones de carácter nacional,
realizó importantes consideraciones sobre las directrices que debe adoptar la
política educativa a ser implementada en el Reino. El Rey afirmó resueltamente
que: “El futuro de Marruecos está
totalmente supeditado al nivel de enseñanza que ofrecemos a nuestros hijos.”
En este sentido destacó la importancia del estudio de
las lenguas extranjeras “por constituir
medios de comunicación e integración en la sociedad del saber.”
Al mismo tiempo señaló como objetivo en el campo
educativo la necesidad de “cambiar y
pasar de una enseñanza académica tradicional a una formación mixta que
garantice un empleo a los jóvenes”. Buscando la formación profesional en
campos tales como “las tecnologías
modernas, la automatización, la aeronáutica, las profesiones médicas, la
agricultura, el turismo, la construcción, etc.”
CONSIDERACIONES DE CARÁCTER
INTERNACIONAL
En el marco de la política internacional, Mohammed VI
estableció como principios rectores de la acción diplomática marroquí: “la intransigencia, la solidaridad y la
credibilidad”. Definiendo la intransigencia como la defensa inclaudicable
de los intereses supremos de Marruecos, es decir, el no permitir “de ninguna manera que la soberanía,
integridad territorial y modelo social sean menoscabados.”
La solidaridad hace referencia al “afianzar una cooperación eficiente Sur-Sur, sobre todo con los países
africanos hermanos”, consistente en la aplicación de “un modelo de cooperación económica, sobre la base de la realización de
los intereses recíprocos y la promoción de las condiciones del ciudadano
africano.”
En tanto, que “la
credibilidad de nuestra acción diplomática, viene materializada por las
relaciones de cooperación que Marruecos mantiene con varios agrupamientos y
Estados amigos.”
Cerrando su mensaje, Mohammed VI tuvo referencias
amistosas y elogiosas para “Nuestro
Queridísimo Hermano, Servidos de los Dos Santos Lugares del Islam, el Rey
Salman ben Abdulaziz Al Saud”, destacó la asociación excepcional con
Francia, en cooperación con el presidente Franҫois Hollande, la amistad con su
majestad el Rey Felipe VI y la cooperación y buena vecindad con España, la “cooperación estratégica con los Estados
Unidos” y la intención de profundizar y enriquecer la cooperación con
Rusia, China y los países de América Latina y Asia.
El mensaje también tenía la habitual y necesaria
referencia a la cuestión del Sáhara Marroquí, donde el monarca explicitó: “Los desarrollos que ha conocido esta
cuestión han permitido ver la pertinencia de nuestra postura ante las Naciones
Unidas y la credibilidad de nuestras orientaciones a escala nacional, ya que,
con la voluntad de Dios, tendrá lugar el lanzamiento de la aplicación de la regionalización
avanzada y del modelo de desarrollo de las Provincias del Sur del Reino.”
El monarca marroquí concluyó su mensaje de la Fiesta del
Trono con una exhortación a su pueblo: “¿Acaso
existe algún motivo que nos lleve a abandonar nuestras tradiciones y nuestros
valores civilizatorios, basados sobre la tolerancia y moderación, y seguir
otras doctrinas, que no guardan relación alguna con nuestra educación y nuestra
moral? Por supuesto, no. No permitas que nadie de afuera te dé lecciones de tu
religión, no aceptes la invitación de nadie a seguir cualquier doctrina o
secta, ya proceda de Oriente o de Occidente, del Norte o del Sur. Por supuesto,
yo tengo respeto por todas las confesiones celestes y a todas las doctrinas que
de ellos emanan. Deben rechazar cualquier motivo de división, permanecer como
siempre has sido: celoso por la unidad de tu doctrina y tus valores sagrados,
imperturbable ante tus principios y orgulloso de tu religión y pertenencia
nacional.”
Como puede apreciarse, el discurso de Mohammed Vi en
ocasión de la Fiesta del Trono es el mensaje de un estadista que establece una
clara hoja de ruta para dirigir la política del Reino de Marruecos en los
próximos y una referencia obligada para quienes pretendan comprender los rumbos
futuros de la más importante nación de la región. Para ello deberán tener en
consideración que en las próximas décadas hacia donde vaya Marruecos irá todo
el Norte de África.
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