UNA NUEVO ÉXITO DE LA DIPLOMACIA
MARROQUÍ
La diplomacia marroquí ha alcanzado
un nuevo y resonante éxito internacional al lograr esta semana la firma de un
acuerdo de paz en la VIª Ronda de Negociaciones que las distintas facciones
libias llevan a cabo. Las negociaciones de paz se desarrollan, desde el mes de
marzo pasado, en la ciudad marroquí de Skhirat, situada a
unos treinta kilómetros al sur de Rabat, bajo la coordinación de la Misión de
Apoyo de la Naciones Unidas en Libia (conocida por las siglas UNSMIL,
del inglés United Nations Support Mission in Libya), liderada por
su Represente Especial, el político español Bernardino León y la
activa colaboración del gobierno de Marruecos.
LA SITUACIÓN EN LIBIA
Desde febrero de 2011
se desarrolla en Libia una sangrienta guerra civil. En esa fecha el país fue
alcanzado por la onda expansiva de la “Primavera
Árabe” que se iniciara poco antes en Túnez. La muerte de Muamar el Gadafi,
en octubre de 2011, no trajo la paz sino que generó un enorme vacío de poder seguido
de encendidas luchas tribales y religiosas.
Tras la caída de
Gadafi, los jóvenes combatientes que habían luchado contra su régimen no
entregaron las armas y pronto se apropiaron del gobierno asaltando el
Parlamento y secuestrando al primer ministro. Luego de lo cual se repartieron los
cargos públicos, se apropiaron del dinero y saquearon los bien provistos
arsenales del dictador libio.
La existencia de numerosas milicias bien armadas hizo
que al poco tiempo la guerra civil recrudeciera con inusual virulencia. El 14 de febrero
de 2014, el general Jalifa Haffar, quien había logrado movilizar a parte
del antiguo ejército que había desertado de las filas de Gadafi en 2011, y que
más tarde se había sentido marginado y amenazado por los
islamistas, difundió un comunicado en el que ordenaba la suspensión
del Congreso General Nacional –CGN-, dominado por los
islamistas, tras el rumbo a la deriva que había tomado el país y proponía
la formación de una comisión presidencial hasta que se celebraran nuevas
elecciones. Después de cruentos combates entre islamistas y moderados el país
quedó dividido en dos bandos.
Por un lado están los islamistas, que controlan la
capital, Tripolí. Su coalición, “Amanecer de Libia”, incluye a las
Brigadas de Misrata, de las ciudades del Oeste del país y de la minoría
bereber, así como a otros grupos de tendencia islamista. Han resucitado
al Congreso General Nacional –el antiguo Parlamento- y han
elegido un “gobierno de salvación nacional” encabezado por
Omar al Hasi, un ex profesor de Bengasi. Sin embargo, ni un solo país
extranjero ha reconocido a su gabinete.
El otro bando, que cuenta con reconocido
internacionalmente hasta fin de año, es el gobierno con sede en las ciudades de
Tobruk y Al Baida, al este del país, y presidido por Abdulá al Thini. Cuenta
con la Cámara de Representantes, el Parlamento elegido en las elecciones de
junio de 2014. Recientemente, este bando se ha fusionado formalmente con “Operación Dignidad”, el grupo que
responde a la conducción del general Jalifa Haffar. También forman parte de
esta coalición moderada las milicias de la ciudad de Zintán, situada al Oeste,
las cuales, antes controlaban Trípoli y su aeropuerto internacional junto con
los guardias “federalistas” de las
instalaciones petrolíferas conducidas por Ibrahim Jadran.
Los dos bandos tienen posiciones diametralmente
opuestas. Los que tienen su sede en Tobruk proclaman que están luchando contra
los terroristas islamistas, mientras que los instalados en Trípoli afirman que
lo hacen contra los residuos del régimen de Gadafi.
Ante la falta de una autoridad central, el país ha
sufrido cada vez más la actividad terrorista de grupos como el Estado Islámico
o milicianos vinculados a Al Qaeda y se ha convertido en un baluarte para los
traficantes de personas.
Este choque de intereses y rivalidades tribales y
políticas ha provocado la muerte de unas tres mil personas tan sólo en 2014, a
los que se suman otros cuatrocientos mil libios desplazados (de una población
total de seis millones de habitantes) y a un incierto número de desaparecidos,
a menudos víctimas de la violencia política.
EL ACUERDO DE PAZ
Las facciones libias que participan en las
negociaciones de Shkirat, han suscripto finalmente un acuerdo de paz. Para
elegir un primer ministro y los demás miembros necesarios para formar un gobierno
de unidad nacional. El texto del borrador contempla que los miembros de las
milicias se integraran en las instituciones civiles y militares del gobierno, y
se les ofrecerán oportunidades “para
tener una vida decente, según un calendario y un plan claros”, señaló
Bernardino León.
El acuerdo de paz fue suscripto por los parlamentarios
del gobierno con reconocimiento internacional de Libia, con sede en la ciudad
portuaria oriental de Tobruk, los alcaldes de algunas de las ciudades más
importantes del país como Misrata, Trípoli Central, Sebha y Zliten, y por
figuras políticas como el líder del Partido Justicia y Construcción, Hafez
Ghadur Hafez, en nombre de la Alianza de Fuerzas Nacionales y las milicias de
Misrata, la principal fuerza armada del país.
Aunque el grupo que se denomina Congreso General
Nacional, el gobierno no reconocido internacionalmente con sede en la ciudad de
Tripoli, se negó a suscribirlo al discrepar con partes sustanciales del
documento. “Todavía formamos parte del
diálogo, pero no entendemos realmente porque se han apresurado a firmar antes
de que todas las partes estén de acuerdo”, dijo Mowafaq Hawas, un
representante del GNC en Marruecos.
El acto de firma se desarrolló en presencia del
ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de Marruecos, Salaheddine
Mezouar, y los presidentes de las dos Cámaras de Parlamento marroquí,
respectivamente Rachid Rachid Talbi Alami y Mohamed Cheikh Biadillah, el
Representante Especial del Secretario General de la ONU, Bernardino León y
varios embajadores extranjeros como observadores. En la oportunidad Bernardino
León señaló que: “Ahora es cuestión de
tiempo para que el Congreso General Nacional de Trípoli se sume al proyecto.”
Agregando: “El acuerdo de Skhirat ha sido
posible gracias a la contribución de muchos libios que han trabajado en el seno
de estos grupos de trabajo y en otros grupos, pero también gracias al país
anfitrión. Marruecos, que desempeñó un papel muy importante que no es solo un
papel de acogida sino también un papel de apoyo político activo. Es una
colaboración muy importante entre Marruecos y la misión de la ONU”,
subrayando que “en la epata siguiente,
las partes van a trabajar sobre aspectos complejos que son la formación de un
gobierno de unidad nacional, la negociación de los anexos al acuerdo y sobre
todo la implicación de los grupos armados, el ejército libio y las milicias.”
Por su parte, al subrayar que los resultados del
actual proceso de paz son producto de la intensa y armónica colaboración entre
Marruecos y la ONU, el ministro Salaheddine Mezouar aseguró que el Reino alauí
permanecerá movilizado para garantizar la estabilidad de Libia y su integración
al contexto magrebí.
REPERCUSIONES
INTERNACIONALES
El Acuerdo de
Skhirat recibió un amplio y explicito apoyo por los gobiernos de diversos
Estados y organismos internacionales. El portavoz del Departamento de Estado de
los EE. UU., John Kirby, por ejemplo, declaró: “Expresamos nuestro rotundo agradecimiento al Reino de Marruecos por su
liderazgo y por albergar las negociaciones celebradas bajo la égida de las
Naciones Unidas, así como a todos los participantes en ese proceso”.
Agregando: “El acuerdo alcanzado ofrece
al pueblo libio la mejor vía hacia la paz y la estabilidad, y llamamos a todos
los libios a unirse hoy y a apoyar este acuerdo para el bien de su país y el
futuro común de los libios”.
La Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos
Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, manifestó: “Quiero agradecer al Representante Especial
del Secretario General de la ONU para Libia, Bernardino León, por sus esfuerzos
constantes para reunir a las partes sobre un acuerdo, y al gobierno de
Marruecos por su apoyo al proceso de la ONU de diálogo”.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurente
Fabius, expresó en un comunicado que: “Saludamos
el trabajo llevado a cabo por el Representante Especial de las Naciones Unidas,
Bernardino León y expresamos nuestro agradecimiento a Marruecos por acoger
estas negociaciones”.
En similar forma expresaron su apoyo los gobiernos de
Alemania, Arabía Saudí, Canadá, España, Italia, Portugal, Qatar, Reino Unido,
Rusia y Turquía, así como la Secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE,
Carmen Chacón.
CRECE EL ROL INTERNACIONAL DE
MARRUECOS
Con el éxito logrado en la solución de la crisis
libia, una vez más se hace evidente el liderazgo que el Reino de Marruecos ejerce
no sólo en la región del Magreb sino también en todo el continente africano.
Al contribuir a pacificar Libia, Marruecos ha
contribuido sustancialmente a estabilizar tanto la región del Magreb como al
resto de África, a atenuar el drama humanitario de los refugiados que
diariamente arriesgan su vida partiendo desde las costas libias hacia Europa y
a reducir el flujo de armas y combatientes que alimentan otros conflictos
africanos.
Es evidente, que Marruecos constituye el único
interlocutor confiable para las potencias occidentales en África. Así lo
demuestran las misiones que cada día más se le confían a la diplomacia
marroquí, como la designación al frente de la Tercera Comisión de la Asamblea
General de Naciones Unidas, la elección del país para albergar importantes
eventos de la política internacional, al interponer sus buenos oficios para
buscar soluciones a los conflictos en otros estados, etc. A ello se suma la
activa diplomacia y el claro liderazgo que el Rey Mohammed VI desarrolla, cada
día más, ante otros gobiernos africanos y sus esfuerzos por lograr la unidad
del Magreb árabe.
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