La ratificación del apoyo
estadounidense a la propuesta de negociación de un Plan de Autonomía propuesta
por el Reino de Marruecos confirma el éxito de la diplomacia estratégica del
rey Mohammed VI
Contenido:
En
una nueva demostración de su alianza estratégica con Marruecos, el presidente
de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó esta semana el reconocimiento oficial
de su país a la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y respaldó
explícitamente el Plan de Autonomía propuesto por Rabat como “única base” para
una solución justa y duradera del prolongado conflicto en el territorio. El
gesto de Trump, enmarcado en un mensaje personal dirigido al rey Mohammed VI
con motivo de la Fiesta del Trono, no es sólo una señal diplomática: es la
consolidación de un giro histórico en la posición estadounidense, iniciado
durante su primer mandato y ahora reiterado en su segundo.
El
mensaje, difundido por la agencia oficial MAP, subraya que la propuesta
marroquí —seria, creíble y realista— es vista por Washington como el único
camino viable para resolver una disputa que lleva décadas estancada en los
pasillos de la ONU. El respaldo estadounidense se inscribe en una política más
amplia de cooperación con Marruecos en materia de seguridad, lucha contra el
terrorismo, comercio y estabilidad regional, especialmente a través de los
Acuerdos de Abraham firmados en 2020, que Rabat suscribió a cambio del
reconocimiento estadounidense de su soberanía sobre el Sáhara.
“Juntos,
trabajamos para avanzar nuestras prioridades comunes en favor de la paz y la
seguridad en la región, basándonos particularmente en los Acuerdos de Abraham,
combatiendo el terrorismo y ampliando la cooperación comercial que beneficia
tanto a estadounidenses como a marroquíes”,
expresó Trump en su misiva, en un tono que refuerza la alianza bilateral como
una de las más sólidas del norte de África.
Estrategia
de Estado
El
reconocimiento de Estados Unidos no es fruto de un azar político ni de una
coyuntura regional favorable. Es el resultado de una estrategia diplomática
sostenida durante más de dos décadas por el rey Mohammed VI, quien ha colocado
la cuestión del Sáhara en el centro de su política exterior. Desde la
presentación en 2007 del Plan de Autonomía ante Naciones Unidas —que propone un
autogobierno limitado para la región bajo soberanía marroquí— Rabat ha
movilizado todos sus recursos diplomáticos para sumar apoyos internacionales.
Esa
estrategia, construida sobre un equilibrio entre pragmatismo y firmeza, ha dado
frutos tangibles. En los últimos años, potencias como Francia, España,
Alemania, Reino Unido, Portugal e Israel se han sumado al respaldo de la
propuesta de autonomía. En junio pasado, Londres se convirtió en el tercer
miembro permanente del Consejo de Seguridad, después de Estados Unidos y
Francia, en respaldar explícitamente la propuesta marroquí.
Contrastes
y bloqueos
Frente
a ese creciente apoyo internacional, el Frente Polisario —con respaldo de
Argelia— mantiene su exigencia de un referéndum de autodeterminación,
considerado cada vez más inviable por las principales capitales. El plan del
Polisario, basado en el alto el fuego de 1991 promovido por la ONU, ha
tropezado reiteradamente con desacuerdos sobre el censo electoral y la
inclusión de pobladores marroquíes no saharauis. Mientras tanto, miles de
saharauis siguen viviendo en condiciones precarias en los infames campamentos
de refugiados de Tinduf, administrados por el Frente Polisario en territorio
argelino.
El
rey Mohammed VI ha insistido en varias ocasiones en que el referéndum “ya no
es una opción realista” y ha exhortado a Naciones Unidas a “asumir su
responsabilidad” ante el bloqueo del proceso político. La última
intervención del monarca durante la Fiesta del Trono reafirmó esa postura, al
tiempo que agradeció “el creciente apoyo internacional” a la propuesta
marroquí. La respuesta de Trump no se hizo esperar.
Un
aliado insustituible
El
gesto del mandatario estadounidense no sólo ratifica una continuidad en la
política de Washington respecto al Magreb, sino que confirma a Marruecos como
un socio insustituible para Estados Unidos en la región. La posición
geoestratégica del reino, su estabilidad interna, su impactante desarrollo
industrial y comercial, su colaboración activa en la lucha antiterrorista y su
voluntad de estrechar lazos con Israel, lo colocan como un pivote clave en el
norte de África.
En
un contexto internacional marcado por la fragmentación de alianzas, la
reafirmación del respaldo de Trump a la marroquinidad del Sáhara reviste una
importancia singular. No se trata de un mero acto simbólico, sino de un acto de
reconocimiento político que legitima una propuesta avalada ya por buena parte
de las democracias occidentales.
La
diplomacia marroquí, guiada por la visión del rey Mohammed VI, cosecha así un
nuevo triunfo que refuerza su posición en el tablero internacional y deja cada
vez más aisladas las posiciones maximalistas del Frente Polisario y sus aliados
regionales.
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