domingo, 9 de marzo de 2025

Siria el conflicto sin fin


El conflicto en Siria, que comenzó hace más de una década, sigue devastando al país. La situación actual es una combinación de violencia sectaria, inestabilidad política y una nueva y alarmante crisis humanitaria que incrementan las cada vez más frecuentes violaciones a los derechos humanos.  

Los combates y la violencia sectaria

Mientras que la atención mundial se centra en los conflictos de Ucrania y Gaza, desde diciembre de 2024, Siria se ha convertido en el epicentro de intensos enfrentamientos armados entre las nuevas autoridades lideradas por Ahmed Al-Sharaa y las fuerzas leales al derrocado Bashar al-Assad. La costa siria y las regiones de Latakia y Tartús han sido particularmente afectadas por una ola de represión contra la minoría alauita, resultando en la ejecución de más de 745 civiles de la minoría alauita a manos de las fuerzas de seguridad y combatientes progubernamentales.

En un país de 185.000 kilómetros cuadrados, sus veinticuatro millones de habitantes están distribuidos en varias comunidades -los suníesson la mayoría, pero también están presentes los kurdos, cristinos, drusos, etc.-. Los alauitas, componen el 9% de la población, pero estuvieron fuertemente representados en el aparato militar y de seguridad del clan Al-Assad, que durante más de medio siglo, primero con Hafez y luego con Bashar, gobernó el país en forma dictatorial bajo un régimen policial.

Los ataques de venganza han dejado un saldo de más de 1.018 muertos, incluyendo 273 combatientes leales al exdictador Bashar Al-Assad y miembros de las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha calificado estos eventos como “masacres sectarias” y ha denunciado la existencia de ejecuciones sumarias, saqueos y torturas a civiles alauitas.

En paralelo, el Ejército sirio ha llevado a cabo operativos militares para sofocar los levantamientos insurgentes en la costa, cerrando rutas y arrestando a presuntos responsables de los enfrentamientos. Sin embargo, la seguridad en estas regiones sigue siendo precaria.

Grupos en lucha: Una guerra fragmentada

Siria sigue dividida entre múltiples facciones armadas, cada una con diferentes alianzas e intereses:

  • Gobierno de Ahmed Al-Sharaa: Instalado en diciembre de 2024 tras derrocar a Bashar al-Assad, su administración está respaldada por grupos islamistas como Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Sin embargo, enfrenta resistencia de los sectores alauitas y otras minorías.
  • Fuerzas leales a Bashar Al-Assad: Aunque el exdictador fue depuesto, grupos armados leales a su régimen continúan operando en la costa siria y en algunas regiones montañosas, llevando a cabo ataques contra las nuevas autoridades.
  • Milicias kurdas: las fuerzas de la minoría kurda en Siria controlan el noreste del país y mantienen una relación tensa con el gobierno de Damasco y las fuerzas turcas.
  • ISIS y otros grupos extremistas: A pesar de su debilitamiento, las milicias yihadistas del Estado Islámico (ISIS o Daesh) siguen activas en ciertas regiones, operando como una insurgencia clandestina.

Siria al borde del colapso

El conflicto desatado con la Primavera Árabe de 2011 ha dejado un impacto devastador en la población, 618.000 personas murieron y otras 113.000 figuran como desaparecidas. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que Siria ha retrocedido cuatro décadas en términos de progreso económico y social. A este ritmo, la recuperación total podría demandar hasta 55 años. Es decir, que solo alcanzará el nivel de PBI previo al estallido del conflicto en 2080.

  • Pobreza extrema: desde el comienzo de la violencia la pobreza pasó del 33% al 90% de los y la pobreza extrema de 11 al 66% en pobreza extrema.
  • Desplazamiento masivo: Un total de 4,8 millones de ciudadanos sirios han huido del país, especialmente a países limítrofes, mientras que otros viven en condiciones precarias dentro de Siria. Una cuarta parte de la población se encuentra desempleada, es decir, que la desocupación se triplicó a causa del conflicto. Tres de cada cuatro personas dependen de ayuda humanitaria y necesitan de asistencia para satisfacer sus necesidades básicas en materia de salud, alimentación, acceso al agua potable, energía y vivienda.
  • Infraestructura destruida: Según algunas estimaciones, los daños ocasionados por el conflicto ascienden a 800.000 millones de dólares. La guerra ha dañado gravemente la red de salud, educación y energía. La producción eléctrica ha caído un 80% y la mitad de la población no tiene acceso a agua potable. Casi un tercio de las viviendas fueron destruidas o gravemente dañadas. Las carencias de vivienda afectan a 5,7 millones de sirios.
  • Educación en crisis: Entre el 40% y 50% de los niños no asisten a la escuela.

Respuesta internacional y desafíos futuros

Las violaciones a los derechos humanos se han convertido en algo frecuente en Siria desde el comienzo de la Primavera Árabe, en 2011, pero se han incrementado desde la toma del poder por las fuerzas islamistas de Ahmed Al-Sharaa, que en pocos meses han acumulado 9.000 presos políticos, muchos de ellos con paradero desconocido.

La comunidad internacional ha condenado las violaciones de derechos humanos en Siria, pero las acciones concretas siguen siendo limitadas. Naciones Unidas ha instado a todas las partes a respetar el derecho internacional y a permitir el acceso humanitario, mientras que la Comisión de Investigación de la ONU para Siria ha pedido investigaciones sobre las recientes masacres.

A nivel diplomático, Rusia sigue apoyando al régimen de Damasco, mientras que Turquía respalda a los insurgentes en el norte. Irán ha desplegado milicias para ayudar a estabilizar el gobierno de Al-Sharaa, mientras que Estados Unidos mantiene una presencia limitada en apoyo a las fuerzas kurdas.

El conflicto sirio sigue sin una solución clara. Con un país fragmentado, una población empobrecida y la presencia de múltiples actores armados, la estabilidad parece lejana. Mientras tanto, los sirios continúan sufriendo las consecuencias de una guerra que parece no tener fin, ante la indiferencia de la comunidad internacional.

 

martes, 4 de marzo de 2025

El Reino de Marruecos diversifica sus alianzas diplomáticas por tres continentes


Nuevos acuerdos diplomáticos han permitido al Reino de Marruecos diversificar sus alianzas diplomáticas y cosechar nuevos apoyos para su Propuesta de Negociación de un Plan de Autonomía para la región del Sáhara.

En un contexto internacional complejo marcado por las tensiones en Europa por la guerra entre Ucrania y Rusia y en Medio Oriente por el conflicto abierto en Gaza entre Israel y Hamas, el Reino de Marruecos ha fortalecido su posición diplomática en la cuestión del Sáhara sumando cada día nuevos apoyos. Las últimas adhesiones a la Propuesta de Autonomía provienen países clave de Europa, Asia Central y África: Albania, Kazajstán y Cabo Verde.

Estos recientes reconocimientos reafirman la solidez del Plan de Autonomía presentado por el Reino en 2007 como una solución sería, posible y creíble para la resolución de este conflicto artificial que desde hace medio siglo ha incrementado las tensiones en la región del Magreb.

 

Albania: Un socio estratégico en Europa

El respaldo de Albania, único país musulmán de Europa, a la iniciativa marroquí se oficializó en Rabat a través de una Declaración Conjunta firmada por el ministro de Europa y Asuntos Exteriores de Albania, Igli Hasani, y su homólogo marroquí, Nasser Bourita. Albania reconoció la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos y destacó los esfuerzos serios y creíbles del Reino dentro del marco de las Naciones Unidas para alcanzar una solución mutuamente aceptable.

En este mismo contexto, el ministro Igli Hasani expresó su gran interés por la Iniciativa Internacional del Rey Mohammed VI destinada a facilitar el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico, como una propuesta valiosa y concreta para impulsar el desarrollo de los países de la región y combatir el narcotráfico y el terrorismo en la franja central de África.

Asimismo, elogió las profundas reformas emprendidas por Marruecos en las últimas dos décadas bajo el liderazgo del Rey Mohammed VI señalando sus aportes a la paz, la estabilidad, la seguridad y el desarrollo de África.

Kazajstán refuerza el respaldo al Plan de Autonomía

Desde Asia Central, el Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores de Kazajstán, Murat Nurtleu, manifestó el apoyo inequívoco de su país a la soberanía y la integridad territorial del Reino de Marruecos. En una declaración conjunta, Kazajstán destacó el Plan de Autonomía como una base seria y creíble para lograr una solución política al conflicto del Sáhara.

Kazajstán valoró altamente los esfuerzos del Secretario General de la ONU y su Enviado Personal en el marco de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad. Este respaldo refuerza los logros diplomáticos de Marruecos y consolida el reconocimiento internacional de la propuesta marroquí como la única vía viable para resolver el diferendo en el Sáhara.

 

Cabo Verde: una alianza estratégica en África

Por su parte, Cabo Verde reafirmó su compromiso con el fortalecimiento de las relaciones bilaterales con Marruecos y la promoción de una asociación estratégica basada en el respeto mutuo y la cooperación económica. Durante un encuentro en Rabat entre el ministro de Asuntos Exteriores de Cabo Verde, José Filomeno de Carvalho Días Monteiro, y Nasser Bourita, ambas partes destacaron la importancia de mejorar el clima de negocios y fomentar la inversión a través de una colaboración económica reforzada.

En este marco, se acordó organizar una semana de promoción económica en ambos países durante el segundo semestre de 2025, con el objetivo de fortalecer los intercambios comerciales y favorecer la cooperación en sectores clave como el turismo, la formación profesional, los servicios financieros y la gestión portuaria.

 

El liderazgo del Rey Mohammed VI en la política exterior marroquí

Los avances diplomáticos recientes son el reflejo de las altas directivas emanadas del Rey Mohammed VI, cuyo liderazgo ha sido determinante en la consolidación de Marruecos como un actor clave en la escena internacional. Gracias a su visión estratégica, el Reino ha logrado establecer un poderoso entramado geopolítico donde son piezas claves sus asociaciones estratégicas con los Estados Unidos, España y Francia, además de los hermanos países árabes.

Logrando Marruecos en esta forma obtener un creciente reconocimiento de su propuesta de autonomía y ha fortalecido su influencia en diversas regiones del mundo.

La resolución 2756 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada en octubre de 2024, ratificó la seriedad y credibilidad de la Iniciativa de Autonomía, consolidando el formato de la mesa de negociaciones como único marco para el proceso político liderado por las Naciones Unidas. Esta resolución refuerza aún más la posición de Marruecos en la defensa de su soberanía e integridad territorial.

Con el respaldo de Albania, Kazajstán y Cabo Verde, naciones musulmanas de tres continentes, el Reino de Marruecos continúa cosechando éxitos diplomáticos que refuerzan su liderazgo en la región y su papel como garante de la estabilidad y el desarrollo económico en África y más allá.

Mientras tanto, Argelia, su vecino del Magreb y rival geopolítico, sigue atado a antiguas y obsoletas alianzas diplomáticas, forjadas en tiempos de la Guerra Fría, que limitan su protagonismo internacional y que ni siquiera le han servido para ingresar al club de los BRICS. Mucho menos para liderar en el continente africano.

El Frente Polisario, por su parte, sujeto a la tutela de Argelia y sin ninguna propuesta que aportar después de medio siglo a la solución del diferendo en el Sáhara, languidece en una prolongada agonía incentivada por la pérdida de apoyos internacionales y por la exitosa competencia por la representación de la minoría saharaui de Tinduf que le esta planteando cada vez con mayor éxito el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP).

El MSP, nacido tal solo hace cinco años y formado por disidentes del Frente Polisario y figuras destacadas en el exilio, presenta una vía más racional y pacífica para la búsqueda del diálogo y el entendimiento con Marruecos, aceptando la Iniciativa de un Plan de Autonomía para la Región del Sáhara, presentada por el Reino ante Naciones Unidas en 2007, tal como mencionáramos al comienzo, que es considerada internacionalmente como la única solución justa, posible y honorable para sacar a este diferendo de la agenda internacional.

 

lunes, 3 de marzo de 2025

DISERTACIÓN DEL DR. AGOZINO EN AL TERCERA CONFERENCIA INTERNACIONAL POR EL DIÁLOGO Y LA PAZ EN EL SÁHARA OCCIDENTAL



El Movimiento Saharaui para la Paz ha organizado la Tercera Conferencia Internacional para el Diálogo y la Paz en el Sáhara Occidental, en la ciudad Las Palmas de Gran Canaria, España, el 27 de febrero de 2023 con el objetivo de consolidar su impulso diplomático y político del movimiento tras su ingreso en la Internacional Socialista. L encuentro reunió a un amplio panel de personalidades influyentes provenientes del mundo político, diplomático y asociativo, que ilustra el creciente impacto del MSP en la escena diplomática internacional, y el interés cada vez mayor que genera su enfoque pragmático y pacifista como una alternativa creíble al Polisario.

 

Señores invitados especiales, honorables notables del pueblo saharaui, miembros del Movimiento Saharaui por la Paz, señoras y señores: debo comenzar por agradecer a mi estimado amigo el Primer Secretario Hach Ahmed Bericalla por haberme invitado, una vez más, a participar en estas conferencias en que se busca la paz y una solución justa y honorable para el Conflicto en el Sáhara.

Como Director del Instituto Argentino de Estudios Geoestratégicos y analista internacional debo comenzar por pedir disculpas al atreverme a opinar sobre el Conflicto del Sáhara sin ser saharaui ni marroquí.

La única excusa posible, es el hecho de haber dedicado los últimos quince años de mi vida a estudiar todo lo que rodea a este conflicto un tanto artificial y en el que se han visto involucrados los saharauis sin desearlo, por encontrarse en la encrucijada de los intereses geopolíticos de Marruecos y Argelia.

El Conflicto del Sáhara nace de la apropiación imperialista que realizaron a comienzos del siglo XX, los países europeos en el Norte de África y, más tarde, de un proceso de descolonización imperfecto afectado por los intereses de las grandes superpotencias, y sus representantes locales, en el marco de la Guerra Fría.

En este proceso, tanto Marruecos como los saharauis han sido víctimas de las aspiraciones geopolíticas de otros países y han pagado con la sangre de sus mártires el quedar en el medio de los intereses de otros.

Si bien no debemos olvidar las causas, los padecimientos sufridos por los involucrados y los mártires que han quedado en el camino, de nada sirve buscar respuestas en el pasado porque allí solo se hallarán motivos para el desencuentro.

Lo cierto, es que el Conflicto en el Sáhara lleva cincuenta años de parálisis y las viejas fórmulas, a las que insistentemente se aferra la dirigencia del Frente Polisario, han demostrado que son estériles, utópicas y nunca se aplicarán.

Mientras el Polisario, pierde día a día presencia internacional y aliados, su dirigencia ha entrado en un estado de irrealidad donde, insólitamente, llama a una guerra absurda, dada la disparidad de medios y poderío militar entre ambos contendientes, e insistentemente demanda la realización de un referéndum impracticable, que hasta las Naciones Unidas han descartado.

El Movimiento Saharaui para la Paz, en tan solo cinco años de creado se ha instalado internacionalmente como una nueva alternativa de representación de los deseos de autogobierno de la minoría saharaui de Tinduf. He  incluso ha logrado integrase a la Internacional Socialista.

El Reino de Marruecos, por su parte, construyó una poderosa red de apoyos internacionales que reconocen su soberanía sobre el Sáhara y que ahora se ve reforzada por el retorno del presidente Donald Trump a la Casa Blanca. El mismo presidente que en 2020, convirtió a los Estados Unidos en el primer país en reconocer la plena soberanía marroquí sobre el territorio en disputa.

Desde 2020, ha corrido mucha agua bajo el puente y toda la corriente, es imposible no reconocerlo, ha sido en favor de Marruecos.

Frente a la amenaza de que el Diferendo del Sáhara salga de la agenda internacional, y de que la presencia de los saharauis en los campamentos de Tinduf se eternice, no hay muchas alternativas.

Solo resta un acto de audaz realismo. Reconocer la situación y apelar al diálogo y la negociación. Marruecos ha tendido generosamente la mano con su propuesta, de 2007, para la Negociación de un Régimen de Autonomía en la Región del Sáhara que constituye una alternativa justa, realista y posible para solucionar el Conflicto. Es una oportunidad para encontrar una solución negociada y honorables que, creo, los saharauis no deberían dejar pasar.

En este proceso nadie representa mejor los deseos e intereses de los saharauis que el Movimiento Saharaui para la Paz.

Es necesario de que la dirigencia del Frente Polisario reconozca –o los saharauis se lo hagan reconocer- que los tiempos han cambiado. Qué el Muro de Berlín ha caído y que el modelo soviético de repúblicas populares, como la que utópicamente han pretendido instalar en el Sáhara, es algo perimido, un rezago del pasado del que es necesario desprenderse.

El Frente Polisario es el símbolo de un pasado que para algunos puede ser heroico pero que solo ha conducido a sacrificios y frustraciones. El Movimiento Saharaui para la Paz, en cambio, constituye la esperanza de un futuro mejor, con autonomía y en paz.

La situación imperante requiere de ideas innovadoras, de otras alianzas internacionales y de actores nuevos. Es un momento propicio para que los saharauis demuestren todo su potencial creativo, su paciencia, realismo y vocación negociadora para forjarse su destino en paz corriendo la actual página de la historia.

La creación del Movimiento Saharaui para la Paz ha roto definitivamente con el monopolio de la representación de los saharauis que pretendía ejercer el Frente Polisario y ha aportado precisamente una visión más realista sobre el conflicto.

Es por ello que Naciones Unidas debe incluir en cualquier negociación a los representantes del Movimiento Saharaui por la Paz si desea avanzar hacia una solución realista y posible.

Por eso, desde el Comité Internacional para el Diálogo y la Paz apoyamos sin dudarlo a las iniciativas del Movimiento Saharaui para la Paz y la incansable labor de su primer secretario Hach Ahmed en búsqueda de una solución honorable.

El Movimiento Saharaui para la Paz está llamado a ser un actor central en el proceso de construcción de una autonomía en el Sáhara y para ello deberá captar la mayor cantidad de voluntades entre los saharauis que quieren la paz y aspiran a futuro de progreso y al retorno a su hogar ancestral.

No podemos engañarnos, la tarea es monumental, deberán conciliarse los intereses de aquellos saharauis que han permanecido en el territorio y los de aquellos que retornan. Habrá incluso aquellos que se resistan a deponer las armas, como en cualquier proceso de paz. Será necesario conformar un nuevo gobierno local y otra normatividad que respete los intereses y las tradiciones saharauis y al mismo tiempo concilie con los derechos del Estado marroquí.

En este arduo proceso, incluso deberá evitarse que algunos descontentos encuentren una excusa para radicalizarse y apelar a la violencia.

Pero, el paso más difícil será lograr que Argelia deje de aprovechar las necesidades, y el infortunio de los saharauis para satisfacer sus deseos de antagonizar con Marruecos e impulsar sus intereses geopolíticos en el Norte de África.

Sin duda, inevitablemente en esta negociación surgirán desacuerdos y conflictos que desafiarán la vocación de las partes por el diálogo y la paz. Pero, no existe más alternativa que el diálogo y la tolerancia de las diversidades si buscamos la paz.

Estas son tan solo algunas breves reflexiones de un observador que busca la paz y lo mejor para sus amigos saharauis.

Nuevamente, agradezco su paciencia y tolerancia a la impertinencia de un extranjero de opinar sobre el destino de un país y un pueblo que no es el suyo.

  

Muchas gracias.