La República
Bolivariana de Venezuela, en un acto de agresión sin precedentes en Sudamérica,
se apronta a anexarse la región del Esequibo, un territorio y una zona
económica exclusiva en agua del Atlántico rica en recursos naturales, que
constituye las dos terceras partes de la superficie de la República Cooperativa
de Guyana.
De dictadores y políticas aventureras
El recientemente fallecido geopolítico estadounidense
Henry Kissinger escribió en su libro Política exterior americana, que los
gobiernos totalitarios cuando enfrentan problemas domésticos asumen lo que él
denomina “políticas internacionales aventureras” que desafían el orden
internacional como una forma de cohesionar su frente interno.
Un ejemplo de esta afirmación de Kissinger, podría ser
la invasión a las Islas Malvinas por parte del gobierno de facto de Argentina,
en 1982. En esa ocasión, los militares pretendieron aprovechar una legítima “causa
nacional”, que calaba hondo en los sentimientos nacionalistas del pueblo
argentino, para que se olvidará la salvaje represión desatada años atrás.
Ahora, es el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, en
Venezuela, que enfrenta serios cuestionamientos de parte de la población, por
la desastrosa situación interna de empobrecimiento generalizado, inflación
desbocada y desabastecimiento de productos esenciales, y que deberá afrontar en
el primer semestre de 2024 elecciones presidenciales; quien apela a las “políticas
aventureras”.
Maduro puede creer que, un contexto internacional
monopolizado por la invasión rusa a Ucrania y el ataque genocida de los
terroristas de Hamas contra Israel, le abre una ventana de oportunidad para que
un acto de agresión y una anexión territorial ilegal quede impune.
En este caso, la “causa nacional” a la que ha
apelado la dictadura chavista es la anexión de la región del Esequibo. Un
territorio perteneciente a la antigua colonia británica de Guyana que Venezuela
reclama desde hace más de un siglo y que ahora, después de que, recientemente, allí
se descubrieran importantes recursos petroleros, gasíferos, minerales y de
flora y fauna; parece querer anexarse por la fuerza.
En este proceso la víctima es la antigua colonia
británica, independizada en 1966, la República Cooperativa de Guyana, un país
que limita al norte con el océano Atlántico, al este con Surinam, al oeste con
Venezuela y Brasil y al sur con Brasil.
Guyana se transformó en los últimos
años en una suerte de Kuwait sudamericano. En 2015,
un consorcio petrolero internacional encabezado por la empresa estadounidense
Exxon Mobil anunció el descubrimiento de un primer yacimiento en el océano
Atlántico. Guyana dio entonces el aval a ExxonMobil para extraer petróleo.
Según los cálculos
preliminares, el yacimiento contendría un caudal de petróleo y gas doce veces
más valioso que toda la producción económica del país. En ese momento Exxon
Mobile anunció que el pozo Liza-1 podría albergar el equivalente a más de 700
millones de barriles de petróleo.
En mayo de 2023, las
estadounidenses Exxon Mobil y Hess y la china CNOOC reportaron ganancias por
US$ 5.800 millones, en 2022, por cuenta de la producción de petróleo frente a
las costas de Guyana, reportó Reuters.
Poco antes, en un informe
de julio de 2022, la consultora Rystad Energy afirmó que la producción de
petróleo y gas de Guyana se realizaba a toda marcha, y que los ingresos
gubernamentales provenientes de la producción nacional podrían acercarse a los
US$ 7.500 millones anuales, en 2030.
En los últimos veinte
años, el PBI per cápita de Guyana ascendió de US$ 955, en 2002, a US$ 18.989,
en 2022, según datos del Banco Mundial.
Guyana, que
anteriormente carecía de petróleo y formaba parte de los acuerdos de suministro
de petróleo subvencionado aportado por Venezuela, pasó a producir miles de
barriles de petróleo y las perspectivas son aún mejores, de acuerdo con los
estimados del presidente Irfaan Alí.
“La cuenta corriente
de la balanza de pagos aumentó gracias a la exportación de crudo, que en 2020
representó el 41% de las exportaciones”,
según un informe de la Organización Mundial del Comercio, de enero de
2022.
La consultora en
inteligencia de negocios Rystad Energy, estima que Guyana recaudará U$S 4.200
millones de dólares anuales hasta 2025 y que para el año 2040, puede lograr ganancias
de U$S 157.000 millones de dólares. La proyección es muy ambiciosa: se prevé
que Guyana produzca 1,7 millones de barriles de petróleo por día para 2035, lo
que podría ponerla entre los primeros puestos de la lista de los mayores
productores mundiales de petróleo en alta mar, superando a Estados Unidos.
México y Noruega, según esta firma.
Los
inesperados hallazgos han hecho que Guyana, un país de 800.000 habitantes, se
convierta en una de las economías de mayor crecimiento en el mundo y se espera que
su PBI crezca 25% este año, tras haberse expandido 57,8% en 2022.
El Esequibo y sus
riquezas
Venezuela le reclama a Guyana la
región del Esequibo, que se
encuentra en pleno corazón del Escudo Guayanés, un área geográfica de 159.543
kilómetros cuadrados -similar a la extensión de Portugal, Grecia o Cuba- al
noreste de América del Sur que, que constituye las dos terceras partes de su
territorio comprendido en seis de los nueve departamentos del país, además de
ser una de las formaciones más antiguas de la Tierra, es rica en recursos
naturales y minerales.
Según el
geógrafo venezolano Reybert Carrillo, el territorio comparte características
similares con su vecino Arco Minero del Orinoco, un área de explotación de más
de 111.800 kilómetros cuadrados donde se hallan grandes reservas de oro, cobre,
diamantes, hierro, bauxita, uranio y aluminio, entre otros minerales.
En el Esequibo
se encuentra la mina de oro Omai, una de las más grandes del Escudo Guayanés y
una de las mayores fuentes de ingresos de Guyana. Sólo entre 1993 y 2005 Omai
produjo más de 3,7 millones de onzas de oro. A principios de 2002, se
detectaron unos 1,6 millones de onzas de oro en una veta conocida como “Wenot”.
Pero en las
aguas territoriales de la zona en disputa también se encuentra una inmensa
riqueza petrolera.
Desde 2015
hasta la fecha, el consorcio internacional formado por Exxon Mobil (45%),
Chevron (que en octubre de 2023 adquirió a Hess Corporation y su 30%) y la
china CNOCC (25%) han realizado 46 descubrimientos que han elevado las reservas
de petróleo de Guyana a alrededor de 11.000 millones de barriles, lo que
representan cerca de 0,6% del total mundial.
La mayoría de
las reservas se encuentran en un bloque de petróleo y gas de 26.000 kilómetros
cuadrados conocido como “Stabroek”, frente a la costa atlántica del
país, que se encuentra parcialmente en aguas territoriales de la región reclamada
por Venezuela.
Las aguas de
Guyana también albergan grandes reservas de gas, aunque la mayoría se encuentra
en el sureste del bloque Stabroek, cerca de la frontera con Suriman. Estas
reservas gasíferas han sido estimadas en 17 billones de pies cúbicos.
Además de los
recursos minerales, el Esequibo cuenta con importantes recursos hídricos. “Hay
una extensa red de ríos como Cuyuní, Mazaruní, Kuyuwini, Potaro, Rupununi”,
explica el geógrafo Temitope Oyedotun, de la Universidad de Guyana.
Hay ríos como
el Potaro, de 225 kilómetros de extensión, que alberga una gran variedad de
fauna ictícola y nueve cascadas, algunas de hasta doscientos metros, como las
Kaieteur y las de Tumatumai.
Con una caída
libre de hasta 227 metros, las cataratas Kaieteur son hasta cinco veces más
altas que las del Niágara, ubicadas entre los Estados Unidos y Canadá. Este río tiene además un gran potencial para
generar energía eléctrica.
El origen de
la disputa
La disputa se
remonta al período colonial, en una época en que los mapas eran muy imprecisos
y las fronteras en áreas selváticas imposibles de controlar. En ese período, el
territorio hoy en litigio se encontraba bajo el dominio colonial de los reinos
de España, Holanda e Inglaterra, sin que se establecieran claramente sus
límites.
En 1777, el imperio
español manos de los borbones, fundó la Capitanía General de
Venezuela, que comprendía el territorio del Esequibo. Tras la independencia de
Venezuela, en 1811, esta extensión territorial siguió siendo parte del país
caribeño.
Sin embargo,
en 1814, Gran Bretaña adquirió la Guayana Británica, mediante un tratado con
los Países Bajos. Este acuerdo no especificaba la frontera
occidental para la Guayana Británica, lo que generó un conflicto territorial
con Venezuela.
En 1841, Inglaterra
encargó al naturalista y explorador Robert Shomburgk, miembro de la Real
Sociedad Geográfica, que había explorado y estudiado la flora de la región, a
trazar un mapa con las fronteras de la Guayana británica y los países vecinos,
entre ellos Venezuela.
El resultado de las exploraciones de Schomburgk
fueron los diversos límites provisionales entre la Guayana británica y
Venezuela, siempre más a favor de los intereses británicos conocidas como “las
líneas Schomburgk”, además del límite con la Guayana Neerlandesa (actual
Suriman). Ambos trazados están actualmente bajo litigio internacional antes los
reclamos de Venezuela y Surinam. También impulsó repetidamente la fijación del
límite con Brasil, motivado por sus encuentros con diversas tribus indígenas.
Dicha línea
fronteriza reclamaba cerca de 80.000 kilómetros cuadrados adicionales para la
Guayana Británica. Venezuela, por su parte, rechazó esta demarcación y la
consideró írrita, nula y una violación de su soberanía.
En 1841, el
presidente venezolano José Antonio Páez denunció una presunta expedición
británica en el territorio venezolano desde Guyana y pidió la intervención de
Estados Unidos, apelando a la “Doctrina Monroe”. Washington presionó a
Gran Bretaña para que aceptara someter el caso a un arbitraje internacional. En
1897, ambos países se comprometieron a resolver la disputa en una corte
en Francia.
Dos años más
tarde, en 1899, se dictó el Laudo Arbitral de París, que adjudicó el Esequibo a
Gran Bretaña, siguiendo la “Línea Schomburgk”, con el supuesto
consentimiento de Venezuela.
Pero, en 1949,
comenzaron a surgir evidencias que denunciaban la complicidad entre los delegados
británicos y el jurista Friedrich Martens para fallar en contra de Venezuela.
Finalmente, en 1962,
Venezuela presentó ante las Naciones Unidas una demanda alegando que el laudo
fue resuelto de manera fraudulenta, ya que hubo complicidad entre los delegados
británicos y el juez ruso que determinó el fallo.
El Acuerdo de
Ginebra firmado, en 1966, estableció las bases para resolver pacífica y
negociadamente el conflicto entre Venezuela y el Reino Unido, que se extendería
a Guyana una vez que esta se independizara poco tiempo después. El acuerdo
fijó un plazo de cuatro años para hallar una solución aceptable para las
partes, pero este plazo se ha prorrogado indefinidamente.
Bajo la
mediación del, por entonces, primer ministro de Trinidad y Tobago,
Eric Williams, Venezuela, Guyana y el Reino Unido formalizaron, el 18 de
junio de 1970, el Protocolo de Puerto España. Este acuerdo estableció un lapso
de doce años, a partir de la firma, en el cual “no se procedería con ninguna
reclamación derivada de las disposiciones del artículo 1° del Acuerdo de
Ginebra, y se suspendería el artículo 4° de dicho acuerdo”.
En 1986, ambas
partes recurrieron nuevamente a las Naciones Unidas con el fin de resolver la
disputa, llegando a un consenso sobre la designación de un mediador imparcial.
En esta instancia, se nombraron tres mediadores sucesivos. El último de
ellos, Norman Girvan murió, en 2014, sin haber logrado avances
significativos en la resolución del conflicto territorial.
Años más
tarde, durante el mandato del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), el diferendo
se congeló, debido a las buenas relaciones del líder bolivariano con los
gobernantes de Georgetown, la capital de Guyana.
En 2004,
Chávez sorprendió al declarar que Venezuela no se opondría a ningún proyecto de
Guyana en beneficio de su pueblo, ni a que empresas extranjeras explotaran
recursos en el Esequibo, lo que fue interpretado como una cesión del territorio
por parte de ese país.
“El gobierno
venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el
Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”, dijo Chávez.
“El asunto del
Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y
económicas de los dos países”,
afirmó.
El reclamo de
Venezuela sobre el territorio del Esequibo también se debilitó en el año 2006
en la estrategia internacional del régimen de Chávez de buscar el respaldo de
los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM) en la Organización
de Estados Americanos (OEA) y otros foros regionales.
En 2015, tal
como hemos mencionado, las tensiones escalaron tras el descubrimiento de yacimientos
petrolíferos en la zona marítima del Esequibo por parte de la compañía
estadounidense ExxonMobil, con el respaldo de Guyana. Venezuela protestó por
esta acción y denunció una violación de su soberanía.
Ante la falta
de avances en el mecanismo de buenos oficios de Naciones Unidas, el secretario
general de este organismo, Antonio Guterres, decidió en 2018 remitir el
caso a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que esta se pronunciara
sobre la validez del laudo de 1899.
Guyana aceptó
la decisión de Naciones Unidas y presentó una demanda ante la CIJ,
solicitando que se confirme la validez del laudo y que se declare la soberanía
de Guyana sobre el Esequibo. Venezuela, en cambio, rechazó la decisión de Naciones
Unidas y se negó a participar en el proceso ante la CIJ, alegando que este
tribunal no tiene jurisdicción para intervenir en el caso, y que el único
mecanismo válido es el acuerdo de 1966.
En 2020, la
CIJ inició el proceso para determinar si tiene o no competencia para resolver
el conflicto. En noviembre de ese año, se celebraron audiencias virtuales, en
las que Guyana expuso sus argumentos a favor de la jurisdicción de la CIJ, y
Venezuela presentó una carta reiterando su posición contraria.
Un mes
después, la CIJ dictó una sentencia en la que se declaró competente para
conocer el caso, basándose en la decisión del secretario general de Naciones
Unidas y en el principio de la igualdad soberana de los estados.
También invitó
a las partes a presentar sus alegatos escritos sobre el fondo de la
controversia. Guyana celebró la decisión y anunció que presentaría sus alegatos
en el plazo establecido. Venezuela anunció que no participaría en el proceso,
al considerarlo ilegal e ilegítimo.
En septiembre
de 2023, la Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, convocó a un
referendo con el fin de consultar a los venezolanos sobre si respaldan la
reclamación del Esequibo y si rechazan la actuación de la CIJ.
“¿Apoya usted
la defensa irrenunciable e indivisible de los derechos de soberanía de
Venezuela sobre el territorio de la Guayana Esequiba, y rechaza la pretensión
de la Corte Internacional de Justicia de decidir sobre la controversia
territorial entre Venezuela y Guyana, sin el consentimiento previo y expreso de
ambas partes, tal como lo establece el Acuerdo de Ginebra de 1966?”, es una de las 5 preguntas del
referendo no vinculante que se realizó el domingo 3 de diciembre.
El viernes 1°
de diciembre, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había ordenado al
régimen de Venezuela que se abstuviera de tomar medidas que pudieran agravar el
conflicto fronterizo con Guyana por el Esequibo. La CIJ, que está estudiando la
validez de un laudo arbitral de 1899 que otorgó el Esequibo a Guyana, emitió
una sentencia provisional en la que instó a las partes a mantener el
statu quo en el territorio.
“Por
unanimidad, en espera de una decisión final en el caso, la República
Bolivariana de Venezuela se abstendrá de tomar cualquier acción que modifique
la situación que actualmente prevalece en el territorio”, dijo la jueza Joan E.
Donaghue, presidenta de la CIJ.
“Ambas partes
se abstendrán de realizar cualquier acción que pueda agravar o prolongar el
litigio ante el Tribunal o dificultar su resolución”, agregó.
El lunes 4, el
dictador Maduro pronunció un discurso donde afirmó: “Acato el mandato del
pueblo, el mandato popular es sagrado, la voz del pueblo es la voz de Dios, y
ayer se manifestó, 3 de diciembre, y ese es el rumbo que, como jefe de Estado,
tomaré en todas mis acciones (...) de aquí en adelante”.
El mandatario,
basándose en la Constitución, afirmó que el referendo “es vinculante”,
aunque, en la práctica, no surte efecto sobre el tema votado, ya que solo
afecta a Venezuela, único país contemplado en la Carta Magna y no tiene efecto
en otras naciones o territorios. “La decisión que ustedes han tomado da
un empuje vital, poderosísimo, hacia el futuro”, agregó Maduro, quien
sostuvo que, con los “resultados oficiales se da inicio” a una “etapa definitiva”
para “recuperar los derechos de Venezuela históricos de la Guayana Esequiba”.
Minutos antes,
el Consejo Nacional Electoral (CNE) había informado de una participación de
10.431.907 personas, que en un 95% se había expedido en favor de la
recuperación del Esequibo por parte de Venezuela.
Lógicamente,
el referéndum implementado por la dictadura venezolana carece de total validez
internacional. Tiene el mismo valor que hubiera tenido un referéndum realizado
por Adolfo Hitler, en agosto de 1939, antes de invadir a Polonia en nombre de
los derechos de los alemanes sudestes. O, la que hubiera tenido un referéndum
realizado en Rusia por Vladimir Putin antes de anexarse por la fuerza la
península de Crimea, en febrero de 2014.
Preocupación
en Brasil
Mientras
tanto, el presidente Luiz Inacio “Lula” da Silva que seguía los
acontecimientos entre Venezuela y Guyana con preocupación envió a su
jefe de asesores, Celso Amorín, para negociar con Maduro, pero fracasó en el
intento de persuadir al venezolano para que evite la consulta. La hipótesis de
conflicto preocupa al Ejército que se movilizó a la frontera.
El Ejército de
Brasil informó, el martes 28 de noviembre, que estaba enviado más tropas y
vehículos blindados al norte del país, a la zona de frontera con Venezuela y
Guyana, en coincidencia con las tensiones diplomáticas entre esos países.
El refuerzo de
tropas y blindados estaba previsto en un plan aprobado el pasado septiembre,
que prevé la creación de un regimiento de Caballería Mecanizada en el estado
amazónico de Roraima, fronterizo con ambos países.
No obstante,
el Comando del Ejército decidió “anticipar” la creación del regimiento y
el envío de militares a la zona “para garantizar la inviolabilidad” de
las fronteras brasileñas.
Entre los
refuerzos previstos se enviarán 16 vehículos blindados Guaicurus, que tardarán
en llegar cerca de 20 días desde el sur de Brasil.
El Ejército no
aclaró el número de militares que están siendo enviados como refuerzo, pero
informó de que la Primera Brigada de Infantería de Selva, que cuenta con un
efectivo de casi 2.000 militares, ha “intensificado” su alistamiento y
operaciones de presencia en la franja de frontera.
Después del referéndum
Dos días después
del referéndum sobre el Esequibo, el Gobierno de Nicolás Maduro avanzó para hacer
cumplir lo que se aprobó el domingo.
El dictador Maduro
presentó en televisión el nuevo mapa oficial del país con el Esequibo
incorporado, sin la delimitación en reclamación, durante un Consejo de Estado y
en Defensa de la Nación en el que anunció una serie de medidas y próximas
legislaciones para concretar la posesión del territorio y sus recursos. Antes,
el mandatario envió un contingente militar hasta Puerto Barima, en el Estado de
Delta Amacuro, en la frontera atlántica de Venezuela, muy cerca de los límites
de la zona en disputa.
La guerra psicológica
y de propaganda ha comenzado. Guyana izó, hace unas semanas, una bandera en un
pequeño cerro en el Esequibo. El día del referéndum el Ministerio de
Comunicación de Venezuela difundió un video en el que unos indígenas arriaban
la bandera guyanesa e izaban la venezolana.
Maduro ahora
contraataca con todo. A través de una ley especial anunciada este martes creará
una nueva provincia o estado en el territorio, pero ya ha nombrado una
autoridad única provisional. Se trata del mayor general Alexis Rodríguez
Cabello, diputado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que
operará desde Tumeremo, el municipio foco de la explotación minera en el Estado
Bolívar, al sur del país, a apenas cien kilómetros y dos horas de camino del poblado
de San Martín de Turumbang, en la zona en disputa.
“Queremos el
rescate pacifico de la Guayana Esequiba. ¡Arranquemos a darle respuesta a un
pueblo que se pronunció el 3 de diciembre!”, dijo el dictador. “Nuestra Guayana
Esequiba ha sido ocupada de facto por el imperio británico y sus herederos y
han destruido el área”, agregó tras
recordar los acuerdos que en tiempos de Hugo Chávez se gestaron para crear
Petrocaribe.
Entonces,
Venezuela ofreció petróleo con descuentos a los países del Caricom a cambio de
apoyo diplomático a su revolución bolivariana, sin embargo, en esta disputa
histórica esos países han respaldado a Guyana. “Somos un pueblo de paz,
unionista, lo hemos demostrado desde Petrocaribe, que permitió la estabilidad
social y económica del Caribe, particularmente de Guayana que tuvo los índices
de desarrollo más altos en ese tiempo y hoy está en la miseria”, añadió.
El dictador ordenó
a PDVSA levantar un mapa de exploración y explotación de los recursos y también
ordenó a la Asamblea Nacional la redacción de una ley que prohíba las
concesiones petroleras entregadas por Guyana en el mar territorial por
delimitar, como la estadounidense Exxon Mobile que tiene una plataforma
marítima en la zona. “Les damos tres meses a las empresas que están
explotando recursos ahí sin permiso de Venezuela que se pongan a derecho”. Asimismo,
pidió a la Asamblea Nacional crear áreas de protección ambiental y parques
nacionales en el territorio.
Por su parte, el
jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional, general Domingo
Hernández Lárez, ha difundido en sus redes sociales imágenes de militares
venezolanos prestando atención sanitaria a las comunidades indígenas que viven
en la zona. Uno de los mensajes que publicó contenía fotos de camiones con
materiales de construcción y el mensaje “Rumbo al Escudo Guayanés en apoyo
del desarrollo integral de la nación”.
En respuesta a
estas aptitudes venezolanas, el presidente guayanés Mohamed Irfaan Alí declaró
ante la prensa: “Estamos muy preocupados de que el presidente Maduro y el
Gobierno de Venezuela usen su política interna para crear inestabilidad en la
región, miedo y terror al interior de los países vecinos”.
El mandatario
señaló que también que: “La comunidad internacional tiene una gran
responsabilidad de asegurar que la paz prevalezca. Muchos países están
respaldando a Guyana en una resolución pacífica que debe salir del proceso en
la CIJ”.
“Nosotros
estamos trabajando con nuestros socios del Departamento de Estado y Defensa de
Estados Unidos para asegurar que Guyana no esté fuera de guardia y esté
preparada y también para actuar como un país que respete el Estado de derecho y
el orden internacional” finalizó el
presidente guayanés.
En síntesis
Todo parece
indicar que el dictador Maduro se dispones a ocupar militarmente la región del
Esequibo porque ha aumentado los preparativos y la retórica belicista y no ha
ofrecido al gobierno de Guyana ninguna propuesta de negociación para resolver
el diferendo territorial que los enfrenta. Lo cual parece indicar que piensa
resolver la cuestión empleando la fuerza.
Para Maduro
obtener el control del Esequibo y sus riquezas puede significar un rápido
alivio a su crítica situación económica. Además, una anexión exitosa aumentaría
considerablemente su popularidad al cumplir con una causa nacional muy sentida
para el pueblo venezolano. Un éxito de esas características posicionaría muy favorablemente
a Maduro con vistas a las elecciones de 2024.
Los aliados tradicionales
de Venezuela son Cuba, Rusia, Irán, Corea del Norte y China. Sus proveedores de
armamentos son Rusia y China, mientras que de Cuba recibe informaciones e
inteligencia.
De todos estos
países, los lazos militares más sólidos son con Rusia. La Fuerza Armada
Nacional Bolivariana suele realizar maniobras y ejercitaciones militares
anualmente con las fuerzas armadas rusas.
A Rusia le
convendría un conflicto bélico en Sudamérica que abriera un nuevo frente de
tensiones para la política exterior estadounidense, debilitando aún más el
menguante apoyo de Washington a Ucrania.
Cuba tiene
grandes intereses en Venezuela y mantiene un importante contingente, tanto de
sus militares y expertos en inteligencia, sino también de “trabajadores
internacionalistas” (médicos, educadores, ingenieros, etc.,). Sin embargo, La
Habana se ha manifestado en favor de preservar la soberanía de Guyana.
China, le ha
vendido aviones de combate a Venezuela y ha entrenado a sus pilotos, sin
embargo, tal como hemos visto, sus empresas participan de la explotación del petróleo
del bloque Starbroek, por lo cual Beijing no parece muy propenso a apoyar a
Venezuela en esa aventura.
Mientras que
Guyana, por el momento, pese a su notoria inferioridad militar, cuenta con el
respaldo de Washington, Londres y Brasilia y de organismos internacionales como
Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia y la Organización de
Estados Americanos.
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