Una
exitosa operación policial y aduanera contra las mafias en el sur de Marruecos
despierta las protestas de los separatistas del Frente Polisario y las
autoridades argelinas.
Los analistas en seguridad
internacional conocen, desde hace décadas, que la presencia de los grupos
parapoliciales que responden al Frente Polisario en zona argelina del Sáhara ha
hecho prosperar al crimen organizado en esa región.
Al amparo de las milicias
separatistas, y con la complicidad de las autoridades argelinas en la zona, se
realizan todo tipo de actividades criminales. Allí se trafica prácticamente con
todo lo que pueda resultar valioso desde ayuda humanitaria que se vende en el mercado
negro, contrabando de combustible, de tabaco, etc. También se realizan otros
ilícitos más complejos: tráfico de armas, desarmaderos de automóviles robados
en Europa, secuestro de extranjeros, narcotráfico e incluso actividades
vinculadas con el terrorismo yihadista.
La región es un auténtico
espacio sin ley donde prosperan los más diversos negocios ilícitos y donde los
grupos criminales operan al amparo de autoridades locales totalmente corruptas.
Para poner fin a esta
situación Rabat concertó con las autoridades de Naciones Unidas, la Misión de Naciones
Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental –MINURSO- y el gobierno de
Mauritania la realización de una operación policial para eliminar los elementos
criminales que pululaban por la región y tomar el control de la misma.
En el cumplimiento de esa
operación unos trescientos hombres pertenecientes a los cuerpos de seguridad y
agentes aduaneros marroquíes avanzaron, el pasado 14 de agosto, sobre la zona
de Guuerguerat, en el sur de Marruecos, distante a unos once kilómetros de la
frontera con Mauritania.
Las autoridades marroquíes
desarticularon tres puntos de reunión de carrocerías de automóviles y camiones
robados con más de seiscientos vehículos y pusieron fin a las actividades de
comercio informal y tráfico ilegal que allí se realizaban.
La operación policial
consistía en la primera fase de un plan de seguridad y desarrollo regional que
contempla el asfaltado de una ruta que une a ambos países, la instalación de
luminarias, cámaras de seguridad y puestos de control para poner fin al crimen
organizado en esa zona.
Lógicamente, el
reforzamiento de la seguridad en el extremo sur del territorio marroquí, al
poner fin a las actividades ilegales, afecto directamente los intereses de los
separatistas y sus secuaces argelinos.
Haciendo que inmediatamente
el Frente Polisario denunciara que Marruecos había violado los términos del
armisticio de 1991 y amenazara, una vez más, con “retomar la lucha”.
Pero la maniobra pronto se
vio desarticulada. La inmediata desmentida, tanto de las autoridades de
Naciones Unidas, como del gobierno de Nouackchott, pusieron fin a las
reclamaciones y amenazas de los separatistas.
No obstante, diversos
factores podrían conjugarse para aumentar las tensiones en la región y las
campañas propagandísticas de los separatistas.
El Frente Polisario tiene un
nuevo líder: Brahim Ghali. Se trata de una figura muy cuestionada entre los
miembros del Polisario y sobre quien pesan serias imputaciones sobre
violaciones a los derechos humanos e incluso sobre un caso de violación de una
joven saharaui. Ghali necesita desesperadamente un pretesto que le permita
unificar a todos los separatistas en un frente común y bajo su mando.
Además, se aproxima la fecha
en que anualmente se reúne la 4º Comisión de Naciones Unidas que trata el
conflicto del Sáhara y el Polisario precisa reforzar sus cada vez más
escuálidos apoyos diplomáticos para hacer frente a los argumentos de Marruecos
para normalizar la zona.
Por último, el decidido
accionar de Marruecos ha afectado los negocios ilegales que hacen a la
prosperidad de los corruptos mandos polisarios y argelinos. Esto seguramente
buscarán la forma de recuperar el terreno perdido.
Por lo tanto, es probable que
el tema aúno no esté cerrado y que los separatistas monten algún tipo de
incidente para por un lado victimizarse y por el otro continuar con sus
amenazas de llevar la violencia al Sáhara.
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