martes, 4 de noviembre de 2025

La compleja violencia en Nigeria provoca la intervención del presidente Trump


El presidente estadounidense Donald Trump parece dispuesto a ir a fondo para ganar el premio Novel de la Paz, no solo ha terminado con diversos conflictos bélicos sino que ahora sale en defensa de los cristinos perseguidos en Nigeria.

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La ya de por sí volátil situación de seguridad en Nigeria, el país más poblado de África, ha escalado a una crisis diplomática tras las contundentes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Este fin de semana, Trump amenazó abiertamente con una intervención militar y la suspensión de “toda la ayuda” si el Gobierno nigeriano no frena lo que calificó como una “masacre masiva de cristianos”.

En una serie de publicaciones en su plataforma Truth Social , el mandatario republicano afirmó que el cristianismo enfrenta una “amenaza existencial en Nigeria” y aseguró haber dado instrucciones al Pentágono (al que se refirió como “Departamento de Guerra”) para “prepararse para una posible acción”. La intervención, advirtió, sería “rápida y brutal” o “rápida, feroz y dulce”, con el objetivo de “borrar por completo a los terroristas islámicos”.

La reacción en Abuya no se hizo esperar. El Gobierno nigeriano rechazó las acusaciones y la presidencia sugirió una reunión entre Trump y el presidente Bola Tinubu. Un portavoz de Tinubu, Daniel Bwala, matizó que Trump “tiene su propio estilo de comunicación” y que la amenaza podría ser una “táctica de negociación”. El propio Tinubu había rechazado previamente la caracterización de Nigeria como un país intolerante, asegurando que “no refleja nuestra realidad nacional”.

El laberinto de la violencia nigeriana

Expertos y analistas coinciden en que la realidad sobre el terreno es mucho más compleja y matizada de lo que sugieren las declaraciones de Trump. Nigeria, dividida casi por igual entre un norte predominantemente musulmán y un sur mayoritariamente cristiano, es escenario de múltiples conflictos superpuestos donde pierden la vida tanto cristianos como musulmanes.

Los focos de inseguridad son diversos: una insurgencia yihadista en el noreste, bandidaje y secuestros indiscriminados en el noroeste, y violentos enfrentamientos por la tierra y los recursos entre agricultores (mayoritariamente cristianos) y ganaderos de la etnia fulani (musulmanes) en el llamado “cinturón medio” del país.

Si bien los asesinatos en zonas de mayoría cristiana atraen gran atención internacional, como los ataques a aldeas agrícolas o el tiroteo masivo en una iglesia en Owo, en 2022, los datos disponibles no respaldan una persecución exclusivamente anticristiana. Analistas señalan que en el norte, de mayoría musulmana, la gran cantidad de las víctimas de los ataques yihadistas son musulmanas.

No obstante, líderes cristianos locales sí denuncian una violencia sistemática. John Joseph Hayab, de la Asociación Cristiana de Nigeria (CAN), declaró a CNN que coincide con la afirmación de Trump sobre los “asesinatos sistemáticos de cristianos” en el norte, aunque matizó que ha habido “un ligero cambio en los últimos dos años”.

El terror de Boko Haram y el yihadismo

Un actor central en la violencia que azota el noreste de Nigeria es el grupo terrorista yihadista Boko Haram. Este grupo, junto a facciones como la Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP) , busca imponer una interpretación radical de la ley islámica.

Boko Haram ha atacado sistemáticamente tanto a cristianos como a musulmanes moderados. Ya en 2012, el grupo lanzó un ultimátum ordenando a los cristianos que abandonaran el norte del país. Sus tácticas incluyen ataques brutales contra comunidades, asesinatos, mutilaciones, secuestros y atentados contra iglesias. Según un informe de la organización “Mártires cristianos de Nigeria”, más de 50.000 cristianos habrían sido asesinados en el país en los últimos 14 años.

Un fenómeno global en aumento

La situación en Nigeria se enmarca en un contexto global de creciente hostilidad hacia los cristianos. Según la asociación Puertas Abiertas (Open Doors), más de 380 millones de cristianos en todo el mundo están expuestos a persecución y discriminación severas, lo que representa a uno de cada siete creyentes. Otro informe cifra en más de 365 millones los que enfrentan altos niveles de discriminación.

Las formas de persecución varían desde la prohibición de rezar, la demolición de iglesias y los arrestos hasta la violencia extrema y las masacres.

El Índice Mundial de Persecución 2025, que cubre el período de octubre de 2023 a septiembre de 2024, muestra un aumento de la violencia. Durante ese tiempo, 4.476 cristianos fueron asesinados por su fe en todo el mundo. El África subsahariana es el epicentro de esta violencia letal, concentrando 4.192 de esos asesinatos.

Nigeria figura entre los países donde la persecución ha alcanzado un nivel “extremo”, junto a naciones como Corea del Norte (que suele encabezar el ranking), Somalia, Yemen, Libia, Sudán y Eritrea. Las causas de esta persecución global son variadas, destacando el extremismo islámico y el auge del nacionalismo religioso.

Probable Evolución:

Analistas de seguridad advierten que la amenaza de Donald Trump, lejos de solucionar el problema, podría agravarlo. Una operación militar unilateral de Estados Unidos en Nigeria sería “previsiblemente impopular” y podría “desestabilizar aún más el país”.

Nnamdi Obasi, del International Crisis Group, subrayó que una intervención de este tipo no abordaría las causas subyacentes de la inestabilidad, que incluyen el extremismo, las tensiones por los recursos y el bandolerismo.

Además, han surgido temores de que las declaraciones de Trump puedan estar vinculadas a intereses estratégicos. Algunos analistas señalan la creciente importancia de Nigeria por sus yacimientos de minerales clave y elementos de tierras raras, muchos de los cuales se encuentran precisamente en el conflictivo noreste.

Otros observadores hablan de intereses más personales en la declaración de Trump, no dejan de destacar la manifiesta intención del presidente republicano de obtener el Premio Novel de la Paz, para igualarse con su archirrival el expresidente Barak Obama.

Cualquier se el móvil real de la cuestión, la mayoría de los expertos coincide en que la solución debe provenir del propio Gobierno nigeriano, instándolo a “intensificar los esfuerzos para poner fin a las matanzas de ciudadanos” y a combatir la desinformación con datos, en lugar de depender de “un salvador extranjero

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