Una marcha
convocada bajo el lema: “En defensa de la universidad pública y gratuita”
permitió en Argentina a la oposición kirchnerista encontrar cierta sintonía con
la opinión pública tras su traumática salida del gobierno el pasado diciembre.
Los prejuicios educativos de los libertarios
El presidente Javier Milei y su equipo no parecen
tener ningún proyecto claro en materia educativa. Lo que si muestran es la
existencia de muchos prejuicios. Algunos pueden estar justificados, otros no.
Los libertarios suelen considerar que la educación
pública es de muy baja calidad y está sesgada ideológicamente. En su visión, en
las escuelas y colegios algunos docentes suelen adoctrinar a los alumnos más
jóvenes y las universidades son centros de reclutamiento y financiación de
todos los partido políticos y en especial de algunos grupúsculos
ultraizquierdistas. Por lo tanto, el gobierno de La Libertad Avanza (LLA) se
propone terminar con esta situación.
Los negocios de la universidad
Los centros de estudiantes son dirigidos por
estudiantes que pertenecen a agrupaciones estudiantiles que representan en el
ámbito universitario a los partidos políticos. La agrupación Franja Morada, por
ejemplo, representa a la Unión Cívica Radial en las universidades.
Especialmente desde la restauración de la democracia
en 1983, los centros de estudiantes se han convertido en lucrativas pymes que
administran los puestos internos de venta de bebidas y alimentos, la comercialización
de apuntes y fotocopias que emplean los estudiantes y, en algunos casos,
también brindan clases de refuerzo y cursos de capacitación en temáticas
afines, todas estas actividades son aranceladas, se desarrollan en
instalaciones de la universidad, no pagan electricidad y se realizan totalmente
al margen de la ley, no pagan impuestos de ningún tipo y en muchos casos violan
los derechos de autor vendiendo fotocopias de libros.
Los centros de estudiantes son tan lucrativos que
algunos alumnos-militantes no concluyen sus carreras para no perder sus empleos
bien remunerados en estos centros.
En los claustros universitarios suele predominar una
visión antisistema, anticapitalista y, en especial, antiliberal.
Por otra parte, la cantidad de alumnos ingresantes no
se condice con el escaso número de profesionales egresantes. Son frecuentes los
estudiantes crónicos que prolongan su permanencia en la Universidad por
décadas, como el exministro de Economía Sergio Massa quien demoró 22 años en
concluir su carrera de derecho, proyectada para una duración de 5 años de
estudio.
La mitad de los alumnos que concluyen sus estudios lo
hacen en tan sólo cuatro de las 57 universidades de gestión estatal. En tanto,
44 de cada 100 graduados de todas las universidades estudiaron las denominadas “carreras
blandas” (ciencias sociales, humanidades, arte, etc.), algunas de ellas de
muy escasa proyección laboral (periodismo, psicología, filosofía, sociología,
etc.)
Mientras que las escuelas primarias y los
establecimientos secundarios son administrados por las provincias, las 57
universidades nacionales son autónomas, es decir, se dan sus propias
autoridades y normas de funcionamiento sin intervención de los gobiernos
provinciales o del Estado nacional.
En las universidades argentinas trabajan unas 250.000
personas, entre docentes y no docentes y un número no declarado de “docentes
ad honorem” que brindan su trabajo sin otra remuneración, e incluso pagando
de su propio bolsillo los viáticos y materiales de trabajo, de la que brinda el
prestigio de ser profesor universitario.
Las afirmaciones vertidas por el periodista colombiano
Andrés Villota Gómez, en el diario PanAmPost, sobre las universidades
colombianas son totalmente aplicables a las casas de altos estudios de
Argentina. “Los rectores -señala Villota Gómez- de las instituciones
educativas, dilapidan los recursos a discreción. No tienen que rendirle cuentas
a nadie, ni ser sometidos a incómodas auditorias porque no tienen socios
dolientes, stakeholders -partes interesadas-, pero a su vez, no es de nadie y,
el rector, hace lo que se le dé la gana en lo que a gasto se refiere, con un
criterio totalmente subjetivo.” […]
“A nadie le importa las consecuencias del gasto
desbordado e improductivo, porque las universidades son feudos inexpugnables en
nombre de la autonomía universitaria, un concepto que se degeneró y
terminó convirtiendo a las universidades en lugares en los que los académicos
pueden apropiarse del dinero del presupuesto porque, dicen, es un derecho. Un
acto supremo de conflicto de interés que se traduce en un acto criminal, una
estafa social a gran escala”,
concluye el periodista colombiano.
Para agravar aún más la situación, durante los
gobiernos del kirchnerismo, los convenios con las universidades fueron una
constante para desviar fondos de los controles. Aprovechando la “ventana de
oportunidad” que brindaba el particular régimen de autonomía financiera
podían adquirir bienes y hacer contrataciones sin necesidad de efectuar
licitaciones públicas o siquiera un concurso de precios.
El kirchnerismo encontró la manera de “hacer caja
para la política” (y para los bolsillos siempre voraces de los políticos) a
través de ellas realizando algunos negocios no muy claros. Desde el gobierno
nacional se le giraban a ciertas universidades controladas por organización
juvenil “La Cámpora” fondos extras para actividades extracurriculares y
de investigación. Luego las universidades contrataban a funcionarios
kirchneristas para realizar “investigaciones” o financiaban actividades sin
ninguna vinculación o propósito académico.
Un caso testigo de estas prácticas, investigado por la
justicia, fue el de la Universidad Nacional de San Martín (USAM) que realizó
convenios por 334 millones de pesos (unos treinta millones de dólares a valores
de 2015).
En febrero de 2019, el fiscal Gerardo Policita pidió
que la actriz Andrea del Boca, el exministro de Planificación Federal Julio de
Vido, al exrector de la USAM Carlos Ruta, la ex responsable del Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y exdiputada kirchnerista Liliana
Mazzure y otros exfuncionarios nacionales y autoridades universitarias fueran
sometidos a juicio oral.
En su pedido de elevación a juicio oral, el fiscal Policita
imputó a los procesados haber intervenido en maniobras defraudatorias en
perjuicio de la administración pública que posibilitaron que, a través de la UNSAM,
se asignaran de manera irregular fondos pertenecientes al ex Ministerio de
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación (MINPLAN) a
las productoras privadas “Cooperativas de Trabajo Tostaki Ltda.” y “a+A
Group SRL” para la realización de la miniserie “El Pacto” y la
telenovela “Mamá Corazón”.
El fiscal explicó que “se desviaron fondos
provenientes del erario, transfiriéndolos a la órbita de la UNSAM”, con el fin
de “eludir los procedimientos de selección y sortear los diversos controles en
materia de contratación pública que fijaba la normativa vigente”.
Durante la instrucción, dijo el Ministerio Público, se
probó que con “el dinero proveniente del ex MINPLAN se financió la producción
de la miniserie “El Pacto” -luego de un concurso gestionado y direccionado por
el INCAA y de la telenovela “Mamá Corazón” -a través de la adjudicación directa
por parte de la UNSAM-, posibilitándose de esta manera la asignación discrecional
de fondos a productoras privadas mediante la suscripción de los convenios
mencionados a partir de los cuales se beneficiaron no sólo éstas que obtuvieron
el financiamiento para la realización de sus obras con las cuales obtuvieron
sus propias ganancias, sino también la propia UNSAM que percibió un canon del
10% de los recursos comprometidos en concepto de honorarios y gastos
administrativos.”
No es necesario aclarar que las temáticas de la
miniserie “El Pacto” o de la telenovela “Mamá Corazón” (que por
otra parte nunca se grabó) no albergaban ningún contenido académico.
Curiosamente, en 2018, el fiscal Policita solicitó la
elevación a juicio oral de la causa, pero una mano invisible, no de Adam Smith
sino de la mafia kirchnerista que protege a los exfuncionarios imputados por
actos de corrupción, ha impedido hasta hoy la realización del juicio oral. La
causa está a punto de prescribir por el paso del tiempo.
Este es solo un ejemplo, otras investigaciones
similares han involucrado a las Universidades Nacional de La matanza y
Universidad Tecnológica Nacional.
Es por estos motivos que, Milei, un antiguo profesor
universitario egresado de una universidad privada y doctor honoris causa de
otra de ellas, conoce muy bien lo que ocurre en la mayoría de las casas de
altos estudios públicas, además, sabe que el inmenso aparato de militantes
rentados del kirchnerismo se encuentra en crisis.
El kirchnerismo ha perdido el control del Estado nacional,
pero debe “contener a los compañeros” que vivían de la política. Al
mismo tiempo, el gobierno de La Libertad Avanza, ha realizado un brusco recorte
del gasto público que cerró dependencias estatales y provocó el despido de
miles de empleados públicos, muchos de ellos nombrados durante los años del
kirchnerismo. Algunos eran “ñoquis” -seudo trabajadores que no
concurrían a sus lugares de trabajo o que no cumplían funciones reales y solo
desarrollaban actividades proselitistas- otros eran empleados efectivos, pero
en su mayoría se movilizaban, apoyaban y votaban al kirchnerismo.
Los dirigentes kirchneristas y también los radicales se
ven en la obligación de encontrar lugares de trabajo donde colocar a los
funcionarios que han perdido sus cargos y a los militantes que han sido
despedidos de sus empleos en el Estado. Son tantos, que no alcanza con los
gobiernos provinciales que controlan -en especial la provincia de Buenos Aires-
para albergar a tantos desocupados de la política.
Por lo tanto, los kirchneristas y sus aliados de un
sector de la UCR -en particular el grupo Evolución que conduce el diputado y
vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Emiliano Yacobitti- defienden
denodadamente el presupuesto universitario y en especial los fondos de
investigación y actividades extracurriculares de extensión universitaria. Estos
fondos son los más flexibles para ser asignados a propósitos proselitistas.
En tiempos del kirchnerismo, era frecuente que se
utilizaran las universidades del conurbano para pagar sobresueldos encubiertos
a altos funcionarios y legisladores asignándoles jugosos contratos para dirigir
proyectos de investigación que se pagaban pero que nadie controlaba su cumplimiento.
El presidente Javier Milei ha dicho en varias
oportunidades que está en medio de una batalla cultural contra el marxismo y la
cultura woke y ambos tienen en las universidades públicas su reducto. Por lo
tanto, el gobierno de La Libertad Avanza comenzó por suspender la apertura de
cinco nuevas universidades nacionales que carecían del adecuado soporte
científico y académico: La Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, la
Universidad de Pilar, Ezeiza y del Delta, las dos primeras en los municipios
homólogos la última en el municipio de Tigre, área de influencia de Sergio
Massa, las tres en municipios gobernados por el kirchnerismo, pertenecientes a la
provincia de Buenos Aires gobernada también por este. La última universidad
estaba situada en la localidad de Río Tercero, en la provincia de Córdoba donde
gobierna el peronismo. Cabe recordar que el pasado 1° de marzo, en su discurso
de apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional, el presidente
Javier Milei había planteado que la “creación de universidades se ha
convertido en un negocio más de la política.”
Luego efectuó reducciones en el presupuesto de las
universidades como parte de su ajuste del gasto público e intenta auditar en
que se emplean los fondos que manda a las Universidades para evitar que
terminen financiando a los partidos y políticos opositores. También se propone
imponer el arancelamiento de los estudios universitarios para los extranjeros,
que estudian gratis en las universidades públicas argentinas sin siquiera pagar
impuestos en el país.
Mientras que los docentes y los centros de estudiantes
se oponen al arancelamiento atrincherándose en la tradición de la enseñanza
pública gratuita implantada en el siglo XIX cuando el país atraía una gran
cantidad de inmigrantes. Porque temen que la implantación de aranceles para
extranjeros sea un primer paso en el proyecto de arancelamiento total de las universidades
públicas. Saben muy bien que los libertarios consideran que la universidad la
deben pagar quienes la usan y no la totalidad de los argentinos, como es hasta
hoy.
El problema consiste en que el ideario popular de los
argentinos, y en especial en la clase media que ha votado a Milei y La Libertad
Avanza, están instalados los conceptos de autonomía universitaria y de los
estudios universitarios absolutamente gratuitos. Recuerdan que los estudios
superiores gratuitos fueron uno de los principales canales de ascenso social de
los hijos de inmigrantes. Para muchos inmigrantes analfabetos de los que
ayudaron a construir la Argentina, el mayor sueño era ver a “mi hijo el
Doctor”. En el siglo XX, en una Argentina de recién llegados, sin títulos
de nobleza ni aristocracia, el título universitario oficiaba como un elemento
de diferenciación social. Aún hoy, los argentinos suelen anteponer su título
universitario al nombre cuando se presentan ante un extraño.
Por este motivo, la opinión pública reaccionó
adversamente cuando el gobierno embistió contra las universidades y la
enseñanza pública. En general, lo consideró como un exceso de la lógica
económica liberal que no se debía permitir. Para muchos jóvenes, el acceso a un
título universitario es todavía la única alternativa para conseguir un trabajo
bien remunerado y prosperar en la vida.
El gobierno cometió el error de no presentar
adecuadamente, ante la opinión pública, su plan para reformar el funcionamiento
de las universidades. Para agravar aún más la situación, el diputado libertario
Alberto Benegas Lynch (h), cercano al presidente Milei, realizó unas
inoportunas declaraciones a la prensa apoyando la supresión del carácter
“obligatorio” de la enseñanza. El presidente rápidamente salió a desmentirlo,
pero el daño estaba hecho.
En la percepción de mucha gente quedó la idea de que
el gobierno se disponía a terminar con la enseñanza pública gratuita y obligatoria.
Incluso muchos jóvenes, votantes de Milei, sintieron
que si arancelaba la universidad pública se cerraban sus posibilidades de
acceder a un título profesional y se atentaba contra su futuro.
El Tren Fantasma
La oposición leyó muy bien la situación y comprendió
que tenía apoyo social que necesitaba para golpear con una marcha multitudinaria
al gobierno y no dejó pasar la ocasión.
En la “Marcha en defensa de la universidad pública
y gratuita” se unió toda la oposición el kirchnerismo con figuras tales
como el gobernador Axel Kicillof, el diputado Máximo Kirchner y el exministro
de Economía y excandidato presidencial Sergio Massa acompañado de su esposa
Malena Galmarini, presidente del Grupo Bapro. Incluso la incombustible Cristina
Kirchner saludó la marcha desde una ventana del Instituto Patria con un suéter
de la Universidad Nacional de La Plata.
También asistieron a la marcha representantes el
peronismo tradicional, los radicales de Evolución encabezados por el diputado
Yacobitti y el Senador Martín Lousteau, los sindicalistas de la CGT y su rival
la CTA, organizaciones piqueteras, agrupaciones estudiantiles de izquierda, las
organizaciones defensoras de los derechos humanos como las Madres de Plaza de
Mayo, los empleados públicos despedidos y los que temen ser despedidos en el
futuro, los artistas que repudian el cierre del INCAA, quienes defienden las
políticas de género y el mundo intelectual “woke”.
Este bizarro agrupamiento de sectores opositores que
lo único tienen en común es su rechazo al gobierno liberal de Milei, fue
calificada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, de “tren fantasma” del
pasado.
Lo cierto es que la marcha, donde
no faltaron reclamos de juicio político al presidente o directamente el pedido
de la inmediata renuncia del primer mandatario y la convocatoria a nuevas
elecciones, fue multitudinaria y su impacto oportunamente amplificado por
algunos medios de prensa y periodistas que se oponen a la ideología liberal o
que están afectados por la supresión de la llamada “pauta oficial”, es
decir, los pagos que el Estado realiza a los medios de prensa para que difundan
publicidad oficial. Posiblemente, algunos periodistas también extrañen el
dinero que recibían de los gobiernos anteriores por hacer comentarios
favorables a su gestión.
Lo cierto es que
el gobierno sintió el impacto de la marcha opositora y decidió escuchar la voz
de la calle. El presidente que en un primer momento calificó los reclamos de
las universidades públicas como “lágrimas de zurdos”, pronto cambio de aptitud
y emitió un largo texto de disculpa en X, titulado “Causas
Nobles. Motivos Oscuros”.
“Ayer
vimos cómo -decía el mensaje-, una vez más, aquellos que pretenden
seguir viviendo a expensas de los argentinos se montaron sobre una mentira para
promover sus intereses.
“Al
margen de la discusión acerca de cuál modelo de educación superior es deseable
para un país en el que seis de cada diez chicos menores de 14 años son pobres,
los mismos vivos de siempre utilizaron el escudo de una causa que suena noble
para defender sus intereses de casta.
“En
ningún momento el gobierno nacional insinuó la intención de cerrar las
universidades nacionales. Lejos de eso, ya el día anterior a la manifestación
de ayer estaban hechos los giros de recursos para los gastos de funcionamiento
de todas las universidades nacionales. Pero como la clase política no deja
pasar ninguna oportunidad para defender sus privilegios, montaron sobre una
consigna justa un acto netamente político de oposición al gobierno.
“Así
es como ayer vimos las mismas caras de siempre de aquellos que quieren que la
Argentina no cambie para defender sus privilegios. Massa, Cristina, Lousteau,
Yacobitti, la CGT, la CTA, el radicalismo cómplice, y todos los demás actores
de la clase política que se oponen a cualquier cambio porque han sido los
principales beneficiarios del antiguo régimen.
“No
defienden la educación. Defienden sus privilegios y utilizan a la sociedad para
hacerlo. Lo hicieron con Aerolíneas, lo hicieron con los jubilados cuando se
robaron los fondos de las AFJP, lo hicieron con YPF, lo hacen con la obra
pública. Así opera la casta. Se montan sobre una bandera justa para despojar a
los argentinos.
“La
diferencia ahora es que la mayoría de los argentinos eligieron un Presidente
para terminar con los privilegios de los políticos. No vamos a ser cómplices
del negocio que algunos hacen con la universidad pública. Vamos a garantizar
los fondos para el funcionamiento de las universidades y vamos a auditar cómo
se utilizan esos fondos. Porque ese dinero surge del esfuerzo que hacen la
mayoría de los argentinos que viven debajo de la línea de la pobreza y no puede
ni debe ser utilizado para engordar los bolsillos de algunos que han hecho un
negocio de la educación pública.
“Lejos
de doblegarnos, cada vez que todos esos dirigentes, que son la cara del fracaso
argentino, se juntan detrás de una bandera, lo único que hacen es reafirmar
nuestra convicción de que estamos dando las batallas para las que nos eligieron
la mayoría de los argentinos.”
El
texto tuvo una favorable acogida por parte de la opinión pública según señalan
algunas mediciones, pero lo cierto es que, por primera vez, el gobierno sientió
los efectos de una masiva protesta que contó con apoyo popular y no solo la
movilización de los profesionales de la protesta.
Es
que, conforme avanza el tiempo, los efectos del ajuste fiscal se hacen sentir a
pleno, especialmente sobre los sectores medios que han apoyado con su voto a
Milei. Si bien la inflación parece estar en franca remisión, otros efectos
negativos golpean a los argentinos, el sinceramiento de las tarifas de la
energía (electricidad y gas) y el transporte, la recesión y el creciente
desempleo, la caída del valor adquisitivo de salarios y jubilaciones, entre
otros males han comenzado a alterar el ánimo de los argentinos.
El
tiempo corre y la paciencia se acerca a su límite. La gente debe comenzar a
vislumbrar la luz al final del túnel para mantener su apoyo al gobierno.
Milei
está determinado a llevar adelante todas las reformas que considera necesarias
para sacar al país de la mayor crisis de su historia, pero también ha comenzado
a escuchar “la voz de la calle”. Como dicen en mi barrio, el presidente
puede “masticar vidrio, pero no se lo traga”. De todas formas, la
batalla cultural solo ha comenzado.
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