miércoles, 9 de diciembre de 2020

ARGELIA UN PAÍS SIN PRESIDENTE


 


La internación del presidente Abdelmadjid Tebboune, el 22 de octubre por covid y su posterior traslado en forma secreta a Alemania, ha provocado las versiones más diversas. Desde que padece un ACV incapacitante hasta que fue víctima de envenenamiento por parte de la cúpula militar.

El sistema político de la República Argelina Democrática y Popular se basa en un régimen presidencialista fuerte donde el presidente asume el cargo por un período de cinco años, puede ser reelegido indefinidamente y no hay vicepresidente.

La concentración del poder en manos del presidente contrasta fuertemente con el hecho material de que desde el año 2013 el país prácticamente no ha tenido un presidente ejerciendo el cargo en la plenitud de sus facultades físicas y mentales.

Entre 1999 y 2019 el país magrebí estuvo gobernado por Abdelaziz Bouteflika, al menos nominalmente.

Sin embargo, en abril de 2013, Bouteflika sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) que lo dejó postrado en una silla de ruedas y con al menos problemas para expresarse oralmente. Esto no impidió que el anciano presidente siguiera gobernando y hasta fuera reelecto en 2014.

Incluso con ochenta años y una salud tan deteriorada que debía pasar prolongados períodos en hospitales europeos intentó postularse para un quinto mandato presidencial. Solo la aparición del movimiento de protesta Hirak, en febrero de 2019, lo impidió.

Los militares se vieron forzados a llevar acabo un golpe de Estado apartando a Bouteflika del poder y llevar a cabo elecciones muy condicionadas que terminaron consagrando como presidente a un ex ministro de Bouteflika entre 2001 y 2017, Abdelmadjd Tebboune de 75 años, quien asumió el cargo en enero de 2020.

El nuevo presidente es un anciano, empedernido fumador y con hábitos de vida poco saludables que debe gobernar en el contexto de una pandemia de gran virulencia que afecta particularmente a las personas de mayor edad.

En este contexto, el 22 de octubre el presidente Tebboune debió ser internado primero en el hospital de Aïn Naâjda, con diagnóstico de covid 19, aunque según otras versiones en realidad sufrió un ACV que habría afectado sus facultades físicas y mentales.

Ante el agravamiento de su condición, el 28 de octubre, el presidente argelino fue evacuado intubado en un avión francés privado al Hospital Universitario de Colonia.

Cuatro días después de la evacuación de Tebboune a Alemania, se dio a conocer el fallecimiento de su hermana y su tía, aparentemente por covid.

Desde ese momento no se conoce con certeza cual es el estado de salud del presidente argelino. Las partes y comunicados oficiales hablan de su mejoría y su pronto regreso a Argelia. Lo cierto es que no hay ningún tipo de imagen o mensaje de audio de Tebboune desde el día inicial de su internación el 22 de octubre.

Hoy miércoles 9 de noviembre el prestigioso portal marroquí Le 360 (fr.le360.ma) ha publicado la versión de que en el hospital Aïn Naâjda habría ingresado padeciendo un ACV y que en Alemania fue sometido a tres cirugías: que incluyeron ablación del bazo e intervenciones en los pulmones y el hígado. Según la misma fuente, Tebboune nunca habría padecido covid sino que fue víctima de un envenenamiento, lo que habría involucrado su posterior traslado a una clínica especializada en este tipo de casos en la ciudad de Berlín.

El portal marroquí menciona como involucrado en el atentado contra el presidente al Jefe de Estado Mayor del Ejército, general Saïd Chengriha.

Recordemos que en el triunfo de Abdelmadjid Tebboune en los comicios de diciembre del 2019 fue decisivo el hecho de que era pariente del entonces Jefe de Estados Mayor del Ejército Popular Nacional Argelino general Ahmed Gaïd Salah quien falleció sorpresivamente el 23 de diciembre de 2019 sin alcanzar a ver a su pariente asumir la presidencia. En esta forma Tebboune llegó al cargo privado de su principal sostén político.

Frente a esta incertidumbre en válido preguntarse entonces: ¿Quién gobierna en Argelia?

La respuesta es sencilla, quien ha gobernado siempre: el Ejército, que es la última garantía de la continuidad y estabilidad del régimen.

Aunque la carencia de un presidente que asista a las cumbres internacionales y lleva a cabo una diplomacia personal con otros jefes de Estado y de Gobierno restringe considerablemente la influencia diplomática de Argelia.

En materia de política internacional se concentra en su rivalidad con Marruecos por la hegemonía en África del Norte. Especialmente, manteniendo vivo el conflicto artificial en el Sáhara apoyando política, militar, financiera y diplomáticamente a los separatistas del Frente Polisario.

En lo económico, Argelia depende totalmente de sus exportaciones de gas y petróleo (el 95% de sus exportaciones) que complementa con algo de turismo. Una economía tan poco diversificada está ligada a los fluctuantes precios internacionales de los hidrocarburos y al mismo tiempo general puestos de trabajo suficientes para acompañar el crecimiento demográfico de la población.

Curiosamente un país que no puede garantizar a sus habitantes agua potable servicios sanitarios y educativos es el Estado africano que más gasta en la compra de armamentos. Aunque tomando en consideración que las decisiones claves están en manos de la Fuerzas Armadas se comprende el elevado gasto militar del país.

Más allá de la fachada democrática que el régimen argelino pretende proyectar ante el mundo, lo cierto es que Argelia es un Estado policial donde las libertades civiles y políticas se encuentran seriamente condicionadas o restringidas, donde se persigue a los opositores, se los encarcela y tortura como recientemente ha denunciado el Parlamento Europeo.

Resumiendo, dado el extenso historial de ocultamiento sobre la condición física de los presidentes argelinos cabe considerar que posiblemente Abdelmadjd Tebboune no regresará al ejercicio pleno de sus funciones de gobierno y Argelia enfrentará otro incierto proceso de transición dentro del régimen. Es decir, una etapa en que todo cambiará para que nada cambie.

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