UNA
ALIANZA NECESARIA
Las relaciones bilaterales
entre Marruecos y España han sido siempre cuando menos complejas. Viejos
recelos históricos y ciertos remanentes de un pasado colonial se sumaban a los
antagonismos religiosos y culturales para mantener distantes a dos pueblos que
tienen mucho más en común de lo que ellos mismos son capaces de admitir.
Pero los tiempos están
cambiando entre la Península y la principal potencia del Magreb. España, por
cierto no pasa por su mejor momento. A una economía que no logra arrancar y
alcanzar los niveles de actividad y de mano de obra ocupada de la década
anterior se suman otros problemas.
A este cuadro de por sí preocupante,
se agregan conflictos y amenazas que provienen de África y el Medio Oriente.
Cientos de inmigrantes ilegales provenientes del África subsahariana se agolpan
contra el vallado de Ceuta creando problemas económicos y de conciencia a los
españoles. Mientras que los vientos de indignación que sacuden al mundo árabe
por los sucesos de Gaza anuncian futuras tormentas de terrorismo.
Así lo ha comprendido
cabalmente el nuevo rey de España que ha privilegiado sus vínculos con la
monarquía alauí haciendo que el gobierno español siga sus iniciativas
tendientes a una más estrecha relación con Rabat y a un tratamiento más
realista en lo que hace a la cuestión del Sáhara.
UNA
AGENDA CARGADA
Marruecos es actualmente,
sin lugar a dudas, el único factor de estabilidad en el Norte de África y el
puente más confiable para el entendimiento entre Occidente y un mundo islámico
que tiende a la radicalización religiosa y al extremismo político. Es, por lo
tanto, el socio político y comercial más importante que los españoles pueden
encontrar en el Norte de África.
Es por ello, que España
mantiene con Marruecos una amplia agenda bilateral cargada de asuntos complejos
y urgentes comenzando con el control del terrorismo yihadista que hoy se
presenta bajo la forma del grupo conocido como “Estado Islámico de Irak y el Levante” (EIIL). Una organización salafista instalada en extensas zonas de
Siria e Irak, donde controla instalaciones petroleras y entrena a un bien
pertrechado ejército.
El EIIL ha proclamado la instauración de un “Califato Islámico”, regido por la ley islámica o “sharía”, que reivindica antiguos
territorios gobernados por el Islam en el siglo XVI, desde Yakarta a Andalucía.
Nuevamente es Marruecos un
factor de estabilidad al contener la expansión del yihadismo en el Norte de
África. Recientemente, Mohamed VI, realizó una gira por diversos países
africanos, incluido Malí, apoyando la moderada tradición malekita, con el
propósito de infundir comprensión y tolerancia en la región.
Otros temas apremiantes en
materia de seguridad, se suman a la lucha contra el crimen organizado
trasnacional, en especial las redes de narcotraficantes, y la contención de la
migración subsahariana ilegal.
Para una España, que
enfrenta continuos problemas para reactivar su economía, Marruecos se convierte
en un atractivo socio comercial. Las inversiones españolas en ese país alcanzan
a un 17% del total de las inversiones extranjeras. Un honroso segundo puesto,
solo superado por Francia que acapara el 49% de este tipo de inversiones.
Aunque España ha desplazado a Francia como primer proveedor y cliente de
Marruecos, aunque la balanza comercial favorece ampliamente a los españoles que
vendieron por 5.500 millones y compraron por 3.487 millones de euros, el año
pasado. Además, oficialmente están registradas en Marruecos 330 empresas
españolas aunque algunas fuentes estiman que la cifra real es más del doble.
DE
REY A REY
Pero, si las relaciones
entre los gobiernos de Madrid y Rabat no han sido todo lo armoniosas que debería
esperarse, una cuestión muy distinta ha sido la relación entre las casas
gobernantes de ambos reinos.
Desde los difíciles tiempos
de la “Marcha Verde” (1975), Don Juan
Carlos I y el rey Hassan II supieron construir un sólido vínculo fraternal que
hoy mantiene y han consolidado sus hijos Felipe VI y Mohamed VI. Las relaciones
de rey a rey han sido siempre claras, directas, sin dobleces y muy fructíferas.
Es por ello, que al iniciar
su reinado el nuevo monarca español ha viajado a Marruecos para revitalizar los
vínculos que unen a ambas monarquías.
La visita de los jóvenes
reyes de España adquirió una especial significación por que se realizó durante
el Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes, donde deben guardar un ayuno preceptivo desde el alba hasta
el ocaso, que se rompe con
el “iftar” o desayuno. En ese marco
acomodar el protocolo de una visita de Estado requiere de mucha flexibilidad.
No obstante, una clara señal
del grado de armonía y de la importancia que los reyes de España otorgan a sus relaciones
con los reyes de Marruecos es el hecho de que hayan asignado a su visita al
país del Magreb el doble de tiempo del que pasaron en Portugal o en el
Vaticano.
En Marruecos, Felipe y Letizia
pernoctaron en el Palacio Real de Huéspedes, en la ciudad de Rabat y fueron
condecorados por Mohamed VI con el “Collar
Wissam Al Mohammdi”, la más alta distinción que concede el reino.
Felipe VI no solo consiguió una
condecoración y consolidó las relaciones bilaterales, que pasan por su mejor
momento en mucho tiempo, sino que obtuvo réditos concretos. Destrabó el acuerdo
pesquero con la Unión Europea que mantuvo detenida durante cinco meses a la
flota pesquera española sin faenar en los caladeros marroquíes. De las 108
licencias de pesca otorgadas por Marruecos a buques extranjeros, 90 serán para
barcos españoles. Realmente un magnífico regalo por parte Mohamed VI.
Al despedirse del rey
Mohamed VI, en la escalerilla del avión, Felipe Vi expreso afectuosamente: “un viaje de verdad, muy muy bueno”. No
era para menos, había recibido un tratamiento más propio de un jefe de Estado,
que incluyó entrevistas e intercambios de información con los principales
funcionarios del gobierno marroquí donde se discutieron los más diversos temas.
Algo muy distinto del tratamiento meramente protocolar que suele recibir un
monarca constitucional.
Además, ambos países
avanzaron en medidas de coordinación e intercambio de información para la lucha
contra el crimen organizado, el terrorismo yihadista y la inmigración ilegal.
Marruecos incluso dio precisiones sobre las obras de construcción de una
segunda cerca de contención de inmigrantes ilegales en la frontera con Ceuta.
El saldo final de la visita,
gracias a la fecunda relación entre ambas familias reinantes, fue ampliamente
productiva para los dos Estados y contribuyó a incrementar la gobernabilidad y
prosperidad del Norte de África.
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