Los frecuentes errores en la
implementación de algunas medidas de gobierno evidencian la poca experiencia e
idoneidad profesional de los elencos de la actual Administración.
Al asumir su cargo el
presidente Alberto Fernández, para diferenciarse de su predecesor Mauricio
Macri, afirmó que el suyo sería un gobierno de científicos y no uno de
empresarios.
Pero, tras ocho meses de continuos
errores cometidos por los nuevos funcionarios dejan la idea de que en realidad
en Argentina gobierna un grupo de políticos improvisados más que de
científicos.
Primero fue el ministro de
Salud de la Nación Ginés González García quien afirmó en febrero que la
pandemia del Covid-19 nunca llegaría al país porque China queda muy lejos…
Luego un consejo asesor de médicos
infectólogos que recomendaron aplicar una estricta cuarentena que después de
153 días ha destruido la economía del país y desquiciado la salud mental de los
argentinos sin evitar que el país se sitúe entre los trece países del mundo con
mayor número de personas infectadas y muertas debido a la pandemia.
Luego fueron las muestras que
en la TV Pública realizaban el programa educativo “Seguimos Educando”.
Las maestras mediáticas evidenciaron su escasa preparación escribiendo en el
pizarrón con gruesas faltas de ortografía y equivocándose en una sencilla suma.
Luego fue el Directorio del
Banco Central cuyos miembros se mostraron impotentes para contener la continua
pérdida de divisas, encontraron tiempo para emitir una Resolución estableciendo
una detallada “Guía del Banco Central
de la República Argentina para una comunicación inclusiva” para regular las
comunicaciones internas y los formularios del banco con palabras tan emblemáticas como “mayordomas”,
“oficialas” o “choferesa”.
El domingo 16 de agosto, el
ministerio de Salud de Nación se adjudicó un nuevo papelón. Las autoridades de
ese ministerio decidieron realizar un saludo a los niños con motivo de la
celebración de su día. Una iniciativa muy loable si se la hubiera implementado
adecuadamente. Pero, nuevamente la falta de criterio y capacidad profesional de
los funcionarios hecho a perder sus buenas intenciones.
El ministerio de Salud no tuvo
mejor idea que unificar el saludo a los niños con el reporte diario de las
cifras de personas infectadas y muertas por el coronavirus Covid 19. El
resultado fue un cuadro surrealista.
El panel informativo se
conformó con la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizotti, el
subsecretario de Estrategia Sanitaria Alejandro Costas y la payasa Filomena. De
forma tal que las mujeres eran mayoría como tanto agrada a la lideresa suprema Cristina
Fernández de Kirchner.
De forma tal que luego de
informar sobre los infectados y muertos, los funcionarios se sumaron a las
mímicas lúdicas de la payasa.
Inmediatamente estallaron las
críticas en las redes hablando de un “gobierno de payasos”…
Para completar este cuadro
lamentable, Argentina tiene a un presidente a quien le sobra el tiempo como
para interrumpir sus funciones al frente del Poder Ejecutivo para concurrir a
tomar examen en la Facultad de Derecho de la UBA y muy suelto de cuerpo afirma
que carece de un plan económico para su gobierno porque no cree en los planes.
Todo un estadista el abogado Alberto Fernández.
Cuando cualquier profesional
de ciencias económicas lo primero que aprende al ingresar a la Facultad es que
se debe hacer un “plan de negocios” para acceder a créditos, financiamiento,
buscar socios, etc.
Tampoco se entiende porque
cuando era Jefe de Gabinete de los presidentes Néstor Kirchner o Cristina
Fernández de Kirchner no propuso suprimir el ministerio de Planificación
Federal, Inversión Pública y Servicios que dirigía el arquitecto Julio de Vido
si no cría en planes o planificaciones.
En esta reseña hemos obviado
las declaraciones escandalosas contra los llamados “runners”, los
jugadores de tenis y golf o el operativo montado con dos helicópteros y
personal en tierra d la Prefectura Naval Argentina para multar a un remero
olímpico que se entrenaba totalmente solo en la localidad de Tigre, cuando la
población del gran Buenos Aires reclama por la falta de personal policial ante
la ola delictiva que sacude al país, y otras decisiones, actitudes y declaraciones
insólitas o desubicadas de los funcionarios kirchneristas como el propio
presidente Alberto Fernández, en los primeros meses de la cuarentena, sin barbijo,
abrazando funcionarios y organizando asados partidarios que violaban las regulaciones
que por él mismo había establecido.
Todos los gobierno suelen
cometer algún error público y sufren un papelón pero los continuos errores y la
falta de profesionalismo que evidencian los funcionarios designados por Alberto
Fernández son demasiados y no se produjeron con tanta frecuencia en los
anteriores gobierno kirchneristas.
Es posible que las segundas
líneas de funcionarios de las pasadas administraciones de Néstor y Cristina
Kirchner estuvieran formadas por cuadros peronistas que habían adquirido cierta
experiencia en la función pública durante los gobiernos de Carlos Menem y Eduardo
Duhalde.
Mientras que en la actual
gestión, por influencia de Cristina Kirchner y su hijo Máximo, estos cuadros
veteranos y experimentados han sido desplazados para dar lugar jóvenes
militantes de La Cámpora. Apareciendo así una nueva generación de funcionarios
con gran fervor militante, fuertemente ideologizados pero carentes de formación
profesional, idoneidad y experiencia. Estos militantes casi adolescentes
devenidos en funcionarios jerárquicos serían los responsables de los continuos
errores del Gobierno.
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