A quince días de los comicios
presidenciales del 27 de octubre los seis candidatos que compiten por el “sillón
de Rivadavia” debatieron ante la televisión sin que surgiera un claro vencedor
o aparecieran propuestas nuevas para un país que necesita salir de una fuerte
crisis recesiva y superar un agudo endeudamiento externo.
Las
Reglas del Juego
El domingo
13 de octubre, en el ciudad de Santa Fe, capital de la provincia argentina del
mismo nombre, se llevó a cabo el primero de los dos debates entre los
candidatos que competirán por la presidencia de la Nación el próximo 27 de este
mes. Se trató del segundo debate presidencial que se realizó en Argentina (el
primero fue en 2015), pero es el primero obligatorio por ley y el primero en
que participa un presidente en ejercicio.
Participaron
los candidatos presidenciales que resultaron habilitados al superar el 1,5% de
los votos en las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias
efectuadas el pasado 11 de agosto.
Ellos
son: el populista Alberto Fernández, del
kirchnerista Frente de Todos, el actual presidente Mauricio Macri, de centro
derecha, por Juntos por el Cambio; el economista y peronista ortodoxo Roberto Lavagna de
Consenso Federal; el trotskista Nicolás del Caño del Frente de Izquierda –
Unidad; el exmilitar y combatiente de Malvinas Juan José Gómez Centurión, por
el Frente Nos; y el economista liberal ortodoxo José Luis Espert del Frente
Amplio por la Libertad y la Dignidad.
El
debate controlado por la Cámara Nacional Electoral se organizó por consenso
entre los equipos de campaña de los diversos candidatos. Se concretó en un
formato muy estricto: una ronda de dos
minutos por candidato para desarrollar sus argumentos y luego dos intervenciones
de treinta segundos cada una para redondear conceptos o replicar a otro
candidato.
En
esta forma cada candidato dispuso de un total de 13 minutos y 45 segundos para
el uso de la palabra aunque algunos candidatos desperdiciaron parte de tiempo,
en especial, Nicolás del Caño que realizó un “minuto de silencio” por
las víctimas de la represión policial en Ecuador. En general, las respuestas de
los candidatos estaban “muy guionadas” y los candidatos se aferraron al
libreto preparado por sus asesores abandonando toda posibilidad de espontaneidad.
Las
cámaras no filmaron a los candidatos mientras no hablaban por lo cual no se
pudo apreciar sus gestos o reacciones ante los dichos de sus adversarios. Los
candidatos no podían tener textos escritos o “ayuda memoria” en los
atriles solo hojas en blanco y lapiceras.
Este
debate sólo tuvo importancia para el presidente Mauricio Macri que enfrenta el
gran desafío de acotar los 17 puntos que obtuvo Alberto Fernández en las PASO
para poder llegar a una segunda vuelta. No tuvo mayor importancia para el
candidato del Frente de Todos que tiene una sólida ventaja sobre sus
competidores, ni para los otros cuatro candidatos que están marcadamente lejos
de los dos postulantes más votados.
El
presidente se centró en hacer una cerrada defensa de su gestión hablando de
medidas aplicadas y logros alcanzados. Sin atacar a Alberto Fernández ni responder
a ninguno de los cuestionamientos de los otros candidatos. También aprovecho la
ocasión para reconocer los esfuerzos de la gente y realizó un leve
reconocimiento de errores. Sólo en el minuto final, el presidente se atrevió a
replicar a Fernández: “Volvió el dedito acusador, volvió el atril, volvió la
canchereada” dijo, haciendo referencia a la arrogancia de su rival.
Si el
presidente no ganó votos es muy posible que tampoco haya perdido ningún voto.
Se mostró siempre sólido y solvente para responder sobre todos los temas que se
trataron.
Los
asesores de Alberto Fernández afirman que el candidato del Frente de Todos no
asignó mayor importancia al debate. Se dice que afirmó “Tengo cuarenta años
en política, si a esta altura no se debatir…” No obstante, fue evidente que
había preparado cuidadosamente su intervención.
Fernández
parece haber estimado que la brevedad del tiempo otorgado para desarrollar cada
tema era demasiado exigua como para decir algo importante o incluso para
cometer errores. Por lo cual, fue muy claro que el candidato del Frente de
Todos se centró en realizar una síntesis o dejar una idea fuerza para cada tema y en
atacar a su rival.
Lo más
destacado de la intervención de Alberto Fernández fue el tono agresivo,
ofuscado, despectivo y por momentos incluso amenazante con que hablaba.
Daba
la impresión de ser un candidato buscando erosionar a sus rivales
-especialmente a Macri- para captar nuevos votantes más que un candidato
ampliamente ganador que debería estar más seguro de sí mismo y por tanto más distendido.
Trataba a Macri continuamente en forma despectiva de “presidente” y
señalaba con el dedo índice imitando la gesticulación de Raúl Alfonsín. “Usted
no sabe, Presidente”, fue una de las frases que más repitió el candidato
kirchnerista.
Esa
actitud despectiva, de porteño soberbio y autosuficiente, lo llevó en un
momento, a derrapar cuando dijo que los jubilados no tenían ni sabían manejar
un celular. Inmediatamente las redes sociales reflejaron la indignación de los
jubilados que se sintieron menospreciados.
La
estrategia de Nicolás del Caño fue la de un candidato testimonial y por tanto
habló para su electorado renunciando a presentarse moderado o conciliador para
captar a otros votantes. Hizo un discurso militante y confrontativo sin prestar
atención de que se trataba de un debate presidencial. Por supuesto, esto hizo
que no dijera nada nuevo, como no sea mostrar un pañuelo verde y solidarizarse
con los indígenas ecuatorianos en lucha con su gobierno.
José
Luis Espert fue sin lugar a duda el candidato más sólido, mejor preparado y más
valiente. Sus intervenciones fueron muy precisas, contundentes y ajustadas en
tiempo. Fue muy osado rompiendo con los políticamente correcto en Argentina al
atacar directamente al sindicalismo, al sistema de obras sociales en manos de
los sindicatos o incluso proponiendo el arancelamiento de la universidad
pública. Si hubo algún ganador en este debate fue Espert que obtuvo su
graduación como político.
Los
más claros derrotados fueron sin lugar a duda el economista Roberto Lavagna y
el ex militar Juan José Gómez Centurión. Lavagna dio la impresión de lo que en
realidad es. Un hombre mayor que piensa lento, por momentos parece cansado y
algo desorientado. Su tono de suficiencia no lo ayuda a parecer más humano o
simpático.
Gómez
Centurión fue sin duda el candidato que hizo el peor papel. Por momentos
pareció desorientado, con algo de pánico escénico. Parecía desarticulado,
olvidaba su libreto y, al menos en una ocasión, repitió un párrafo completo de
su alocución. Ajustó muy mal los tiempos o no le alcanzaba para completar sus
alocuciones o le sobraba. Si hubo un perdedor en este primer debate ese fue
Juan José Gómez Centurión.
¿Quién
ganó el debate?
Aún no
existen encuestas sobre el resultado del debate y quizás no se hagan públicas
hasta que esté muy cercano el segundo debate o las elecciones presidenciales.
Sin embargo diversos diarios argentinos realizaron consultas a sus lectores.
El
diario Perfil, por ejemplo, pidió a sus lectores que opinaran sobre cual de los
candidatos tuvo un mejor desempeño, con una calificación de 0 al 10. Este fue
el resultado:
Mauricio
Macri 7,13
Alberto
Fernández 5,59
José
Luis Espert 5,35
Roberto
Lavagna 4,78
Nicolás
del Caño 3,58
Juan
José Gómez Centurión 3,4
Otros
cuatro diarios argentinos publicaron sus propias estadísticas sobre qué
candidato estuvo mejor en el debate, ellos fueron: la agencia Todo Noticias, El
Cronista, Medoza.OnLine y el diario El Litoral.
En algunos casos la consulta se hizo sobre más de 16.000 casos. Hemos
promediado sus datos y obtuvimos la siguiente estadística.
Mauricio
Macri 54,41%
Alberto
Fernández 27,51%
José
Luis Espert 6,15%
Roberto
Lavagna 4,40%
Nicolás
del Caño 1,99%
Juan
José Gómez Centurión 1, 65%
Es
decir, que todos las consultas aparece claramente vencedor el presidente
Mauricio Macri. Pero lo más interesante es que Medoza.OnLine también preguntó a
sus lectores si el debate modificaría su voto y solo el 15% contestó en forma
afirmativa.
No
obstante, este hecho se suma a otros que indican una ligera recuperación del
frente Juntos por el Cambio en el último mes. Comenzando por el triunfo de sus
candidatos en las últimas elecciones de Mendoza y Salta, luego la agrupación
radical Franja Morada y sus aliados se impusieron por 71,74% a los candidatos
del Frente de Todos que obtuvo solo el 13,29% en las elecciones estudiantiles
de la Universidad de Buenos Aires y los actos de campaña del presidente Macri
reúnen gran cantidad de fervorosos asistentes allí donde se realizan.
Esta
semana, Mauricio Macri enfrentará dos nuevos desafíos: la realización de un
multitudinario acto de cierre de campaña en proximidades del Obelisco porteño y
luego ratificar su desempeño exitoso en el segundo debate presidencial.
Estos
desafíos son particularmente relevantes para el Presidente y sus aspiraciones
de llegar a una segunda ronda electoral porque las estadísticas y las encuestas
reflejan que en Argentina el 40% de los electores resuelven por quién votarán
dentro de las últimas 48 horas previas a los comicios.
Veremos
cómo resuelve esos desafíos el hombre que pretende a gobernar la Argentina por
otros cuatro años.
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